Maldita pesadilla
Genave
Levante la copa para brindar por los novios y le regale una inmensa sonrisa a mi hermana. Estaba feliz por ella, al fin podía respirar y vivir su historia de amor con Alessio sin piedras en el camino, mientras para mí era todo lo contrario. Mire la pantalla de mi móvil y decidí que era momento de apagarlo. Esta era la quinta vez que aquel hombre llamaba, después de enterarme de sus negocios por la izquierda decidí hacer una investigación más extensa, vaya sorpresa la mía. Era el hijo de uno del mafioso más grande de toda Rusia.
—La foto familiar, Genave deja ese celular —escuche decir a Darla y me sentía muy cómoda con esta nueva relación con ella. No era que iba a llamarla mamá ni nada por el estilo, pero era lo más cercano a una madre que había tenido toda mi vida.
Gina me miró cuestionante cuando me acerqué, sabía que se me notaba la tensión en el rostro. Le hice un gesto con la cabeza para que no se preocupara, este era su día y no podía permitir que se preocupara por cosas sin sentido. Yo podía arreglármelas, mantendría aquel hombre fuera de mi vida. Aunque al parecer él no tenía ninguna intención de salir de ella.
Todos corrieron a la pista de baile en cuanto se tomó aquella foto, yo me senté en una de las mesas más apartadas. Solía ser el alma de las fiestas, pero ahora tenía un extraño presentimiento dentro de mí, algo que no dejaba de atormentarme y si sabía lo que era, a pesar de todo me gustaba, no podía evitar sentirme atraída. Rubén era un maldito cáncer para mi vida.
—Genave —levante la cabeza y me encontré bajo la cuestionante mirada de Darla, trate de sonreír, pero creo que solo logre que me saliera una mueca —Tienes una llamada cariño —la mire confundida y luego miré mi teléfono.
—Pero tengo mi móvil aquí —dije de manera estúpida, señalando mi teléfono, Darla me miro preocupada.
—Es una llamada al teléfono fijo ¿Qué pasa contigo? —Preguntó con preocupación —Haz estado muy distraída —trate de quitarle importancia y entre rápidamente en la casa para contestar aquella llamada. El corazón se me iba a salir por la boca, no sé porque presentía que se trataba de él.
—Si —dije de manera cuidadosa.
— ¿Porque demonios apagaste tú teléfono? —Se escuchaba realmente malhumorado y yo trague seco mientras me apresuraba a colgar el teléfono, no soportaba la tensión —Ni se te ocurra cerrarme —Y no pude evitar mirar a mí alrededor como una loca frenética ¿acaso me estaba vigilando?
—Creo que te deje todo claro ¿Porque sigues llamando? —lo escuche resoplar con fastidio y aquello me asustó.
—Es que las cosas no se terminan cuando tú lo decides Genave, yo soy quien controla todo —Sabia que una persona como él no tenía escrúpulos y también sabía que no tenía nada que perder, pero yo sí. Tenía una carrera, una reputación que a penas y comenzaba a tomar fuerza, no podía seguir con aquella locura.
—Puedes tener la mujer que desees, como la desees —dije tratando de persuadirlo.
—Pero yo te deseo a ti —su voz ronca calo en todo mi cuerpo y tuve que tomar una larga respiración para calmar mis pulsaciones —Me muero por estar dentro de ti — y al fin tuve el valor para colgar aquella llamada, no lo podía soportar. No podía permitir que Rubén me afectara de la manera en que lo hacía, no podía permitir que siguiera jugando con mi cabeza.
—Te dije que no me colgaras —escuché decir a una voz que conocía bastante bien detrás de mí y no podía creerlo. Aquello tenía que ser una maldita pesadilla.
***
No es tan fácil
Rubén
Genave se quedó inmóvil y la observe mirar las puertas corredizas en busca de un escape, la tome rápidamente por la cintura y la aparte de la vista de todos. Le cubrí la boca y la empotre contra una de las paredes de aquel pasillo, me miro sorprendida y el roce de su cuerpo con aquel fino vestido envió una descarga eléctrica que me puso duro ¿Qué acaso no se daba cuenta de cómo me afectaba?
—Voy a quitar mi mano de tu boca —dije y no pude evitar pegar mi cuerpo mucho más a el de ella, no lo soportaba, no podía soportar aquella lejanía a la que me tenía sometido, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que pude sentirla.
— ¿Qué demonios crees que haces? —grito y cubrí bruscamente mi boca con la suya, mientras nos resguardaba en el interior de una habitación cercana.
Nunca deje que escapara de mis brazos, la bese con urgencia y luego de unos instantes dejo el forcejeo y me correspondió. Mi lengua jugueteo con la suya y deslice mis manos por sus caderas, sabía que era peligroso, una abogada y un mafioso no eran la pareja perfecta, pero desde que puse mis ojos sobre ella no pude apartarlos jamás y el peligro era algo que corría por mis venas.
—Esto está mal —dijo mientras mis manos se metían por debajo de su vestido. Genave y yo no habíamos tenido sexo, pero enloquecía simplemente con tocarla y sentirla, sabía que no habría marcha atrás cuando entrara en ella. Nunca antes me había contenido como lo estaba haciendo con ella, tomaba las cosas sin preguntar, pero con ella había tenido que controlar mis malditos bajos instintos.
—Lo sé, lo sé —dije besándola aun con más urgencia, sus dedos acariciaron mi cabello y la escuché gemir sobre mis labios. Tire al suelo algunas cosas que descansaban sobre un escritorio y la coloque encima del mismo, le levante el vestido y me metí entre sus piernas. Aquello era una maldita locura, pero no podía detenerme, en realidad no quería hacerlo.
Roce su coño con mi mano y este se encontraba mojado, aquello envió un mensaje directo a mi pene quien se apretó más dentro de aquellos vaqueros, sentí que temblaba en mis brazos y aquello me encendió mucho más. Sentía la adrenalina correr por mis venas, siempre me había encantado retarme, estaba lleno de retos en mi vida y Genave Stevens no era la excepción, debía hacerla mía. Debía convencerla de cruzar el límite que nos dividía, tenía que llevarla a conocer lo más oscuro del placer.
—Rubén —dijo sobre mis labios —Esto tiene que parar —trate de besarla nuevamente, pero aparto su rostro y eso me molesto, realmente me encabrono. Saque mis manos de su vestido y las coloque de manera brusca sobre aquel escritorio. No me pude controlar y tome con brusquedad su rostro, el demonio acababa de llegar.
—No lo has entendido —dije obligándola a mirarme a los ojos, los suyos se encontraban vidriosos, pero estaba demasiado enojado como para que aquello me importara —Esto se acaba cuando yo lo diga —me aleje de ella para no lastimarla y salí tumbando la puerta de aquella habitación. Genave no entendía que no le sería tan fácil deshacer de mí, no comprendía que ya me pertenecía.
El poderGenaveMe acomode el vestido y me arregle el cabello. Gina y Alessio se despedían de todos cuando salí a la parte delantera de la casa, la mirada de mi hermana se encontró con la mía y pude percibir la pregunta en sus ojos, sabía que le contaría en algún momento, pero ahora ella debía preocuparse por disfrutar su luna de miel, no por los enredos amorosos de su hermana menor.—Disfruten su viaje —dije tratando de escucharme lo más casual posible. Gina se acercó a mí y me abrazó.—Hablamos a mi regreso —susurro y dejo un rápido beso en mi mejilla, luego se perdió en el interior de aquella limosina.Despedimos a los últimos invitados y mi padre, Darla y yo terminamos de recoger los desperdicios que se encontraban sobre el césped, Jimmy salió huyendo como siempre, ayudar
En la boca del loboGenaveAún no podía creer que me encontraba en un vuelo camino a Rusia. Mi padre no estuvo del todo de acuerdo con ese viaje y cuando se lo comenté a Gina la verdad es que se veía realmente preocupada, pero aquello era parte de mi trabajo, era por lo que tanto había luchado y esperaba que Rubén se limitara a dejarme hacerlo. Tenía miedo debía admitirlo, porque no sabía de lo que podía ser capaz aquel hombre.Busque a mí alrededor una pancarta que pusiera mi nombre en cuando salí del chequeo del aeropuerto y la visualice en la lejanía. El nombre estaba mal escrito ponía Génova Stevens, pero cuantas Stev
Necesito escaparGenaveNecesitaba salir de aquella casa, estar cerca de aquel hombre me hacía sentir asfixiada y me provocaba. Mi cuerpo con su sola presencia reaccionara y sabía que él podía notarlo. Mi mente me gritaba que me alejara, pero mi cuerpo no quería acatar aquel mandato y tenía que obligarlo, por eso necesitaba poner distancia y quizás una visita a las oficina, rodearme de trabajo me regalaría aquel equilibrio que tanto necesitaba.Salí al pasillo y lleve mis pasos de regreso a la que habían asignado como mi habitación, me sorprendí al encontrar a una chica del servicio dentro de ella acomodando pacíficamente las cosas de mi maleta en el gigantesco closet que poseía aquella estancia y por un momento me molesto que estuviese tocando mis cosas, pero sabía que solo hacia su trabajo, así que solo tome una lar
Alimente sus deseosGenaveRompió los botones de mi blusa y deslizo su mano por debajo de mi sostén, contuve la respiración mientras el liberaba uno de mis senos y me sentí vulnerable, expuesta y cuando sus dedos rozaron mi pezón, cerré los ojos ante aquella excitante y maldita sensación. Rubén era un animal salvaje, una bestia que no se podía domar y me gritaba a mí misma que me debía alejar, que esto que sentía por él solo me complicaría la vida, pero cada vez que buscaba poner distancia, algo terminaba arruinando todo.— ¿Vas a permitir que me vean? —le pregunte tratando de soltar mis manos de su agarre.—Nunca —dijo pasando tentadoramente su lengua por mis labios —No se ve nada desde allá fuera y nunca permitiría que nadie te viera, así que solo déjate llev
La tormentaGenaveSalí de aquel lugar más segura de que debía mantener la distancia. Rubén era un hombre que no conocía el pudor y que estaba acostumbrado a tener todo a sus pies, aun no podía creer lo que mis ojos habían visto, tampoco la forma tan obscena en la que aquella mujer me había mirado, podía sentir una fuerte atracción por él, pero no estaba dispuesta a ser tratada como si fuese un objeto, algo que puedes usar y desechar a tu antojo, cumpliría con lo que me habían encomendado y me iría lo más pronto posible de este lugar.Tome el móvil para llamar a Gina, necesitaba desahogarme, tenía que deshacer esta opresión que tenía en el pecho y ella era la única que podía ayudarme, por un momento dude antes de marcarle, pero necesitaba que alguien me recalcara el hecho de que soy
Destrucción y muerteRubénCaminó con determinación sin mirar atrás y aquello me encolerizo. Jotrov me miraba fijamente y sabía que tenía muchas cosas que decir, pero aunque tuviese razón no iba a importarme, aquella mujer sacaba lo peor de mí, me hacía desearla y odiarla al mismo tiempo, eran tantos sentimientos que no me podía controlar y un hombre como yo debía tener el control absoluto sobre sí mismo.— ¿Por qué insistes si sabes que va a terminar mal? —Levante la mirada y fije mis ojos en él —Tú no vas a dejar este mundo y ella no dejará el suyo, tienes que controlarte y tienes que dejarla ir —Como dije sabía que él tendría la razón, pero aún así seguía queriendo tenerla.—No puedo dejarla ir y no sé porque,
Ninguna otraRubénMiraba con mucha atención la grabación que Jotrov me mostraba y me arrepentí en aquel mismo instante de haberle enviado ese mensaje, también me odie por haberme emborrachado como un idiota, Marco había cruzado el límite y tenía la certeza de que él también había descubierto que mi interés por Genave iba más allá del deseo ardiente que corría por mi sangre de hacerla mía y no podía darme el lujo de que precisamente él utilizará aquello en mi contra y mientras yo no lo admitiera aquello no era verdad.— ¿Qué es lo que sabe? —dije sin apartar los ojos de la pantalla.—Lo sabe, no es estúpido —lo mire con molestia y este ni siquiera cambio la expresión de su rostro —Tú error fue irrumpir en el club de aquella fo
Pagar con sangreRubénMiraba la pantalla de mi móvil y me debatía en si debía marcar o no su número nuevamente. La primera vez no había contestado, pero sabía que la mucha insistencia daba sus frutos y podía pasarme todo el día llamándola, aunque tenía un presentimiento extraño, que se confirmó cuando marque su número una vez más y la contestadora dijo que aquel número no existía.— ¿Qué demonios está pasando? —dije mirando la pantalla de mi teléfono y Jotrov entro en aquel momento al despacho con algo en la mano.—No debería, pero de todas formas ibas a enterarte —me entrego el ejemplar de The Russian Intertational, era la revista más comprada en toda Rusia por su amplio contenido y chismes de gente famosa.— &iques