Cariñitos, feliz domingo, aquí les dejo el capítulo de hoy, espero que lo disfruten!!! Besooos y gracias por leer!
Nathaniel estaba en la parte de abajo del edificio de la chiquilla esperando a que bajara, las cosas parecían haberse calmado un poco luego de que Rufus Green haya dado la declaración explicando el video en que él aparecía golpeándolo, obviamente todo lo que dijo fue mentira, pero sirvió para que la gente dejara de atacarlo.Sin embargo, eso no era lo que estaba en su mente en esos momentos, sino el hecho de que estaba a punto de llevar a la chiquilla a una reunión donde estaría toda la familia Montgomery, listos para caerle encima como pirañas.Aunque ella se había mostrado serena en los últimos días, él sabía que todo el tema la tenía bastante nerviosa.Estaba a punto de entrar a buscarla, cuando la vio salir y en esos momentos sintió que se quedaba sin respiración, ella se veía impresionante. Hermosa, poderosa, y no pudo hacer más que sonreír como idiota mientras que el corazón le latía desbocado y sus ojos la recorrían entera.Llevaba un vestido de un color azul noche hermoso. La
Nathaniel podía sentir la mirada de la chiquilla fija en él, taladrandolo en busca de respuestas, pero él no sabía que carajos decirle, no tenía respuestas para darle porque no entendía qué era lo que estaba pasando. Y es que ¡Un compromiso!, joder, de dónde pudo haber sacado esa mujer la idea que ellos pensaban casarse. Los susurros sorprendidos y los cuchicheos poco disimulados era lo único que se escuchaba en todo el salón y eso solo había conseguido que se pusiera mucho más a la defensiva, hasta que la voz asustada de Maggie llegó hasta él. —¿Nathaniel qué está pasando? Los ojos oscuros de Nathe fueron de inmediato a la dulce mujer a su lado y al ver su gesto preocupado y molesto, apretó su mano y acercó su rostro al suyo para susurrar, muy cerca de sus labios.—No lo sé, nena, te juro que no tenía idea de nada de esto, pero ahora mismo vamos a averiguarlo. —¿Cómo?— la voz de Maggie no fue más que un susurro, y en el momento en que sintió los labios húmedos y tibios del casta
Los últimos días se habían convertido en una locura llena de medios, periodistas y noticias falsas que tenían a Maggie al borde de un colapso, pues todo el mundo parecía creer que su compromiso, de por sí falso, se debía a que ella estaba embarazada, lo cuál era también falso. Y para empeorar toda la situación, finalmente había llegado el día de la conciliación por la custodia de Dan y debía enfrentarse a su ex. Podía sentir como los nervios bullían dentro de ella, mientras que su cerebro se encargaba en esos momentos de planetar cientos de escenarios en los que perdía a su hijo llevándola al borde del colapso. —Nena, todo va a salir bien, tienes todas las de ganar—La voz de Nathe, quien iba manejando el auto directo al juzgado, consiguió sacarla de su espiral de pensamientos. Ella lo miró de inmediato y tal como pasaba últimamente, una sola mirada o sonrisa de su parte conseguía calmar y aliviar todas sus preocupaciones. Antes de Nathaniel nunca se había enamorado y por eso ahora
La rabia, la indignación y la decepción estaban causando estragos en el interior de Nathaniel, podía sentir a Maggie caminando a su lado mientras salían del juzgado y como la tensión en su cuerpo incrementaba con cada paso que daban y es que no podía borrar de su mente la imagen de la m*****a foto de ellos tomados de las manos. Ella le dijo que no había nada entre ella y el abogaducho, le aseguró que eran solo amigos y hace menos de una semana le dijo que estaba enamorada de él, entonces no entendía qué m****a era lo que estaba pasando. Por un segundo esperó que fueran imagenes falsas, que la chiquilla le dijera que era un maldito montaje y él no habría dudado ni un segundo en creerle, pero no, en su lugar tuvo que quedarse callado como un idiota, para no decir algo que terminara empeorando la situación, pues enojado o no, nunca haría algo que dañara al pequeño Dan. Cuando llegaron al auto vio como ella dudó antes de acercarse, como si no supiera su debía o no irse con él, tenía lo
Maggie no había dejado de pensar toda la noche en la discusión que había tenido con Nathaniel, ni mucho menos en el hecho de que él no la había vuelto a buscar. No la llamó, no le escribió y ella tampoco lo hizo, por eso al día siguiente se encontraba nerviosa y sin saber qué hacer, pues no quería ser ella quien diera el primer paso. Sus ojos se fueron de inmediato hacia el pequeño rubio que llegó hasta ella y abrazó sus piernas viendola con sus grandes ojos grises. —Hola, bebé— le dijo, acariciando su cabello. —Nani, Nathe.—el pequeño señaló hacia la puerta de entrada, en una clara indirecta de que quería ver a Nathaniel. Dan la estaba viendo con el ceño fruncido, como si le estuviera reclamando que el castaño no estuviera con ellos ese día y sintió como una opresión se formó en su pecho. Su niño se estaba encariñando demasiado de Nathaniel, eso era algo que ya sabía, sin embargo cada vez que veía como los ojitos le brillaban a su niño al verlo, no podía evitar que el miedo se a
Cuando llegaron al apartamento del castaño, tanto Maggie como el pequeño estaban llenos de expectación, ella había hecho una maleta para ambos y sin pensarlo demasiado se había ido a pasar el resto de la semana con Nathaniel. Porque ¿Para qué negarlo? Quería estar con él, se había vuelto parte de ella y aunque trató de no involucrarse demasiado para protegerse, había sido imposible. Mientras subían en el ascensor, Maggie no sabía qué esperar de la dichosa sorpresa, pues el castaño siempre terminaba dejándola sin palabras y algo le decía que esta vez no iba a ser la excepción. Cuando salieron del ascensor Daniel corrió dentro del apartamento y ella llevó la mirada al apartamento como si esperara encontrar la sorpresa en medio de la sala y por la risa baja que salió de Nathaniel supo que él lo notó. —Nena, estás más ansiosa que el niño y él tiene dos años. —¡No es cierto!— su grito indignado solo consiguió que él soltara una carcajada y que su rostro se pusiera colorado. —Nena, sa
No, no, no… Eso no podía estarle pasando.Nathaniel sentía que iba a vomitar, eso no debía ocurrir, ella no tenía que escucharlo, mucho menos después de todo lo que había pasado en la noche y la madrugada de ese día, cuando se entregaron de la manera en que lo hicieron.Por unos segundos no pudo hacer más nada que ver a la chiquilla caminar a paso apresurado hacía el pasillo de las habitaciones, hasta que sintió que lo empujaron con fuerza del hombro .—¿Qué demonios estás esperando?— le preguntó Mattias visiblemente preocupado—¡Ve a explicarle!Como si saliera de un letargo, corrió directo hacia donde se había ido la chiquilla y cuando llegó a la habitación se quedó de piedra al verla terminando de ponerse una blusa y con el bolso de su ropa ya listo y cerrado.—Nena…—No me llames así—gruñó ella sin siquiera darle una mirada.Nathaniel sentía que la desesperación estaba empezando a apoderarse de él, necesitaba explicarle que las cosas no eran así, él ya no estaba siguiendo ningún pla
Daniel no había dejado de llorar hasta casi una hora después de que llegaron al apartamento y sólo entonces, cuando el sueño le ganó y cayó rendido, fue el turno de ella para hacerlo, lloró por la traición, la mentira y el corazón roto que le habían dejado por primera vez. Pues, aun cuando George la había abandonado, no le había roto el corazón porque ella nunca estuvo enamorada, no realmente,en cambio con Nathaniel cayó como una tonta. Ese fin de semana estuvo en piloto automático, lloró todas las noches y maldijo a toda la estirpe de los Montgomery, o casi toda, sin embargo, cuando el lunes llegó tenía un nuevo pensamiento en mente, ella ya no iba a ser la asistente de nadie, ella iba a tomar el lugar que le dieron y golpearía con la misma intensidad que a ella la habían golpeado.Maggie había pasado gran parte de la semana sumida en una profunda melancolía. Ignoró las incesantes llamadas de Nathaniel y llegó incluso a borrar su nombre de la lista de visitantes permitidos en su