En la entrada de la casa de Rossy había una terraza grande, con dos árboles de mango y sillones tejidos en paja estilo antiguo. Allí me senté con Adam para conversar un domingo en el que decidimos pasar el día preparando un asado en casa de Rossy. La casa era la típica vivienda tradicional costera de los barrios de alta alcurnia, enrejada, de dos plantas, con una sala grande donde los muebles eran estilo antiguo, puertas francesas de madera tan antigua que las fabricaron mucho antes de nacer la abuela. De hecho, tenía ese olor característico de las casas antiguas, aunque, en el patio estaba una piscina enorme y moderna, también en la terraza se encontraba un jardín perfectamente cuidado y tres autos de lujo.La primera vez que había llegado a esa casa, o sea, muchos años atrás, cuando estaba en preparatoria, no dejaba de observar los detalles. Si preguntaba cuántos años tenía X jarrón, me daban toda la historia de que fue traído de china en tal año por la abuela, que fue prestado un
—Pe-pero… la Nacional no es una mala universidad…—Pero es universidad de pobres, lo sabes… —replicó Adam—. Habría sido mucho mejor que lloraras porque tu novio el magnate te terminó, al menos eso puedes presumir, pero no, estabas llorando porque un chico pobre de la capital te hizo daño. Eso es humillante, necesitas subir tus estándares de calidad con los hombres.—¿Estás diciendo que sería mejor que tú me rompieras el corazón?—Pues soy muchísimo mejor que ese hombre que te hizo daño, no cualquier chica puede decir que su exnovio es un multimillonario.—¡¿Disculpa?! —solté con ironía.En ese momento Rossy se acercaba con unos vasos de jugo, pero en vista que estábamos discutiendo, dio media vuelta y entró a la vivienda.—Tu padre es el multimillonario, no tú —recalqué.—¿Qué? —soltó Adam indignado.—Claro que sí, todos te llaman el hijo del magnate, porque saben que tú no tienes nada, lo que haces es despilfarrar la fortuna de tu papá. Cuando tengas algo que ofrecer que sea tuyo, bu
—No puedo creer que terminaras haciéndole una propuesta de negocios a Adam Sanders —soltó Sebastián.Todos estaban con grandes ojeras, recostados y sentados con las piernas cruzadas encima de la cama de un cuerpo de Rossy. Todos sabían que era la peor habitación para trasnochar haciendo revisión al punto de equilibrio de la empresa, pero era lo que había en el momento.—Eso se llama malgastar tiempo y saliva —opinó Rossy.—Me dijo que lo iba a pensar —repliqué sin mucho ánimo, tecleaba a toda velocidad en mi laptop, así como también lo estaban haciendo mis amigos. Pero había una diferencia, yo hacía una propuesta editorial—A Adam solamente le gustan dos cosas: las fiestas y las mujeres —comentó Rossy—, nunca se lo ha visto interesado en nada, a veces me pregunto cómo hace para soportar las inducciones en la compañía, seguro y hasta es un mal jefe.—A Adam le gusta el dinero —intervino Sebastián—, le gusta el poder. No creas, amor, Adam es un tiburón como su padre, por alguna razón lo
17 de julio de 2020:Querido, D. Sé que había prometido no volver a escribirte más cartas, pero se me ha hecho imposible. Desde la última vez que nos vimos personalmente, me prometí que sería una gran estudiante en la universidad, al menos para igualar un poco las grandes capacidades que pude ver en ti cuando eras estudiante. Te confieso que anteriormente no entendía el por qué casi todo el tiempo te encontrabas estresado y, como esa vez a las afueras de tu hotel me pediste que te hiciera un masaje en el cuello, recuerdo impresionarme por la tensión que llevabas en los músculos. No lograba entender el por qué un universitario cargaría con tantas dolencias, pero ahora lo comprendo todo. A veces me encuentro a mitad de la noche, llorando en silencio, sin lograr soportar tanto estrés. Sin embargo, sonrío cuando me encuentro con personas y termino dándoles fuerzas para que sigan adelante. En todo este tiempo… he entendido muchos de tus consejos, desgraciadamente, no estás cerca para pod
Última carta escrita por Evie: 19 enero de 2021. Si volviera a verlo en persona, me gustaría darle una fuerte bofetada. Lo golpearía tan fuerte que lo haría rodar su rostro a un lado y quedaría mi mano marcada en su piel.Él me demostró que los recuerdos más hermosos y rosas pueden convertirse en sufrimiento gris.Y es que sé que en otra realidad pudimos haber sido una pareja que lograría todo lo que se propone y se jura amarse para siempre. Habríamos sido esas personas que hacen una lista de deseos y la van cumpliendo una a una, viajando y tomándose fotos que en el futuro les mostrarían a sus nietos en esos álbumes viejos y nostálgicos. En otra realidad yo le habría entregado todas las cartas que guardé en mi cajita violeta, él las habría coleccionado; y yo pondría a disecar las flores en los libros, para atesorar aquellos recuerdos físicos para siempre. En otra vida el hasta luego no habría sido un adiós, porque realmente sería el comienzo de una larga vida juntos. En otra realidad
Ese año Natalie se había mudado a nuestro apartamento y teníamos mucho tiempo que pasábamos juntas, haciendo ejercicio o cocinando, así que le conté todo sobre Davison cuando estaba segura que sí iba a llegar a la ciudad, lo mejor era que revisábamos sus fotos. Las dos estábamos en un punto de nuestras vidas donde pasábamos horas hablando sobre hombres. Al principio a ella no le convencía mucho Davison, sobre todo porque vivía muy lejos.—Es como si hubieran tomado todo lo que me gusta de un hombre y lo depositaran en él —comenté a Natalie cuando estábamos comiendo mandarinas en la sala—. Va a llegar como en tres meses, me dijo. Iremos a tomar micheladas el primer día.Ella me observaba con rostro pensativo y después volvió a observar la foto que un día anterior Davison me envió.—¿Así son tus gustos? —preguntó, aunque sonaba más a decepción.Por un momento me desconcerté, porque me parecía que Davison era bastante guapo; bueno, así eran mis gustos.Natalie me entregó el celular y des
Última carta escrita por Evie: 19 enero de 2021. Los sobres los asocio con dolor y nostalgia.Pero no son cualquier sobre de papel, son los sobres blancos de cartas. Hubo un tiempo en que el papel blanco también me parecía algo sufrido. De hecho, las bibliotecas por un tiempo me parecieron sumamente desagradables.Y es que el problema de las personas es que asociamos objetos, sensaciones, olores o lugares con personas; es eso, que no podemos separarlas por más que queramos. De hecho, yo me enamoré de la lectura por una persona que me enseñó a asociarlas. Conocí a una persona que estaba obsesionada con los sobres de cartas y los libros.Nunca quise asociarla con estas cosas, pero fue inevitable, ella siempre cargaba con un libro en su mano y pasaba horas enteras en la biblioteca leyendo o escribiendo. Usaba unos enormes lentes que le quedaban bastante bien y le daban un aire intelectual que hasta ese momento solo había visto en él.Me parecía tan curioso el que estuviera tan sumergido
El único vestido que había conservado de mi separación con Adam fue uno rojo fuego de satén. Era mi favorito, elegante y sensual.Decidí usarlo para la cena en la mansión.El auto llegó a recogerme a eso de las siete y media.Era la primera vez que la mansión la veía llena de personas, todas vestidas de gala, con sus costosísimos vestidos hecho a la medida.Entre los invitados encontré a Roberta, la rubia con la que Adam estaba saliendo en esos días. No entendí el por qué Adam me había invitado si también estaría presente su novia.Supe que ella sabía quién era yo porque me quedó viendo fijamente de lejos y no parecía tan contenta de verme.Adam se acercó a mí con una enorme sonrisa.—Cariño, por fin llegas —me saludó con un beso en los labios.¿Qué estaba sucediendo? No entendía nada.—Sígueme la corriente, por favor —me susurró al oído.Avanzamos hasta el gran salón, en el cual logré reconocer algunos rostros, entre ellos, Kevin. Ya no era un adolescente, ahora era todo un hombre qu