Diario
"No puedo creer que estuve a punto de entregarme a Josh. Lo deseo tanto pero aún no me fío de que él quiera algo serio conmigo. ¿Y si solo quiere estar conmigo para llevarse una especie de "trofeo"? ¿Y si solo soy una apuesta entre el y Rick? No, no, noo. Un chico como él jamás jamás se fijaría en alguien como yo. Es imposible. Y si lo hago una vez tal vez tenga que olvidarme para siempre porque luego me despreciará y me dejará toda enamorada y arrebolada y destruida. Y no creo que pueda volver a construirme...debo pensar, tengo que ser fuerte y no dejarme llevar."El señor Nigel y Leah llegaron al otro día muy temprano. Leah trató de detenerlo pero éste subió furioso por las escaleras directo a la habitación de Josh. Entró sin preámbulos y con su voz de tenor gritó:
—Josh, arriba. ¡Tenemos que hablar ya!El señor Nigel aprovechó cuando todos se retiraron del despacho para acercarse a Maia y a su esposa. La miró con unos ojos tristes únicos que expresaban todo lo que sus palabras seguramente no podrán hacerlo.—Siento mucho que hayas tenido que pasar por esto, hija. Ahora eres parte de mi familia y pondré la cara por tí como lo haría por cualquiera de mis hijos. No te preocupes. Hundiremos a ese infeliz. Yo me encargaré —prometió acariciando paternalmente sus mejillas bañadas en lágrimas.Maia se adelantó tímidamente y lo abrazó buscando la protección que tanto necesitaba. Al darse cuenta se retiró avergonzada.—P-perdón, señor Nigel. Y-yoo.—No es nada, hija. Está muy bien. Yo quiero que seas también mi hija, si lo permites. Y quiero que siempre, escúchame bien, siempre puedas confiar en
MaiaDesperté sobresaltada. Algo me había despertado sin dudas, al abrir mis ojos me percaté que aún era de noche. ¿Cuánto habría dormido? Intenté alcanzar mi celular para ver la hora cuando un grito involuntario salió de mi boca. Josh estaba sentado en un sofá que hay a los pies de mi cama, tenía la mirada esa que no puedo describir. Me asusté.—Q-qué estás haciendo en mi habitación? —traté de mantener el tono de voz firme.No contestó nada, sólo resopló y se refregó el rostro con una de sus manos, como si quisiera despejar sus ideas o pensamientos.—Vete, Josh. Ve a dormir en tu habitación.Nuevamente silencio. Pude sentir el olor a alcohol que llegó como una oleada a mis fosas nasales y me dí cuenta que estaba borracho. No sabía que hacer ni que pensa
JoshEscucho a lo lejos un sonido que rebota en mi cabeza. Trato de espantarlo con mi mano libre pero no se va. Termino de despertar y me doy con que es un celular que vibra. Apenas puedo abrir los ojos, la luz que entra por la ventana me encandila. Estoy boca abajo en una cama que no es la mía y a mi lado miro extrañado la figura de una mujer de espaldas cubierta con las mantas. El teléfono suena de su lado por lo que la zamarroneo un poco para despertarla. Es inaguantable el ruido. Ella se remueve un poco quejándose despacito. Al reconocer su voz me quedo de una pieza. ¿Maia? ¿ qué diablos hago durmiendo con Maia? Me siento en la cama sobresaltado y veo que estoy solo con ropa interior. Veo mi ropa tirada a un costado y empiezo a vestirme. Trato de pensar a toda velocidad como hice para llegar hasta aquí, solo espero no haberme desbocado o algo peor en medio de mi borrachera.—Maldición, maldici&oac
El resto de la semana fue normal. No hubo grandes sobresaltos ni avances en lo relacionado a Rick quien al menos tuvo el buen tino de no aparecerse ni en las oficinas ni en la casa lo que trajo un poco de calma.Maia estaba muy nerviosa. Nunca había tenido una cita con un hombre. Este año la había sorprendido con muchas cosas nuevas, su primera fiesta, su primer beso y ahora, su primera cita. Acordaron con Josh que irían a un recital privado de la banda Snob en un distinguido local de la zona, Lauren se quiso unir pero Josh logró evadirla, quería el tiempo a solas con Maia, tenía que hablar con ella de una vez por todas. La música tal vez aminorara el impacto de sus palabras, andaba buscando excusas para escapar de lo inevitable.JoshEl sábado esperé afuera a Maia en el BMX, otra vez prefería conducir yo mismo. Estaba en la disyuntiva de hacernos llevar con el chofer o
Ella lo miró debatiéndose con todas sus dudas e inseguridades. Sabía que se estaba entregando como cualquier perra con la que él se revolcaba pero lo amaba tanto que no podía esperar más. Así fuera la única oportunidad que tuviera de estar con él se arriesgaría a sentir aunque sea una vez en la vida lo que toda mujer experimenta y que para ella parecía negado. Empezaron a salir lágrimas silenciosas limpiando los dolores tanto tiempo retenidos en su interior. El tiempo quedó suspendido en medio de sus sudores y palpitaciones. Ella se envalentonó y regresó a la posición anterior de su mano sobre el miembro de él, tocándolo encima de sus pantalones aún humedecidos por sus propios fluidos."Maldición, Maia. ¡Joder! ¿Qué me estás haciendo?" gruñó él sintiendo un fuego furioso que lo comía. S
JoshJusto cuando estaba logrando que se encendiera de nuevo entró la llamada de Leah. Michael estaba en el hospital. No puedo describir el dolor en el llanto de ella. Fui el primero en reaccionar, a pesar de que solo pensaba en hacerla mía me moví rápido ya que ella lo único que hacía era llorar.—Maia, Maia, escúchame. Vístete y te llevaré al hospital. ¡Reacciona! —La removí un tanto brusco de los hombros porque parecía fuera de sí.Ella comenzó a vestirse temblando. Yo me vestí como un rayo, tomé las llaves del auto y prácticamente la arrastré hasta el ascensor. La abracé hasta que llegamos al auto y allí lloró silenciosamente. Mi padre me había enviado un mensaje diciendo donde estaban y que llevara a Maia inmediatamente. No sabíamos lo que había pasado y no quería imaginar
JoshExtraño mucho a Maia. Estos días que no fue a la oficina y se la ha pasado encerrada con el niño no tuve oportunidad de hablar con ella. Llegué a la oficina y cual fue mi sorpresa encontrarla afanada acomodando su escritorio. Ni siquiera levantó la vista para saludarme.—Buenos días, señorita Low —dije sonoramente mientras la miraba a la cara buscando desesperadamente sus hermosos ojos que desviaba deliberadamente para no encontrarse con los míos.—Buenos días, señor Nigel —aún no me miraba a la cara —Tiene a alguien esperando en su oficina —se limitó a decir y me pareció un tanto extraño su tono, como triste. Arrugué el ceño pues no tenía idea de quien fuera. No tenía cita para esta hora. Abrí la puerta de mi oficina.—¿ Qué diablos haces aquí? —pr&
El antro refulgía en sus luces multicolores y la música retumbaba en el pecho, Lauren estaba en su elemento, se movía sugerente sobre el pobre muchacho de turno, decía llamarse Brian y vaya a saber uno de donde lo había sacado para que la acompañara esa noche.En un rincón, Maia y Josh se sentaron con una bebida cada uno, solo querían disfrutar del ambiente, no estaba en sus planes bailar aún. Miraron el lujoso lugar, todo era precioso. Las mesas y sillas haciendo juegos, adornos finos y la pista de primera. Se decía que estaba el mejor DJ de la zona.—Joshua Nigel, ¿todavía sigues en tus andanzas? —se dio vuelta a ver quien saludaba tan efusivamente. Louis Jackson. Se turbó un tanto, no tenía buenos recuerdos con Louis, si bien habían sido compinches de travesuras, junto a Rick. Le devolvió el saludo tratando de mostrar su mejor cara.&mdash