Hilary Marie Lenox de Western (Madre de George)Mansión de los Western, New York.Mis labios se quedaron sobre la orilla de mi taza de té, miré sorprendida a Johanna que se encontraba frente a mí sentada de manera elegante, ella era hermosa y me encargaría que fuese mi futura nuera, sonrió al ver que me ha dejado sin palabras, bajé finalmente la taza y la dejé de regreso en la charola de plata que estaba sobre la mesa de centro de mi habitación de visitas.—Me has dado la mejor noticia del día—soné bastante emocionada.—Solo buscaré un lugar que esté a mi altura, y tenga mucho espacio para mis ejercicios al aire libre, por cierto, tenemos que ver la manera de que tu hijo me deje acercarme…—pude notar decepción en su mirada, desde que habíamos llegado de Londres por mi viaje de negocios, no había visto a George, no contestaba mis mensajes, ni llamadas y las visitas las había prohibido durante los últimos días de la semana, era algo que me tenía inquieta.—Si necesitas ayuda, —comencé a
GeorgeDesde mi lugar podía verla centrada en cocinar algo, muchos flashes de escenas similares aparecieron en mi cabeza como un desfile de recuerdos de nuestra relación en el pasado, ella cuidaba de mí, y no me había dado cuenta en ese entonces. Era la primera y única mujer que había dejado cruzar esa puerta íntima de mi vida. Desde que me había dado los documentos del divorcio hace años atrás, no había tenido a ninguna mujer, ni recordaba a Johanna metida en mi cama en el departamento en Londres. Cerré los ojos y apreté el puente de mi nariz, era tanto en tan poco tiempo, que mi ansiedad creció, el tic tac del reloj me debilitaba poco a poco, aunque no a grandes pasos, pero el dolor era más constante que antes. Entonces, cuando levanté la mirada de nuevo en su dirección, quería decirle lo que me estaba pasando, no seríamos los mejores amigos, pero, antes de ser mi novia, prometida y esposa, tuvimos una amistad. Cuando me di cuenta, estaba sentándome en uno de los bancos de la barra,
VictoriaTenía el auto estacionado frente a casa, Ron había llamado a mi celular cuando estaba en casa de George, pero al saber que estaba ahí, pensé por alguna razón desconocida que entendería que no estaba haciendo anda malo o en contra de mi voluntad ya que había enviado un texto informándole. –dejé caer mi frente contra el volante- pero al parecer, había hecho mal elección, se había puesto casi al borde de la histeria cuando fui totalmente sincera, más cuando le conté que le había preparado algo de comer y que había llegado Marie, así que, me ordenó furioso que saliera de esa casa, entonces propuso la cena. –Levanté la cabeza del volante- entonces era un mar de confusión, nervios, me sentía desestabilizada realmente, me di cuenta de que Ron esperaba en la entrada, con sus manos en los bolsillos, lo que rara vez odiaba de nosotros era el discutir, realmente era extraño que sucediera, los dos nos amoldábamos a la perfección durante tantos años, que ahora, siento que las discusiones
GeorgeLa luz de la gran ventana frente a mi golpeó mi rostro, me molestó bastante que me hizo girar hacia el otro lado para seguir durmiendo, pero de la nada, se hizo más luz.—Anda, levántate, has dormido todo el santo día. ¿Estás enfermo o qué? Recuerda que tenemos la cena en casa de Victoria. —la voz chillona de Marie me molestó.— ¿Qué es lo que quieres? ¿Ahora no puedo dormir y despertar a la hora que quiera? Y no, no iremos a la cena. —escuché como sus tacones golpearon con fuerza exagerada el mármol hasta que abrí los ojos y vi sus piernas frente a mí, luego se sentó sobre sus talones para mirar frente a frente, Marie sopló el fleco de su frente, luego sus ojos se posaron en los míos.—Victoria se decepcionaría. —cerré los ojos y controlé mis sentimientos, tenía que seguir la postura de no ir.—Tendrá dos trabajos: Enojarse o contentarse sola. Y es algo que me tiene sin cuidado. Así que si es todo, déjame dormir. Estoy cansado…— ¿De qué? ¿De tomar whisky? ¿De emborracharte h
La mirada de Ron estaba sobre la de George hasta que desapareció de su vista, me pilló observándolo.— ¿Está todo bien? —me preguntó, yo afirmé. —Marie, ¿Habrá posibilidad que nos permitas hablar con tu hermano al regresar? Puedes tomar asiento en la sala y…—lo interrumpí.—Ron, creo que…—ahora él me interrumpió.—Es hoy…o nunca.— ¿Y si elegimos “nunca”? —él arqueó la ceja, supongo que sorprendido por mi respuesta.—Lo que menos queremos es ocasionar problemas. —dijo Marie levantándose de su lugar a mi lado, negué rápidamente.—No es eso, es que…—Si hay temas que tienen que tratar con mi hermano será otra noche, por si no lo han notado, es la segunda vez que sangra y es raro en él.—Debe de ser normal cuando…—comenzó a decir Ron, pero apreté su mano con fuerza deteniendo lo que iba a decir.—Ron, por favor. —él arqueó una ceja, me miró y luego a Marie cuando ella estaba mirándonos detenidamente.—“Debe de ser normal cuando…” ¿Qué? —cerré los ojos sabiendo que Marie no se detendría h
George Entré como un gran tornado a mi taller, sentí los pasos de Marie detrás de mí siguiéndome para que le diera respuestas a sus preguntas, “Si tan solo Victoria no hubiera abierto su boca con lo de mi condición, no tendría a mi hermana corriendo detrás de mí”. Busqué ansioso el bote de pastillas que me había asignado Matthew para el dolor, mi cabeza iba a estallar, me tomé dos con un poco de whisky, ignoré el comentario de mi hermana que no debía mezclar medicamento con alcohol, pero en este momento no me importaba. —Tengo que hablar con mis abogados—comencé a decir, cuando tomé del cuello la botella de whisky para tomar directamente, Marie fue rápida en evitar que lo hiciera, tenía frente a mí a una mujer furiosa como nunca antes la había visto, ella rara vez lo hacía, era terca, tenaz, valiente e inteligente, tenía bastante intuición y era buena en eso. — ¿Cuál es tu condición? —preguntó. —Quiero saber tu verdadera condición. Y no quiero que me sigas ocultado algo. —Su voz se
VictoriaEl silencio se hizo en la sala, miré a Marie, luego a George. Él estaba decidido a complicar todo. No podía arrebatarle a Ron lo que tenía con Elizabeth, sabía que eso lo rompería. No quería eso. Ron era su padre. Pero también George. No quería hacer un escándalo de todo esto, tendría reporteros en la entrada de mi casa, de la escuela y de mi trabajo. George haría ruido para conseguir lo que quería. No podía una Ward-Jones pelear contra un Western. Definitivamente perdería. Y quien saldría lastimada sería Elizabeth.Sentí como el celular vibró dentro de mi bolsillo. Sabía que era Ron, le había dicho que saldría a tomar aire después de lo que había pasado, debió de haberse dado cuenta que mi Rover no estaba en su lugar. Estaba guerra era conmigo, no con él. Solo entre George y yo.—Bien. Solo dame tiempo para…—George me interrumpió.—Es lo que menos tengo, Victoria. —me tensé al recordar que él no tenía tiempo. ¿Qué es lo que harás, Victoria?—Necesito consultarlo con Ron. Mañ
GeorgeAl día siguiente…—Señor, hemos llegado—anunció mi chófer, abrí mis ojos y miré por la ventanilla. Durante la noche, después de la conversación y visita de Victoria, no había dormido bien del todo por no dejar de pensar en lo que haría. No contaba con tanto tiempo como para dejarlo para después, era de arreglar todo antes de marcharme. El solo pensar que no estaría en unos meses, sentía esa opresión en mi pecho que se había vuelto un recordatorio tedioso. Tomé aire y lo solté entre dientes para poder tranquilizarme.—Gracias. —uno de los hombres abrió mi puerta y bajé, miré lo alto del edificio agarrando valor para enfrentarme a mis padres. Entré al lugar, decidido a enfrentarlos, ya no tenía tiempo ni cabida para nada más que no fuese dejar en orden mis cosas personales y privadas, así como el asegurarme que mi hija estuviera totalmente protegida de todo aquel que tuviese la intención de hacerle daño y eso incluía a mis padres. Las puertas del elevador se cerraron llevándome a