Punto de vista de varios personajes:Punto de vista de Isabella:¡Wow! El viaje fue interminable. Con Sofía habría sido más entretenido. Tomo un poco de agua y veo a mi hermano, les hago señas, y ahí están todos esos chicos guapos.—¿Pero qué ha pasado? —me río, observándolos—. ¡Están más maduros, más hombres! ¡Más guapos, eso diría Sofía! —pienso para mis adentros.—¡Isaaa! —grita Max, y corro a abrazarlo.—¡No me aprietes tanto, me duele la espalda! —me quejo entre risas.Él se ríe también.—¿Cómo estás, pequeña? Creciste… ¿5 centímetros? Pero para los lados —bromea.—¡Estúpido! —le respondo—. Estoy más alta —le digo, haciéndome la ofendida.—Sí, claro, esos tacos son bien altos.—Mamá, Max me está molestando —me burlo de él, mientras me doy cuenta de que parece estar buscando algo.Me volteo y saludo a Jason y Lucas, y después regreso junto a Max, pero noto que no vi a los gemelos… aunque sí vi a unos chicos guapísimos.Punto de vista de Rocío:Dormí casi todo el viaje, después de
Punto de vista de JhonJames y yo siempre fuimos inseparables; todos nos conocían como los gemelos unidos en todo. Pero, conforme los años han pasado, he sentido la necesidad de encontrar algo propio, de dejar de ser solo "uno de los gemelos" y descubrir en qué quería destacar. Decidí especializarme en pediatría porque siempre he sentido una conexión especial con los niños. Pienso que cuidarlos y verlos crecer con salud es, en cierto modo, proteger el futuro de nuestra manada y de todos a quienes quiero. Trabajar en pediatría me da un propósito único, una forma de ser especial y diferente, de marcar una diferencia en la vida de los más pequeños.Fue un cambio que decidí no compartir inmediatamente con James. No porque no confiara en él, sino porque quería asegurarme de que esta decisión era solo mía, que realmente me pertenec&ia
Punto de vista de Isabella:Terminé mi último año de instituto con honores, como siempre lo había esperado. Con el esfuerzo detrás, ahora solo queda esperar los resultados de las universidades a las que postulé. Por el momento, pienso en descansar y disfrutar un poco de este logro, aunque en unos meses estaremos viajando a Australia para la titulación de Lucas. Será un viaje corto, de cinco días, pero emocionante, y siento una mezcla de anticipación y preocupación. He pensado en llevar a Sofía con nosotras; no quiero dejarla sola después de todo lo que ha pasado.Le mencioné la idea a mi papá, pero él me respondió que no era tan sencillo como lo pensaba. La situación con Sofía siempre ha sido complicada, y me preocupa cómo se sentirá al quedarse aquí mientras nosotras viajamos tan lejos. D
Punto de vista de Rocío:Nos encontramos en el aeropuerto, rodeadas del bullicio habitual de personas apresuradas, maletas y anuncios que parecen sonar sin parar. Los veo llegar, mis padres. Mi mamá está radiante, aunque aún no se le nota la pancita, y eso es algo que me hace sentir un poco distante de todo. He cambiado mucho, me siento diferente, más reservada con las personas que solían ser parte de mi círculo cercano. Incluso las chicas lo han notado. Sé que el embarazo de mamá es algo positivo, pero no puedo evitar que esa distancia se haya instalado en mí. Y me pasa lo mismo con mi papá. Todo se siente más lejano, incluso cuando estamos todos juntos.Al lado mío están los padres de Jason, y noto que su madre también está embarazada. El ambiente en torno a mí parece lleno de nuevos comienzos, de familias que se expanden, pero por alguna razón, todo esto me genera una mezcla extraña de emociones.—¡Wow! —exclamo, observando a ambas madres con sus pancitas—. Cada vez que se reconcili
Punto de vista de IsabellaCuando respiro, el aire que entra en mis pulmones no es el mismo de antes. Algo ha cambiado. Es un aroma peculiar, una mezcla de poleo y flores silvestres. Dulce, pero con una nota amarga que no puedo ignorar. Me envuelve, me inunda y, aunque quisiera que me diera calma, solo logra revolverme por dentro. Ese olor es un recordatorio, un roce del destino que insiste en plantarse frente a mí.No quiero esto. No quiero sentir nada. Quiero ser invisible, desaparecer en la nada, pero mi cuerpo traiciona mis deseos. Late, respira, lucha. Y duele. Cada inspiración pesa en mi pecho, como si arrastrara conmigo todo el pasado que intento olvidar.El pasado. Ese infierno que sigue aferrándose a mi mente, al borde de cada pensamiento, a cada momento de silencio. Todo lo que Adán me hizo sigue ahí, tatuado en mi piel y en mi alma. No importa cuánto lo niegue, cuánto luche, ese día me persigue como un monstruo en la sombra.Lo recuerdo todo.Su aliento en mi cuello, cálido
Punto de vista de Julia: Sofía no me habla. Apenas me responde con monosílabos cuando le pregunto algo, y aunque trato de no demostrarlo, cada palabra que no dice me duele como si fuera un golpe directo al pecho. Sé que es mi culpa, que sea así. Sé que ella aprendió de mí, porque yo misma fui igual con ella cuando era niña.Recuerdo las veces en que me encerraba en mi cuarto porque estaba cansada, agotada de cargar con un peso que no entendía del todo. Sofía me buscaba, me llamaba, pero yo solo quería que me dejara en paz. Me sentía atrapada en mi propia frustración, en mi propia soledad, y nunca supe cómo darle algo mejor. Ahora, verla reír con mis padres, verla salir a correr con ellos en su forma de lobo, me rompe. Me rompe porque sé que yo nunca le di esa alegría.Dicen que los abuelos tienen más tiempo para sus nietos que el que tuvieron para sus hijos, y creo que es verdad. Me pregunto si algún día Sofía me dejará conocer a mis nietos, si es que los tiene. ¿Qué estoy diciendo?
Mi madre intenta acercarse. Lo noto en las pequeñas cosas: como la comida que ahora traen mis abuelos, que sé que ella preparó; las miradas furtivas cuando cree que no me doy cuenta; los intentos torpes de iniciar una conversación. Pero no puedo. No sé cómo derribar esta barrera que siempre ha existido entre nosotras.Cuando era niña, la buscaba desesperadamente. Recuerdo cómo corría hacia su habitación, golpeando la puerta, pidiéndole que saliera, que jugara conmigo, que me hablara… y siempre era lo mismo: silencio. Un silencio frío, pesado, que me hacía sentir invisible. Con el tiempo dejé de intentarlo. Aprendí a guardar lo que sentía, a no esperar nada de ella.Mis abuelos siempre estuvieron ahí, llenando el vacío que ella dejaba. Fueron ellos quienes me enseñaron a transformarme, quienes corren con nostras, alma mi loba los adora, quienes me aplaudieron cada pequeño logro, quienes me hicieron sentir que valía algo. Pero incluso con su amor, siempre me pregunté por qué ella no pod
Habían sido tres días intensos desde que nuestra familia llegó. Cada quien pasó tiempo con sus seres queridos, explorando la ciudad y visitando lugares que rápidamente se convirtieron en favoritos de todos. Fue reconfortante verlos felices, disfrutando, especialmente después de todo lo que habíamos vivido en los últimos años.Finalmente llegó el gran día: nuestra titulación. Las cámaras no dejaron de capturar cada momento, cada sonrisa. Me sentía orgulloso, no solo por el logro, sino también por la compañía. Pero mi atención estaba puesta en Rocío.Ella se veía... perfecta. Llevaba un vestido sencillo, pero en ella parecía hecho a medida, resaltando su delicada figura. Su olor, una mezcla dulce y fresca, invadía mis sentidos, y tuve que luchar para mantener a mi lobo bajo control. Él quería reclamarla, acercarse, confirmar lo que yo sospechaba pero aún no había podido comprobar: si Rocío era mi mate.El problema es que ella no tiene lobo. Eso lo hace más complicado, más incierto. Y aun