Briggitte vio la expresión del rostro de su amiga, la conocía lo suficiente para saber que era extraña, sin embargo, no quería preguntarle en ese momento nada, por no avergonzarla delante de Bruno, tomó el brazo del hombre y sonrió.—Amiga, te voy a presentar a mi prometido, mi salvador, el hombre que arriesgó su vida para salvarme, desde allí me siento en deuda con él, ¿Te recuerdas que muchas veces te hablé de él? —inquirió Briggitte con una sonrisa.Sin embargo, el interior de Val era un caos, jamás en su vida envidió, e incluso le había ocultado nada a Briggitte, ella y Camil, eran más como unas hermanas, pero últimamente con los problemas de Briggitte, sus constantes huidas, aunado a la situación de sus padres y su rechazo hacia su mejor amiga, no habían podido hablar.Por eso era nuevo para ella lo que estaba sintiendo, cuando vio la mano de Briggitte descansando en el brazo de Bruno, una sensación de celos y tristeza se apoderó de ella. Se quedaron ahí parados sin decir palabra
Mientras tanto, Val y Bruno salieron al jardín, la tensión producto del deseo era palpable, ninguno habló, sentían que las palabras estaban de más, sentían que con solo mirarse los ojos se entendían y sabían que ambos estaban borrachos de amor. Caminaron lentamente hasta encontrar un arbusto grande con flores blancas que los cubría, perfecto para su encuentro íntimo. Sin decir palabra se abrazaron con fuerza, aún borrachos, llenos de deseo y amor por uno al otro. Se miraron a los ojos con tanta pasión que ninguno se atrevió a romper el momento.Bruno la tomó de la mano e iniciaron un baile lento, sus cuerpos se acercaron cada vez más y sus miradas hablaron por ellos mismos. Lentamente, comenzaron el besarse hasta que llegaron al suelo con tranquilidad. Val sentía cada parte del cuerpo de Bruno, recorrerla entera desde la punta de los pies hasta su cuello.Ella, por su parte, besó su garganta, bajando por el pecho dl hombre, mientras él le acariciaba el cabello y acercaba su cuerpo má
Tres meses después.Luego de lo ocurrido en la boda de Camil y Camillo, Briggitte se mantuvo alejada de Sebastián, temía volver a caer con él, luego de ese día se había dado cuenta de que no lo había olvidado, por eso decidió poner distancia.Incluso ya no lo veía para ponerse de acuerdo respecto a Dominic, pues lo relacionado con el pequeño lo trataban a través de ambas madres, la suya había terminado viviendo con ella y con Flaviana, en un apartamento que arrendaron y pagaban entre su hermanastra y ella.Los bienes de Mackenzo fueron confiscados, al comprobarse que eran provenientes del delito, también se encontraron sus restos en un bosque y determinaron que fue asesinado por una jauría de lobos hambrientos, de Francesca no habían vuelto a saber nada, pero eso en vez de tranquilizarlas le preocupaba, porque sabían todo lo capaz de hacer maldades que era, tanto o peor a su padre.En cuanto a los bienes que le fueron heredados a Briggitte por sus abuelos, estaban bajo la administraci
Llegaron al restaurante donde se encontraban reunidos, Flaviana y Camil entraron decididas a mostrarles la verdad a su amiga, cuando la vieron sentada con Bruno, la planificadora de bodas y un jovencito, un adolescente como de doce años. Cuando las vio llegar, Bruno se levantó con una sonrisa de bienvenida. Briggitte también estaba sorprendida de verlas allí. —Hola, chicas, no sabía que mi linda prometida las había invitado, amor no me dijiste nada —le dijo Bruno en un tono cariñoso.—No te dije, porque simplemente no tenía idea de que ellas dos vendrían. ¿Me pueden decir que las trae por aquí? —inquirió con una expresión de sospecha en su rostro.Por un momento Camil y Flaviana se miraron nerviosas y la última empezó a inventar una excusa.—En realidad… a Camil le dio hambre, estaba demasiado hambrienta y pidió salir a comer algo y por casualidad llegamos aquí —dijo la mujer y Briggitte la vio con incredulidad al mismo tiempo que negaba con la cabeza.—Creo que lo mejor será que te
Briggitte cortó la llamada, mientras esperaba impaciente la llegada de Sebastián, empezó a revisar la página de la agencia, como tenía clave de administradora en su calidad de propietaria, pudo ver la información sobre el nombre de la mujer, el lugar donde se verían y todo, de manera que luego de averiguar esa información, esperó la llegada del hombre y de su hijo de manera impaciente. Cuando escuchó el timbre salió corriendo a abrirles, vio a Sebastián, quien se había vestido de manera elegante, se veía hermoso, y la mujer sintió su corazón detenerse, se contuvo para no decirle todo lo que sentía “Allí va jodidamente atractivo a verse con otra mujer ¡Hipócrita! Y dándose golpe de pechos, de que está profundamente enamorado de mí”.—Hola —. Saludó a Sebastián fingiendo una sonrisa, después centró su atención en su hijo—. Bebé —habló acercándose al niño y abrazándolo fuertemente sin darse cuenta de que ganó una enérgica protesta del pequeño.—Yo lo pasaré buscando más tarde… o en la
Brigitte nunca había sentido tanta vergüenza en su vida, sintió que el rostro le ardía, tenía ganas de quedarse debajo de la mesa para toda la vida, lamentablemente no podía hacerlo, era una adulta y debía enfrentarse a esa situación.Cuando por fin terminó de salir la mujer miraba con desconcierto, y Sebastián simplemente se encogió de hombros mientras exhibía una sonrisa de oreja a oreja, se notaba que estaba disfrutando de lo lindo lo que estaba ocurriendo, mientras Brigitte sentía vergüenza, no esperaba que su hijo la delatara así y menos delante de una tercera persona.—Bueno, parece que alguien no quiere que salgas conmigo —le dijo el hombre, a la mujer que lo acompañaba.—¡¿Qué?! —exclamó Briggitte sorprendida y trató de simular lo más que pudo la situación —Ya va espera ¿Acaso estás pensando que el hecho de que yo esté aquí significa que te estoy espiando? Ante su pregunta, Sebastián la miró con escepticismo y más rojo se puso el rostro de Brigitte, pero con todo el aplomo
Briggitte no podía contener esa inmensa emoción que palpitaba en su pecho y aceleraba los latidos de su corazón, cuando vio a Sebastián, el hombre a quien amaba, aunque cientos de veces intentó negárselo así mismo, porque era así, el padre de su hijo, y por quien había sufrido tanto en las últimas semanas, pensando que se enamoraría de otra y la olvidaría para siempre. Se sintió abrumada con sus sentimientos, le lloraron los ojos sin control y solo pudo decir: —¡Sebastián! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que eres el chofer de esta limusina? ¿Vas a llevarme a la boda? —las preguntas salían una tras otra, de sus labios sin control.Sebastián la miró con severidad.—Creo que no estás entendiendo lo que está ocurriendo aquí… no va a haber boda por hoy, ni mucho menos con Bruno, a ver Brigitte —le dijo Sebastián con la voz temblorosa de la emoción—. No te casarás porque yo te estoy secuestrando… junto a Camil y a Flaviana planifiqué robarte el día de tu boda y no voy a dejarte, debo hacer que
Ante la pregunta y el rostro sorprendido de Brigitte, Val y Bruno se miraron nerviosos, no esperaban esta situación. Val fue la primera en hablar. —Bueno, Brigitte… —se interrumpió y tragó saliva como para acumular fuerzas para contar la verdad. En ese momento sintió que su corazón latía fuerte dentro de su pecho, lo más que había temido se estaba dando— Ya te lo habíamos dicho antes… Somos una pareja desde hace un tiempo... —dijo al fin mientras sostenía aún la mano de Bruno con toda la confianza del mundo, demostrando que estaban más cerca que nunca, mientras el rostro de Briggitte era de desconcierto, parecía en Shock, con sus palabras. Se hizo un silenció incómodo. —Creo que lo mejor es pedir una reserva en un salón privado de este restaurante y hablar allí, sin interrupciones y sin público —propuso Sebastián, caminando al interior sin soltar la mano de Briggitte mientras los otros lo seguían. Brigitte hizo el recorrido hasta el comedor en silencio, se había quedado sin palabra