El poder
Genave
Me acomode el vestido y me arregle el cabello. Gina y Alessio se despedían de todos cuando salí a la parte delantera de la casa, la mirada de mi hermana se encontró con la mía y pude percibir la pregunta en sus ojos, sabía que le contaría en algún momento, pero ahora ella debía preocuparse por disfrutar su luna de miel, no por los enredos amorosos de su hermana menor.
—Disfruten su viaje —dije tratando de escucharme lo más casual posible. Gina se acercó a mí y me abrazó.
—Hablamos a mi regreso —susurro y dejo un rápido beso en mi mejilla, luego se perdió en el interior de aquella limosina.
Despedimos a los últimos invitados y mi padre, Darla y yo terminamos de recoger los desperdicios que se encontraban sobre el césped, Jimmy salió huyendo como siempre, ayudar
En la boca del loboGenaveAún no podía creer que me encontraba en un vuelo camino a Rusia. Mi padre no estuvo del todo de acuerdo con ese viaje y cuando se lo comenté a Gina la verdad es que se veía realmente preocupada, pero aquello era parte de mi trabajo, era por lo que tanto había luchado y esperaba que Rubén se limitara a dejarme hacerlo. Tenía miedo debía admitirlo, porque no sabía de lo que podía ser capaz aquel hombre.Busque a mí alrededor una pancarta que pusiera mi nombre en cuando salí del chequeo del aeropuerto y la visualice en la lejanía. El nombre estaba mal escrito ponía Génova Stevens, pero cuantas Stev
Necesito escaparGenaveNecesitaba salir de aquella casa, estar cerca de aquel hombre me hacía sentir asfixiada y me provocaba. Mi cuerpo con su sola presencia reaccionara y sabía que él podía notarlo. Mi mente me gritaba que me alejara, pero mi cuerpo no quería acatar aquel mandato y tenía que obligarlo, por eso necesitaba poner distancia y quizás una visita a las oficina, rodearme de trabajo me regalaría aquel equilibrio que tanto necesitaba.Salí al pasillo y lleve mis pasos de regreso a la que habían asignado como mi habitación, me sorprendí al encontrar a una chica del servicio dentro de ella acomodando pacíficamente las cosas de mi maleta en el gigantesco closet que poseía aquella estancia y por un momento me molesto que estuviese tocando mis cosas, pero sabía que solo hacia su trabajo, así que solo tome una lar
Alimente sus deseosGenaveRompió los botones de mi blusa y deslizo su mano por debajo de mi sostén, contuve la respiración mientras el liberaba uno de mis senos y me sentí vulnerable, expuesta y cuando sus dedos rozaron mi pezón, cerré los ojos ante aquella excitante y maldita sensación. Rubén era un animal salvaje, una bestia que no se podía domar y me gritaba a mí misma que me debía alejar, que esto que sentía por él solo me complicaría la vida, pero cada vez que buscaba poner distancia, algo terminaba arruinando todo.— ¿Vas a permitir que me vean? —le pregunte tratando de soltar mis manos de su agarre.—Nunca —dijo pasando tentadoramente su lengua por mis labios —No se ve nada desde allá fuera y nunca permitiría que nadie te viera, así que solo déjate llev
La tormentaGenaveSalí de aquel lugar más segura de que debía mantener la distancia. Rubén era un hombre que no conocía el pudor y que estaba acostumbrado a tener todo a sus pies, aun no podía creer lo que mis ojos habían visto, tampoco la forma tan obscena en la que aquella mujer me había mirado, podía sentir una fuerte atracción por él, pero no estaba dispuesta a ser tratada como si fuese un objeto, algo que puedes usar y desechar a tu antojo, cumpliría con lo que me habían encomendado y me iría lo más pronto posible de este lugar.Tome el móvil para llamar a Gina, necesitaba desahogarme, tenía que deshacer esta opresión que tenía en el pecho y ella era la única que podía ayudarme, por un momento dude antes de marcarle, pero necesitaba que alguien me recalcara el hecho de que soy
Destrucción y muerteRubénCaminó con determinación sin mirar atrás y aquello me encolerizo. Jotrov me miraba fijamente y sabía que tenía muchas cosas que decir, pero aunque tuviese razón no iba a importarme, aquella mujer sacaba lo peor de mí, me hacía desearla y odiarla al mismo tiempo, eran tantos sentimientos que no me podía controlar y un hombre como yo debía tener el control absoluto sobre sí mismo.— ¿Por qué insistes si sabes que va a terminar mal? —Levante la mirada y fije mis ojos en él —Tú no vas a dejar este mundo y ella no dejará el suyo, tienes que controlarte y tienes que dejarla ir —Como dije sabía que él tendría la razón, pero aún así seguía queriendo tenerla.—No puedo dejarla ir y no sé porque,
Ninguna otraRubénMiraba con mucha atención la grabación que Jotrov me mostraba y me arrepentí en aquel mismo instante de haberle enviado ese mensaje, también me odie por haberme emborrachado como un idiota, Marco había cruzado el límite y tenía la certeza de que él también había descubierto que mi interés por Genave iba más allá del deseo ardiente que corría por mi sangre de hacerla mía y no podía darme el lujo de que precisamente él utilizará aquello en mi contra y mientras yo no lo admitiera aquello no era verdad.— ¿Qué es lo que sabe? —dije sin apartar los ojos de la pantalla.—Lo sabe, no es estúpido —lo mire con molestia y este ni siquiera cambio la expresión de su rostro —Tú error fue irrumpir en el club de aquella fo
Pagar con sangreRubénMiraba la pantalla de mi móvil y me debatía en si debía marcar o no su número nuevamente. La primera vez no había contestado, pero sabía que la mucha insistencia daba sus frutos y podía pasarme todo el día llamándola, aunque tenía un presentimiento extraño, que se confirmó cuando marque su número una vez más y la contestadora dijo que aquel número no existía.— ¿Qué demonios está pasando? —dije mirando la pantalla de mi teléfono y Jotrov entro en aquel momento al despacho con algo en la mano.—No debería, pero de todas formas ibas a enterarte —me entrego el ejemplar de The Russian Intertational, era la revista más comprada en toda Rusia por su amplio contenido y chismes de gente famosa.— &iques
La jugadaRubénSu aroma natural estaba a punto de enloquecerme, pero no quería perder los estribos, quería hacerla disfrutar, que confiara plenamente en mí y que se entregar al placer que le daban mis labios. Pase mi lengua por su clítoris y luego hice pequeños círculos con ella sobre el mismo, Genave se retorcía de placer, mientras sus dedos se enredaban en mi cabello, provocando que una sonrisa socarrona apareciera en mis labios.Introduje suavemente un dedo en su cavidad, con cuidado de no lastimarla y la escuche retener la respiración, deje una pequeña mordida sobre uno de sus labios y esta soltó un ligero grito que hizo que mi cabeza diera vueltas. La punta de mi pene se encontraba mojada y moría p