Hace más de dos horas estamos en el avión, Vera está casi dormida y Emma furiosa porque no pudo despedirse de Ivana. Al parecer no responde el celular, le pidió a Alex que la lleve a verla pero él se negó.No deseo separar a la niña de Ivana, pero ella debe entender que la mujer de su padre soy yo. No me gusta para nada la idea de que mi Alex este cerca de esa mujer, ni siquiera, por la niña.Yo estoy segura que Ivana sería muy capaz de usarla para recuperar a Alex y eso nunca lo permitiré, él solamente me pertenece a mí, a nadie más.—¿Emma no quieres comer un poco? —Le pregunté—No — Niega con la cabeza y me asesiná con la miradaYa no queda rastro de la niña dulce y amable que solía ser conmigo. Durante los últimas días me ha ignorado o evitado y cuando me habla lo hace de una mala forma.En verdad, me duele no soy la típica novia que quiere llevarse bien con las hijas de su novio por obligación, yo en verdad las quiero como si fueran familia.Sé que nunca sería una madre para ella
Los gritos de Emma me despertaron, irrumpiendo en nuestra habitación hecha un mar de lágrimas.—¿Qué ocurre, Emma? —le preguntó Alex mientras bostezaba.—Ivana está muerta.—¿Qué? —exclamé incrédula al escuchar esas palabras salir de su boca.Yo estaba completamente sorprendida, mientras que la expresión de Alex era diferente. Él parecía frío y distante, como si estuviera en shock o simplemente no le importara.—Debe ser un error, una noticia falsa —comentó Alex.—No, papá, me lo dijo la tía Irene. No pude despedirme de ella por culpa de ustedes dos, los odio —sollozó Emma, sin dejar de llorar.No lograba contener las lágrimas, y la culpa me consumía. Alex se acercó a su hija para abrazarla, pero no pude evitar notar que no derramaba ni una sola lágrima. La última vez que Ivana y él hablaron, ella estaba muy enfadada y le había prometido destruirlo. Después se vieron, y él me dijo que habían arreglado las cosas. Sin embargo, era imposible que se encontraran y ella no le mencionara nad
El último mes me he dedicado a intentar hundir la empresa a espaldas de Gabriel. Él no me quita la mirada de encima. No es ningún tonto y se da cuenta perfectamente de mis intenciones. Cada vez que me observa con esos ojos calculadores, siento un escalofrío recorriendo mi espalda. No es fácil llevar a cabo mis planes con él tan atento a cada uno de mis movimientos. Su habilidad y odio hacia mí no me favorecen en lo más mínimo.Cometí un grave error al confesarle quién soy. Fue una terrible equivocación, y temo que pueda decirle la verdad a Alex. No sé cómo él podría reaccionar. Brad me ha ayudado a hundir a los Santillán. Debemos aprovechar ahora que Alex está fuera de la jugada. Desearía que ese hombre no regresara nunca porque no quiero volver a verlo en lo que me resta de vida. Aún no puedo creer que estoy enamorada de un asesino, del asesino de mis padres y ahora, Ivana se suma a su lista de víctimas. Ella no me agradaba, pero no merecía morir de esa forma.Le envié toda la informa
—¿Es verdad lo que dijiste? —le pregunté a Brad cuando estuvimos a solas, mi voz apenas un susurro cargado de incredulidad y miedo.—Yo nunca miento, Alba —me respondió con firmeza, abrazándome y comenzando a frotar mi espalda en un intento de consolarme.—No puedo creer que Alex lastimó a su hermano —dije, sintiendo las lágrimas resbalar por mis mejillas—. No puedo creer que él sea un monstruo. Él no pudo ser capaz.—Ya, hermosa —dijo Brad, deteniendo mis lágrimas con sus manos en mis mejillas, su mirada llena de compasión.—Amo a un asesino. ¿Qué clase de persona soy yo? —pregunté, mi voz quebrada por la desesperación.—Alba, él te manipula a su antojo, hermosa —respondió, su voz suave pero llena de convicción.—Me dejas sola —le pedí, sintiendo que necesitaba un momento para procesar todo.—Me quedaré en el cuarto de al lado. Ve a dormir, hermosa —dijo, depositando un beso en mi frente antes de permitirme dirigirme hacia mi habitación.[...]Nos reunimos en casa de Brad, Samuel, Es
No tuve opción y me subí al carro de Alex. Gabriel iba adelante en su coche y nosotros lo seguíamos; después de todo, íbamos al mismo lugar.—¿Cómo está Emma? —le pregunté, intentando mantener la conversación ligera.—Mucho mejor —respondió, aunque noté que el chofer dobló y estábamos yendo en la dirección opuesta a casa. Mi nerviosismo aumentó; quizás Alex ya sabía quién soy y quería deshacerse de mí.—El chofer se equivocó —intenté mantener la calma.—No vamos a casa, amor —respondió Alex, su tono suave pero decidido.—¿Y entonces? —pregunté, tratando de esconder mi creciente ansiedad.—Es sorpresa, pequeña —dijo mientras comenzaba a acariciar mi muslo. Le aparté la mano, incómoda con su toque.Finalmente, llegamos a una zona muy lujosa con muchas mansiones. Bajamos y el chofer regresó a casa después de que Alex le ordenara que volviera a buscarnos mañana.Al entrar a la casa, quedé impresionada. Era incluso más grande que la mansión Santillán. Alex me hizo un pequeño recorrido, mos
—¿Qué piensan? —pregunté, esperando la opinión de mis amigos.—Quitando los gemidos, está bien —rió Samuel.—Es de verdad, ¿creen que podemos hacer algo con esto? Técnicamente es una confesión —comenté, buscando confirmación.Noté que Gabriel estaba muy enfadado. No había planeado que él escuchara el audio; solo debía oírlo Samuel, pero el chismoso lo enseñó.—Le consultaré al abogado —dijo Gabriel, con determinación.—Si no sirve el audio, testificaré yo —afirmó Samuel.Me acerqué a Gabriel, quien estaba fumando en el jardín.—¿Qué rico? ¿Cómo consigues las confesiones, Alba? —me dijo con sarcasmo.—Esto es muy importante, sabes lo que significa para mí poder encarcelar a Alex —respondí, tratando de explicarle.—Sabes lo que significa para mí que te acuestes con mi tío cada vez que me—.—Ya me tengo que ir —lo interrumpí, anticipando una discusión.—Estás muy fogosita —rió, pero su tono denotaba enfado—. Sabes, yo también tengo una...—No es eso, imbécil —interrumpí, molesta—. Voy a
Las últimas semanas han sido un torbellino de emociones, una montaña rusa que parece no tener fin. Mi tío ha estado meticulosamente armando el caso en contra de Alex, mientras yo me he mantenido al margen de todo, distanciándome de su vida poco a poco, enterándome de los acontecimientos a través de Gabriel.Hoy es el día en que van a arrestar a Alex. He sido parte de este proceso desde el principio, y ahora, con la asesoría de mi tío, he interpuesto la denuncia que marca oficialmente mi regreso como Alba Miller Smith, dejando atrás la identidad de Rubí Sánchez que tanto me costó construir.Hicimos una prueba de ADN hace algunas semanas para confirmar mi identidad, y los resultados fueron contundentes. También se reabrió el caso del padre de Gabriel, una búsqueda de justicia que ha estado latente durante tanto tiempo. Las cámaras de seguridad revelaron la verdad sobre la muerte de Ivana, un doloroso descubrimiento que solo profundizó la herida que ya existía en el corazón de Gabriel.L
Me desperté en medio de la madrugada, ahogada en lágrimas como ha sido habitual en el último mes. Gabriel, mi fiel apoyo, rodeó mi cintura con sus brazos y comenzó a frotar mi espalda, intentando calmar mis sollozos. —¡Ya pasó, Alba! —susurró, con voz suave y reconfortante. —No entiendo, ¿por qué no puedo recordar? —murmuré entre sollozos. —Ya lo harás —me aseguró, depositando un beso en mi mejilla. —Perdón por despertarte —me disculpé, sintiendo un nudo en la garganta. Él respondió con un bostezo. —¿Qué dices, acosadora? Yo estaba despierto. —Ajá, Gabriel —musité, con una sonrisa leve. —Vuelve a dormir, mañana hay que levantarnos temprano —me recordó, acariciando mi cabello con ternura. —Lo sé —bostecé, sintiendo el cansancio pesar sobre mis párpados. —¿O tienes ganas? —me preguntó con una pizca de diversión. —Claro que no, solo tengo ganas de dormir —respondí, con un suspiro cansado. En el último tiempo, Gabriel ha sido mi roca, al igual que mis amigos y famili