El los brazos de un Millonario.
El los brazos de un Millonario.
Por: Lily Arzola
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"Nate Wagner, es el millonario más exitoso de Estados Unidos. Con una empresa de servicios diarios, como la luz, el agua, automotrices y millones de tiendas de servicio a su nombre, el joven millonario que vive en New York, decide abrir una campaña para gente joven, en una de sus nuevas ideas. Abrir tiendas de ropa con las ideas de jóvenes emprendedores, que quieran trabajar para la gran marca"

Eso era lo que se estaba escuchando en el noticiero y era cierto, el señor Wagner era un joven millonario, que estaba revolucionando a todo el país con sus ideas, pero ahora quería meterse dentro de la moda. ¡Aquí es donde quepo yo! Acababa de graduarme de mi carrera de diseño en modas, así que estaba recién salida de la universidad, cuando me llego la noticia sobre las vacantes nuevas en la empresa Wagner. En el momento en que pisé el edificio Wagner, supe de inmediato que mi vida iba a cambiar.

El lugar era de locura, su arquitectura era muy revolucionaria, mientras que había muchos toques de moda, en donde me sentía identificada. Y cuando llegué a la gran oficina del señor Wagner, en donde me habían citado, me doy cuenta que hay muchas personas esperando a ser entrevistados.  Así que solo suspiré profundamente, mientras le avisaba a la recepcionista, que ya había llegado.

–Buenos días. –Le dije a la mujer rubia, que estaba detrás de un escritorio de vidrio.

 –Buenos días. –Me responde con educación. –¿Cómo le puedo ayudar? –Me pregunta con una sonrisa en sus labios color carmín.

–Hola, mi nombre es Nía Williams. –Le dije a la mujer mientras traía un papel en mis manos, en donde decía toda la información de la entrevista, pero la secretaría de inmediato se levantó de su asiento, para decirme:

–Espere aquí, vuelvo en un momento. –La rubia de inmediato camino hacía una gran puerta de madera, que supongo que era la oficina de su jefe. Yo me quede un poco sorprendida, mientras hacía bolas el papel que tenía en mis manos, ya que sabía que en ese momento no me serviría. Así que espere, como todas las personas que estaba sentados en la sala de esperas, hasta que volvió a salir la mujer rubia, que hace poco me atendió.

 –Señorita Williams. –Llama mi atención mientras miró a las demás personas, que estaban esperando algo molestos. –Puede pasar a la oficina. –Yo misma no entendía por qué tenía que entrar antes de todas las personas que estaban esperando. Así que solo trague saliva y camine hacía donde la mujer me decía. Las puertas grandes que antes ya había visto, se hacían más grandes cuando pasabas por ellas. Después quedaba un largo pasillo de piso de mármol. Yo estaba tan nerviosa, que mire a la mujer para que me digiera que hacer.

–Puede caminar por el pasillo y en esa puerta grande. –Me señala la única puerta que había en el lugar. Supongo que, por un momento creyó que era retrasada. –Puede entrar. El jefe la está esperando. –Solo asentí mientras tragaba saliva una vez más, llevando mi hoja de vida en mis manos.

Camine con un poco de nervios al lugar, hasta poder abrir esa gran puerta color negra. Y cuando estuve dentro del lugar, no pude evitar ver que la oficina era realmente elegante y minimalista. Incluso se podía ver toda la ciudad desde aquí, ya que una de las paredes era de vidrio. Pero no vi a nadie sentado en ese escritorio de piel negra, así que solo empecé a mirar todo el lugar. Sabía que, si yo estuviera trabajando en este lugar, haría maravillas. Estaba realmente enamorada de la vista, tanto que pude fantasear con estar en este lugar, trabajando con mucha inspiración.

Pero mis sueños se acabaron, cuando un hombre de gran altura entra a la habitación. El hombre era fornido, con una cabellera negra y ojos realmente azules. Yo misma me quede sin aliento, al ver a ese hombre que parecía un modelo. El hombre había salido de otra puerta, que estaba dentro de la oficina.

–Usted debe de ser la señorita Williams, ¿verdad? –Me pregunta mientras me ofrece su mano. Yo no podía creer que esto estaba pasando, así que solo le di mi mano un poco nerviosa.

 –Un gusto. –Murmuré mientras él solo sonríe, para después caminar hacía su escritorio y sentarse en su silla de cuero negro.

–Puede sentarse. –Me dice al verme parada mientras me muestra con una de sus manos, una silla, que estaba enfrente de su escritorio. Yo solo asentí con la cabeza, mientras me sentaba en la silla. En realidad, no sabía que decir, estaba tan nerviosa que solo empecé a ver mis piernas delgadas, mientras veía mi vestido color azul marino, que tanto me gustaba.

–¿Y bien? –El hombre carraspea con la garganta. –Dígame porque debería contratarla, para mi nueva campaña de modas.

 –Bueno. –Carraspee mi garganta al igual que él, para poder hablar con naturalidad. –Acabo de salir de la universidad de diseño de modas de Parsons.

–Es una de las mejores escuelas de esta ciudad. –Me comenta mientras me mira con sus grandes ojos azules.

–Sí, lo es. –Remarque nerviosa. – Y también soy muy buena diseñadora, traigo bocetos y algunas fotos de la ropa que he hecho. –El joven hombre solo asiente con la cabeza, muy poco interesado en lo que decía. –También trabaje como diseñadora en una tienda de ropa llama “Holy grail”.–Le comenté un poco nerviosa, mientras que la cara del hombre era tan perfecta, como la de un muñeco de porcelana.

–No conozco esa tienda. –Me responde de inmediato, mientras es algo brusco al hablar.

–Sí, de hecho, es una nueva tienda que abrió hace poco. – El joven hombre solo suspira con fuerza, mientras se deja caer sobre su silla de cuero, supongo que ya estaba cansado de escucharme hablar.

–¿Algo más? –Pregunta mientras alza una de sus cejas.

–Por supuesto. –Le contesté mientras intentaba convencerle de que ese puesto era para mí. –También tengo una recomendación del diseñador Cho Yong, que fue mi profesor en la escuela. Él ha dado varios desfiles de moda, en la semana de la moda en Paris. –Yo de inmediato tomo la recomendación de mi profesor, para dársela. Él solo se queda mirando el papel sin interés, en ese momento supe que esto no iba a pasar, no me iba a contratar.

Después de ver mi recomendación, el hombre se sienta bien sobre su silla, mientras pone sus manos sobre su escritorio.

 –Señorita Williams, no soy un conocedor de moda. Y aunque soy vestido por las mejores marcas de la ciudad, no tengo conocimiento de cómo se hace un traje o un vestido. –Él suspira profundamente. –Pero creo fielmente, que por eso mismo hice esta campaña nueva, para que personas como usted, pudiera trabajar para mí en un mundo en donde no soy conocedor. –Yo misma me sorprendo por lo que está diciendo, ya que a pesar de que luce arrogante, es bastante sincero con lo que piensa. –Esta contratada. –Yo de inmediato me sorprendo, mientras dejo caer algunos papeles de mi folder color gris. No podía creer que lo había hecho, había conseguido el trabajo.

–¿Qué? –Le pregunté sorprendida mientras aún no podía creer lo que sus labios rojos, estaban diciendo.

 –¿Acaso no quiere el trabajo? –Me pregunta dudoso, mientras frunce su ceño.

–No, no. –Yo estaba anonadada, así que empecé a balbucear como una tonta. –Sí, quiero el trabajo. –Le respondí después de pasar por un pequeño colapso mental.

–Está bien señorita, ya tenemos su contrato preparado. –Yo de inmediato me quede sorprendida, ya que, para hacer un contrato, se tardan bastante, ya que necesitan estar seguros de que te quieren contratar. Así que estaba sorprendida por lo rápido que había sido contratada, pero no dejaría que mi sorpresa arruinara esto. Así que firme el contrato, en donde venía toda mi información.

Y mientras estoy firmando, veo incluso mi dirección. Esos datos no los había dado. De inmediato miro con sigilo al hombre que está enfrente de mí. Él se veía realmente interesado en que firmara el contrato, así que solo lamí mis labios, para terminar de firmar.

 –¡Listo! –Le entregue el contrato.

–Bien, señorita Williams. –Se levanta de su asiento, para acompañarme como todo un caballero hacía la salida. –Mi secretaría le dará sus horarios y le indicará todo lo que debe de hacer. –Yo solo asentí con la cabeza, mientras no puedo dejar de ver esos ojos azules tan grandes y puros.

–Está bien. –Estaba nerviosa. –Muchas gracias por la oportunidad, señor Wagner. –Él solo sonríe mientras me abre la puerta.

–No, gracias a usted.

La amabilidad del hombre era indescriptible, aún no podía creer que una persona tan importante como él, me había contratado para su nueva campaña. Cuando salí de la oficina, de inmediato pude ver las miradas de las personas que, como yo, quizás también habían salido hace poco de la universidad, con molestia, ya que supongo que sus citas eran antes que la mía.

Así que sigilosamente me acerco hacía la secretaría, quién ya me tenía listos unos papeles.

–Felicidades, señorita Williams. –Me dice con una sonrisa dibujada en sus labios.

–¿Usted ya sabe? –Le pregunté extrañada, de que supiera que ya estaba contratada.

–Claro, mi jefe me ha llamado y me ha dicho que le entregue su horario. –Yo estaba algo confundida, ya que todo esto parecía incluso de película, pero no me negaría a tan buen trato. –Usted trabajara de lunes a viernes, tenemos una zona nueva, que es para todos los diseñadores, que es en el piso 42, ósea en el piso de abajo. –Yo solo asentí con la cabeza, mientras la mujer me explica. –Trate de no llegar tarde, ya que a el jefe no le gusta que nadie se retrase. –Yo solo fruncí un poco el ceño, ya que me parecía algo extraño lo que estaba diciendo.

–Creí que el señor Wagner, hacía otro tipo de trabajo más importante, que ver a unos diseñadores. –El hombre era dueño de un patrimonio enorme, se me hacía algo extraño que no tuviera supervisores, que hiciera ese trabajo.

–El jefe está encantado con este nuevo proyecto, así que estará muy atento a esto. –Yo de inmediato lo entendí, aún que era muy extraño. –Recuerde también que tenemos etiqueta de vestir. –Ella de inmediato me enseña unas fotos. Era una mujer vestida como una camisa de botones blanca y una falda negra, con tacones altos. –Usted puede usar cualquier falda que le guste, también puede elegir sus accesorios. –La moda era lo mío, así que se me haría un poco difícil solo vestir de esa forma, pero sabía que me las arreglaría.

Así que después que la señorita Ferguson me indicara, todo lo que tenía que hacer, me retire del piso mientras llevaba muchas hojas conmigo, que eran muchos papeles de la empresa. Este día era el mejor de mi existencia, por fin podía laborar en algo que me encantaba.

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