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Al entrar a su departamento, puedo ver que vive en uno de los lugares más lujosos de New York.

–Alex, Thomas. –Dice el señor Wagner a sus guardaespaldas, que nos acompañaron en todo momento. –Pueden descansar. –Los dos hombres de traje, solo asienten con la cabeza, para después abandonar el lugar.

Y cuando estuvimos solos, no pude evitar sentirme realmente incomoda. Él era mi nuevo jefe y ahora estábamos los dos metidos en este apartamento por coincidencia, o por algo forzado.

–¿Cómo sabía que iba a estar en ese bar? –Le pregunté sin creer que había sido coincidencia.

–Ya le dije señorita Williams. –Responde mientras va a su mini bar, para servirse una copa de wiski. –¿Quiere algo de tomar? –Me pregunta mientras yo solo niego con la cabeza.

–Lo único que quiero son respuestas, señor Wagner. –Alce una ceja, para ver como el hombre se acercaba a mí. Para después sentarse en su sillón, en donde cruza una de sus piernas mientras me mira de arriba hacia abajo. Yo de inmediato me empiezo a sentir como si estuviera desnuda, así que solo empiezo a tragar saliva con nervios.

Así que después de mirarme por algunos minutos, el hombre por fin decide abrir la boca.

–¿Entonces quiere saber la verdad? –Yo solo abrí los ojos, sin esperar que él tuviera una carta escondida para mí. Así que solo asentí con la cabeza, mientras le presto toda mi atención.

–Usted y yo nos conocemos, desde hace mucho tiempo.–Yo solo frunzo el ceño, ya que no sabía de qué hablaba.–Quizás usted no me recuerde, pero yo a usted sí.–El hombre deja su vaso vacío, sobre el sillón mientras lame sus labios.–Recuerdo que yo tenía solo once, cuando usted tenía ocho.–Mi cuerpo de inmediato se empieza a erizar, no podía creer que estaba hablando de mi infancia.– Me habían secuestrado una familia del cartel de drogas.–Y mientras el hombre empieza a hablar, yo no puedo creer que él esté hablando, quizás del mismo caso, en donde mi madre murió de por medio.–Mis padres estaban realmente preocupados por mí, pero si no fuera porque su padre, encarcelo a esos hombres, quizás yo no estaría aquí contándole mi historia.–Yo solo me encuentro sorprendida, sin entender lo que estaba pasando, mientras siento que me quiero desmayar.–Y después supe que la misma banda criminal, termino con la vida de su madre.–Así que sin poder evitarlo, me dejo caer sobre el suelo. El tema de mi madre era algo muy importante y sagrado para mí, así que no dude en empezar a hiperventilarme.

–¡Nía! –Dice mi nombre mientras se levanta de su asiento. –¿Se encuentra bien? –Me pregunta en cuanto está a mi altura.

–Siga. –Le pedí mientras no podía creer lo que estaba pasando. –Siga. –Él solo asiente con su cabeza, para después seguir con su historia, mientras intenta que mi cabeza no caiga al suelo. –Usted era muy joven cuando su madre murió, pero cuando mis padres me dijeron, que su madre había muerto a causa de mi secuestro, me sentí tan mal, que me jure a mí mismo, que le regresaría el favor.

¿Regresarme el favor? ¿De qué demonios está hablando?

–¿Y qué hará?–Alce una ceja.–¿Mandar a hacer una máquina del tiempo y regresarme a mi madre?–Pregunté en forma irónica, ya que la perdida de mi madre fue tan grande, que aún no puedo dormir de noche pensando en ella.–¡Usted no puede hacer nada!–Le contesté con odio, para después empujarlo con fuerzas, para levantarme por mi propio pie del suelo.–¿Así que supongo que me dio el empleo, solo porque quiere regresarme el favor?–Le pregunté con una ceja alzada, mientras el hombre solo asiente con la cabeza, mirándome como si fuera una chica diferente.

–¿Sabe qué? Renuncio. –Tomé mi bolso y decidí caminar hacía el elevador, en donde él me detiene, tomándome del brazo, para ponerme enfrente de él. Su mirada azul era tan hermosa, mientras que sus facciones eran quizás hechas por los mismos dioses.

–¡Espere! –Pone sus manos sobre mis hombros. –No puede irse, solo así.

–Sí, sí puedo. –Ahora aclaro mi garganta. –¿Usted cree que me hace un favor? ¿Quién cree que es, para creer que puede arreglarme la vida?

–Nía. –Dice mi nombre con su voz gruesa. –Realmente no me importa lo que usted piense, usted hará lo que yo le diga. –Su tono ahora es diferente, se puede escuchar que el hombre ama el control.

–¿Qué? –Le pregunté sin poder creer las agallas que el tipo tenía, para hablarme de esa forma.

–Sí, como lo escucho, sus cosas están siendo sacadas de su departamento en Queens, ya que usted vivirá ahora conmigo. –Yo de inmediato me sorprendo, dejando caer mi bolso mientras el hombre caminaba hacía la cantina, en donde se sirve otro trago.

–¿Está hablando en serio? –Le pregunté sin poder creer lo que estaba haciendo. –¡No puede hacer eso! ¡Lo denunciare! –Le grité con impotencia, mientras el hombre le ponía hielo a su trago.

–¿A quién cree que le harán más caso? –Pregunta mientras alza una de sus cejas. –¿A un hombre que ha donado millones de dólares a la policía?, ¿o a una chica que a penas a terminado la universidad?

–¡Me está ofendiendo! –Trate de apretar más de una vez el botón del ascensor, pero este no habría.–¿Qué pasa con su maldito ascensor?–Le grité realmente enojada, mientras sé que la vena de mi frente está realmente marcada. Eso pasa siempre que me enfado con alguien.

–No abrirá, le dije que usted se quedará aquí. –Me responde con seguridad.

–Esto es un secuestro. –Le dije mientras el hombre se pasea por su sala con elegancia.

–Tómelo como usted quiera, pero desde este momento, yo me hare cargo de usted. –Camina lentamente hacía mí. –No tendrá que preocuparse por el trabajo, porque lo tendrá todo, no le faltará dinero nunca. También dejara de vivir en Queens y se quedara conmigo, para poder cuidarla mejor.

–Sáqueme de aquí. –Lo dije con enojo, mientras que mis ojos no podían mirarlo de otra forma, que con odio.

–No lo hare. –Me dice, por último, dándole un trago fuerte a su wiski, para después caminar hacía donde supongo que estaban las habitaciones, dejándome completamente sola.

Yo solo maldije con fuerza, para después buscar en mi bolso mi celular, que claramente no estaba ahí. Supongo que ese hombre altanero, lo escondió de mí para que no llamara a alguien, por mi auxilio.

–¡Maldita sea! –Maldije más de una vez, para después suspirar.

Por ahora no podía hacer nada, tenía que dormir tan siquiera un poco, para ver en la mañana, como poder salir de aquí. Así que camine hacía en donde el joven hombre había caminado. Este camino me llevaba hacía unas escaleras de vidrio, así que las subí, para encontrarme con bastantes puertas.

El primero era un cuarto de videojuegos, junto con muchos premios, que supongo que el hombre gano. Después se encontraba un baño realmente grande, con un enorme jacuzzi de mármol blanco. Yo de inmediato cierro esa puerta, deseando que mi cabeza pervertida, no pensara en tomar una ducha en ese baño, junto con ese millonario mandón.

Así que camine por el corredor, hasta encontrar al joven de cabellera negra, quitándose lentamente el traje. Yo me quedo perpetua enfrente de él, mientras la luz de la luna lo alumbra, a él y a su cuerpo bien fornido. El hombre al darse cuenta de mi presencia, solo sonríe.

–Deje de mirarme como una tonta y venga. –Me pide mientras me ofrece su mano.

–¿Qué? –Lo mire algo sorprendida, al ver que el hombre que estaba semidesnudo, mostrando sus abdominales bien formado, me estaba llamando.

–¡Dije que venga! –Me grita el muy mandón. Yo solo ruedo los ojos, acercándome lentamente a él, mirando su cuerpo como si me estuviera llamando. El hombre sonríe cuando toco su mano, mientras que con lentitud me va acercando a su cuerpo, que emanaba un olor realmente delicioso.

Él mira mis ojos verdes, para con lentitud hacer que me sentara en la cama, a la altura de su hombría. Yo de inmediato pienso en que esto será desastroso, pero estaba tan excitada que no dije nada.  Después de pensar en cosas muy sucias, el hombre que se llama Nate, pone sus labios a la altura de uno de mis oídos, para decirme:

–No es lo que piensa. –Yo no entiendo lo que dice.

Así qué con lentitud, el hombre camino hacía un buró de color café fuerte, en donde saco una bolsa blanca, para después ponerla al lado mío. –Puede cambiarse, tome el pijama y duerma un poco. –Yo de inmediato me siento frustrada, porque me ha hecho sentir que lo deseo. Así que maldije más de una vez en mi mente, mientras toco su camisa de botones blanca, que tiene un olor a perfume tan refrescante. –Descanse, señorita Williams. –Y con lentitud cierra mi puerta, para dejarme sola con una bolsa blanca, deseos y la luz de la luna.

Después pase mis manos por mi cabeza, sin poder creer que este viviendo esto. Y por un momento, solo empiezo a recordar, en ese momento en cuanto mi padre envió a esa pareja de mafiosos a la cárcel, logrando recordar a un niño un poco más grande que yo, que se quedaba en casa conmigo.

Y mientras mi corazón empieza a palpitar, me doy cuenta que es él. Ese niño asustado, es el señor Wagner. El niño era de tez pálida y estaba muy golpeado, mientras que sus ojos azules mostraban mucha tristeza. Recuerdo que mi madre lo alimento más de una vez, mientras que yo siempre, traté de levantarle el ánimo, pero nunca pude lograrlo.

Aún me cuesta recordar muchas cosas, de los tiempos en que murió mi madre, pero tratare de seguir recordando. Ese joven realmente quiere ayudarme, pero no creo que estas sean las formas. Así que termino de ponerme el blusón blanco que compro para mí, mientras miró la luna llena, que se ve perfectamente desde el piso cuarenta del edificio.

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