La sala quedó en absoluto silencio. Solo se escuchaba el leve zumbido del proyector mientras la pantalla parpadeaba una vez más. Pero esta vez, Eliana no se inmutó.Andrea, desde la parte trasera del salón, tenía el corazón en un puño. Sabían que el hacker intentaría algo, pero no esperaba que fuera en el momento más crucial.Isaac se inclinó ligeramente hacia adelante, evaluando la situación con atención.José Manuel sintió un nudo en el estómago. Esto no podía ser coincidencia.Eliana, con la seguridad que la caracterizaba, tomó el control de la situación.—Este pequeño inconveniente —continuó, proyectando su voz con serenidad— demuestra lo que he estado explicando. Si un sistema no cuenta con las medidas de seguridad adecuadas, puede ser intervenido en cualquier momento.En la primera fila, Alejandro apoyó los codos sobre la mesa, intrigado.—Sin embargo —prosiguió Eliana, girándose hacia la audiencia—, mi propuesta va más allá de solo detectar ataques. He desarrollado un método qu
La sala estaba cargada de tensión. Los competidores se mantenían en sus asientos, expectantes. No solo José Manuel y Eliana habían llegado a esta etapa final, sino que otros empresarios de renombre también esperaban el veredicto. Sin embargo, desde el inicio, estaba claro que la batalla real era entre ellos dos.Alejandro se puso de pie con gesto serio y tomó un documento de la mesa. Sus ojos recorrieron cada rostro con calma antes de hablar.—Antes de anunciar al ganador, quiero agradecer a todos por el esfuerzo y la dedicación que han demostrado. Cada propuesta ha tenido puntos fuertes, pero solo una destacó por encima del resto.Eliana se mantuvo impasible, aunque sentía la adrenalina recorrer su cuerpo. Había trabajado demasiado para llegar hasta aquí. José Manuel, sentado a unos metros de distancia, tenía la expresión fría, pero su mandíbula tensa delataba que también contenía la respiración.—Esta decisión no ha sido fácil —continuó Alejandro—. Evaluamos la creatividad, innovaci
Los días posteriores al concurso pasaron con rapidez. La victoria de Eliana aún resonaba en la industria, y su nombre estaba en boca de todos. Las empresas competidoras no tardaron en enviarle ofertas y propuestas, pero la más importante era la que realmente le interesaba: la colaboración con Alejandro.Esa mañana, Eliana llegó a la oficina con paso firme. Andrea la recibió con una sonrisa entusiasta.—Alejandro quiere reunirse contigo hoy —le informó, entregándole una carpeta con algunos documentos—. Quiere discutir los primeros pasos del proyecto.Eliana asintió. Había esperado ese momento con ansias, pero también con cautela. Sabía que la competencia no se quedaría de brazos cruzados y que los intentos de sabotaje no habían terminado.Horas más tarde, se encontraba en una elegante sala de reuniones, esperando a Alejandro. Llevaba un conjunto profesional en tonos neutros, transmitiendo la confianza que quería proyectar. No pasaron más de cinco minutos cuando Alejandro apareció, con
Eliana apenas había tomado asiento cuando Samuel sonrió con emoción y se inclinó sobre la mesa.—¡Yo sé qué helado vas a pedir! —exclamó con entusiasmo.Eliana arqueó una ceja con curiosidad.—¿Ah, sí? A ver, sorpréndeme.Samuel, con total seguridad, levantó la mano para llamar la atención de la mesera y dijo con voz clara:—Un helado de macadamia con queso, salsa de mora y chicles.Eliana rió suavemente y sacudió la cabeza con diversión.—Me conoces bien.—¡Porque es el mejor helado del mundo! —afirmó Samuel con orgullo mientras daba otra cucharada al suyo.Isaac, observando la interacción, sonrió.—Tienen buen gusto, debo admitirlo.Samuel, aún con energía, desvió la mirada hacia él y preguntó con curiosidad:—¿Y tú qué vas a pedir? ¿O tampoco comes helado?Isaac parpadeó sorprendido por la pregunta repentina.—Claro que como helado.Samuel frunció el ceño pensativo y luego soltó con total naturalidad:—Porque mi papá no come. Dice que es aburrido.Eliana sintió que el ambiente se t
Eliana salió de la heladería con una sensación extraña en el pecho. No podía negar que había disfrutado ver a Samuel reír tanto, pero la tensión entre José Manuel e Isaac era innegable.—¿Te divertiste? —preguntó Isaac mientras caminaban juntos por la acera.—Sí, mucho —respondió Eliana con sinceridad—. Samuel es un niño increíble.—Y tú eres su heroína —comentó Isaac con una sonrisa—. Lo admira demasiado.Eliana suspiró.—Solo quiero que sea feliz.Isaac se detuvo y la miró fijamente.—Entonces sigue haciéndolo así, a tu manera. No dejes que José Manuel ni nadie más te haga sentir que no estás haciendo lo correcto.Eliana le devolvió la mirada, agradecida. Isaac siempre sabía qué decir.Antes de que pudiera responder, su teléfono vibró en su bolso. Al sacarlo, vio que era un mensaje de Alejandro."Nos vemos mañana en mi oficina. Necesito que hablemos sobre el inicio del proyecto."Eliana sintió una mezcla de emoción y nervios. El verdadero reto apenas estaba comenzando.—¿Todo bien?
Eliana salió de la sala con el ceño fruncido. La información que Alejandro había revelado le daba vueltas en la cabeza. Si José Manuel no era el hacker, significaba que había alguien más detrás de todo esto. Alguien con acceso, alguien que había estado manipulando la situación desde las sombras.Sacó su teléfono y llamó a Isaac.—Dime que tienes algo —dijo en cuanto él respondió.—Tú tampoco saludas, ¿verdad? —bromeó Isaac, pero su tono cambió al notar la tensión en su voz—. ¿Qué pasó?—Alejandro confirmó que José Manuel también ha sido víctima de ataques. Eso significa que hay alguien más infiltrado.Isaac hizo una pausa.—Si eso es cierto, entonces quien sea ha estado jugando con los dos desde el principio. Pero si el hacker no puede meterse con José Manuel, ¿por qué parece que él también es una víctima?—Esa es la pregunta —murmuró Eliana, caminando hacia el estacionamiento—. Quiero que revises todo otra vez. Necesitamos encontrar el punto de entrada, el patrón, cualquier cosa que
El silencio en la oficina era tenso, roto solo por el sonido de las teclas siendo presionadas con rapidez. Isaac tenía los ojos fijos en la pantalla mientras sus dedos se movían con precisión quirúrgica sobre el teclado.Eliana, de pie a su lado, cruzó los brazos mientras observaba el código desplazarse en la pantalla. Sabía que estaban cerca.—¿Tienes algo? —preguntó con la voz baja, aunque su tono reflejaba la ansiedad del momento.—Todavía no... —Isaac frunció el ceño y afiló la mirada—. Pero es cuestión de tiempo.Eliana tamborileó los dedos sobre la mesa, impaciente. No podían darse el lujo de perder más tiempo. Sabían que Andrea estaba pasando información, pero necesitaban pruebas irrefutables antes de confrontarla.De repente, un destello rojo apareció en la pantalla de Isaac."ALERTA: Actividad sospechosa detectada. Transferencia de archivo desde dispositivo externo."Los ojos de Eliana se encendieron.—Lo sabía —susurró con una sonrisa afilada—. Andrea está moviendo informaci
Isaac continuaba revisando los datos en su pantalla, su concentración era absoluta. De repente, se detuvo y frunció el ceño.—Espera… hay algo aquí.Eliana se acercó de inmediato, leyendo por encima de su hombro.—¿Qué encontraste?—Una anomalía en los accesos al servidor —explicó Isaac—. Alguien entró con las credenciales de Andrea, pero no lo hizo desde su equipo.Eliana entrecerró los ojos.—Eso significa que alguien más dentro de la empresa está usando su identidad para desviar la información.Isaac asintió y presionó unas teclas más. De repente, una serie de registros aparecieron en la pantalla.—Mira esto… El acceso fue desde la oficina del tercer piso.Eliana sintió un escalofrío.—El tercer piso… solo trabajan los nuevos empleados ahí.Isaac intercambió una mirada con ella.—Exactamente. Y hay un nombre que se repite más de lo normal en los registros.Señaló una línea en la pantalla.—Nicolás Fernández.Eliana sintió un nudo en el estómago. Nicolás había sido uno de los emplea