Narrador omnisciente—¿Cómo pudiste ser tan torpe, Brad? —le recriminó la mujer de largo cabello, o mejor dicho, peluca. Desde hace más de doce años, ella oculta su verdadera identidad del mundo. Ser descubierta no solo arruinaría sus planes, sino que la pondría en gravísimos problemas. Sin embargo, una persona conoce su identidad: Brad. Ella debió haberlo eliminado hace años, pero aún le servía a sus propósitos.Era una mujer manipuladora y perversa, escondida tras una fachada de nobleza e inocencia. Su especialidad siempre había sido manipular a las personas a su antojo, y hasta ahora, siempre se había salido con la suya. Pero de repente, algo cambió y sus planes se vinieron abajo.—Fue un descuido —alegó Brad, restando importancia a la situación.—Como siempre, yo tendré que arreglarlo —respondió ella con desdén.El descuido de Brad había permitido que Ivana escuchara cuando él charlaba con su cómplice por teléfono sobre Alba Smith. Ahora, su hermana sabía la verdad y no dudaría en
Brad me entretuvo durante aproximadamente dos horas regañándome sobre la discusión con mi madrina y repitiéndome que somos un equipo, que solo quiere cuidarme de Alex y todas las frases que siempre usa con intenciones de manipularme. Llegué agotada al cuarto y solo quería darme un baño largo. Cuando salí de la ducha, noté que Alex había llegado y tenía sangre en los nudillos y el labio roto. Me pregunté cómo se habría lastimado de esa forma. —Amor, ¿qué ocurrió? —le pregunté preocupada. —Tuve un cruce de palabras con Brad —respondió sin mirarme directamente. —Déjame curarte —le ofrecí. Busqué el botiquín de primeros auxilios entre los cajones del clóset. Cuando lo localicé, estaba a punto de tomarlo, pero él me agarró de la cintura y comenzó a repartir besos en mi cuello. —Pequeña, me encanta tu aroma —murmuró. —Ya, payaso —intenté empujarlo, pero él me sostuvo con fuerza. —Nos vamos hoy mismo —afirmó de repente. —¿Por qué la prisa? —pregunté curiosa. —Me adelanta
Hace más de dos horas estamos en el avión, Vera está casi dormida y Emma furiosa porque no pudo despedirse de Ivana. Al parecer no responde el celular, le pidió a Alex que la lleve a verla pero él se negó.No deseo separar a la niña de Ivana, pero ella debe entender que la mujer de su padre soy yo. No me gusta para nada la idea de que mi Alex este cerca de esa mujer, ni siquiera, por la niña.Yo estoy segura que Ivana sería muy capaz de usarla para recuperar a Alex y eso nunca lo permitiré, él solamente me pertenece a mí, a nadie más.—¿Emma no quieres comer un poco? —Le pregunté—No — Niega con la cabeza y me asesiná con la miradaYa no queda rastro de la niña dulce y amable que solía ser conmigo. Durante los últimas días me ha ignorado o evitado y cuando me habla lo hace de una mala forma.En verdad, me duele no soy la típica novia que quiere llevarse bien con las hijas de su novio por obligación, yo en verdad las quiero como si fueran familia.Sé que nunca sería una madre para ella
Los gritos de Emma me despertaron, irrumpiendo en nuestra habitación hecha un mar de lágrimas.—¿Qué ocurre, Emma? —le preguntó Alex mientras bostezaba.—Ivana está muerta.—¿Qué? —exclamé incrédula al escuchar esas palabras salir de su boca.Yo estaba completamente sorprendida, mientras que la expresión de Alex era diferente. Él parecía frío y distante, como si estuviera en shock o simplemente no le importara.—Debe ser un error, una noticia falsa —comentó Alex.—No, papá, me lo dijo la tía Irene. No pude despedirme de ella por culpa de ustedes dos, los odio —sollozó Emma, sin dejar de llorar.No lograba contener las lágrimas, y la culpa me consumía. Alex se acercó a su hija para abrazarla, pero no pude evitar notar que no derramaba ni una sola lágrima. La última vez que Ivana y él hablaron, ella estaba muy enfadada y le había prometido destruirlo. Después se vieron, y él me dijo que habían arreglado las cosas. Sin embargo, era imposible que se encontraran y ella no le mencionara nad
El último mes me he dedicado a intentar hundir la empresa a espaldas de Gabriel. Él no me quita la mirada de encima. No es ningún tonto y se da cuenta perfectamente de mis intenciones. Cada vez que me observa con esos ojos calculadores, siento un escalofrío recorriendo mi espalda. No es fácil llevar a cabo mis planes con él tan atento a cada uno de mis movimientos. Su habilidad y odio hacia mí no me favorecen en lo más mínimo.Cometí un grave error al confesarle quién soy. Fue una terrible equivocación, y temo que pueda decirle la verdad a Alex. No sé cómo él podría reaccionar. Brad me ha ayudado a hundir a los Santillán. Debemos aprovechar ahora que Alex está fuera de la jugada. Desearía que ese hombre no regresara nunca porque no quiero volver a verlo en lo que me resta de vida. Aún no puedo creer que estoy enamorada de un asesino, del asesino de mis padres y ahora, Ivana se suma a su lista de víctimas. Ella no me agradaba, pero no merecía morir de esa forma.Le envié toda la informa
—¿Es verdad lo que dijiste? —le pregunté a Brad cuando estuvimos a solas, mi voz apenas un susurro cargado de incredulidad y miedo.—Yo nunca miento, Alba —me respondió con firmeza, abrazándome y comenzando a frotar mi espalda en un intento de consolarme.—No puedo creer que Alex lastimó a su hermano —dije, sintiendo las lágrimas resbalar por mis mejillas—. No puedo creer que él sea un monstruo. Él no pudo ser capaz.—Ya, hermosa —dijo Brad, deteniendo mis lágrimas con sus manos en mis mejillas, su mirada llena de compasión.—Amo a un asesino. ¿Qué clase de persona soy yo? —pregunté, mi voz quebrada por la desesperación.—Alba, él te manipula a su antojo, hermosa —respondió, su voz suave pero llena de convicción.—Me dejas sola —le pedí, sintiendo que necesitaba un momento para procesar todo.—Me quedaré en el cuarto de al lado. Ve a dormir, hermosa —dijo, depositando un beso en mi frente antes de permitirme dirigirme hacia mi habitación.[...]Nos reunimos en casa de Brad, Samuel, Es
No tuve opción y me subí al carro de Alex. Gabriel iba adelante en su coche y nosotros lo seguíamos; después de todo, íbamos al mismo lugar.—¿Cómo está Emma? —le pregunté, intentando mantener la conversación ligera.—Mucho mejor —respondió, aunque noté que el chofer dobló y estábamos yendo en la dirección opuesta a casa. Mi nerviosismo aumentó; quizás Alex ya sabía quién soy y quería deshacerse de mí.—El chofer se equivocó —intenté mantener la calma.—No vamos a casa, amor —respondió Alex, su tono suave pero decidido.—¿Y entonces? —pregunté, tratando de esconder mi creciente ansiedad.—Es sorpresa, pequeña —dijo mientras comenzaba a acariciar mi muslo. Le aparté la mano, incómoda con su toque.Finalmente, llegamos a una zona muy lujosa con muchas mansiones. Bajamos y el chofer regresó a casa después de que Alex le ordenara que volviera a buscarnos mañana.Al entrar a la casa, quedé impresionada. Era incluso más grande que la mansión Santillán. Alex me hizo un pequeño recorrido, mos
—¿Qué piensan? —pregunté, esperando la opinión de mis amigos.—Quitando los gemidos, está bien —rió Samuel.—Es de verdad, ¿creen que podemos hacer algo con esto? Técnicamente es una confesión —comenté, buscando confirmación.Noté que Gabriel estaba muy enfadado. No había planeado que él escuchara el audio; solo debía oírlo Samuel, pero el chismoso lo enseñó.—Le consultaré al abogado —dijo Gabriel, con determinación.—Si no sirve el audio, testificaré yo —afirmó Samuel.Me acerqué a Gabriel, quien estaba fumando en el jardín.—¿Qué rico? ¿Cómo consigues las confesiones, Alba? —me dijo con sarcasmo.—Esto es muy importante, sabes lo que significa para mí poder encarcelar a Alex —respondí, tratando de explicarle.—Sabes lo que significa para mí que te acuestes con mi tío cada vez que me—.—Ya me tengo que ir —lo interrumpí, anticipando una discusión.—Estás muy fogosita —rió, pero su tono denotaba enfado—. Sabes, yo también tengo una...—No es eso, imbécil —interrumpí, molesta—. Voy a