George Mansión de los Western-Ward Cuatro meses y medio y estábamos ansiosos por la llegada de nuestro pequeño Georgy. Marie en este tiempo se había comprometido con Amal y en un par de meses sería la boda, que sería en dos partes, una en la India y la otra aquí en New York. Nunca había visto tan emocionada a mi pequeña hermana, estuvo semanas haciendo planes para la despedida, los detalles de las dos bodas y la luna de miel. Tenía a todos vueltos locos, pero adorábamos que la felicidad de Marie finalmente tocara su puerta. ¿Yo? Había seguido con las quimioterapias durante seis ciclos, con periodos de descanso para poderme recuperar de los efectos secundarios de los medicamentos, habíamos hecho de todo para poder detener o ralentizar la metástasis de mi cáncer con la terapia sistémica que venía siendo más quimioterapias, más medicamentos, terapia dirigida, terapia hormonal e inmunoterapia. Hasta que llegó ese día en el que habían descubierto que mi cáncer no tenía el mismo avance,
George Mansión de los Western-Ward Después de una hora, el doctor revisó a Victoria en la habitación, y una de las enfermeras revisó al pequeño Georgy que estaba completamente sano y completo, luego de limpiarlo y envolverlo en una de las cobijas que Victoria había comprado para su llegada me lo entregaron. Lo tenía en mis brazos, lo miré embelesado, era tan pequeño, tan frágil, tan...él. —Ha dormido mucho, —levanté la mirada a Victoria— ¿Es normal?— Victoria sonrió y asintió cansada. —Sí, tranquilo. —estiró mi mano para que tomara la suya, estaba sentado en mi silla motorizada a lado de ella, -ella estaba en la cama- y suspiró, no imagino como debió de sentirse al expulsar a su hijo en el pasillo en la primera planta de nuestra casa y no en un hospital. — ¿Cómo te sientes? He visto como bajaste de las escaleras, como entraste en trance y el pánico, —Victoria estaba preocupada—No me mientas, ¿Cómo te sientes? —Emocionado, cansado, frustrado y con muchas más emociones que no podr
Elizabeth Western Mi padre me enseñó que siempre hay que buscarle el lado bueno a las cosas y recordar que todo pasa por algo. Usar cualquier crisis para crecer, abrazarme fuerte y sobre todo no dejarme vencer. Pero las palabras que más me habían marcado fue que algunos caminos se rompen para que otros puedan aparecer. Y aquí estaba yo, al mando de Diamond Western Group con tan solo veintiún años de edad, la más joven accionista y diseñadora de la empresa, no, me corrijo, la segunda más joven diseñadora, el primero, era para Georgy, quien había heredado también de nuestros padres el poder crear de la nada algo… extraordinario. —Deberías de terminar tu desayuno, Eli. —dijo Georgy a lado mío al ver que aún tenía mi plato a aun con el desayuno. Suspiré mirando por la ventana de la cocina, me encantaban los ventanales que daban al jardín trasero, desde ahí se podía ver a lo lejos por donde se escondía el sol al atardecer. Mi padre había elegido cada detalle de esta casa, suspiré al recor
Elizabeth WesternLlegué al escritorio y dejé mis cosas para volverme hacía el hombre vestido elegante. Él sonrió y ladeó su rostro.— ¿Estás de malas? —arqueé una ceja.— ¿Por qué sigues entrando a mi oficina sin mi permiso? ¿Sabes que esto ya está rayando en extremo acoso?—Solo he entrado dos veces, odio que me pongas pretexto para evitar salir conmigo. —caminé y me detuve a cierta distancia, levanté mi mirada hacia a él y suspiré.—Mane, estoy ocupada y tengo mucho trabajo, ¿No recuerdas nuestro acuerdo? No puedes venir cuando te plazca, solo…es casual lo de nosotros. ¿Quieres que termine esto? En lugar de que me des placer, empiezas darme dolores de cabeza. —él sonrió.—Dame un beso y prometo no volver a molestarte. —se inclinó y dejó un beso contra mis labios, pero era suave. Escuché la voz de mi abuela y retrocedí rápidamente para acercarme a mi escritorio, la puerta se abrió y apareció mi abuela Hilary en su silla motorizada y me sonrió, pero al ver a Mane se desvaneció su son
Victoria Western Hospital “Un nuevo amanecer Western-Ward e hijos” Miré el letrero y el nudo en el centro de mi estómago creció. Apagué el motor de la camioneta cuando estacioné frente al edificio en construcción, mis manos estaban en el volante apretando con fuerza hasta que mis nudillos enrojecieron. — ¿Mamá?—escuché la voz de Georgy llamándome, desvié la mirada al retrovisor para mirarlo en la parte trasera asegurado en su asiento. — ¿Estás bien?—asentí lentamente y le sonreí. — ¿Por qué no lo estaría?—pregunté, pero era obvio que se había dado cuenta. —Cariño, estoy bien, es solo que me recuerda la última vez que vine con tu papá el año pasado. —Lo sé, yo venía con ustedes. —mi corazón se agitó al recordar ese día, Elizabeth estaba en exámenes finales de la universidad, así que no había tenido la oportunidad de ver desde los cimientos el nuevo hospital que construiríamos para ayudar a las personas con el cáncer, Amal estaría al frente una vez que estuviese listo y en func
Elizabeth Western Western Diamond Group —Nos reuniremos a fin de mes para revisar resultados, que tengan un buen día. —anuncié terminando la reunión de accionistas. Mis abuelos asintieron en aprobación. Todos comenzaron a salir excepto ellos, entonces empecé a recoger mis cosas. — ¿Te he dicho que te pareces tanto a George? —sonreí a su pregunta. —Claro, soy su hija. —le guiñé el ojo y ella sonrió. —Me parece muy bien cómo has llevado tu primera reunión de accionistas. Te felicito hija, —mi abuelo se acercó y me dio un abrazo, mi abuela hizo el gesto también de querer unirse al abrazo. La abrazamos. — ¿Quieres almorzar con nosotros? Viene Marie. Por cierto, —arrugó su ceño. —Nos dijo que Amal será el presidente del nuevo hospital “Un nuevo amanecer” —asentí. —Mi padre se lo había ofrecido anteriormente, él estaba dudando pero cuando le dijo que tendría más tiempo con la familia, aceptó. Y ya retomaron de nuevo el proyecto, estará abierto en unos meses más. —Me encanta que todo
Elizabeth WesternWestern Diamond GroupEstaba de pie y de brazos cruzados mirando en el ventanal, tocaron la puerta y cuando me volví, era Mane. Él sonreía y se pasó una mano por su corbata. — ¿Qué me querías ver? Me gusta que mandes a llamar. —dijo cerrando la puerta detrás de él, suspiré y caminé hasta la sala y le hice señas de que tomara lugar, pude notar la confusión en su rostro. — ¿Pasa algo?—Sí. Pasa de que tienes que terminar con tu actitud de que según serás el futuro presidente, Mane. —él alzó sus cejas con sorpresa. —Tienes que dejar de pisotear a la gente solo por qué tienes comunicación con la presidenta de esta empresa. Incluso, si tú y yo fuésemos algo serio y pasara algo a futuro como el ser un matrimonio, tu no tendrías el control de esta empresa, ¿Lo sabías? También está el caso de que mis abuelos prohibirían que metieras las manos en su empresa. —él se sonrojó y aflojó un poco su corbata. —Pero estás tú para cambiar esas reglas, ¿No? Es hora de que en un futuro
Elizabeth Western NewYork-PresbyterianCaminé de un lado a otro rogando a Dios y a mi padre que no les pasara nada a mi madre y a mi hermano menor. Sentí una mano en mi brazo y cuando me detuve levanté la mirada y era mi tía. Su rostro era de preocupación.—Van a estar bien. —asentí queriendo creerlo.— ¿Y qué fue lo que averiguaste? —pregunté a toda prisa.—Fue una embestida, creen que el conductor no frenó a tiempo y…—arrugó su ceño—...y lamentablemente no pudieron dar con él. Se fugó. —la ira creció en mí y mi tía lo vio. —Tranquila, hay cámaras de seguridad y están en ello.—Ojalá den pronto con el culpable. —miré más allá de mi tía Marie cuando apareció un doctor, mi abuelo, mi abuela, Marie, Amal y yo, nos acercamos rápido. — ¿Cómo está mi madre y mi hermano? —él mostró un gesto tranquilo.—Están fuera de peligro, la señora Western llevará collarín por unas semanas, tiene lastimada la muñeca pero no tiene fractura, el pequeño Georgy, solo tiene rasguños superficiales, llevaba