Me desperté en medio de la madrugada, ahogada en lágrimas como ha sido habitual en el último mes. Gabriel, mi fiel apoyo, rodeó mi cintura con sus brazos y comenzó a frotar mi espalda, intentando calmar mis sollozos. —¡Ya pasó, Alba! —susurró, con voz suave y reconfortante. —No entiendo, ¿por qué no puedo recordar? —murmuré entre sollozos. —Ya lo harás —me aseguró, depositando un beso en mi mejilla. —Perdón por despertarte —me disculpé, sintiendo un nudo en la garganta. Él respondió con un bostezo. —¿Qué dices, acosadora? Yo estaba despierto. —Ajá, Gabriel —musité, con una sonrisa leve. —Vuelve a dormir, mañana hay que levantarnos temprano —me recordó, acariciando mi cabello con ternura. —Lo sé —bostecé, sintiendo el cansancio pesar sobre mis párpados. —¿O tienes ganas? —me preguntó con una pizca de diversión. —Claro que no, solo tengo ganas de dormir —respondí, con un suspiro cansado. En el último tiempo, Gabriel ha sido mi roca, al igual que mis amigos y famili
No logré controlarme. La necesidad me abrumaba, así que me encerré en el baño para tocarme a gusto, sin hacer ruidos. Con manos temblorosas, procedí a bajar mis bragas, dejando al descubierto mi piel. Primero, masajeé mi clítoris suavemente, sintiendo cómo el placer crecía con cada movimiento circular de mis dedos. Mis pensamientos se llenaban de Alex, su rostro, su tacto, su voz. La intensidad de mis sensaciones aumentaba, y comencé a buscar mi entrada con uno de mis dedos, explorando lentamente. No lograba quitar la imagen de Alex de mi cabeza. Los recuerdos se agolpaban en mi mente, tanto de la última vez que estuvimos juntos como de la primera. Los gemidos amenazaban con escapar, y debí llevar mi mano libre a mis labios para sofocarlos, evitando alarmar a alguien.Cuando finalmente terminé, sentí una mezcla de alivio y culpa. Me duché, dejando que el agua caliente relajara mi cuerpo y aliviara el calor que aún sentía en mi piel. Después de secarme, me cambié de ropa, eligiendo alg
Las semanas transcurrieron rápidamente, y me acerqué mucho a Emma. Es increíble cómo los papeles se invierten con las niñas ahora que soy yo quien asume el rol de cuidar y proteger. Estamos planeando su cumpleaños número quince, que será en un par de días. La emoción es palpable en la casa. Hemos escogido el vestido, las decoraciones, los centros de mesa, las rosas y todo lo necesario para la fiesta. Al menos, esto la mantiene entretenida y feliz.Una tarde, mientras repasábamos los últimos detalles, Elisa me hizo una pregunta que sabía tendría repercusiones.—¿Alba, invitarás a los Santillán? —me preguntó con su usual franqueza.Suspiré—. Aunque no quiera, Emma se crió con ellos. No puedo negarle su presencia en un día tan importante.Elisa asintió, entendiendo—. Sentirá mucho la ausencia de Alex. Es muy importante para una niña contar con su padre, sobre todo en un día como este.—No me lo tienes que recordar —dije, sintiendo una punzada de culpa.—Sabes que soy muy directa y no te d
Alexis Frank ríe a carcajadas—Eres tan infantil, Alexis Santillán. ¿Cuándo dejarás de jugar al Romeo y harás tu aparición?—pregunta con seriedad. Sé que es muy anticuado enviarle cartas a mi pequeña, pero me encanta hacerlo. Sinceramente, creo que es una excelente forma de recordarle que, haga lo que haga, nunca podrá olvidarse de mí y que yo soy y siempre seré su dueño absoluto. —Pronto, Alba necesita tiempo—respondo con calma. En realidad, hace una semana salí de prisión por falta de pruebas. Tengo una excelente abogada y se comprobó que a Ivana la asesinó una mujer. En cuanto al caso de los Miller, no hay ninguna prueba en mi contra. ¿Por qué Alba no lo sabe? Simplemente porque no quiero que lo sepa. Es muy fácil mantener las cosas ocultas cuando tienes poder. De todas formas, hablé con Diego y él accedió a no decirle nada para no preocuparla. Siento en mi corazón que él sabe que no soy un asesino; simplemente, se dejó llevar por la emoción de la aparición de Alba y quiso ayu
Han transcurrido varios días desde la última vez que recibí noticias de Alexis. Creo que al final se ha rendido conmigo y finalmente me dejará en paz. Hoy en la noche celebraremos el cumpleaños de Emma. Durante las últimas semanas me he encargado de organizar cada detalle de la fiesta: el banquete, la decoración, la música; absolutamente todo ha sido a su gusto. He pasado horas seleccionando flores, probando diferentes menús y eligiendo la lista de canciones que más le gustan. Lo que más deseo es que este sea un cumpleaños memorable, no solo porque cumplirá quince años y esa es una de las fechas más importantes en la vida de una niña, sino porque será el cumpleaños que pasaremos juntas.Decidí, por esta ocasión, hacer a un lado mis diferencias con los Santillán y, por ello, los invité al evento. A pesar de todo, yo haría lo que fuera por la felicidad de mis hermanas. Aunque ellas me odien, yo las amo con todo mi corazón y lo único que anhelo es hacerlas felices y recuperar el tiempo p
Intento disimular que no puedo quitarle la vista de encima. Sin embargo, es muy complejo; él no necesita mirarme ni tocarme para encenderme y lograr que mi corazón lata con tanta intensidad que siento que saldrá de mi pecho. Cada vez que me cruzo con su mirada, aunque sea de reojo, una corriente eléctrica recorre mi cuerpo y me estremezco. Mis manos tiemblan levemente y trato de ocultarlas entrelazándolas detrás de mi espalda. La sala está llena de gente, risas y música, pero para mí, él es el centro de todo. No comprendo por qué debe torturarme de esta manera. Su presencia aquí es un recordatorio constante de un pasado que preferiría olvidar. ¿Por qué tuvo que presentarse aquí? Debería estar en prisión o, al menos, a metros de distancia de mí. Su sola existencia cerca de mí es una provocación, una herida abierta que nunca sana. Su risa, su voz, incluso su manera de moverse, todo en él es una mezcla de atracción y dolor que no puedo controlar.Ahora no puedo hacer otra cosa más que f
Aún no supero lo que ocurrió anoche. No entiendo cómo ese hombre puede estar libre; definitivamente, necesito una explicación y solo un hombre puede darme respuestas.En este momento me encuentro en la oficina de mi tío Diego mientras él habla por teléfono. Está concentrado en cualquier asunto excepto en mí.—Tío, ¿puedes prestarme atención, por favor? —espeté, molesta.—Alba, tengo asuntos que atender, mi amor; no eres el centro del universo.Me tomó por sorpresa cuando mencionó aquellas palabras. Me habla como si yo únicamente pensara en mí y no me importaran las demás personas. ¿Acaso cree que soy una egoísta o una niña caprichosa que no sabe lo que quiere? No puedo enfadarme con él porque debo reconocer que me ha ayudado demasiado y durante los últimos días he estado insoportable. Sinceramente, en ocasiones ni yo misma me tolero.—Perdón, tío. ¿Qué te ocurre? Te veo muy preocupado —pregunté, tratando de esconder mi impaciencia.—No es nada que no pueda resolver. Regresemos al asun
Después de mi conversación con Williams, mis pensamientos giraban en torno a todas las preguntas sin respuesta. Sentí que la única manera de avanzar era hablar directamente con Alexis, a pesar de las dudas y el resentimiento que sentía hacia él. Así que me dirigí a la casa de los Lewis, donde sabía que se estaba ocultando. Al llegar, los sirvientes me reconocieron y, sin hacer preguntas, me dejaron pasar. Subí las escaleras rápidamente, mi mente llena de las cosas que necesitaba decirle y las respuestas que ansiaba escuchar. Abrí la puerta de su habitación sin pensar, y me encontré con una escena que no esperaba. Alexis salía de la ducha, su cuerpo aún húmedo y gotas de agua deslizándose por su piel. Su cabello oscuro también estaba mojado, cayendo desordenadamente sobre su frente. A pesar de la situación, mantenía esa actitud arrogante que siempre lo había caracterizado. —¿Qué haces aquí, Alba? —preguntó, sin molestarse en cubrirse más allá de la toalla que rodeaba su cintura.