Holaaaa, cariñitos!! Aquí les dejó el capítulo, tuve un día de locos, esperaba subir dos pero ha sido una locura, igual lo intentaré aunque no creo que alcance. Besooooos
Las palabras de Nathe hicieron que todo el cuerpo de Maggie se pudiera tan tenso como un arco, porque con esa pregunta se dio cuenta que ella no era la única que sospechaba de Barbara. Sin embargo la susodicha les dio su mejor cara de desconcierto y ella debía admitir que se veía bastante creíble, aún así no se permitió confiar, en esos momentos ella solo confiaba en Nathaniel. —¿Pero ahora de qué demonios estás hablando? ¿Qué tiene que ver George con esto?— preguntó la mujer con desesperación —Has pasado de ser el CEO más importante del país a convertirte en un idiota enamorado, ¡Date cuenta que te está controlando! Nathaniel tuvo que cerrar los ojos por un instante y tomar una respiración profunda para repetirse mentalemnte que la mujer enfrente de él era su madre y no terminar diciendo una tontería. Cuando sus ojos oscuros se abrieron nuevamente se topo con la mirada llena de rabia de Barbara. —Espero que en realidad no sepas de lo que te hablo, madre, porque creeme si no es
Maggie sentía que todo el cuerpo le temblaba mientras caminaba detrás de Nathaniel hacia la caja que había llegado, en el momento en que sus ojos impactaron con el paquete entendió por qué Mindy había dicho que creía que el contenido era perturbador. La caja era mediana y tenía en la parte superior una foto de ella y Nathaniel saliendo de la empresa agarrados de la mano, pero los rostros fueron fundidos y sobre cada uno había una X roja hecha con lo que parecía ser sangre. —¿Eso… Eso es.. es? Maggie intentó acercarse más cerca, pero la mano de Nathaniel se cruzó en su camino, podía sentir como todo el cuerpo del castaño estaba tan tenso como un arco de cuerda. —No te acerques, nena. Entonces Nathe se acercó al paquete y con mucho cuidado retiró la tapa de la caja, ella tenía el corazón acelerado y su mente estaba lista para encontrar algo terrorífico dentro, sin embargo, para su absoluta sorpresa lo único que había ahí eran más fotos de ellos, lo cuál si era algo terrorífico, y do
Convencer a Nathaniel de que no era prudente celebrar un cumpleaños en medio de todo el caos que estaban viviendo fue un completo fracaso, pues el castaño se negó rotundamente a dejar a Daniel sin celebración. Por eso en esos momentos eran las 10 de la noche y se encontraba llena de harina hasta las narices preparando una torta de chocolate de tres pisos como si pensaran alimentar un batallón, cuando lo cierto era que solo estarían, la abuela Dorothea, Mattias, Mindy y un sobrino de esta que vivía con ella y dejaba en la guardería de la empresa. Los brazos le dolían de tanto batir y tenía harina y betún en partes del cuerpo que ni siquiera sabía cómo se habían ensuciado, pero debía admitir que se estaba divirtiendo. Por unos minutos simplemente era Maggie, una madre soltera enamorada de un hombre maravilloso y se sentía como si tuviera una familia. Aunque si lo pensaba bien eso es lo que eran. —Nena, creo que ha quedado perfecto— la voz de Nathaniel la hizo girar el rostro y entonc
El sol brillaba radiante en el cielo, pintando el día con tonos dorados y cálidos. Maggie había organizado la fiesta de cumpleaños para Daniel en la sala del apartamento de Nathaniel que era bastante espaciosa.Era un evento especial, el primer cumpleaños que celebrarían juntos más allá de comer un trozo de torta como había hecho en los dos años anteriores debido a su precaria situación económica de ese entonces. Pero, en ese instante, aunque la lista de invitados era pequeña debido a la amenaza misteriosa que pesaba sobre ellos, el ambiente estaba lleno de alegría y emoción.Las paredes estaban decoradas con globos multicolores y guirnaldas. En el centro de la sala, que Nathaniel había mandado a desalojar, una mesa cubierta con un mantel alegre sostenía un pastel de cumpleaños con tres velitas brillantes y al menos 10 bandejas de dulces . Sobraba decir que Daniel estaba eufórico en especial cuando el castaño apareció llevando en las manos un paquete de gorrinos de fiesta.—Pequeño,
Maggie estaba de piedra, el miedo se había disparado con intensidad dentro de ella y las palabras parecían haberse quedado atascadas en su garganta y los recuerdos de las notas, la caja, el acoso, todo, regresó con fuerza a su mente.—¿T-Tú, qué se supone qué haces aquí? ¡NO PUEDES ESTAR AQUÍ!—El juez te dio la custodia del niño, Margaret, pero no me prohibió verlo y yo cumpliendo con lo estipulado envíe a tu apartamento una carta donde avisaba que quería verlo ese día.Sin palabras, así era como ella se había quedado, al escuchar la palabra carta tuvo ganas de decirle, de gritarle en la cara que esa no era la única carta que había estado enviando, pero antes de que pudiera siquiera abrir la boca, Nathaniel se le adelantó.—No vas a entrar a mi casa.Los ojos de Groove fueron entonces de Maggie hacía Nathaniel y solo entonces la sonrisa petulante que había estado esbozando se desdibujó un poco de sus labios, antes de regresar con mucha más intensidad.—Tú en lugar de estarte metiendo
Cuando estuvieron dentro del apartamento nuevamente, Maggie se dio cuenta que Mindy se había encargado de distraer a Dan para que el pequeño no se diera cuenta de lo que ocurría y tuvo ganas de abrazar a su amiga con fuerza. Sin embargo, tendría que dejar los agradecimientos para otro momento porque detrás de ella iban entrando la abuela, Nathaniel, Michael y Alexis y la conversación que estaban a punto de tener no iba a ser agradable. —Muy bien, tienen dos minutos para explicarme qué demonios está pasando, porque dudo que todo esto se deba únicamente a la visita del intento de hombre ese. Maggie compartió entonces una mirada con Nathaniel y pudo ver la indecisión y la preocupación en los ojos del castaño. El miedo a que aquello que la anciana quería escuchar fuera a terminar afectando su salud. Fue por eso que ella decidió darle una verdad a medias, pues sabía que la mujer no iba a dejarse engañar con facilidad. —Tiene razón abuela, no se trata solo de la visita.—Podía sentir los
La semana siguiente se mantuvo en una calma silenciosa que, lejos de darles tranquilidad, hizo que se mantuvieran a la defensiva, esperando el momento en que el golpe llegara. Sin embargo, la semana estaba por terminar y nada había pasado, además no tuvieron tiempo de pensar demasiado en el tema, porque los nuevos inversionistas finalmente habían concretado una cita y justo en esos momentos estaban recibiendolos para hablar del nuevo producto. —Bienvenidos señores Boreli, un gusto— Nathaniel se había puesto en pie y extendió la mano hacia los italianos, padre e hijo, que acababan de entrar guiados por Rebecca. —El gusto es nuestro—Habló el señor Luciano, el más viejo de los dos hombres—Mi hijo, Fabianni Borelli. Nathaniel saludó al hombre que no podía pasar los 35 años y a su vez extendió una mano hacia la chiquilla que estaba a su lado y esta se acercó a ellos con una sonrisa en el rostro atrayendo las miradas de ambos italianos. —Mi prometida y socia de la empresa, Margareth Lew
Cuando Nathaniel llegó hasta donde Maggie se encontraba ya el caos se había desatado, la chiquilla estaba llorando mientras intentaba llegar a una de las empleadas de la guardería, él no estaba entendiendo nada de lo que pasaba pero sentía una opresión en el pecho que le advertía que algo muy malo tuvo que haber pasado. —¡Voy a demandarte! ¡Si algo le pasa a mi hijo, te arruinaré la vida! ¿Entiendes?—, vociferaba Maggie, con una intensidad que hacía temblar el aire. Nathaniel, con el corazón latiendo descontroladamente, y el miedo creciendo sin frenos en su interior, se acercó a ella, con una creciente preocupación. —Nena, ¿qué está pasando?—, preguntó con un nudo en la garganta. Maggie al escucharlo se volvió hacia él, su rostro marcado por el enojo y las lágrimas. Sus labios temblaron antes de que pudiera hablar, y sus palabras hicieron que todo se volviera lúgubre. —Se lo llevaron, Nathe—, murmuró con la voz quebrada. —Se llevaron a Dan". Esas tres palabras consiguieron que