No sabía que tenía tanta ansiedad social hasta aquel momento, hasta encontrarse en aquella fiesta, todos la observaban, la observaba de una manera intensa, tanto que sentía como cada uno de sus ojos estaban clavados en su piel como pequeñas agujas que dolían demasiado. Cada vez que elevaba su azul mirada se encontraba con un invitado de aquella fiesta mirándola, las mujeres parloteaban sobre ella, se sentía demasiado incomoda, no entendía la razón de todo aquello, no era la más hermosa de aquella fiesta, no era la mejor vestida, de hecho, en comparación con las mujeres elegantes que veía a medida que caminaba de la mano con el padre de Derek, se sentía ordinaría, vulgar, como aceite intentando nadar, no pertenecía allí. Pero mucho más incómodo que las miradas de todos, el agarre que Matthew se traía con ella, estaba haciéndola temblar, no sabía por qué el toque de su piel le transmitía una inseguridad tan profunda. No confiaba en ningún Wood, tampoco lo hacía en el padre de Derek, en n
—¡Derek! —Una voz infantil se dejó escuchar, Adalia no contaba con la mínima idea de quien era, pero Matthew en un instante supo que se trataba de la hija de una de sus hermanas, sonrió para sí mismo ya que aquella podía ser la distracción que los sacara de aquel apuro, se asomó por la puerta, pero sin abrirla, solo para escuchar a Derek, sintiendo como sus pasos —los cuales estaban demasiado cercas— se iban haciendo cada vez más lejanos.—Kathy, pequeña, ¿qué haces aquí arriba? —En la voz de Derek, tanto Matthew como Adalia percibieron la furia, ella podía imaginarse como colisionaba sus dientes los unos contra los otros—. Vamos, baja.—¡Quiero ir al baño, Derek!—Dile a tu madre, pequeña, vamos.—No la encuentro, se perdió entre tanta gente, ¡llévame al baño!—Yo no sé en donde queda el baño, pequeña, ¿por qué mejor no bajas y le dices a tu madre que…?—¡Se me están saliendo y mi madre dijo que no manche el vestido, pero no aguanto más! ¡Por favor, por favor, por favor, llévame! —La
Cuando Matthew se llevó a Adalia de manera brusca de la escena, ella casi tropieza torpemente, capturando la atención de varias personas que estaban de por sí ya mirando de manera curiosa a la rubia, entre esas personas se encontraba una hermana de Matthew, la más dulce de todas, quien con un rostro cargado de expectación y preguntas se aproximó hacia Adalia a preguntarle si se encontraba bien.—Se encuentra bien —respondió Matthew por ella—. Fue solo un tropezón, hermana.—Deja que ella hable, Matthew —exigió su hermana, sonriéndole de aquella manera infantil, sin desconocer que se encontraba cara a cara con un monstruo capaz de cometer los más crueles actos—. ¿Cómo te llamas, pequeña?—Se llama Adalia.La rubia sintió un violento escalofrío recorrerle el corazón cuando escuchó la voz de Derek detrás de ella. El Wood no dejó tiempo para perder, de inmediato sujetó la mano de Adalia, rompiendo el agarre con su padre, agarre que le arrancaba la paz de solo pensar en él, no dijo demasia
Ojos azules como el cielo en su estado más natural, cabello rubio enrulado, porte elegante, sonrisa descarada, gesto burlón, mirada indescifrable. Era él… aquel mismo sujeto que Derek había llamado “Dominick” era el mismo sujeto con el que ella se había topado en el bosque en su inútil intento por escapar de Derek. Era el mismo sujeto que la había besado apenas y había prometido concluir con lo empezado… Adalia también creía que era el mismo sujeto que Derek mencionaba en su diario, aquel otro monstruo por el cual Adalia sintió miedo, aún sin conocerlo, en su entonces, se dijo a sí misma que estaba a salvo, que no habría posibilidad de que nunca lo conociera, y creía que estaba a salvo, a lo que era ajena era a que él y ella ya se habían conocido antes…Y él tenía una promesa que sellar.Dominick no venía solo, una muchacha preciosa de pelo oscuro lo acompañaba, su belleza era tan singular como la de Adalia, en sus ojos cargaba una tristeza inmensa, pero a diferencia de Adalia —quien
Se estaba dirigiendo con ella hacia la puerta, pero la voz de Dominick nuevamente frenó su cometido.—¿Por qué huyes, Derek? ¿Acaso te atormentan los recuerdos de ellas?Derek giró de manera brusca hacia Dominick, con sus ojos convertidos en los del más sádico demonio.—No vuelvas a mencionarlo —le dijo, con la más violenta frialdad, su humor se transformaba cada vez que le hablaban de ellas, no podía negar que en su entonces había sentido cierto miedo a ser descubierto, en el presente no podía importarle menos, aunque claramente no quería que nadie se enterara—. Mejor vete a fumar.—Lo haré, luego de la fiesta, tal vez me lleve a Adalia para…—¡Ya cierra la m aldita boca! —Derek soltó a Adalia y se acercó a Dominick, con la tentación ardiente de sujetarlo por el cuello, admiraba lo mucho que era capaz de contenerse, era suertudo aquel rubio de que ambos se encontraran rodeados de personas, pues de lo contrario, todo sería distinto—. ¡Te cortaré la m aldita lengua si vuelves a mencion
Las personas seguían hablándole a Derek, sofocándole con palabras que a él no le interesaba escuchar, haciéndole preguntas que él no estaba interesado en responder, su rostro decía demasiado, pero nadie parecía darse cuenta, o tal vez todos simplemente lo pasaban por alto, él no tenía idea, solo quería que cerraban la boca de una sola vez, pero al contrario de lo que quería, las preguntas seguían lloviendo.—¿Y cómo la conociste, Derek? —preguntó la abuela del Wood, llevándolo un instante a un pozo de recuerdos, llevándolo diez años al pasado, en donde la había conocido, en donde la vida de ambos se habían marcado.—En una fiesta —respondió, mirando por el rabillo del ojo a Adalia, que lucía muy agitada, muy nerviosa, como si le hubiesen dado una noticia alarmante, o como si quisiera huir de aquel lugar, de aquellas preguntas, Derek supuso que se debía a las preguntas que su abuela y tías le realizaban, pero la realidad era que no podía sacarse de la cabeza las palabras de Dominick.—
La mayoría del tiempo, las cosas jugaban al favor de Dominick, aquella vez, las cosas no serían demasiado distintas.Hacía demasiado tiempo que Derek no era participe en una reunión familiar, por lo tanto, un flujo de personas lo sofocaban, tantas preguntas llovían a su alrededor, Adalia no respondía ninguna, no tenía la autorización para hacerlo, además, las palabras se le habían quedado apretujadas en la garganta, los nervios se encontraban cada vez más intensos, sus ojos azules casi un millar de veces se habían conectado con los macabros ojos de Dominick, sus intenciones se reflejaban en sus pupilas, pero solo ella parecía capaz de verlas.Cuando el flujo de personas se menguó un poco, Adalia aprovechó aquella oportunidad para comunicarle a Derek la necesidad casi urgente que tenía de orinar. Ella no era una muchacha que consumiese demasiado licor, pero se había visto casi obligada a hacerlo, y era incapaz de suprimir aquella necesidad biológica una vez más.—Derek… —lo llamó, con
Los nervios de la muchacha parecían tener piel y huesos propios, Dominick sentía como su mano temblaba, ella por completo, palpitaba, era evidente que intentaba ocultar sus nervios, pero él era demasiado bueno percibiéndolos. Dominick lamió sus rosados labios, mirándola por el rabillo del ojo una vez más, sentía una especie de fuerte cosquilleo por todo su cuerpo, su cabeza le mandaba mensajes que horrorizarían a Adalia si fuera conocedora de estos, quería hacer cosas con su cuerpo delgado y frágil que solo su mente podían concebir. Amaba a su novia, bueno, amar, no era la palabra, pero sentía por ella cosas muy intensas… lo que sentía por Adalia era un capricho, como una sed, que solo se saciaría tomando acción. —Puedes dejar de fingir —le dijo él, ganándose la azul mirada de la muchacha. Dominick jamás creyó que unos ojos azules lo atraparían tanto, cada segundo que transcurría, los deseos de hacer cosas con aquel delgado cuerpo, se volvían más prominentes, pero solo se limitaba a l