Inalcanzable

Todos notaron el cambio en su estado de ánimo. Su rostro emanaba luz y sus ojos brillaban como las estrellas. En ocasiones se le escuchaba tararear en voz baja.

 —"Definitivamente algo le pasó" —todos murmuraban mirándola como si fuera un alíen. Alan, el compañero de trabajo guapo que siempre la molestaba, la observaba con recelo. Se le acercó con cara de querer descubrir algo.

  —¡Hey! —gritó en su oído, a esto ella respondió con un grito.

 —¡Alan, por Dios, me asustaste! ¿Qué no tienes trabajo que hacer que andas con tus niñerías todo el tiempo? —preguntó molesta.

Él acercó su cara rara de detective y le apuntó con el dedo.

  —¡Tú!

 —¿Acaso te volviste loco? —le golpeó el hombro para que se alejara.

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