Capítulo 86.

La mente de Verónica se irradió por completo, aluzando cada escombro oscuro que había allí.

Como sería encender una bombilla dentro de una habitación consumida por la negrura, olvidada en el abandono, o como conseguir abrir una ventana en un sitio por completo cerrado en donde se dispersa un olor fétido, vomitivo; justo así lo sintió ella, pues empezó a recordar con la suficiente claridad como para volver a experimentar el cúmulo de sensaciones que la habían abrazado en aquel instante en el que lo había vivido. Aquello que había vivido y perpetrado, en parte, por culpa de Derek Wood.

Su piel se erizó, y sus ojos se iluminaron, con tristeza, a causa de las lagrimas que de estos querían brotar como cataratas, quería evitarlo a cualquier costo, quería no recordar, volver su mente una pared lisa y blanca, sin ningún recuerdo tatuado en ella, per
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