Un día cualquiera apareció Rick muy animado exhibiendo unas invitaciones en la mano, abanicándolas en la cara de Josh. Estaban todos en la sala de recreación. Maia jugaba en un rincón con el niño mientras Josh estaba acostado en uno de los sofás tirando una pelota de tenis al aire. Lauren se quitó los auriculares con los que escuchaba música para prestar atención a lo que hablaban.
—Tengo cuatro entradas para el encuentro de Instituciones —dijo animadamente el rubilingo. —Seguramente es la oportunidad de encontrarnos con los ex alumnos de Crison. Tengo un par de tetas con las que quisiera refregarme —dijo codeando a Josh...Este estaba somnoliento por lo que no prestó atención.
—Yo quiero ir —dijo Lauren interesada, haciendo preguntas sobre cuando y donde sería.—Es en el Gran Auditorio. Vamos, preciosa —dijo guiñ&aacEn la fiesta tuvieron oportunidad de saludar a algunos de la camada que asistieron . Faltaron muchos y era entendible pues a estas alturas seguro tenían ya sus responsabilidades. Rick y Lauren salieron disparados a la pista de baile mientras el Dj ponía una loca música electrónica.Maia se quedo parada estrujándose los dedos nerviosa. No sabía a que había ido. Debió convencer al señor Nigel de que no era buena idea. Un sudor frío le corría por la espalda, no sabía que esperar de todos estos hijos mimados y ricos. Además, estaba el otro asunto que la tenia sin poder dormir. Se sentía exhibida como si tuviera la piel de cristal. Josh se había acercado a un grupo y se saludaban sonoramente. Cuando la reconocieron le hicieron un par de bromas y cuando éste se retiró alcanzó a escuchar "Si vino con la nerd, seguro se la come" y "seguro es flojita de piernas,
La muchacha vomitaba a un costado de la vereda mientras esperaban un taxi. Le pidió al chofer que esperara por Rick y Lauren pues tenía miedo que Maia vomitara en la limosina y su padre se enfadaría si se enteraba que había emborrachado a la chica. "Maldición, no imaginé que sería tan blanda", movía la cabeza tratando de despejar su mente y pensar con claridad. Tendría que hacer que Maia se recuperara antes de devolverla a casa. "sana y salva", le dijo el señor Nigel. Y aquí estaba, con los zapatos salpicados de vómito y limpiando con su pañuelo la boca de la muchacha ebria. Menuda tarea le encomendaron. Por fin llegó el vehículo y la ayudó a subir, como vio que ella temblaba le prestó su saco y se lo puso en los hombros. Ella iba asfixiada por el olor penetrante de su perfume. Abrió un poco la ventanilla para que le diera aire y poder recuperarse. Tení
—Cuéntame lo que sueñas —instóla mujer al muchacho sentado frente a ella obsrvándolo atentamente con sus ojos suspicaces.—Estoy en el agua y de repente ella aparece. Ambos estamos sumergidos y nuestra piel está con fuego, siento que se me desprende pero aun así trato de alcanzarla. Ella llora e intenta alejarse de mí —dijo él, tomándose la sien para tratar de recordar los detalles.—Cuando dices ella, ¿ quién es? ¿la conoces? —le pregunta la psicóloga.—Si, la conozco —le asegura él.—¿ Quién es?—Es una compañera del instituto en el que estudiaba.—¿La has vuelto a ver?—Si, ahora vive en mi casa. La historia es larga de contar...—¿Y por qué en tu sueño ella intenta escapar?Él se quedó mirando
La primavera en Valle Largo era una mezcla de días fríos con otros de calor. Había mucho polen en el aire y las flores eran exquisitas. Se hizo presente el verano con las más altas temperaturas del año y en la casa de los Nigel se mezclaban también calores con fríos. El señor Carl y Leah empezaron a llevar su relación a otro nivel más profundo. El estaba encantado con la personalidad de esta mujer fabulosa que se hacia cargo tanto de su casa como de su familia. Era incansable en las tareas encomendadas e incluso se daba tiempo para mucho más. Un día se dio la oportunidad de sacarla de la rutina diaria. El señor Nigel había sido invitado al club para una reunión de socios en la que habrían muchas actividades recreativas. Pensó que era buena idea invitarla. Y después de esa salida se sucedieron otras hasta que ya no pudieron disimular los sentimientos de uno ha
Maia necesitaba respirar aire fresco, el anuncio que acababan de hacer la había dejado en shock. No podía entender como pasó. "Ella prometió que solo sería un tiempo", recordó las palabras de su madre cuando decidieron ir a vivir a ese lugar que ella detestaba tanto como lo hacía con Josh y Lauren. Ellos representaban el pasado del que tanto necesitaba huir y ahora no solo eso, sino estarían emparentados gracias a su madre. Lagrimeaba en silencio acercándose al galpón del fondo. Escuchó uno extraños sonidos, como si estuvieran golpeando algo...se dirigió a la puerta y la abrió.La visión que tuvo en ese momento la persiguió el resto del día y la acompañó mientras dormía. Josh golpeaba el saco de box, tenía la ropa mojada por el sudor y jadeaba profusamente debido al cansancio muscular. Algo no estaba bien.—¿Josh? —lo llamó para ver su reacción.El continuó con el ritmo endemoniado, como si estuviera poseído.—Josh, ¿ qué haces? —preguntó mientras se acercaba. Por un ins
EL BMX cruzaba velozmente la autopista transitada. El muchacho de tez trigueña y oscuros cabellos viajaba en él sumido en sus más anhelados recuerdos. Le quedaba un par de horas más de viaje. Con suerte pudo conseguir una habitación en el hotel donde se hospedaría por tiempo indefinido. Luego de los acontecimientos en el galpón de su casa y el anuncio del casamiento de su padre necesitaba alejarse de todos. De ella principalmente. No entendía como pudo descontrolarse así. Todo ese tiempo con ella viviendo tan cerca se mantuvo al margen, intentaba no cruzarse y cuando les tocaba estar juntos o en la oficina trataba siempre de ser lo más frio posible, no tener familiaridades para que ella no confundiera las cosas.Al final el confundido resultó ser él aunque en realidad siempre tuvo en claro que era la mujer de su vida pero nunca antes lo había reconocido abiertamente como ahora. Segurament
6 meses despuésLas rosas blancas estaban ordenadas con primor en todo lo que daba el ancho del gran patio de la casa Nigel. Había una fuente de agua preciosa cuyas aguas danzaban alegremente. Los manteles blancos daban la sensación de mayor frescura al ambiente caluroso de Valle Largo.Maia recorrió una a una las mesas para ver que todo estuviera en orden. "Al menos sé que esta vez no chocaré con Josh", pensó con un dejo de tristeza en sus ojos. Los mozos estaban terminando de acomodar las copas de cristal sobre una larga mesa, en el mismo lugar que Rufus había tirado todo aquella vez de la piscina. Esta vez se aseguraron de que estuviera bien resguardado. No podrían soportar otro incidente como el anterior. "Tampoco tendría quien me salvara", pensó , suspirando.Por su parte estaba todo listo. Pronto llegarían el ministro y el personal del registro civil para llevar a cabo la
Estaba muy nerviosa y temblaba levemente. La tela de su vestido dorado caía primorosamente hasta los tobillos y su escote dejaba entrever los inicios de sus senos juveniles. Él quedó sin aliento. Había venido con intenciones de hacer lo correcto y ahora se encontraba con este espectáculo. Estaba preciosa, maquillada tenuemente y el cabello ondeando sobre su espalda. Se quedó sin habla en un primer momento, sin saber que decir."Debes decirle la verdad", le había recomendado su psicóloga"Debes perdonarte a ti mismo y pedirle perdón luego", podía escuchar en su mente cada frase dicha durante las terapias pero una cosa era decir y otra muy distinta hacer.—¿Cómo estás, Maia? Te ves muy bien, estás hermosa —le dijo mirándola sin vergüenza, recorriendo cada centímetro de su cuerpo deteniéndose en sus curvas. Pensó que