Ragnar se encuentra sentado en la sala de juntas de Sofisthy escribiendo algo en su computador cuando la joven asistente entra con una taza de café y algunas carpetas. Él le pide otros documentos que necesita. Jarl llega y se pone furioso al ver la pila de carpetas en las manos de su asistente, le exige de mala gana que las regrese a su sitio y entra a la sala de juntas prácticamente con la ira emanando por los ojos.Ragnar no se sorprende de su actitud. El olor a alcohol y la hora que llega lo dice todo. Lo más seguro es que todavía esté borracho. —Fenrisson —Ragnar mira la hora en su reloj—. Tengo entendido que el horario de trabajo inició hace exactamente tres horas.—Yo puedo llegar la hora que quiera a mi empresa —La respuesta tosca de Jarl hace sonreír a Ragnar—. No tengo por qué cumplir el horario de un empleado común, especialmente porque lo tengo todo cubierto.—Qué bueno que tenga todo cubierto, porque quiero dejar todos los documentos listos para la junta de mañana. Ragn
Una cantidad importante de camionetas y autos ocupan casi toda una planta principal de estacionamientos del Sofisthy esta mañana. Jarl ya ni se sorprende por el gran movimiento. Se pregunta qué sorpresas estará preparando ese imbécil de Shadowfang en esta dichosa junta. Se afloja un poco la corbata para aminorar la tensión que carga en el cuello desde hace días. Lo que sea que ese hombre va a hacer, pronto se va a enterar. Al subir en la planta administrativa, puede ver a varios hombres trajeados esparcidos en puntos específicos de las oficinas. Ni siquiera han dado las siete de la mañana y todos se notan atentos y dispuestos. —¿Necesita que le traiga una taza de café, alfa Fenrisson? —Su asistente camina detrás de él en el pasillo mientras se dirige a su oficina. Él asiente. —¿Qué están haciendo ellos aquí? —pregunta señalando hacia la sala de juntas. —El alfa Shadowfang mandó llamar a los miembros del consejo de la manada, alfa. Están aquí desde hace media hora revisando al
A las afueras del imponente edificio, Amber desciende del taxi y se escabulle con un grupo de limpiadoras que van entrando por la puerta del personal. Es un ala distinta al que quiere ir, pero ya encontrará la forma de llegar hasta la administración sin que nadie la detenga. Con algo de destreza, entra y toma uno de los uniformes, se lo pone y con una charola en la mano, recorre los pasillos procurando toparse con la menor cantidad posible de personas. Luego de mucho caminar finalmente entra en el ala administrativa, continúa por muchos pasillos de manera disimulada hasta la sala de juntas. —¿Está trayendo los refrigerios? —La asistente de presidencia la intercepta en el camino—. Veré si ya puede pasar. Por favor, espere en el área del personal.Amber asiente y finge caminar hacia el sitio que le señala la mujer, pero en cuanto ella se pierde de vista, se agacha y entra bajo un escritorio. La reunión a puertas cerradas dura casi dos horas. Ragnar deja en claro todos sus puntos sob
«Ella es Katrina Grimlore de Shadowfang, mi esposa» la frase de Ragnar de hace unos minutos hace eco en la cabeza de Jarl. ¡No! Eso no puede ser cierto. Katrina no puede ser su esposa, esto debe ser un tipo de treta que armaron ellos dos para venir aquí a joderle la existencia. —Toma tu lugar en la mesa Jarl Fenrisson, ahora —La voz potente de Ragnar saca de su turbación al susodicho, quien todavía está temblando. —Katrina, estás viva. —Jarl camina decidido a alcanzarla, pero uno de los hombres apostados en la esquina lo toma del brazo y lo detiene. Katrina lo mira sin inmutarse, aunque por dentro le parece asqueroso oír su voz luego de lo que le hizo—. ¿Dónde estabas todo este tiempo? Nosotros te buscamos mucho, estábamos devastados.—Por favor, Jarl. Deja de hacer el ridículo y siéntate, que no tengo tiempo para tu show —Katrina le dice con voz firme. —Pero… ¿Qué pasó? Tú y yo… —Tú y yo ya no somos nada, Jarl. Eras mi pareja, pero me rechazaste en ese bosque, ¿recuerdas? —Katri
—¡No, por favor! Soy tu única hermana. No puedes hacer esto conmigo, tenemos la misma sangre —Lizzie se resiste cuando se da cuenta de que ya no tiene escapatoria. Katrina la mira con una serenidad que hasta a ella le sorprende.—Hija, no hagas esto —Mauricio se atreve a pedir clemencia por las asesinas. Ragnar lo mira extrañado, aunque no esperaba mucho de él, también es un ladrón—. Somos tu familia. —No —replica Katrina de inmediato mirándolo fijamente—. Ninguno de ustedes es mi familia. Mi única familia aquí es Ragnar. Ustedes son solamente las personas que me engañaron, humillaron, robaron, estafaron y mataron. Tú no eres mi padre, ella no es mi hermana y Jarl ya no es mi pareja, el vínculo entre nosotros se rompió, afortunadamente la diosa luna me otorgó un segundo compañero. Katrina se levanta de la silla y camina lentamente entre ellos. Nadie se mueve, nadie dice nada, ni siquiera Jarl. —El vínculo entre el alfa Ragnar y la Luna Katrina está legalmente constituido —dice uno
Ragnar y Katrina, junto con los miembros ancianos del consejo, permanecen mucho rato dentro de la sala de juntas para dejar claros algunos puntos, especialmente los que tengan que ver con esos cuatro. Para nada quieren que alguno salga impune de todo el mal que le hicieron a Katrina.Cuando finalmente salen del salón, todos los empleados voltean a mirarla, pero ella está demasiado agotada mentalmente ahora como para darles algún tipo de explicación. Lo hará mañana cuando esté más tranquila y haya descansado lo suficiente.Ragnar le da algunas indicaciones a la asistente y ella asiente. Sabe que no es buen momento, por lo que la asistente le pide a todos que vuelvan a sus lugares de trabajo y así lo hacen. Katrina camina hacia el ascensor, dispuesta a volver a la casa, cuando una figura familiar se presenta ante ella, como a unos cinco pasos de diferencia. —¿Amber? —Katrina no puede ocultar su emoción al verla luego de tanto tiempo. Ella luce un rostro diferente, pero es ella, lo sab
Dentro de las celdas de la manada Alba Noctis, Jarl golpea fuerte la pared al recibir la noticia de Gabriel. Está muy nervioso. Su amigo lo mira con resignación.—Sabes que lo que estás pidiendo es peligroso, y ellos no arriesgarán su pellejo por nada —dice Gabriel tratando de mantener la voz baja—. Tú decides, les das lo que piden o te quedas aquí a esperar tu juzgamiento.—Eso es demasiado dinero, Gabriel —chilla Jarl, enfadado—. Me quedaré sin nada, es todo lo que me queda. Ellos ya me quitaron todo.Hay un odio profundo en la mirada de Jarl al pensar en Ragnar y Katrina. Gabriel no dice nada, pero sabe que él tiene algún plan metido entre ceja y ceja y que no habrá poder humano que lo haga retroceder. —Necesito salir de aquí. Quiero que Katrina y ese maldito sufran por esto. Que se arrepientan por haber vuelto y haber planeado todo esto contra mí. —¿No crees que es hora de alejarse? No hagas algo que te hunda más, Jarl —Gabriel siente algo de temor por lo que Jarl pueda hacer.—
Las luces de la mansión Shadowfang se van apagando poco a poco y Jarl sabe que el momento que tanto estaba esperando por fin ha llegado. Hay dos guardias deambulando en esa parte, omegas débiles, que no le preocupan demasiado, porque sabe qué puede pasar desapercibido con la pócima y que si algo se sale de control, ellos no son enemigos para él. Camina sigilosamente unos metros por el costado de la muralla hasta que oye decir a uno de ellos que necesita ir al baño. Ese momento es el perfecto para avanzar. Corre hasta la puerta y al intentar abrirla, esta se abre sin la mayor dificultad. Mira con precaución para asegurarse de que no haya nadie más adentro. Todo el sitio ya está semi oscuras, pero puede ver que se trata de la sección del lavadero de la casa. Entra y tras escanear todo con la vista rápidamente, sube por la escalera principal que lleva al segundo piso para poder llegar hasta Katrina. Abre cada puerta muy despacio para no alertar a nadie y así poder ver quién está all