Cuando Matthew se llevó a Adalia de manera brusca de la escena, ella casi tropieza torpemente, capturando la atención de varias personas que estaban de por sí ya mirando de manera curiosa a la rubia, entre esas personas se encontraba una hermana de Matthew, la más dulce de todas, quien con un rostro cargado de expectación y preguntas se aproximó hacia Adalia a preguntarle si se encontraba bien.—Se encuentra bien —respondió Matthew por ella—. Fue solo un tropezón, hermana.—Deja que ella hable, Matthew —exigió su hermana, sonriéndole de aquella manera infantil, sin desconocer que se encontraba cara a cara con un monstruo capaz de cometer los más crueles actos—. ¿Cómo te llamas, pequeña?—Se llama Adalia.La rubia sintió un violento escalofrío recorrerle el corazón cuando escuchó la voz de Derek detrás de ella. El Wood no dejó tiempo para perder, de inmediato sujetó la mano de Adalia, rompiendo el agarre con su padre, agarre que le arrancaba la paz de solo pensar en él, no dijo demasia
Ojos azules como el cielo en su estado más natural, cabello rubio enrulado, porte elegante, sonrisa descarada, gesto burlón, mirada indescifrable. Era él… aquel mismo sujeto que Derek había llamado “Dominick” era el mismo sujeto con el que ella se había topado en el bosque en su inútil intento por escapar de Derek. Era el mismo sujeto que la había besado apenas y había prometido concluir con lo empezado… Adalia también creía que era el mismo sujeto que Derek mencionaba en su diario, aquel otro monstruo por el cual Adalia sintió miedo, aún sin conocerlo, en su entonces, se dijo a sí misma que estaba a salvo, que no habría posibilidad de que nunca lo conociera, y creía que estaba a salvo, a lo que era ajena era a que él y ella ya se habían conocido antes…Y él tenía una promesa que sellar.Dominick no venía solo, una muchacha preciosa de pelo oscuro lo acompañaba, su belleza era tan singular como la de Adalia, en sus ojos cargaba una tristeza inmensa, pero a diferencia de Adalia —quien
Se estaba dirigiendo con ella hacia la puerta, pero la voz de Dominick nuevamente frenó su cometido.—¿Por qué huyes, Derek? ¿Acaso te atormentan los recuerdos de ellas?Derek giró de manera brusca hacia Dominick, con sus ojos convertidos en los del más sádico demonio.—No vuelvas a mencionarlo —le dijo, con la más violenta frialdad, su humor se transformaba cada vez que le hablaban de ellas, no podía negar que en su entonces había sentido cierto miedo a ser descubierto, en el presente no podía importarle menos, aunque claramente no quería que nadie se enterara—. Mejor vete a fumar.—Lo haré, luego de la fiesta, tal vez me lleve a Adalia para…—¡Ya cierra la m aldita boca! —Derek soltó a Adalia y se acercó a Dominick, con la tentación ardiente de sujetarlo por el cuello, admiraba lo mucho que era capaz de contenerse, era suertudo aquel rubio de que ambos se encontraran rodeados de personas, pues de lo contrario, todo sería distinto—. ¡Te cortaré la m aldita lengua si vuelves a mencion
Las personas seguían hablándole a Derek, sofocándole con palabras que a él no le interesaba escuchar, haciéndole preguntas que él no estaba interesado en responder, su rostro decía demasiado, pero nadie parecía darse cuenta, o tal vez todos simplemente lo pasaban por alto, él no tenía idea, solo quería que cerraban la boca de una sola vez, pero al contrario de lo que quería, las preguntas seguían lloviendo.—¿Y cómo la conociste, Derek? —preguntó la abuela del Wood, llevándolo un instante a un pozo de recuerdos, llevándolo diez años al pasado, en donde la había conocido, en donde la vida de ambos se habían marcado.—En una fiesta —respondió, mirando por el rabillo del ojo a Adalia, que lucía muy agitada, muy nerviosa, como si le hubiesen dado una noticia alarmante, o como si quisiera huir de aquel lugar, de aquellas preguntas, Derek supuso que se debía a las preguntas que su abuela y tías le realizaban, pero la realidad era que no podía sacarse de la cabeza las palabras de Dominick.—
La mayoría del tiempo, las cosas jugaban al favor de Dominick, aquella vez, las cosas no serían demasiado distintas.Hacía demasiado tiempo que Derek no era participe en una reunión familiar, por lo tanto, un flujo de personas lo sofocaban, tantas preguntas llovían a su alrededor, Adalia no respondía ninguna, no tenía la autorización para hacerlo, además, las palabras se le habían quedado apretujadas en la garganta, los nervios se encontraban cada vez más intensos, sus ojos azules casi un millar de veces se habían conectado con los macabros ojos de Dominick, sus intenciones se reflejaban en sus pupilas, pero solo ella parecía capaz de verlas.Cuando el flujo de personas se menguó un poco, Adalia aprovechó aquella oportunidad para comunicarle a Derek la necesidad casi urgente que tenía de orinar. Ella no era una muchacha que consumiese demasiado licor, pero se había visto casi obligada a hacerlo, y era incapaz de suprimir aquella necesidad biológica una vez más.—Derek… —lo llamó, con
Los nervios de la muchacha parecían tener piel y huesos propios, Dominick sentía como su mano temblaba, ella por completo, palpitaba, era evidente que intentaba ocultar sus nervios, pero él era demasiado bueno percibiéndolos. Dominick lamió sus rosados labios, mirándola por el rabillo del ojo una vez más, sentía una especie de fuerte cosquilleo por todo su cuerpo, su cabeza le mandaba mensajes que horrorizarían a Adalia si fuera conocedora de estos, quería hacer cosas con su cuerpo delgado y frágil que solo su mente podían concebir. Amaba a su novia, bueno, amar, no era la palabra, pero sentía por ella cosas muy intensas… lo que sentía por Adalia era un capricho, como una sed, que solo se saciaría tomando acción. —Puedes dejar de fingir —le dijo él, ganándose la azul mirada de la muchacha. Dominick jamás creyó que unos ojos azules lo atraparían tanto, cada segundo que transcurría, los deseos de hacer cosas con aquel delgado cuerpo, se volvían más prominentes, pero solo se limitaba a l
Su mano temblaba más de lo que ella era capaz de controlar, solo miraba a Dominick por el rabillo del ojo, él no la miraba, parecía muy concentrado en llevarla a aquel bosque al que ella se arrepentía de aceptar haber ido, aunque… ni siquiera había aceptado haber ido, pero tampoco había puesto resistencia, era muy complicado para ella entender sus propios pensamientos, sus propias acciones, pero había algo que sí sabía, y era que le había gustado aquel beso.Cuando Derek reapareció en su vida para atormentarla, ella era una muchacha bastante reservada, demasiado, a decir verdad, era la clase de flor que había que tomar de manera lenta y suave, pero Derek había ido a arrancar todo de ella de un solo tirón, la había extraído de raíz. Adalia jamás había experimentado lo que era el placer, tal vez solo cuando había besado a Chad… y en aquellos instantes, en los que el sabor de Dominick seguía sobre sus húmedos labios, pero ella jamás había probado el placer, jamás un hombre se había dedic
Dominick la besó de nuevo, cada vez con más pasión lo hacía, sus labios húmedos viajaban hacia los de Adalia, quien apenas se resistía, pero no lo correspondía, Dominick dudaba que supiera como hacerlo incluso, en los ojos de la rubia había una inocencia que era tal vez indeleble, tal vez había sido eso lo que lo había cautivado de aquella manera tan profunda, tal vez había sido eso que había cautivado a Derek, no lo dudaba, la mirada de Adalia era una de las miradas más seductoras que alguna vez sus ojos habían tenido el placer de sentir.El silencio del bosque era inmenso, solo se escuchaba el ruido del beso al que ella sometida, y los jadeos ocasionales de Dominick, quien no resistía más, de vez en cuando abría sus azules ojos, encontrándose con los de ella, la rubia los cerraba de inmediato, él sonreía, no tenía idea de como ejecutaría el otro paso, pero era una necesidad para él hacerlo, moriría de no ejecutarlo, tenía que usar una vez más, la manipulación, se dijo, cortando el b