George Desde mi lugar, miré a Victoria reír a carcajadas con mi padre, ellos bailaban en medio de la pista junto con otros invitados. Suspiré al mirar lo felices que se veían, mi madre bailaba con Elizabeth y reían de algo también, pero donde me dejó sorprendido fue a mi hermana, Marie hablando animada con Amal, mi doctor. Se veía a simple vista que la adoraba, -yo conozco esa mirada- y se unieron a la mesa de la familia de él, al parecer la estaba presentando, mi mano se fue a mi pecho cuando se agitó, cerré los ojos y recordé a Bryan: “—Ella ha sido excepcional a mi lado. —le dije a Bryan. —Y lo fue conmigo también, pronto tendrá su oportunidad de volver a creer en el amor…” Abrí los ojos y sonreí, Amal era su segunda oportunidad para volver a creer en el amor, mi labio inferior tembló al ver que todo estaba pasando como lo dijo Bryan, ¿Entonces también me iré cuando caiga el primer diente de leche de mi hijo? Con mis dedos disimuladamente me limpié la orilla de mis ojos, no pen
GeorgeBora Bora, Polinesia Francesa.Mi mano descansó sobre el vientre de cuatro meses de Victoria, ella dormía aún, tenía su cabello pelirrojo esparcido por toda la almohada, mientras de fondo se escuchaba las olas del mar. Estábamos en nuestra luna de miel en una playa tropical, lejos de todo el ruido de la ciudad, sin pendientes de nada mi enfermeras ni aparatos, solo nosotros y...—Quiero hacer pis—dijo una voz ronca y adormilada de repente, se levantó apartando mi mano, casi corrió al baño. A lo lejos escuché lo que estaba haciendo y yo solo sonreí. —Son las siete—anunció. —La morfina...—Después escuché el agua de los lavamanos, luego pasos y la puerta abrirse. Tenía un pijama de dos piezas, un blusón de tirantes tenía un dibujo en la parte de abajo, y era unas pequeñas manos asomándose, -era un bebé- y tenía solo una pequeña casi diminuta braga a juego.—Buenos días, señora Western. —ella sonrió y acarició su vientre al caminar a la cama, con cuidado se recostó a mí lado y qued
Victoria George bajó de la limusina y nos ayudó a bajar extendiendo su mano hacia a nosotras, caminamos los tres por la alfombra roja, se escuchaba los flashes de las cámaras, él sostenía de la mano a nuestra hija, se acercó para responder unas preguntas de una reportera, pensé, “La he visto” entonces recordé quién era, ella sonreía emocionada hacia a nosotras, George se veía bien, un poco demacrado por las quimioterapias pero hizo todo lo posible para estar sonriendo este día. Después de eso, entramos al edificio, Hilary y Albert, junto con Marie y Amal, nos esperaban en el gran recibidor donde se encontraba más gente elegante, todas las miradas se posaron en nosotros. —¡Bienvenidos!—exclamaron mis suegros elogiando nuestros atuendos, Hilary de inmediato a poner su mano en mi vientre pero siempre antes pidiendo permiso con su mirada, yo siempre la dejaba, estaba loca por sus dos nietos.—¿Cómo te has sentido en tu nueva casa? ¿Cuándo empezaremos a armar la cuna para el pequeño, Geor
George Mansión de los Western-Ward Cuatro meses y medio y estábamos ansiosos por la llegada de nuestro pequeño Georgy. Marie en este tiempo se había comprometido con Amal y en un par de meses sería la boda, que sería en dos partes, una en la India y la otra aquí en New York. Nunca había visto tan emocionada a mi pequeña hermana, estuvo semanas haciendo planes para la despedida, los detalles de las dos bodas y la luna de miel. Tenía a todos vueltos locos, pero adorábamos que la felicidad de Marie finalmente tocara su puerta. ¿Yo? Había seguido con las quimioterapias durante seis ciclos, con periodos de descanso para poderme recuperar de los efectos secundarios de los medicamentos, habíamos hecho de todo para poder detener o ralentizar la metástasis de mi cáncer con la terapia sistémica que venía siendo más quimioterapias, más medicamentos, terapia dirigida, terapia hormonal e inmunoterapia. Hasta que llegó ese día en el que habían descubierto que mi cáncer no tenía el mismo avance,
George Mansión de los Western-Ward Después de una hora, el doctor revisó a Victoria en la habitación, y una de las enfermeras revisó al pequeño Georgy que estaba completamente sano y completo, luego de limpiarlo y envolverlo en una de las cobijas que Victoria había comprado para su llegada me lo entregaron. Lo tenía en mis brazos, lo miré embelesado, era tan pequeño, tan frágil, tan...él. —Ha dormido mucho, —levanté la mirada a Victoria— ¿Es normal?— Victoria sonrió y asintió cansada. —Sí, tranquilo. —estiró mi mano para que tomara la suya, estaba sentado en mi silla motorizada a lado de ella, -ella estaba en la cama- y suspiró, no imagino como debió de sentirse al expulsar a su hijo en el pasillo en la primera planta de nuestra casa y no en un hospital. — ¿Cómo te sientes? He visto como bajaste de las escaleras, como entraste en trance y el pánico, —Victoria estaba preocupada—No me mientas, ¿Cómo te sientes? —Emocionado, cansado, frustrado y con muchas más emociones que no podr
Elizabeth Western Mi padre me enseñó que siempre hay que buscarle el lado bueno a las cosas y recordar que todo pasa por algo. Usar cualquier crisis para crecer, abrazarme fuerte y sobre todo no dejarme vencer. Pero las palabras que más me habían marcado fue que algunos caminos se rompen para que otros puedan aparecer. Y aquí estaba yo, al mando de Diamond Western Group con tan solo veintiún años de edad, la más joven accionista y diseñadora de la empresa, no, me corrijo, la segunda más joven diseñadora, el primero, era para Georgy, quien había heredado también de nuestros padres el poder crear de la nada algo… extraordinario. —Deberías de terminar tu desayuno, Eli. —dijo Georgy a lado mío al ver que aún tenía mi plato a aun con el desayuno. Suspiré mirando por la ventana de la cocina, me encantaban los ventanales que daban al jardín trasero, desde ahí se podía ver a lo lejos por donde se escondía el sol al atardecer. Mi padre había elegido cada detalle de esta casa, suspiré al recor
Elizabeth WesternLlegué al escritorio y dejé mis cosas para volverme hacía el hombre vestido elegante. Él sonrió y ladeó su rostro.— ¿Estás de malas? —arqueé una ceja.— ¿Por qué sigues entrando a mi oficina sin mi permiso? ¿Sabes que esto ya está rayando en extremo acoso?—Solo he entrado dos veces, odio que me pongas pretexto para evitar salir conmigo. —caminé y me detuve a cierta distancia, levanté mi mirada hacia a él y suspiré.—Mane, estoy ocupada y tengo mucho trabajo, ¿No recuerdas nuestro acuerdo? No puedes venir cuando te plazca, solo…es casual lo de nosotros. ¿Quieres que termine esto? En lugar de que me des placer, empiezas darme dolores de cabeza. —él sonrió.—Dame un beso y prometo no volver a molestarte. —se inclinó y dejó un beso contra mis labios, pero era suave. Escuché la voz de mi abuela y retrocedí rápidamente para acercarme a mi escritorio, la puerta se abrió y apareció mi abuela Hilary en su silla motorizada y me sonrió, pero al ver a Mane se desvaneció su son
Victoria Western Hospital “Un nuevo amanecer Western-Ward e hijos” Miré el letrero y el nudo en el centro de mi estómago creció. Apagué el motor de la camioneta cuando estacioné frente al edificio en construcción, mis manos estaban en el volante apretando con fuerza hasta que mis nudillos enrojecieron. — ¿Mamá?—escuché la voz de Georgy llamándome, desvié la mirada al retrovisor para mirarlo en la parte trasera asegurado en su asiento. — ¿Estás bien?—asentí lentamente y le sonreí. — ¿Por qué no lo estaría?—pregunté, pero era obvio que se había dado cuenta. —Cariño, estoy bien, es solo que me recuerda la última vez que vine con tu papá el año pasado. —Lo sé, yo venía con ustedes. —mi corazón se agitó al recordar ese día, Elizabeth estaba en exámenes finales de la universidad, así que no había tenido la oportunidad de ver desde los cimientos el nuevo hospital que construiríamos para ayudar a las personas con el cáncer, Amal estaría al frente una vez que estuviese listo y en func