Adam, dieciséis años:
Adam cerró el libro cuando Fernanda llegó hasta la mesa.
—¿Cómo te sientes, hijo? —preguntó.
—Bien —respondió el joven.
La señora dejó sus ojos en el libro que sostenía su hijo, comenzando a preocuparse.
—¿Te lo dio esa mujer? —inquirió con tono seco.
—No… Es un libro que me prestó un amigo —mintió el muchacho.
—Bueno, voy a traerte algo de comer —dijo la señora sin creerle mucho al jovencito y se adentró a la casa.
Adam dejó salir un suspiro y abrió el libro para seguir leyendo.
Leanor:
Todos los estudiantes aplaudieron sonrientes ante lo que acababa de decir el profesor, no tuve otra opción más que marcharme del salón. Cerré la puer
Leanor:Caminé hasta el salón de clases, por mi mente pasaban los tipos de situaciones que encontraría, abrí la puerta del salón, el profesor de matemáticas estaba allí, todos hicieron completo silencio al verme.—¿Por qué llegas a esta hora? —preguntó el profesor.—Estaba hablando con la directora —respondí.—¿Crees que esta es tu casa para que llegues a la hora que se te pegue la gana? —inquirió el profesor, dejó el marcador encima del escritorio.—Lo siento mucho —me disculpé, mis manos se entrelazaron.El hombre dejó salir un resoplido y negó dos veces con su cabeza.—Pasa, pero para la próxima vez quedarás afuera —dijo. Yo empecé a caminar hasta mi puesto—. Pero… Ya tienes la falla de hoy. —Volte&e
Evie empacaba su ropa en un bolso grande, en silencio. Adam, quien aún procesaba la magnitud de los problemas en los que estaba sumergido, se encontraba sentado en el bordillo de la cama, del lado de la piecera.La joven entraba y salía del vestidor, con ropa en mano; se acercaba a la cama, donde seguía reposando el bolso oscuro que poco a poco se iba llenando de ropa.Evie se detuvo un momento para acomodar la ropa dentro del bolso. Su mirada se encontró con aquellos ojos azules intensos. Rebosaba de amargura, Adam no le decía palabra alguna y entre más tiempo transcurría, iba entendiendo que Adam sí era responsable del atentado.Al estar a punto de marcharse, se detuvo un instante, inspiró hondo y observó fijamente a su novio.—Adam, yo confié en ti, en tus palabras —comenzó a decir—. Creo que merezco una explicación.Esperó p
Actualidad: Era la primera vez que Evie visitaba a los padres de Adam, a lo largo de todo el embarazo era la primera vez que lo hacía.La casa era grande, con una hermosa vista al mar desde lo alto de una colina, según le contaban, se mudaron allí desde la jubilación del señor Marco y nada más venían por temporadas, pues les gustaba viajar alrededor del mundo, era prácticamente una luna de miel permanente. Evie debía aceptar que le encantaba la casa, sobre todo el gran balcón que tenían hacia la privilegiada vista al mar, con ese cielo azul inmenso, el horizonte que se perdía en el infinito y la suave brisa veraniega que golpeaba suavemente su rostro.Se imaginaba teniendo una casa propia con vista al mar, para bajar a leer por las tardes a la playa y su hijo pudiera jugar en la arena.Evie tomaba el té verde ofrecido por Fernanda, pa
Una semana antes de Evie tener el accidente, Adam volvió al país. Kevin llegó temprano a su casa, pues estaban arreglando la habitación del bebé. Ella se encontraba pintando una pared, era terca, le había dicho la doctora que no podía hacer tanto esfuerzo físico, pero se sentía tan animada que no le importaron los consejos, deseaba arreglar todo para la llegada de su primer hijo. Kevin entró a la habitación, encontrando a la joven vestida con un overol gris y sosteniendo un rodillo lleno de pintura blanca que salpicaba en los periódicos esparcidos por el piso. Él apretó los labios por unos segundos y después, con algo de incomodidad, le dio la noticia: —Adam volvió a la ciudad, llegó a las cinco y media. La noticia golpeó con fuerza el pecho de Evie, bajando toda su oleada de emociones positivas, dándole paso al miedo y a la nostalgia como sus nuevas compañeras. —Oh… —soltó. Tragó saliva y después volvió a pintar. —¿Y cómo está? —preguntó, intentando mostrarse neutral. —Está bi
Ahora que Adam estaba en el país, Marco le pide verse y lo cita en su restaurante. Evie, que estaba informada de todo, le dijo a Adam que no lo hiciera, pues temía que Marco intentara amenazarlo. —Seguramente te dirá que si intentas quitarme al bebé te va a asesinar —le dijo Evie a Adam—. Él sabe todo sobre nuestro contrato, no te fíes de él. Pero Adam nada más se limitó a reír y se siguió arreglando para salir. Evie y Adam estaban viviendo juntos en la mansión. La familia de Adam estaba a la expectativa de si nada más sería por el embarazo de Evie y Adam se marcharía apenas naciera el bebé, pero esperaban que eso no sucediera y la mujer pudiera convencerlo de casarse. Adam le dio un beso a su mujer que aún seguía metida en la cama. —¿Vas a salir con Natalie? —preguntó Adam. —Sí, iremos a comprar la ropa para el bebé —respondió Evie con una amplia sonrisa. —No vayas a caminar mucho, cariño, debes cuidarte —pidió—. Llámame apenas terminen, iré a recogerte. —No te preocupes, est
El primer secreto que tuvo la relación de Adam y Evie fue no contarle a nadie sobre el veneno con el cual muchos estudiantes en el Liceo del Norte murieron y mucho menos lo involucrado que Adam estaba en aquella masacre. —En tu caso también habría hecho lo mismo —dijo Evie—. Si una persona que amo le hubieran hecho tanto daño y yo podía defenderla… no lo habría pensado dos veces. Es un instinto natural que el ser humano tiene de proteger a sus seres queridos. Evie abrazó a Adam. —No diremos nada, tu papá se encargará de desmentirlo todo, sé que lo hará —siguió diciendo Evie y lo abrazó, casi como queriendo protegerlo en sus brazos—. Vamos a salir juntos de esto, Adam, cuando todo vuelva a la normalidad, esto será pasado. Ya tú has sufrido suficiente por tu pasado. No te culpes por esto, por favor. —¿Me prometes que seguirás conmigo? —Adam se alejó un poco para poder verla a los ojos—. ¿Me prometes que vas a seguir a mi lado siempre? —Sí, voy a estar contigo, siempre, Adam, siempr
Marco decidió llamar a Adam cuando pudo recuperarse de las palabras que le había dicho su madre.Adam llegó a la playa usando una gorra y lentes oscuros, como hacían los personajes de las películas cuando querían ocultarse. A Marco le pareció que de esta manera llamaba más la atención.—¿Alguien sabe que estoy aquí contigo? —preguntó Adam al llegar, mirando a todas partes.—Siéntate, así vas a llamar la atención —dijo Marco y le extendió una lata de cerveza. Adam se sentó al lado de su cuñado y destapó la cerveza, dándole un sorbo largo.—Todo esto ha sido una puta locura, fue casi imposible salir del apartamento, la prensa está por todas partes —comentó—. Detesto no poder tener privacidad, mis vecinos ya se están quejando de todo este revuelo.Marco escuchaba en silencio, sintiendo un sinsabor en la boca. Le dio un largo trago a su lata de cerveza.—Todo esto es un caos, las acciones de la compañía están bajando —seguía diciendo Adam—. Mi padre está hecho una furia. No podemos permi
Evie discutía constantemente con su mamá y Olga la maltrataba una y otra vez. Al principio Evie solía responderle, se defendía cuando su mamá la golpeaba, pero a medida que pasaban las semanas y la violencia aumentaba, comenzó a perder la fe de que algún día todo se acabase. Natalie también se enfrentaba a Olga, al principio funcionaba para que todo se calmara, pero con el pasar del tiempo hasta Natalie llevaba del bulto. Todo empeoró cuando Marco no estaba presente, pues él también ayudaba a aplacar las aguas. Olga, con un cuchillo en mano, amenazó a Evie para que se arrodillara y le prometiera que nunca más iba a hablar con Adam, pues ese día la sorprendió hablando con él por llamada, escondida en el baño. Evie terminó con un ojo morado y algunas cortadas en la piel. Le prometió a su madre que nunca estaría con Adam. Y desde que prometió aquello, sintió que algo en ella murió, algo llamado fe. Esa tarde hasta Natalie terminó con varios morados en la piel y parte del cabello cort