Las personas seguían hablándole a Derek, sofocándole con palabras que a él no le interesaba escuchar, haciéndole preguntas que él no estaba interesado en responder, su rostro decía demasiado, pero nadie parecía darse cuenta, o tal vez todos simplemente lo pasaban por alto, él no tenía idea, solo quería que cerraban la boca de una sola vez, pero al contrario de lo que quería, las preguntas seguían lloviendo.—¿Y cómo la conociste, Derek? —preguntó la abuela del Wood, llevándolo un instante a un pozo de recuerdos, llevándolo diez años al pasado, en donde la había conocido, en donde la vida de ambos se habían marcado.—En una fiesta —respondió, mirando por el rabillo del ojo a Adalia, que lucía muy agitada, muy nerviosa, como si le hubiesen dado una noticia alarmante, o como si quisiera huir de aquel lugar, de aquellas preguntas, Derek supuso que se debía a las preguntas que su abuela y tías le realizaban, pero la realidad era que no podía sacarse de la cabeza las palabras de Dominick.—
La mayoría del tiempo, las cosas jugaban al favor de Dominick, aquella vez, las cosas no serían demasiado distintas.Hacía demasiado tiempo que Derek no era participe en una reunión familiar, por lo tanto, un flujo de personas lo sofocaban, tantas preguntas llovían a su alrededor, Adalia no respondía ninguna, no tenía la autorización para hacerlo, además, las palabras se le habían quedado apretujadas en la garganta, los nervios se encontraban cada vez más intensos, sus ojos azules casi un millar de veces se habían conectado con los macabros ojos de Dominick, sus intenciones se reflejaban en sus pupilas, pero solo ella parecía capaz de verlas.Cuando el flujo de personas se menguó un poco, Adalia aprovechó aquella oportunidad para comunicarle a Derek la necesidad casi urgente que tenía de orinar. Ella no era una muchacha que consumiese demasiado licor, pero se había visto casi obligada a hacerlo, y era incapaz de suprimir aquella necesidad biológica una vez más.—Derek… —lo llamó, con
Los nervios de la muchacha parecían tener piel y huesos propios, Dominick sentía como su mano temblaba, ella por completo, palpitaba, era evidente que intentaba ocultar sus nervios, pero él era demasiado bueno percibiéndolos. Dominick lamió sus rosados labios, mirándola por el rabillo del ojo una vez más, sentía una especie de fuerte cosquilleo por todo su cuerpo, su cabeza le mandaba mensajes que horrorizarían a Adalia si fuera conocedora de estos, quería hacer cosas con su cuerpo delgado y frágil que solo su mente podían concebir. Amaba a su novia, bueno, amar, no era la palabra, pero sentía por ella cosas muy intensas… lo que sentía por Adalia era un capricho, como una sed, que solo se saciaría tomando acción. —Puedes dejar de fingir —le dijo él, ganándose la azul mirada de la muchacha. Dominick jamás creyó que unos ojos azules lo atraparían tanto, cada segundo que transcurría, los deseos de hacer cosas con aquel delgado cuerpo, se volvían más prominentes, pero solo se limitaba a l
Su mano temblaba más de lo que ella era capaz de controlar, solo miraba a Dominick por el rabillo del ojo, él no la miraba, parecía muy concentrado en llevarla a aquel bosque al que ella se arrepentía de aceptar haber ido, aunque… ni siquiera había aceptado haber ido, pero tampoco había puesto resistencia, era muy complicado para ella entender sus propios pensamientos, sus propias acciones, pero había algo que sí sabía, y era que le había gustado aquel beso.Cuando Derek reapareció en su vida para atormentarla, ella era una muchacha bastante reservada, demasiado, a decir verdad, era la clase de flor que había que tomar de manera lenta y suave, pero Derek había ido a arrancar todo de ella de un solo tirón, la había extraído de raíz. Adalia jamás había experimentado lo que era el placer, tal vez solo cuando había besado a Chad… y en aquellos instantes, en los que el sabor de Dominick seguía sobre sus húmedos labios, pero ella jamás había probado el placer, jamás un hombre se había dedic
Dominick la besó de nuevo, cada vez con más pasión lo hacía, sus labios húmedos viajaban hacia los de Adalia, quien apenas se resistía, pero no lo correspondía, Dominick dudaba que supiera como hacerlo incluso, en los ojos de la rubia había una inocencia que era tal vez indeleble, tal vez había sido eso lo que lo había cautivado de aquella manera tan profunda, tal vez había sido eso que había cautivado a Derek, no lo dudaba, la mirada de Adalia era una de las miradas más seductoras que alguna vez sus ojos habían tenido el placer de sentir.El silencio del bosque era inmenso, solo se escuchaba el ruido del beso al que ella sometida, y los jadeos ocasionales de Dominick, quien no resistía más, de vez en cuando abría sus azules ojos, encontrándose con los de ella, la rubia los cerraba de inmediato, él sonreía, no tenía idea de como ejecutaría el otro paso, pero era una necesidad para él hacerlo, moriría de no ejecutarlo, tenía que usar una vez más, la manipulación, se dijo, cortando el b
El sudor de él se mezclaba con el de ella, el rubio cabello de Dominick estaba adherido al blanco cuello de la muchacha, el cual apenas había podido dejar de besar, sabía que jamás tendría una oportunidad así, y si quería tenerla de nuevo, tendría tal vez que matar a Derek para llevarse a Adalia, lo cual, en realidad lucía como una idea demasiado atractiva si consideraba el inmenso placer que en aquel instante sentía, uno que pocas veces había sentido, tal vez se debía a lo prohibido que resultaba hacerlo con ella, tenerla así como la tenía, sobre él, casi desmayada del placer, con sus ojos ligeramente cerrados y sus labios abiertos. Cansada, se encontraba cansada, exhausta, jadeos débiles se escurrían de sus labios, aunque cuando Dominick aceleraba sus movimientos, ella no podía contener los sonidos que emergían de sus labios, fuertes gemidos cargados de un placer insoportable.No pensaba, Adalia no pensaba en lo que hacía, no pensaba que estaba semidesnuda sobre un sujeto, no cualqu
Derek golpeó su cabeza contra la pared, un gruñido se escapó de sus labios rojos por la sangre que las heridas en este soltaban, una vez más colisionó sus puños contra la pared, destruyéndose los nudillos, empezó a golpear todo su cuerpo contra la habitación, pateando cualquier objeto que veía y gruñendo con más fuerza, en sus ojos se podía percibir una desesperación profunda, enfermiza, destructora, estaba al filo de un ataque de pánico, la ansiedad escalaba por todo su cuerpo, su pecho recibía fuertes punzones, estaba demasiado inquieto, incluso quería hablar y lo único que le salían eran gritos y maldiciones.—¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde demonios está?! —Golpeó sus nudillos una vez más contra la pared, con tanta fuerza que escuchó el crujido de sus propios huesos, aún así, no se frenó, como si quisiera romper la pared, como si esta le recordaba que había estado buscado a Adalia por casi una hora sin dar con ella: había entrado al baño y casi roto la puerta de este al darse cuenta de que
El silencio era profundo, solo se escuchaba el frecuente sonido de los grillos y de las ramas que se quebraban debajo de los pies de ambos, ella tenía ambos brazos cruzados por su pequeño torso, no lo miraba, solo por el rabillo del ojo, intentaba caminar rápido, pero no era fácil hacerlo. Dominick sí la miraba, sin demasiada discreción, sentía sus ojos clavados ante cada uno de sus pasos, y por un segundo pensó en Derek.El recuerdo de Derek la enloqueció de un terror que se reflejó en sus ojos, sabía que había durado al menos una hora —o eso creía—, Derek se daría cuenta de su ausencia, enloquecería, seguramente la golpearía hasta la inconsciencia, era lo más probable. Su mente intentaba maquinar una excusa que le sirviera para proporcionarle a Derek, pero esta se encontraba en blanco, y los nervios empezaban a arremeter contra ella, fustigándola sin misericordia, seguía sin comprender por qué había hecho aquello, y ahora que el placer no nublaba su juicio, lo entendía mucho menos.