La mujer miró con absoluta rabia al hombre, porque le iba a impedir llevarse a Dominic, que era su único as bajo la manga.—¡Usted no es nadie para decirme qué hacer! —exclamó Francesca, a la vez que le arrancaba al niño de los brazos al médico.Sebastián la detuvo tomándola de la mano y apretando la mandíbula en un gesto de rabia, expresó.—Soy el padre de Sebastián y por consiguiente el abuelo de Dominic, y tu vínculo con él está en duda, no voy a permitirte llevarte a mi nieto… y si no estás de acuerdo con mi decisión, ve y acude ante el tribunal que desees, pero no se va contigo.Tomó al niño quien de inmediato se aferró al cuello de su abuelo.—Lo mejor será que te retires, aquí no es necesaria tu presencia.—No me iré, quien está dentro es mi esposo, legalmente soy la única que puedo decidir sobre él… quizás es hora de que ustedes se vayan, porque… —antes de que pudiera continuar, Sebastián padre la detuvo.—¿En verdad crees que tienes la suficiente cualidad para amenazarme? No
—¿¡Qué?! —gritó Briggitte con los ojos muy abiertos, conocía la clase de basura que era Mackenzo y si había escapado iba a ir por ellos.—¿Ya estás seguro de eso, papá? —preguntó Sebastián con incredulidad.—Sí, fue cuando lo estaban trasladando a la cárcel, en plena avenida aparecieron más de una docena de Hummer y dispararon a los carros policiales con una bazuca… vamos a redoblar la seguridad a ustedes tres, no pueden estar vulnerable frente a ese loco, va a ir donde ustedes a atacarlos.—Yo quería pedirle un favor, me preocupa mi madre ¿Pudiera incluirla en la seguridad? Lo siento no quiero abusar… —comenzó a decir Briggitte y Sebastián Junior la interrumpió.—No te preocupes Briggitte, no es un abuso, además, tu madre es la abuela de Dominic y siempre querré lo mejor para nuestro hijo —mencionó Junior.—Si yo me encargaré de eso. Hijo, no me gusta la idea de dejarte aquí… quizás sería bueno ir a la casa familiar y contratar un par de enfermeras y un médico que haga las rondas de
Ante las palabras de Mackenzo, el hombre de negro se quedó mirándolo de manera placentera.—¿Ah, sí? —Dijo con una sonrisa maligna —¿Estás seguro de que me mataste? —Por supuesto que sí… te mate luego de que vieras como violaba a tu mujer y… —no continúo hablando, porque la rabia explotó en el interior del hombre como un fiero volcán en erupción, arrasando todo a su paso.—¡Eres un maldit0 infeliz! Pero no te preocupes, tu muerte será lenta, dolorosa y placentera para mí, no tienes idea de cuánto he esperado este momento. Las palabras resonaron en la habitación como si fueran un eco. El hombre de negro continuó hablando: —Lamento decirte que, para tu mal, no acabaste con toda la familia del Barón Ferrer —el rostro de Mackenzo palideció— ¿Te sorprende? Me alegro, por si aún no lo tienes claro, yo soy Il diavolo, el Capo di tutti capi, y estás aquí porque voy a vengarme. Vengarme por la muerte de mi padre, pero sobre todo la de mi madre, la arrastraste a ella en tu maldad, cuando no
Sebastián se quedó por un momento en silencio.—Déjame ver el vídeo de la grabación y luego te llamo.—Esperaré ansioso tu llamada —respondió el hombre al otro lado de la línea.Al Sebastián cortar, dejó correr el vídeo donde Mackenzo declaraba cada uno de los actos de maldad que había cometido, su padre estaba sentado junto a él mientras lo escuchaba.—Ese hombre es tan repugnante que no merece ninguna piedad… hasta provoca uno mismo hacer justicia con sus propias manos… pero como al parecer has desarrollado una buena amistad con Enzo, estoy seguro de que no le mostrará ninguna piedad, es un hombre cruel, que regresa la maldad diez veces más de lo que le hacen, solo dile que haga conforme a los crímenes que Mackenzo cometió —dijo su padre y el chico asintió.Antes de Sebastián Junior marcarle, lo hizo Enzo.“Dime ¿A qué conclusión has llegado? ¿Qué le hago?” interrogó el hombre al otro lado de la línea.—No sé exactamente lo que debes hacerle, lo que tengo claro es que la cárcel es u
Semanas despuésSebastián se estaba recuperando de manera satisfactoria, se sentía tranquilo porque su mayor preocupación que era Mackenzo, había salido de sus caminos, unos días después de que Enzo se lo llevó recibió un mensaje dándole la noticia.Recibido de Enzo Ferrer«Ya Mackenzo está siendo digerido por mis perros».Enviando a Enzo Ferrer.«Me imagino que eso es en sentido figurado ¿Cierto?».Recibido de Enzo Ferrer.«Estás imaginando mal Sebastián, yo solo hablo en sentido literal».Enviado a Enzo Ferrer.«Entiendo, si un día me necesitas, no dudes en llamarme. Te deseo una vida fructífera, y ojalá desistas de hacerle daño a esa chiquilla cuando crezca… una cosa es dañar a un asesino con Mackenzo y otra a una persona inocente… cuidado y terminas enamorado (emoticones de carcajada)».Recibido de Enzo Ferrer«¡Eres un idiota! Yo no me enamoro».Enviado a Enzo Ferrer«Amanecerá y veremos».Eso había pasado semanas atrás, ahora estaba allí preparándose para ir a la boda de su herm
Sebastián tuvo la impresión de que recibía un golpe en el estómago, sintió que el aire le faltó, respiró profundo, pero antes de poder decir algo, lo hizo Bruno.—Así que no te preocupes por tu ex, está en buenas manos conmigo, ella sabe que podría dar hasta mi vida por protegerla a ella y a su hijo y lo digo no en sentido figurado, porque ya la lo hice una vez. Ante las palabras del hombre, la rabia se apoderó de Sebastián al no poder controlar sus emociones, antes de tomar conciencia de lo que estaba haciendo, dejó a Dominic a un lado y se abalanzó sobre él, lo derribó al suelo, mientras Bruno no dejaba de reír, pero antes de poder golpearlo, se metió Briggitte.—¡¿Estás loco?! ¿Acaso no te das cuenta de lo que estás haciendo? Es la boda de tu hermano y estás haciendo un espectáculo de lo peor.—¿Y tú Briggitte? ¿Qué haces en la fiesta de mi hermano trayendo a tu novio? Eso es un descaro —espetó molesto.—Porque estoy aquí, no por tu hermano, sino por mi amiga y como Bruno, va a s
Briggitte vio la expresión del rostro de su amiga, la conocía lo suficiente para saber que era extraña, sin embargo, no quería preguntarle en ese momento nada, por no avergonzarla delante de Bruno, tomó el brazo del hombre y sonrió.—Amiga, te voy a presentar a mi prometido, mi salvador, el hombre que arriesgó su vida para salvarme, desde allí me siento en deuda con él, ¿Te recuerdas que muchas veces te hablé de él? —inquirió Briggitte con una sonrisa.Sin embargo, el interior de Val era un caos, jamás en su vida envidió, e incluso le había ocultado nada a Briggitte, ella y Camil, eran más como unas hermanas, pero últimamente con los problemas de Briggitte, sus constantes huidas, aunado a la situación de sus padres y su rechazo hacia su mejor amiga, no habían podido hablar.Por eso era nuevo para ella lo que estaba sintiendo, cuando vio la mano de Briggitte descansando en el brazo de Bruno, una sensación de celos y tristeza se apoderó de ella. Se quedaron ahí parados sin decir palabra
Mientras tanto, Val y Bruno salieron al jardín, la tensión producto del deseo era palpable, ninguno habló, sentían que las palabras estaban de más, sentían que con solo mirarse los ojos se entendían y sabían que ambos estaban borrachos de amor. Caminaron lentamente hasta encontrar un arbusto grande con flores blancas que los cubría, perfecto para su encuentro íntimo. Sin decir palabra se abrazaron con fuerza, aún borrachos, llenos de deseo y amor por uno al otro. Se miraron a los ojos con tanta pasión que ninguno se atrevió a romper el momento.Bruno la tomó de la mano e iniciaron un baile lento, sus cuerpos se acercaron cada vez más y sus miradas hablaron por ellos mismos. Lentamente, comenzaron el besarse hasta que llegaron al suelo con tranquilidad. Val sentía cada parte del cuerpo de Bruno, recorrerla entera desde la punta de los pies hasta su cuello.Ella, por su parte, besó su garganta, bajando por el pecho dl hombre, mientras él le acariciaba el cabello y acercaba su cuerpo má