En el aeropuerto de la Amazonía, dos mujeres empujan sus maletas hacia la sala de espera con evidente felicidad por haberse salido con la suya finalmente. Es media mañana y el día está soleado y maravilloso en la Amazonía, a pesar de que no es época de verano. La brisa ya está bastante fresca afuera, pero eso no impide que estén realmente felices. Ambas han hablado incluso de no volver nunca aquí. ¿Para qué? Ya no hay nada en este sitio que les haga volver. —Estoy tan feliz, mamá, no pienso volver a este apestoso lugar nunca más —dice Lizzie deteniéndose a mirar en el enorme ventanal del sitio—. Gracias a la diosa que puso a Ragnar Shadowfang en mi camino, resultó ser mi boleto de salida de aquí.—Por lo que pude ver de lejos, ese tal Ragnar es un hombre muy interesante y millonario. —Tan millonario como casado, mamá —Lizzie hace un puchero al recordar el anillo en su dedo—. Según me contó, está emparejado y con hijos.—¿Acaso eso importa cuando se requiere lograr ciertos objetivos
Ragnar mira la lápida de Anabella y suspira profundamente. Ese olor, tan característico de los lirios, lo envuelve con una ventolina que surge de la nada. Cierra los ojos y se imagina que es ella, tal como lo hacía cuando estaba viva. Todavía puede sentir sus delicadas manos acunando su rostro antes de soplar suavemente su frente un par de veces, alegando que con eso era suficiente para quitar esos malos pensamientos de su cabeza que lo atormentaban. Por supuesto que lo era, ella era la cura a todo su dolor en ese entonces.Una sonrisa se asoma en su cara al recordarla. Ya ha pasado mucho tiempo, pero hay ocasiones en las que no puede evitar extrañarla. Todavía siente algo por ella, pero ya no es amor, sino un sentimiento muy parecido al cariño incondicional. Ahora ama con todas sus fuerzas a Katrina y es sumamente feliz con ella y sus pequeños.Mañana temprano es el viaje a la Amazonía y no tiene idea de cuándo volverá a Tierra de Pinares, por eso decidió levantarse temprano para ven
Al día siguiente, a la mañana, la familia Shadowfang aborda el avión privado que los lleva a la Amazonía. Mary se entera de la situación legal de Katrina esa misma mañana y su humor se vuelve negro. ¿Cómo es posible que no pueda hacer nada contra ella? Debió haber imaginado que el alfa tenía todo controlado y por eso estaba tan tranquilo cuando ella lo enfrentó. Toma su celular y llama al número de teléfono que ayer le pasó su investigador. Si no puede tener a Ragnar, al menos va a joderle la vida a esa aparecida. El teléfono en el castillo Alba Noctis suena y una de las jóvenes sirvientas atiende.—¿Familia Grimlore? —pregunta Mary de inmediato cuando la llamada se conecta. —Así es. ¿Con quién desea hablar, señorita? —Busco al alfa Jarl Fenrisson —contesta Mary.—El alfa Jarl no se encuentra en el castillo a esta hora, pero puedo tomar su recado y darle cuando venga. —No me lo tome a mal, pero necesito hablar con él personalmente. Se trata de su esposa, Katrina Grimlore. Tengo
Ragnar se encuentra sentado en la sala de juntas de Sofisthy escribiendo algo en su computador cuando la joven asistente entra con una taza de café y algunas carpetas. Él le pide otros documentos que necesita. Jarl llega y se pone furioso al ver la pila de carpetas en las manos de su asistente, le exige de mala gana que las regrese a su sitio y entra a la sala de juntas prácticamente con la ira emanando por los ojos.Ragnar no se sorprende de su actitud. El olor a alcohol y la hora que llega lo dice todo. Lo más seguro es que todavía esté borracho. —Fenrisson —Ragnar mira la hora en su reloj—. Tengo entendido que el horario de trabajo inició hace exactamente tres horas.—Yo puedo llegar la hora que quiera a mi empresa —La respuesta tosca de Jarl hace sonreír a Ragnar—. No tengo por qué cumplir el horario de un empleado común, especialmente porque lo tengo todo cubierto.—Qué bueno que tenga todo cubierto, porque quiero dejar todos los documentos listos para la junta de mañana. Ragn
Una cantidad importante de camionetas y autos ocupan casi toda una planta principal de estacionamientos del Sofisthy esta mañana. Jarl ya ni se sorprende por el gran movimiento. Se pregunta qué sorpresas estará preparando ese imbécil de Shadowfang en esta dichosa junta. Se afloja un poco la corbata para aminorar la tensión que carga en el cuello desde hace días. Lo que sea que ese hombre va a hacer, pronto se va a enterar. Al subir en la planta administrativa, puede ver a varios hombres trajeados esparcidos en puntos específicos de las oficinas. Ni siquiera han dado las siete de la mañana y todos se notan atentos y dispuestos. —¿Necesita que le traiga una taza de café, alfa Fenrisson? —Su asistente camina detrás de él en el pasillo mientras se dirige a su oficina. Él asiente. —¿Qué están haciendo ellos aquí? —pregunta señalando hacia la sala de juntas. —El alfa Shadowfang mandó llamar a los miembros del consejo de la manada, alfa. Están aquí desde hace media hora revisando al
A las afueras del imponente edificio, Amber desciende del taxi y se escabulle con un grupo de limpiadoras que van entrando por la puerta del personal. Es un ala distinta al que quiere ir, pero ya encontrará la forma de llegar hasta la administración sin que nadie la detenga. Con algo de destreza, entra y toma uno de los uniformes, se lo pone y con una charola en la mano, recorre los pasillos procurando toparse con la menor cantidad posible de personas. Luego de mucho caminar finalmente entra en el ala administrativa, continúa por muchos pasillos de manera disimulada hasta la sala de juntas. —¿Está trayendo los refrigerios? —La asistente de presidencia la intercepta en el camino—. Veré si ya puede pasar. Por favor, espere en el área del personal.Amber asiente y finge caminar hacia el sitio que le señala la mujer, pero en cuanto ella se pierde de vista, se agacha y entra bajo un escritorio. La reunión a puertas cerradas dura casi dos horas. Ragnar deja en claro todos sus puntos sob
«Ella es Katrina Grimlore de Shadowfang, mi esposa» la frase de Ragnar de hace unos minutos hace eco en la cabeza de Jarl. ¡No! Eso no puede ser cierto. Katrina no puede ser su esposa, esto debe ser un tipo de treta que armaron ellos dos para venir aquí a joderle la existencia. —Toma tu lugar en la mesa Jarl Fenrisson, ahora —La voz potente de Ragnar saca de su turbación al susodicho, quien todavía está temblando. —Katrina, estás viva. —Jarl camina decidido a alcanzarla, pero uno de los hombres apostados en la esquina lo toma del brazo y lo detiene. Katrina lo mira sin inmutarse, aunque por dentro le parece asqueroso oír su voz luego de lo que le hizo—. ¿Dónde estabas todo este tiempo? Nosotros te buscamos mucho, estábamos devastados.—Por favor, Jarl. Deja de hacer el ridículo y siéntate, que no tengo tiempo para tu show —Katrina le dice con voz firme. —Pero… ¿Qué pasó? Tú y yo… —Tú y yo ya no somos nada, Jarl. Eras mi pareja, pero me rechazaste en ese bosque, ¿recuerdas? —Katri
—¡No, por favor! Soy tu única hermana. No puedes hacer esto conmigo, tenemos la misma sangre —Lizzie se resiste cuando se da cuenta de que ya no tiene escapatoria. Katrina la mira con una serenidad que hasta a ella le sorprende.—Hija, no hagas esto —Mauricio se atreve a pedir clemencia por las asesinas. Ragnar lo mira extrañado, aunque no esperaba mucho de él, también es un ladrón—. Somos tu familia. —No —replica Katrina de inmediato mirándolo fijamente—. Ninguno de ustedes es mi familia. Mi única familia aquí es Ragnar. Ustedes son solamente las personas que me engañaron, humillaron, robaron, estafaron y mataron. Tú no eres mi padre, ella no es mi hermana y Jarl ya no es mi pareja, el vínculo entre nosotros se rompió, afortunadamente la diosa luna me otorgó un segundo compañero. Katrina se levanta de la silla y camina lentamente entre ellos. Nadie se mueve, nadie dice nada, ni siquiera Jarl. —El vínculo entre el alfa Ragnar y la Luna Katrina está legalmente constituido —dice uno