La mañana nublada anunciaba más lluvia, la tensión del momento le apretaba el pecho de forma dolorosa. ¡No quería que lloviera otra vez! Todo estaba húmedo y salir a trabajar sería fastidioso. Pero... ¿Era esa lluvia por venir lo que realmente le fastidiaba? O… sería el torrente de sus adentros lo que la atormentaba. Al parecer, el día reflejaría lo que ella sentía en su pecho.
Gotas Melancólicas
Se preparó desganada como si no quisiera terminar nunca. Aunque le gustaba su trabajo, no estaba en el ánimo de ir. De repente, su corazón se estremeció, eran sus manos firmes que se habían posado sobre su hombro. Después de varios años de casados, aún se estremecía cuando él la tocaba.
—Llegarás tarde a esa velocidad —él le dijo con voz suave. Ella acarició sus manos con ternura, mientras una lágrima recorría su mejilla. La discusión anterior había sido muy fuerte y ella no se había atrevido a hablarle. Decidió no responder y después de unos minutos en silencio, se levantó y terminó de vestirse.
—Me retiro —dijo con la voz apagada. La salida fue fría y el sentimiento doloroso y decepcionante.
...
Pequeñas gotas de agua caían lentamente, por alguna razón extraña estaba disfrutando la sensación fría del contacto con las diminutas gotas. Subió al taxi y se apresuró a sacar un pañuelo de su bolso. Aunque las lágrimas se habían mezclado con la llovizna, temía ser descubierta. Secó su rostro con rapidez y con voz débil le indicó al taxista su destino. Los recuerdos de aquella pelea la atacaron sin compasión, trató de ignorarlos, pues no quería que el taxista la viera en tal situación, ¡eso sería muy vergonzoso! Sin embargo, no pudo evitarlos. Pudo rememorar años atrás, cómo se conocieron y... cómo se enamoraron. Su pecho empezó a apretarse y la respiración era rápida y desesperante. Trató de disimular y aislar sus pensamientos. ¿Cómo las cosas tomaron ese rumbo? ¿Qué les sucedió? La impotencia era demasiado para ser soportada. Ellos siempre habían sido la pareja ideal, su relación era envidiada y deseada. ¿Por qué los problemas los hacían actuar así? ¿Por qué los malos entendidos, eran tan difíciles de resolver? Las lágrimas fueron inevitables.
Sintió como si le cayera un balde de agua fría de repente. ¡Tanto sacrificio para nada! ¡Dos años de ahorros se fueron por la borda! Sabía que no debía prestarle ese dinero al primo de su esposo, pero como siempre, sería juzgada por su familia. Por lo regular, era lo mismo con ese primo vago que acostumbraba a pedir prestado y malgastaba el dinero.—¿Por qué no me habías dicho antes? —interpeló con lágrimas en los ojos.—¿Me estás culpando? —él reclamó. Siempre era así; en vez de buscar soluciones se culpaban uno con el otro. ¿Será esa la razón de su fracaso? Todo empezó muy bien. Compartían y hacían las cosas en equipo los primeros años, pero luego todo cambió. El desánimo, el cansancio, el egoísmo y los malos entendidos acabaron c
Sus manos recorrieron su cuerpo con ternura y un poco de timidez, por lo que ella sentía que el corazón le saldría del pecho en cualquier momento. Los recuerdos de su primera vez con él la invadieron de repente, la misma sensación de timidez y temor recorrían su piel, puesto que tenían mucho tiempo sin acción. El beso se hizo más intenso y las caricias menos tímidas y más atrevidas. El momento era chispeante y delicioso. De repente se oyeron sonidos en la puerta.—¡Mami, ábreme! Tengo miedo —era su pequeña niña, siempre que veía una película de terror tenía pesadillas. Álex saltó de la cama y abrió la puerta, entonces cargó a la pequeña con delicadeza.—¿Otra vez viendo películas de terror? Kathy no entiende que eres muy pequeña para ese tipo de pel&iacut
¿Cómo debería ser el amor? Complicado... simple... sencillo... ¿Debería haber un patrón? ¿Un modelo a seguir? ¿Debería ser tan obvio y predecible? ¿Debería seguir una rutina, un proceso...? ¿Un método? ¿Cómo debería ser el amor? La mañana era brillante y prometedora; un día hermoso para hacer algo fuera de la rutina. Se levantó de buen humor y se duchó cantando. Fue a la cocina a preparar un exquisito desayuno. De repente una personita rodeó sus piernas con sus pequeñ
Todos notaron el cambio en su estado de ánimo. Su rostro emanaba luz y sus ojos brillaban como las estrellas. En ocasiones se le escuchaba tararear en voz baja.—"Definitivamente algo le pasó" —todos murmuraban mirándola como si fuera un alíen. Alan, el compañero de trabajo guapo que siempre la molestaba, la observaba con recelo. Se le acercó con cara de querer descubrir algo.—¡Hey! —gritó en su oído, a esto ella respondió con un grito.—¡Alan, por Dios, me asustaste! ¿Qué no tienes trabajo que hacer que andas con tus niñerías todo el tiempo? —preguntó molesta.Él acercó su cara rara de detective y le apuntó con el dedo. —¡Tú!—¿Acaso te volviste loco? —le golpeó el hombro para que se alejara.
La mañana emanaba buena vibra, definitivamente era un domingo para quedarse en casa y cocinar algo delicioso. Ese era el único día que le inspiraba estar en la cocina, ya que lo tenía completamente libre. Aunque los sábados casi nunca iba a trabajar, siempre había algo que terminar o editar; por lo tanto, le era costumbre dedicarle unas horas al trabajo ese día. El timbre sonó y la vibra cambió de radiante a oscuro, un frío insoportable llenó su interior. ¡Esa voz!—Alex, querido. ¡Tu madre está feliz! —desde que él abrió la puerta, la voz chillona de aquella señora inundó el lugar.—Me alegro mucho, Ma. En... —él no terminó la frase cuando ya ella había irrumpido.—¿Dónde está mi nieta hermosa? —la señora pre
Su torso desnudo la hizo sonrojar. Un mar de sensaciones la inundaron y empezó a acariciarlo con ternura. Él se volteó quedando boca abajo. ¡Estaba rendido! Llegó tan cansado que se dio un baño, se puso el pantalón pijama y se echó a dormir. Sin embargo, Anny no podía pegar el ojo. Tenía tanto deseo de sentir sus caricias, sus besos..., no podía dormir sin que él apagara su sed. Empezó a besar su espalda descubierta y él se removió incómodo.—Tengo sueño... —susurró soñoliento, pero ella insistió con sus caricias—. De verdad, amor, estoy muy cansado —él balbuceó y se durmió. ..El olor a café la despertó con una sonrisa, luego recordó la decepción de l
Fuego abrazador que destruye todo a su alrededor y domina la lógica y la razón, que ciega el pensamiento sobrio. Celos... Sus cuerpos desnudos estaban entrelazados entre sí. La noche anterior había sido muy revuelta y sus ropas estaban tiradas por doquier. Era viernes, último día de completa privacidad para ellos. La niña estaba con su abuela en la casa de la playa y la pareja pasarían el fin de semana allá.—No quiero ir a trabajar... —Anny murmuró mientras acariciaba la mejilla de Alex, quien la miraba a los ojos con ternura.—Resiste —sonrió—, mañana nos vamos a divertir en la playa —Anny hizo una mueca. Estar en la playa era emocionante, pero estar en la playa con la familia de él, era desquiciante.—No pongas esa cara —be
“Tu pasividad alimenta esas inseguridades que me atrapan y me hacen cobarde y entonces, me convierto en una perdedora”.El viaje a la casa de la playa fue más rápido de lo que Anny esperaba; pese al incómodo silencio que habitaba en el vehículo, prefería eso antes que llegar. Lo único que la alentaba era el hecho de que vería a su pequeña, después de una larga semana separada de ella. Salieron del auto con el mismo silencio, Anny tomó su bolso y Alex sacó la valija del baúl. El lugar no estaba mal. Era una casa lujosa, rodeada de palmeras, con una entrada decorada con piedras y pequeñas plantas. Desde el frente se podía apreciar la hermosa playa que quedaba atrás de la casa. Entraron recibidos por el personal y subieron a una habitación dirigidos por una de las muchachas del servicio. A