GeorgeLlegamos al frente del edificio donde ahora vivía Johanna Shaw. Ella me sonrió, ¿Qué es lo que esperaba de mí? No le daría nada. No apagué el motor para darle a entender que ya me iría.— ¿Quieres subir? —negué educadamente.—Estoy cansando realmente, me gustaría irme a casa.—Anda, déjame mostrarte mi nuevo departamento. Yo sé que no es nada comparado con lo de ustedes los Western, pero es bonito.—Sinceramente no quisiera subir, Johanna. —ella borró su sonrisa.— ¿Es por lo de hace años? ¿Crees que te voy a drogar o hacerte algo que no quieres? —soltó un bufido mostrando que estaba ofendida. —Ya somos dos adultos, George. No hay alcohol de por medio, no hay atracción, yo tengo otras cosas en mente, pero no contigo. Anda, anímate.—Johanna, —empecé a decir pero ella me interrumpió.—Así me quitaré a tu madre de encima, tomaré una foto mostrando que estás conmigo en el departamento, se la envío y listo, te puedes ir a tu casa.— ¿Por qué sigues haciendo esto? —pregunté irritado
VictoriaCaminé de un lado a otro mientras esperaba en la sala de espera del hospital, había llegado hasta George, lo vi bastante mal y me pidió que lo trajera, durante el camino balbuceaba agitado que había posibilidad de que Johanna lo hubiera vuelto a drogar, no sabía si era su misma enfermedad o una droga, lo que lo había puesto así, así que había manejado furiosa, ¿Qué no aprendió nada George con esa mujer? Ahora su temor era que ella se había enterado de su enfermedad y podría divulgarlo al mundo. Si no lo decía pronto, imaginaba que esperaría algo a cambio. Me pasé ambas manos por el rostro y lo masajeé. Me asusté al verlo casi caerse en la acera frente a su auto, lo pálido que estaba y lo que más me enfurecía era saber que pudo haber tenido sexo con esa mujer. “Calmada, Victoria” “Respira” “Lo que haga en su vida privada no te importa” El timbre de llamada entrante me distrajo de mis pensamientos, entonces vi que era Ron. Cerré los ojos y pensé en algo rápido que decir, debió
GeorgeNew York–Presbyterian HospitalAbrí los ojos y no estaba Victoria donde la había visto antes de cerrarlos, me removí con cuidado y miré alrededor de la habitación, y para mi sorpresa estaba Marie en el sillón.—Finalmente has despertado, has dormido bastante, ya va a amanecer...—dijo levantándose preocupada de su lugar.— ¿Y Victoria? —pregunté extrañado.—Se ha marchado desde anoche, ha dejado mensaje en tu casa que necesitaba comunicarse y Raphael me ha llamado, le regresé la llamada y me contó que estabas aquí…—se sentó a mi lado y entrecerró sus ojos. — ¿Cuándo vas a entender que no se puede confiar en ninguna persona que ya te traicionó?— ¿Te ha contado Victoria lo que ha sucedido? —susurré.—Me dio un resumen por encima de todo, yo he deducido lo que ha pasado y le dije que no se atreviera a negarlo, ya que yo soy quien estará cuidando de ti. Al parecer no se atrevió a darme más detalle, supongo que quería que tú me lo contaras. Primera, ¿No pudiste simplemente dejarla e
GeorgeDurante el resto de lo que quedó del día, hice arreglos para no presentarme a la empresa como tenía programado durante este mes, mandé un correo informando de mi ausencia de las siguientes semanas, no di mucho detalle pero quien solo sabría de mi viaje a Suecia, sería Marie y mi doctor de confianza, Matthew, quien al principio se negó a que fuese, pero entendió que podía quizás lograr algo ya que tenían mejor tecnología los centros en ese país y había escuchado buenas recomendaciones pero no de alguien que hubiera sanado en mi condición. No me importaba usar mi dinero, lo que quería y deseaba con toda la fuerza de mi corazón, era tener más tiempo para ver crecer a Elizabeth.—Señor Western, tiene visita—arrugué mi ceño, doblé el pantalón que ya tenía en mis manos y lo dejé sobre el resto de la ropa en la maleta.— ¿Quién es? Ya es tarde… —miré el reloj y anunció las diez de la noche, quizás es Marie, pero ella nunca se anuncia ya que es como su casa, entonces descartado que fue
Hilary WesternDiamond Western Group—No debiste de hacerlo de este modo, ¿Es qué has sido tan obvia? George en un chasquido supo que es lo que querías y lo que vendrá. —escupí con ira hacia Johanna, ella se cruzó de brazos y sonrió.— ¿No querías nietos? —su sonrisa se esfumó. —Tendrás nietos gracias a mí.—Pero no de esta forma. ¿Has usado algo para haberlo puesto de esa manera? —quería saber.—Hilary, no debes de criticar mis modos, no importa el procedimiento solo enfócate en que te daré el resultado que has buscado por años... —rodeé mi escritorio y tomé lugar, le hice señas de que se sentara en la silla frente a mí.—No me gustan para nada tus modos, cedí años atrás por qué tenía urgencia de que terminara el matrimonio que había tenido a nuestras espaldas, solo por eso, ¿Sabes que dio al hospital? ¡Pudiste provocarle algo grave a mi hijo! Ultima vez que haces eso en él.—Creo que no es modo de tratarme cuando…—posó su mano en su vientre, algo ridículo de su parte—…puede que pron
Johanna Shaw Caminé de un lado a otro pensando en las palabras de Hilary, tenía que obtener lo que me había ofrecido para poder limpiar el monumental problema de mi padre. —Si sigues así, harás una zanja en la sala. —murmuró mi padre haciendo que me detuviera y le lanzara una mirada de irritación. —Estoy pensando en todo lo que me dijo Hilary, ella es inteligente, padre. —Todos los Western son inteligentes, no por nada tienen todo ese imperio de joyería, son calculadores, y bastante tacaños. Aunque todo el dinero viene de las generaciones del lado de Albert, Hilary ha sido una buena compañera de negocios a su lado. Y ni imaginar George que es el único que diseña podría crearse su propio negocio si se lo propusiera. —hizo una breve pausa, dejó su taza de café en la mesa del centro de la sala y la tableta a un lado. — ¿Crees que no va a cumplir con lo que firmó? —pude notar pánico en su tono de voz. —Tengo el as bajo mi manga, pero aún no puedo usarlo, a menos que el plan A no func
George Mis dedos temblorosos ajustaron delicadamente el cinturón de seguridad del asiento de Elizabeth, había insistido en hacerlo yo mismo, pude ver seriedad en su rostro con esas diminutas pecas en su nariz que se veían adorables pero sus ojos marrones claros estaban apagados y no me había regalado una sonrisa desde que había bajado del auto en la pista.— ¿Estás molesta con algo? Puedes contármelo…—susurré al terminar de ajustar el cordón, ella me miró finalmente después de un silencio.—Extraño a mi papá. —sus palabras me conmovieron, asentí lentamente en señal de que lo entendía.—Imagino que es así, —tomé aire y lo retuve un momento para después de soltarlo discretamente, —Ronald es un buen hombre, claro que debes de extrañarlo, pero lo volverás a ver pronto, solo serán unos días y prometo que lo verás.— ¿Sabes que se fue de la casa? —Alcé mis cejas con sorpresa, —Tomó sus cosas y nos dejó. —su labio inferior tembló.—No, no, no, no las dejó, —ella presionó sus labios para con
RonaldLa casa del lago, a las afueras de la ciudad El vidrió se hizo añicos contra la pared de madera, el líquido se deslizó hasta llegar a la duela, mi respiración era agitada, mi pecho subió y bajó, mi corazón estaba latiendo tan aprisa que me obligué a detenerme, así como a las lágrimas que estaban por caer por mis mejillas.— ¿Ya terminaste? Si no para ir por otra caja más de vasos. —dijo mi hermano, Bill. —Estás ahogándote, Ron. Tienes que gritarlo, hablarlo y así sacarlo de tu sistema.—No sé cómo—me pasé ambas manos por el cabello ya revuelto de tanto pasar la mano por la ansiedad que había crecido en mí interior. Bill se acercó a mí y me entregó otra copa con su mejor whisky, lo acepté y le agradecí después de dar un largo trago hasta terminarlo. —Solo sé qué no podía seguir mintiéndome ni seguir haciendo ilusiones con el día en que ella me viera como…—detuve mis palabras cuando sentí que la ira empezó de nuevo a crecer en mí.— ¿Cómo a George? —su pregunta me provocó un hue