Ambos se encontraban regresando de aquel bosque al cual Adalia lo había llevado. Nervios se había reflejado en su azul mirada ante el silencio de Derek, quien observó el bosque y luego decidió asentir, en sus ojos Adalia veía algo que era incapaz de describir, como si le creía, pero al mismo tiempo, no lo hacía, como si solo asentía, presagiando el castigo que inevitablemente recibiría. “Quisiera follarte aquí, pero alguien puede verte, y solo yo puedo verte desnuda”, le había dicho Derek, justo antes de llevarla de vuelta a la casa, parecía haberse aprendido el camino en un instante, y ni siquiera iba prestando atención, pero no era de sorprenderse, Derek era muy inteligente, elogios siempre recibía de todos por su gran capacidad, justo por su inteligencia era que desconfiaba de Adalia, y se decía a sí mismo que tenía de alguna manera que castigarla, no sabía exactamente por qué, pero tenía que hacerlo.

—¿Por qué decidiste irte de la fiesta? —Derek rompió el silencio que había en la