-Hola... Lo siento, soy nueva aquí y estaba buscando algo para comer. Prometo que lo voy a reponer- hablé rápido.
-No te preocupes, aquí compartimos todo. Hacemos una compra al mes y dividimos la plata. Soy Jared- se acercó a mí con una sonrisa.
-Soy Anastasia- respondí sonriendo.
El muchacho tenía el cabello colorado y unas simpáticas pecas alrededor de su nariz. Parecía ser una persona muy cálida y eso en cierto modo me alivió; deseaba tener una convivencia tranquila.
-¿Quieres un sándwich?- preguntó mientras se acercaba al refrigerador y tomaba una bandeja con algunos ya preparados.
-Si, por favor- dije con un poco más de confianza.
Me extendió uno y nos sentamos alrededor de la isla. No pasaron ni dos segundos que ya estaba dándole un mordisco. Joder, qué rico.
-¿De dónde vienes?-
Claramente era más sociable que Máximo. Aunque no sabía muy bien qué responder a su pregunta... No estaba segura de si quería contar quién era realmente. Deseaba empezar una nueva vida, dejando atrás mi pasado.
-Vengo de Lancost- mentí, aunque no tanto ya que era una ciudad cercana a donde estaba ubicada la mansión.
-Oh bastante lejos, con razón estás tan hambrienta-
Sonreí mientras me ruborizaba, debía estar dando todo un espectáculo.
-¿Y qué vas a estudiar?- continuó.
-Arte. ¿Y tú?-
-Economía, estoy en el tercer año ya-
-Oh qué bien-
Permanecimos charlando durante un largo rato, conociéndonos mejor. Jared tenía una novia que estudiaba Arte también; se llamaba Elisa y prometió que nos presentaría. Él era realmente simpático, y bastante gracioso.
De pronto, un carraspeo captó nuestra atención.
-Voy a hacer las compras, necesito un par de cosas del almacén. ¿Ustedes necesitan algo?-
Máximo estaba de pie junto a la puerta de la cocina, observándonos con su mirada inexpresiva.
-¡Si!-exclamé poniéndome de pie -¿Puedo acompañarte? Es bastante lo que necesito comprar-
Él pareció dudarlo pero rápidamente respondió:
-Claro, te espero en mi auto-
Y se dio media vuelta sin esperar que le contestara.
-De acuerdo...- balbuceé con sarcasmo -Creo que me odia- le dije a Jared, mientras me reía. Él me imitó.
-Es un tipo raro, y con todos. Pero es una buena persona-
Asentí y en cierto modo me dejó tranquila saber que no tenía nada personal conmigo.
-Bueno, mejor no lo hago esperar. Muchas gracias por el almuerzo-
-No es nada, nos vemos- dijo alzando su mano en señal de despedida.
A paso apresurado salí de la casa y me dirigí al auto de Máximo. Éste estaba dentro, sentado con su vista perdida en algún sitio de la carretera. Era una persona bastante taciturna, y no podía evitar sentir curiosidad por él. Tal vez si pasaba más tiempo a su lado, podría conocerlo mejor...
Abrí la puerta con timidez y me senté en silencio. Él puso en marcha el auto y condujo hacia el supermercado. Pensé en iniciar una conversación, pero como si me hubiera leído la mente estiró su mano y encendió la radio.
"Golden" de Harry Styles comenzó a sonar y descansé mi cabeza en el respaldo. Amaba esta canción.
POV Máximo
La ventanilla del auto en el lado del copiloto estaba abierta, y el viento que entraba por ella hacía bailar el cabello claro de Anastasia.
El silencio que se había formado entre nosotros era bastante incómodo y por eso decidí prender la radio. Además no quería que comenzara a hacerme preguntas que no quería responder.
En estas pocas horas que llevaba conociéndola había aprendido algunas cosas de ella: era una persona muy curiosa (demasiado para mi gusto), y no dejaba de hablar. Además no era tan caprichosa como había imaginado. Al parecer el poder de su familia no había sido suficiente para alimentar su ego creyéndose superior, como todos los de su alrededor.
Y eso me gustaba de ella. Era una persona cálida y claramente bella, y también...
Maldición, Máximo. Ya cállate.
Estaba empezando a decir estupideces. Aquí no importaba mi opinión, e igualmente tampoco la conocía de verdad. Probablemente era una pequeña niña rebelde con deseos de problemas. Y yo no estaba para eso.
La observé de reojo y reparé en su sonrisa. Parecía estar muy feliz observando el paisaje mientras tarareaba la canción que sonaba de fondo, y una punzada en mi pecho me hizo sentir extraño. No quería interferir con su alegría...
Unos minutos después llegamos al almacén más grande que tenía el pueblo y los dos bajamos del vehículo a la misma vez. Cuando estuvimos dentro, noté como Anastasia disminuía la velocidad hasta casi detenerse.
-¿Qué sucede?- me volví hacia ella confundido.
-Es… Es un poco abrumador- murmuró. Sus ojos no podían quedarse quietos recorriendo cada rincón del lugar.
Supuse que la gran cantidad de gente y los ruidos eran demasiada información para una “princesita” como ella.
-¿Nunca has salido de compras?- no pude evitar burlarme.
Enseguida se irguió y fingió que estaba bien.
-Claro que sí, vamos- respondió como si nada mientras avanzaba con seguridad.
Sonreí y la seguí detrás.
Durante más de una hora estuvimos haciendo las compras, y debo admitir que terminé agotado. Claramente Anastasia nunca había hecho ésto antes y se detenía en cada góndola a observar los productos en detalle.
A veces incluso me pedía opiniones acerca de algunas cosas, pero por ejemplo ¿Qué iba a saber yo de atún? Todos me parecían iguales… Y cuando se lo dije, bufó molesta y continuó debatiéndose cuál sería mejor para su gato.
Una vez que terminamos de pagar todo, cargamos las bolsas hasta el auto y volvimos a la casa.
Durante el viaje otra vez decidí dejar que la música llenara el incómodo silencio entre nosotros, pero en esta poportunidad no fue suficiente.
-¿Hace mucho vives aquí?- preguntó cuando apenas llevábamos cinco minutos andando.
-Si- respondí tajante, a ver si comprendía que no quería charlar.
-Oh, ¿Naciste aquí?- continuó.
-No-
Por un momento creí que iba a seguir con su interrogatorio, pero en su lugar mordió sus mejillas por dentro como si estuviera conteniendo las palabras. Se notaba que estaba molesta por mi actitud, pero ¿Por qué no me lo decía?
Era consciente de que me estaba comportando como un idiota, pero no me interesaba. Esto era algo de unos pocos días, pronto estaría fuera de su vida y ella de la mía.
POV Anastasia Una vez que llegamos a la casa, Máximo y yo comenzamos a guardar las cosas en la cocina. En el viaje de vuelta me había dejado bien en claro que no quería charlar conmigo, así que todo el rato me mantuve callada. A veces me parecía que me observaba de reojo, pero cuando lo miraba ya me estaba dando la espalda. Quedaba poco trabajo cuando su teléfono comenzó a sonar y a paso tranquilo se alejó para contestar. Tomé los elementos personales que me había comprado y subí a mi habitación. Al abrir la puerta me encontré con Ponce, quien estaba sobre la cama plácidamente dormido. Los gatos eran tan independientes que a veces ni siquiera notaban nuestra ausencia. Acomodé las cosas dentro de un pequeño ropero que había en una esquina y recordé que debía salir a compr
Al día siguiente, luego de que la molesta alarma sonara, me estiré en la cama y sentí la emoción de comenzar un nuevo idea en éste pueblo. Me puse de pie y corrí a abrir la ventana, me encantaba disfrutar del aire fresco de la mañana y del sol que entraba por ella. Sin embargo, algo mucho mejor que eso captó mi atención: Maximo estaba haciendo ejercicio en el jardín. Traía puesta una musculosa gris y unos joggins negros que marcaban perfectamente cada uno de sus músculos. Estaba realizando el ejercicio de dominada, elevando su cuerpo con los brazos usando una barra de hierro para impulsarse hacia arriba. Cada vez que levantaba su peso toda su espalda se marcaba dejando ver lo escultural que era su cuerpo. -Buenas noches, princesita- Luego de lo de hoy a la mañana no lo había visto hasta la hora de la cena, pero al parecer seguía con ánimos de burlarse de mí. -¿Por qué me llamas así?- me dí media vuelta y caminé hacia él con molestia. Alzó sus cejas al ver mi respuesta, sin embargo se veía bastante complacido por mi reacción. -Se puede ver a leguas que no vienes de una familia cualquiera- soltó como si nada. Mi corazón se aceleró y todo mi cuerpo se tensó. -No me conoces- contesté, aunque más que una afirmación parecía ser una pregunta. Esa misma noche Elisa, la novia de Jared, se quedó a dormir en la casa. Y al día siguiente fuimos juntas a la escuela de arte. Nuestras materias de hoy no coincidían, pero por lo menos aprovecharíamos el camino para charlar. Ella estudiaba principalmente dibujo artístico, pero también le apasionaba pintar con óleo. Incluso me mostró algunas imágenes de sus obras y eran realmente excelentes. Luego me contó cómo conoció a su novio en un parque de diversiones luego de que se descompusiera por subir a una montaña rusa… Si, nada romántico. Pero en fin, luego de eso se volvieron buenos amigos y poco a poco se fueron enamorando. Hacía cuatro años que estaban juntos y comenzaban a planear mudarse a un departamento solos. Elisa era la hija más chica de una familia bastante numerosa, tenía cuatro hermanos más yCapítulo 7
Capítulo 8
POV Anastasia ¿Una amiga? Ja, dudaba mucho que alguien quisiera tener una amistad con alguien como él. Probablemente era más bien una conquista… Claro, no lo había pensado antes pero era obvio que alguien tan atractivo como él tendría cientos de chicas a sus pies. Y Elisa diciendo que yo le gustaba, qué estupidez. No es que me considerara una mujer fea, pero estaba segura que no era su tipo. Ni él era el mío. En fin, tenía que concentrarme. Mi objetivo ahora era buscar algún reto que fuera tan insoportable para Máximo que lo tuviera que rechazar, y de ese modo conseguir mi victoria. Durante el viaje desde la escuela hasta casa estuve reflexionando a
Al día siguiente en cuanto desperté, recordé que debía comunicarle mi reto a Máximo. Ayer con todo el asunto del admirador secreto y las rosas lo había olvidado. Por cierto, las había colocado en mi escritorio en un hermoso florero de vidrio que Jenny me había dado. Tal vez podrían servirme de inspiración en algún momento. Luego de prepararme para ir en su búsqueda, bajé a desayunar. Allí estaba Scott tomando un café. Él era una de esas personas que por la mañana les encantaba hablar… Raro, pero igualmente me caía bien. Cuando terminé mi desayuno le pregunté acerca de Máximo, si lo había visto. -Ya se fue al campus, hoy tenía entrenamiento temprano- respondió. -De acuerdo, muchas gracias- dije
Observé mi reloj para asegurarme que estaba llegando a tiempo; detestaba la impuntualidad. Por fortuna cuando arrivé al campus Máximo estaba de pie esperándome. La imagen suya de espaldas recostando su cuerpo sobre una de las gradas, solamente aguardando por mi llegada, hizo que mi corazón diera un vuelco. -Hola- murmuré cuando estuve a escasos centímetros suyos. Giró al escuchar mi voz y sonrió. Rápidamente me observó de arriba a abajo y se detuvo en mis ojos. Me había puesto un buzo de color violeta y unos jeans, nada especial. Él tenía unos joggins negros y una sudadera azul. No lo había visto desde la mañana, ya que no llegó a casa luego de su entrenamiento. No tenía ni idea de dónde había estado, pero no era de mi incumbencia. Aunque moría de ganas por saberlo… Los días que siguieron fueron bastante tranquilos. En la escuela de arte por fin nos habíamos metido de lleno en el dibujo de retratos, y no podía disfrutarlo más. Para dentro de dos semanas teníamos la tarea de entregar alguna ilustración de un rostro que elijamos. No estaba segura de qué iba a hacer, pero probablemente buscaría inspiración en alguna mujer; tal vez en Jenny o Elisa. Por otra parte, comenzaba a disfrutar bastante la convivencia con mis compañeros de casa. Eran todos muy divertidos, había tenido mucha suerte. Y en cierto modo se lo debía a Máximo. Respecto a él, todavía no me había comunicado su reto. Joder, se estaba tomando bastante tiempo en decidirlo y eso solo aumentaba mi ansiedad. Último capítuloCapítulo 12