En los ojos de Lirio solo había determinación absoluta ante sus palabras, Dantes permanecía quieto en su lugar tratando de que su cabeza ordenara con cautela esas palabras.
—¿Segura? —Fue lo que salió de su boca, Lirio asintió con un leve rubor en sus mejillas, no esperaba sentirse tan avergonzada al pedirle tal cosa a su mate. —Vamos —se puso de pie ofreciéndole su mano a lo que la loba acepto, Dantes la guio hasta su habitación en donde cerró la puerta con seguro.
Uno frente al otro en medio de todo, deseosos de terminar lo que se inició hace días, Naiko se mantiene oculto en las penumbras de la mente de Dantes, no quiere ser partícipe de la traición hacia Tachara.
El príncipe cortó la distancia, Lirio tuvo que levantar su cabeza para continuar viendo su rostro, no quería perder detalle y dejo todo su miedo en un pequeño baúl hasta que sea momento de dejarlos salir, Dantes descendió hasta su rostro para unir sus labios mientras que con una mano, sujetó su pequeña cintura.
La beso sin prisa, el príncipe se tomaba su tiempo para probar sus labios y recorrer cada rincón de su boca. Mordió el labio inferior de Lirio, escuchándola dejar salir un tortuoso gemido, ella lo deseaba tanto como él, Dantes movió su mano hasta el cierre del vestido y lo deslizo hacia abajo dejando que la prenda caiga a los pies de su luna.
Observo su piel blanca cubierta por algunos lunares y una braga de encaje, Lirio agacho su cabeza avergonzada, Dantes le elevo el rostro y deposito un suave beso en su frente.
—No debes tener vergüenza, mi flor —le dijo con su voz ronca mirando aquellos ojos verdes con todo el deseo que sentía hacia ella—. Eres hermosa —añadió antes de volver a besarla con algo más de intensidad, le sujeto por las nalgas e hizo que envuelva sus piernas en su cadera para llevarla hasta su cama sin dejar de besar sus labios.
La loba gimió al sentir la dureza de Dantes golpear su abdomen, él se separó de ella para deshacerse de su traje hasta quedar en bóxer. Se posó nuevamente sobre su luna y llevo sus labios hasta su marca escuchándola gemir mientras aferraba sus manos en su espalda.
Dantes cuela su mano en la braga de Lirio, palpa su humedad y acaricia su clítoris, ella eleva su cadera ante el placer que le proporciona y que se amplifica con los mordiscos en su marca. El príncipe gruñe excitado por el olor a excitación de su luna, desea llenarla y sentir su cálido interior envolverlo, por lo que introduce dos dedos de golpe en su sexo y libera un gruñido.
—Eres tan caliente —ronroneo con sus ojos carmín y felino—, y te haré mía —gruñó retirando los dedos para luego romper la braga, Lirio observo como Dantes libero su enorme hombría. Se removió debajo de su cuerpo caliente, él sonrió perverso y sujeto su cintura—. No escaparás, mi flor —masculló, se estiró sobre ella para alcanzar un cajón de donde saco un preservativo, lo abrió con agilidad y deslizo el condón sobre su erección.
Dantes rozo la punta de su miembro contra su entrada mientras que Lirio se estremece de placer. Poco a poco fue llenándola, manteniendo el control para no lastimarla, mientras que ella tiene sus labios separados y gime al sentir como cada centímetro de la hombría de su mate llena su sexo.
—Oh Dios… ah —gimoteo clavando sus uñas en su fuerte brazo, Dantes inclina su cadera terminando de ingresar de golpe, robándole el poco aire a Lirio—Duele —gimotea con sus ojos cristalizados, el príncipe es grande en todo los sentidos.
—Ya está dentro, pequeña —ronroneaba—. Estoy clavado en tu interior… haciéndote solo mía desde este momento —besó sus labios para mover despacio su cadera. El príncipe da embestida lenta y controlada, esperando que se adapte a su tamaño, Lirio muerde el labio inferior del alfa mientras se mueve al compás de este.
—Más —suplico en un jadeo.
El príncipe la embiste más rápido mientras la escucha gemir, el olor de su excitación lo enloquece totalmente y los gemidos de Lirio inundan la habitación. Gritó enardecida del placer que le brindaba, no había experimentado nada igual y entregarse bajo su propia voluntad la hace disfruta el momento.
Lloriquea cuando su interior es abandonado, Dantes la gira dejándola de espalda a él, ella empina su trasero escuchándolo gruñir.
—Mía —le gruñó en su cuello antes de embestirla.
Dantes lleva un brazo hasta su pecho para hacerla elevar su torso y pegar su espalda a su pecho por donde correr el sudor. Ambos se impregnan con el olor del otro mientras las gotas perladas se deslizan por sus cuerpos. Los caninos del lobo salen a relucir, listo para reabrir su marca.
—Ah —gimió la loba al sentirlo encajar sus caninos en su marca, no le dio tiempo de alejarse, ya que un orgasmo arrebatador la hizo sucumbir sumisa para su alfa, Dantes embistió una y otra vez hasta que le fue imposible contenerse por más tiempo.
Gruñendo con sus caninos encajados en la blanca piel de Lirio llego a su orgasmo. Besó su cuello y lamió el lóbulo de su oreja.
—Eres solo mía, Lirio —susurró con posesividad y con su voz tan ronca que hizo temblar a la loba atrapada entre sus brazos y completamente llena por su hombría que por nada del mundo pensaba disminuir su tamaño en este momento que la tiene solo para él.
(…)
El silencio reinaba en la habitación que fue la única testigo de su unión, Lirio respiraba con calma y el miedo anterior fue reemplazado por la sensación de que ya estaba a salvo bajo la protección de su mate que la mantiene cautiva entre sus fuertes brazos y su pecho tatuado. Los tatuajes abundaban en la piel de Dantes, lo que hace que se mire más intimidante de lo que ya es por su posición en la jerarquía del mundo sobrenatural.
—¿Te encuentras bien? —Lo escuchó preguntarle, ella asintió por lo que este líbero un bufido. —¿Volverás a expresarte solo con movimientos de cabeza? —interrogó con cierta molestia en su voz.
—Lo siento —susurró, Dantes libero un pesado suspiro y beso su cien mientras apretaba un poco su cuerpo.
—Me es difícil entenderte y espero me des la oportunidad de demostrar que no soy como Dominick —ella se tensó al escuchar ese nombre, sin embargo, Lirio estaba clara de algo.
—Nunca te compararía con él —afirmó con seguridad, Dantes curvó sus labios en una pequeña sonrisa. Su luna lo estaba diferenciando del resto y eso le gustaba bastante, se estiró hasta tomar su teléfono de la mesita de noche para mirar que eran a penas las 4:00 pm.
—¿Me acompañas a la piscina un rato? —interrogó separándose de ella para sentarse e inclinar su cabeza para poder verla a los ojos.
—No tengo un traje de baño —masculló con algo de vergüenza al recordar que este le pregunto antes de abandonar Canadá si requería algo importante de la casa y ella tímidamente se había negado olvidando por completo que iba a requerir ropa nueva.
—Puedes colocarte un bañador pequeño que tengo y un polo —avisó, Lirio asiente y observó a Dantes desnudo salir de la cama.
Este ingresa al vestidor y regresó vistiendo un bañador mientras que en sus manos trae lo antes mencionado, Lirio lo tomó y arrastrando las sábanas para cubrir su desnudez entra al baño, Dantes niega con una sonrisa por su vergüenza en donde hace minutos atrás estaba la loba suplicando por más debajo de él.
Su teléfono timbra y en pantalla aparece el nombre de Enzo, lo tomo notando que es una videollamada, se sienta en la cama y ve el rostro de su hermano mayor cubierto por una ligera barba que lo hace ver bastante maduro.
—Fratellino (hermanito) —saluda cuando vea a Dantes—Brutto momento? (¿Mal momento?) —cuestiono al notar su cabello desordenado.
—No, no. Come posso aiutarla? (No, no, ¿Cómo puedo ayudarte?)
—Tra due settimane è il mio compleanno di Liam, vorrei che tu fossi qui (En dos semanas es el cumpleaños de Liam, me gustaría que estuvieras aquí) —le pide, Dantes mira a su luna salir del baño—Dove sei ora? (¿Dónde te encuentras ahora?) —interroga.
—Sono negli Stati Uniti (Estoy en estados unidos) —le responde—Speravo di tornare in Sicilia tra due settimane perché ho qualcosa da dire a tutti (Esperaba volver a Sicilia en dos semanas porque tengo algo que contarles a todos) —añadió a lo que la curiosidad de Enzo enseguida salió a relucir.
—Di cosa si tratta? (¿De qué se trata?) —cuestiono curioso.
—È una sorpresa. Parliamo più tardi (Es una sorpresa. Hablamos más tarde) —Enzo del otro lado dejo salir un bufido.
—Prenditi cura di te, ti amo Fratellito (Cuídate mucho, te amo hermanito)
—Ti amo —le colgó sintiendo la otra mirada curiosa que se encuentra en su habitación—¿Lista? —ella asiente, Dantes estira su mano cuando se pone de pie y salen junto hacia la piscina que tiene agua climatizada.
—Espero que ya te encuentres mejor —hablo Carter ingresando a la oficina de Dantes el cual ni se inmuta ante su presencia, sin embargo, lo escucha respira de manera exagerada—. Apestas a sexo —sacude su mano frente su rostro tratando de espantar el olor de su alfa.—Eres muy molesto algunas veces —lo mira directo a los ojos—¿Qué quieres? —interrogó con exasperación fingida.—Solo quería saber si estabas bien, pero veo que te encuentras de maravilla. También vengo a informarte que la fiesta del rey vampiro es en dos días. Se realizará en su lujosa mansión y es como un baile de máscaras y es muy tradicional para mi gusto —hace un ademán con su mano para expresar su disgusto mientras le extiende la invitación. —Bien —murmuró—. Ayer hablé con Enzo y me recordó nuevamente el cumpleaños de mi sobrino Liam —informó a su mejor amigo.—Nueve años el mocoso —Carter recuerda bien al pequeño príncipe travieso, puesto que en su visita a la casa del rey este niño lo hizo tropezar y caerse a la pis
La mañana siguiente Lirio despertó primero que el hombre a su lado y que la tiene prisionera de su caliente cuerpo fornido. Viéndolo dormir ella se da cuenta de que su aspecto dominante solo se ve cuando abre aquellos impresionantes ojos que ocultan grandes y oscuros secretos.Ahora mismo para ella, Dantes se ve tierno en su estado de inconsciencia, con sus labios entre abiertos y sus largas pestañas negras.El hombre se removió apretándola un poco más y dejando salir un bajo gruñido.—Buenos días —lo escuchó murmurar con voz ronca—. Has despertado temprano —masculló al ver la hora en su reloj digital colocado en su mesita de noche.—No tenía sueño —murmuró sin apartar la vista de los ojos grises de Dantes y ocultando muy bien la verdadera razón por la que sea despertado.—He contratado un personal para que te hagan deslumbrar esta noche —informó—. Llegarán a las cuatro —añadió a lo que ella solo asintió, no tenía más opciones que seguir las indicaciones de su alfa.—¿A dónde vamos ex
La maquilladora da un último retoque a los finos labios de Lirio, quien se observa en el espejo, maravillada por el trabajo de la mujer. Nunca se había sentido tan hermosa. Luego, se dejó ayudar para ponerse el vestido y evitar dañar el trabajo de varias horas de todas dos chicas que se encuentran con a su lado en este momento.—Ha quedado como toda un princesa, señorita —la halagaron al verla con su vestido verde oliva.—Gracias —murmuró.Le ayudaron a colocarse las prendas que le compró Dantes y se retiraron, dejándola sola en la habitación, contemplando su reflejo en el espejo. Suspiró pesadamente, tomó la bolsa a juego y se sintió como una chica diferente en ese momento. No sabía qué papel desempeñaba, pero recordó las palabras que el príncipe dijo en la tienda el día que estuvieron de compras: "mi novia". Eso la hizo sonreír.Cuando Lirio llegó al salón principal, Dantes se puso de pie para admirarla con una sonrisa.—Te ves hermosa —le dijo, con esa mirada felina puesta en la jo
Un silencio incomodo se instaló en el interior de la limusina, Lirio se removió incomoda junto a Dantes, quien mantenía su mirada fija en la ventana, con la mandíbula tensa en una discusión interna con su lobo Naiko. —No debiste ser tan brusco con ella —le regañó su parte animal. —Mientras más rápido se haga a la idea de que no estamos interesados en ella, menos sufrirá —respondió, sin querer herirla. Había compartido un tiempo juntos, pero ya todo eso había terminado. —Nos ama —le recordó—, y llegué a sentir algo por ella —añadió, sumiendo a Dantes en más de esos recuerdos. —Hicimos un acuerdo. Yo cumplí mi parte contigo… ahora cumple tú con la tuya —pidió el príncipe. —No, todo se arruina con esta mujer —gruñó su lobo Naiko, cortando la conexión. —¿Quién era esa mujer? —preguntó la loba, sacándolo de sus pensamientos. Dantes la miró, provocando que se sintiera avergonzada y temerosa ante la frialdad de su mirada. —Nadie que deba importarte —respondió, haciendo que ella se enc
El jet privado de Dantes reluce bajo el sol de la mañana. Su exterior impecable reflejando los destellos dorados del radiante sol mañanero. Su diseño aerodinámico, una obra maestra de ingeniería, prometía un vuelo tan suave como el terciopelo, deslizándose en los cielos con la gracia de un ave majestuosa. La pintura, en un elegante tono gris metálico, llevaba sutiles detalles en cromo que resaltaban su exclusividad, como si el mismo cielo hubiera bendecido al aparato con un toque de nobleza. Los pilotos saludaron a Dantes con formalidad mientras el chofer cargaba el equipaje. Dantes recibió las últimas instrucciones del vuelo a Sicilia en italiano, y Lirio permaneció a su lado, observando mientras él comenzaba a subir las escaleras del jet. El interior revelaba un refugio de lujo y sofisticación, un oasis alejado de la realidad mundana. El primer pasó de Lirio sobre la alfombra de lana, ella sintió como si hundiera sus pies en las nubes, una bienvenida a un mundo donde cada detalle h
El jeep recorría suavemente las calles serpenteantes carreteras de Sicilia, un camino que parecía tallado en las laderas mismas de la historia. A cada lado, los paisajes se extendían en una mezcla de colores vibrantes y texturas antiguas: campos dorados por el trigo, viñedos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y olivos centenarios, sus troncos retorcidos como si guardaran los secretos de mil años. Lirio observaba maravillada mientras avanzaban por la carretera, bordeando acantilados que caían abruptamente hacía el mar. A lo lejos, el Mediterráneo brillaba bajo el sol de la tarde, sus aguas de un azul profundo que parecía fusionarse con el cielo. A medida que el auto se adentraba en la campiña siciliana, los pequeños pueblos aparecían y desaparecían como fragmentos de un sueño: casas de piedra encaramadas en colinas, con balcones llenos de geranios en flor y ancianas que observaban el mundo desde sus puertas, envueltas en pañuelos negros. Las calles eran estrechas, empedr
Lirio se quedó quieta después de esa orden. Dantes, por otro lado, empezó a caminar por la habitación hasta una neverita de donde sacó hielo, copas y frutas. Esperaba pacientemente a que la loba hiciera lo que le había ordenado. En el momento en que parecía que su mente hacía clic, ella se deshizo del vestido, quedando en braga y sostén.—Toda la ropa fuera —expresó lentamente. Sonrojada, ella lo hizo y lo observó dejar todo lo que sacó en la mesita de noche antes de ingresar al vestidor.El aire fresco, impregnado con un leve aroma a cuero, madera noble y algún cítrico que describe el olor corporal de Dantes, emanaba de las paredes revestida en paneles de roble oscuro.La iluminación, cuidadosamente diseñada, provenían de luces empotradas que se derramaban suavemente desde el techo y los estantes, destacando la riqueza de las textur
El príncipe deslizó el hielo por su abdomen y lo dejó caer en el ombligo para beber el vino.—Delicioso —ronroneó. Volvió a poner vino y, sin ella esperarlo, acarició su sexo con un dedo, provocando un estremecimiento que hizo que el vino se deslizara—. Muy mal, flor —no podía ocultar su sonrisa—. Te castigaré —estiró su mano para deshacer el nudo del cabezal y liberar las manos de Lirio. La arrastró hacia la orilla de la cama, llevándola a su regazo y dejando su torso en la cama y su trasero sobre sus piernas.—¿Qué vas hacer? —cuestionó con voz temblorosa.—Admito que no fui bueno jugando, por lo que solo te voy a castigar con premio incluido —murmuró—. Utilizaré una preciosa cola para tu hermoso culo, te azotaré y te vas a correr —enumeró cada cosa que le har&iacut