Capítulo 55

A las siete de la noche, Davison regresaba a su casa, corriendo por la larga calle porque acababa de apretar una fuerte lluvia. Llevaba el bolso sobre su cabeza y la espalda un poco encorvada. Se detuvo en seco cuando vio una camioneta de envíos parqueada frente a su casa y un hombre cubierto con un impermeable negro tocaba a su puerta.

—¿En qué puedo ayudarle? —preguntó el joven.

—¿Usted es Davison? —inquirió el repartidor.

—Sí, soy yo —respondió Davison.

—Le ha llegado un paquete, estuvimos a punto de irnos, nadie nos abría —informó el repartidor, abriendo la puerta trasera del camión, para después sacar una caja mediana.

Davison se extrañó cuando le entregaron el paquete, no estaba esperando uno, por lo cual, rectificó con el hombre que no se estuvieran equivocando de persona. Pero efectivamente era para él.

Al ingresar a la vivienda y encontrarse en completa soledad, dejó la caja en su habitación, encima de la cama mientras se quitaba la ropa húmeda y se colocaba una pijama.

Cuand
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