VictoriaHabía finalmente llamado a George, Ron se encargó de conseguir su número de casa, ¿Cómo lo ha hecho? siempre es un misterio, decía que gracias a su trabajo como asistente del rector de la universidad donde nos conocimos hace años atrás, había hecho muchos amigos y de ahí sus contactos. Después de lo de la visita de Ron en mi trabajo, pensamos en lo que haríamos, yo aún seguía sin creer que George se estuviera muriendo, solo tenía aproximadamente seis meses de vida, el solo pensarlo, me devastaba. Todas las palabras de Ron habían entrado a mi cabeza y me torturaban el quererme a negar a que George supiera de su hija, ¿Qué era lo que le diría? Te cuento que tienes una hija, no te pude decir por temor a que tu familia nos fuera a hacer algo. ¿Quieres conocerla? luego estaba Elizabeth, Ron insistió que esta noche hablaríamos con ella y le contaríamos la verdad, pero... ¿Cómo reaccionará a su edad? ¿Me odiaría por decirle que le había ocultado una verdad tan grande? Cerré los ojos
GeorgeEsa misma noche…Miré una y otra vez la pantalla de mi celular, le había enviado un mensaje a Victoria para saber de qué era de lo que quería hablar. Pero no llegaba ninguna respuesta, estuve tentado en marcar, pero lo último que quería era meterla en problemas con Ronald. ¿Qué pasa si hago la llamada…? Negué, tenía que esperar, “¿Esperar, George? No tienes tiempo para esperar” entonces entendí que mis palabras mentales me dieron una sacudida, miré la pantalla del celular y cuando iba a marcar a Victoria, entró un mensaje: “Márcame, por favor”—Dios, ¿Por qué mi corazón late tan rápido? No quiero morir de un infarto hoy. —marqué su número y recordé que mi número no debía de mostrarse en su línea, por eso me ha pedido que le llame, “Serás tonto, George”— ¿George? —cerré mis ojos al escuchar su voz en un tono bajo, me di cuenta que aun provocó algo en mí, quizás y todos mis sentimientos que sentía por ella no se habían ido del todo, solo estaban dormidos en algún lugar de mi int
VictoriaDos días han pasado desde que George dijo que llamaría para hablar, y no lo ha hecho. Estaba ya preocupada pensando lo que él estaría pasando, ¿Estaría sufriendo? ¿Tendría dolor? ¿Por qué ni siquiera ha llamado o mandado mensaje para explicarse? Pasé una de mis manos por mi frente para limpiar el sudor, tenía los audífonos puesto a todo volumen mientras corría en la caminadora, era sábado por la mañana bastante temprano, desde lo de George casi no podía dormir, despertada sin más a media noche y no podía retomar de nuevo el dormir. Presioné el botón para bajar la velocidad hasta que empecé a caminar, mi respiración agitada intenté controlar mientras retiré un auricular de mi oído.— ¿Mamá? —me sobresalté al escuchar la voz de Elizabeth, la busqué con la mirada y ahí estaba, en el marco de la puerta del área del gimnasio, tenía su cabello revuelto con su cara recién despertada.—Elizabeth, es sábado, hoy no tienes clases ni actividades, ¿Qué haces despierta? —bajé de la camina
Hilary Marie Lenox de Western (Madre de George)Mansión de los Western, New York.Mis labios se quedaron sobre la orilla de mi taza de té, miré sorprendida a Johanna que se encontraba frente a mí sentada de manera elegante, ella era hermosa y me encargaría que fuese mi futura nuera, sonrió al ver que me ha dejado sin palabras, bajé finalmente la taza y la dejé de regreso en la charola de plata que estaba sobre la mesa de centro de mi habitación de visitas.—Me has dado la mejor noticia del día—soné bastante emocionada.—Solo buscaré un lugar que esté a mi altura, y tenga mucho espacio para mis ejercicios al aire libre, por cierto, tenemos que ver la manera de que tu hijo me deje acercarme…—pude notar decepción en su mirada, desde que habíamos llegado de Londres por mi viaje de negocios, no había visto a George, no contestaba mis mensajes, ni llamadas y las visitas las había prohibido durante los últimos días de la semana, era algo que me tenía inquieta.—Si necesitas ayuda, —comencé a
GeorgeDesde mi lugar podía verla centrada en cocinar algo, muchos flashes de escenas similares aparecieron en mi cabeza como un desfile de recuerdos de nuestra relación en el pasado, ella cuidaba de mí, y no me había dado cuenta en ese entonces. Era la primera y única mujer que había dejado cruzar esa puerta íntima de mi vida. Desde que me había dado los documentos del divorcio hace años atrás, no había tenido a ninguna mujer, ni recordaba a Johanna metida en mi cama en el departamento en Londres. Cerré los ojos y apreté el puente de mi nariz, era tanto en tan poco tiempo, que mi ansiedad creció, el tic tac del reloj me debilitaba poco a poco, aunque no a grandes pasos, pero el dolor era más constante que antes. Entonces, cuando levanté la mirada de nuevo en su dirección, quería decirle lo que me estaba pasando, no seríamos los mejores amigos, pero, antes de ser mi novia, prometida y esposa, tuvimos una amistad. Cuando me di cuenta, estaba sentándome en uno de los bancos de la barra,
VictoriaTenía el auto estacionado frente a casa, Ron había llamado a mi celular cuando estaba en casa de George, pero al saber que estaba ahí, pensé por alguna razón desconocida que entendería que no estaba haciendo anda malo o en contra de mi voluntad ya que había enviado un texto informándole. –dejé caer mi frente contra el volante- pero al parecer, había hecho mal elección, se había puesto casi al borde de la histeria cuando fui totalmente sincera, más cuando le conté que le había preparado algo de comer y que había llegado Marie, así que, me ordenó furioso que saliera de esa casa, entonces propuso la cena. –Levanté la cabeza del volante- entonces era un mar de confusión, nervios, me sentía desestabilizada realmente, me di cuenta de que Ron esperaba en la entrada, con sus manos en los bolsillos, lo que rara vez odiaba de nosotros era el discutir, realmente era extraño que sucediera, los dos nos amoldábamos a la perfección durante tantos años, que ahora, siento que las discusiones
GeorgeLa luz de la gran ventana frente a mi golpeó mi rostro, me molestó bastante que me hizo girar hacia el otro lado para seguir durmiendo, pero de la nada, se hizo más luz.—Anda, levántate, has dormido todo el santo día. ¿Estás enfermo o qué? Recuerda que tenemos la cena en casa de Victoria. —la voz chillona de Marie me molestó.— ¿Qué es lo que quieres? ¿Ahora no puedo dormir y despertar a la hora que quiera? Y no, no iremos a la cena. —escuché como sus tacones golpearon con fuerza exagerada el mármol hasta que abrí los ojos y vi sus piernas frente a mí, luego se sentó sobre sus talones para mirar frente a frente, Marie sopló el fleco de su frente, luego sus ojos se posaron en los míos.—Victoria se decepcionaría. —cerré los ojos y controlé mis sentimientos, tenía que seguir la postura de no ir.—Tendrá dos trabajos: Enojarse o contentarse sola. Y es algo que me tiene sin cuidado. Así que si es todo, déjame dormir. Estoy cansado…— ¿De qué? ¿De tomar whisky? ¿De emborracharte h
La mirada de Ron estaba sobre la de George hasta que desapareció de su vista, me pilló observándolo.— ¿Está todo bien? —me preguntó, yo afirmé. —Marie, ¿Habrá posibilidad que nos permitas hablar con tu hermano al regresar? Puedes tomar asiento en la sala y…—lo interrumpí.—Ron, creo que…—ahora él me interrumpió.—Es hoy…o nunca.— ¿Y si elegimos “nunca”? —él arqueó la ceja, supongo que sorprendido por mi respuesta.—Lo que menos queremos es ocasionar problemas. —dijo Marie levantándose de su lugar a mi lado, negué rápidamente.—No es eso, es que…—Si hay temas que tienen que tratar con mi hermano será otra noche, por si no lo han notado, es la segunda vez que sangra y es raro en él.—Debe de ser normal cuando…—comenzó a decir Ron, pero apreté su mano con fuerza deteniendo lo que iba a decir.—Ron, por favor. —él arqueó una ceja, me miró y luego a Marie cuando ella estaba mirándonos detenidamente.—“Debe de ser normal cuando…” ¿Qué? —cerré los ojos sabiendo que Marie no se detendría h