El tiempo paso mucho más rápido de lo que le hubiera gustado mientras que la nieve aun golpeaba constate contra las ventanas. Pronto todo acabo y fue momento de regresar a casa, todos despidiéndose en el palacio prometiendo ruñirse pronto, la mirada de anhelo en los ojos de Gabriel que Layla no supo interpretar pero que no escapo a su vigilante esposo.
Pronto se encontró metida en un avión privado al lado de su marido y de vuelta en la mansión. Las fiestas habían acabado y era tiempo de regresar a su vida normal, y aunque alejarse del resguardo de aquel utópico palacio en otro tiempo podría haberle causado un gran pesar, en estos momentos eso únicamente significaba que podría regresar a ver a todos en el cuartel general.La impaciencia que sintió porque fuera el día siguiente y que Robert se fuera a trabajar para poder encontrarse con ellos la carcomió implacablem"Agachada boca abajo en lo alto de las ruinas de un edificio alto apunto a sus objetivos que corrían mas abajo disparando. Uno a uno cayeron sin poder defenderse al tiempo que ella se resistía a ceder ante el asedio del ardiente sol y el inclemente calor.Y al ver a una niña llorar sola en medio del campo de batalla a uno de los cuerpos inertes en el suelo carentes de vida, por lo que veía su única compañía en el mundo, sintió como si algo le oprimiera el pecho.Así era la guerra... no tenía piedad de nada ni de nadie, no conocía clemencia y por tanto era incapaz de ofrecerla.Era su trabajo... terminar con los enemigos de su nación... pero aquello... ella seguramente había matado al único compañero y sustento de la niña, lo pudo ver claramente en el llanto desconsolado y desolador... eran sus órdenes se repitió, pero era simplemente demasiado
Layla miro a Amshel al tiempo que atravesaba los pasillos buscando a Marcus, él le sonrío amable haciendo una inclinación de cabeza a modo de saludo, ella correspondió su sonrisa y le saludo de igual modo.No cabía la menor duda de que Amshel era un hombre apuesto que además de una habilidad sin igual en la lucha, poseía un trato fácil y una agradable personalidad. Irónico que un hombre con un carácter tan afable y extrovertido fuera precisamente aquel que sostuviera una relación con Diana por más informar que está fuera. Aunque viéndolo desde otro punto de vista era de lo más normal que esos dos terminarán juntos. Y más, dado que Layla comenzaba a sospechar que por más agradable que fuera él con ella y con los que parecían rodearlo, estaba casi seguro que tenía una personalidad mucho más fría y estoica con aquellos a q
-Discúlpame Amshel, peor debo hablar con Marcus y dudo mucho que desees estar presente- le dijo Layla a modo de despedida dándose la vuelta sin esperar su respuesta y yendo hacia la sala de juntas esperando encontrarlo, y por fortuna o por desgracia así fue.Giovanni y otro joven se encontraban reunidos con él hablado sobre la vigilancia de la mansión. Ella no se molestó en saludar al entrar como haría normalmente, lo que inmediatamente extraño a los presentes quienes alzaron las miradas de lo que fuera que estaban haciendo en ese momento en una laptop frente a ellos.-Por favor salgan-pidió Layla sin dar lugar a cuestionamientos en un tono que sonó mas a una orden. Los tres hombres se miraron entre sí sin saber que era lo que estaba sucediendo pero por la expresión de la mujer frente a ellos prefirieron no hacerla enojar más tratando de averiguarlo, ya se enterarían de lo que
Ella no espero a que alguien se ofreciera a llevarla de regreso al gimnasio donde la esperaba John para regresar a la mansión, en cuanto dio vuelta al pasillo donde Marcus estaba parado fuera de la sala de juntas y escapo de su vista prácticamente corrió fuera desesperada por escapar de ese dolor que comenzaba a consumirla por dentro como si de alguna manera eso le permitiera huir de él.Sus palabras habían roto algo fundamental en su interior, como si hubieran echado atrás todo el trabajo, todo el esfuerzo por reconstruirse a sí misma durante todos esos meses. Un fuego glacial quemaba y consumía ahí donde tocaba destrozándola de a poco.Le había dado todo, había confiado en sus manos todo su ser y él lo había utilizado en su contra sin ningún tipo de miramiento. Todo lo que sabía de ella, todo lo que había investigado y todo lo que ella misma le hab&iacut
Giovanni y los demás miraron las cámaras, lo que vieron lo alarmo en un principio preocupado por lo que podría haber pasado entre Marcus y Layla para alterarla de esa forma. Él la había visto a través de las cámaras cuando salió corriendo por los pasillos, había llamado a los guardias de seguridad a cargo de Amshel para que la detuvieran y evitaran que se fuera en ese estado exponiéndose a que algo malo le pasara, pero no hubo nadie que lograra alcanzarla a tiempo antes de que se subiera a un taxi y desapareciera.Cuando llego a la mansión y se encerró tanto tiempo en el cuarto de baño miro horrorizado la puerta cerrada sintiendo que su estómago se volvía de plomo en su interior casi cayendo en el impulso de llamar a Marcus para que enviara a alguien para comprobar su estado. Pero justo cuando estaba por tomar el teléfono ella salió, sus movimientos ligeros y p
El poder sobreponerse a lo que estaba pasando se sintió como si de nadar para salir de lo más profundo del océano se tratara. Para cuando logro asomar la cabeza por encima de la superficie ya se sentía agotada y temblorosa, pero una especie de satisfacción, de victoria ante ese logro que podía llamar suyo la lleno de una forma que no había conocido nunca antes. Y eso le proporcionó una gran satisfacción, aunque la costa estuviera aún muy lejos y le faltara todavía un largo camino por recorrer.Layla vendo con cuidado sus manos ampolladas y doloridas tanto por el entrenamiento como porque pasaba todo lo que le restaba de tiempo libre tocando el cello en el sótano y en la mansión de Robert perdiéndose por completo en la música. Su esposo por fortuna no la había reprendido por tal comportamiento, inclusive parecía disfrutarlo.Una noche que había decid
Cuando las vacaciones finalmente terminaron regresar a la vida pública le resulto un tanto pesado. La reina y todos los compromisos le absorbían gran parte de su tiempo, teniendo que ingeniárselas para cumplir con las misiones que le asignaban en el cuartel general de forma diligente sin dar pie a comentarios o reproches al respecto.El ambiente se había vuelto casi perpetuamente tenso en sus instalaciones, hacía que ella rehuyera el presentarse en ellas a no ser que su presencia fuera indispensable. Un sentimiento que Diana y ella compartían. Aunque recientemente eso no fuera lo único que compartieran.Ambas entrenaban diariamente sin falta, y en un par de ocasiones habían apartado tiempo para almorzar juntas en aquel sótano. Ese se había vuelto su lugar secreto. Su santuario privado. Un consuelo lejos de la vida diaria que las agobiaba.Aparentemente aunque su gemela jamás la juzgara
Layla se miró rápidamente en el espejo de mano que guardaba en su bolso comprobando su aspecto y retocando un poco su maquillaje. Su apariencia era pulcra y elegante con el cabello recogido bien peinado y el maquillaje discreto de aspecto impecable.Tras varias reuniones y deliberaciones había conseguido que su propuesta fuera aceptada por todos para disgusto de Marcus, quien no teniendo otra opción dados los recientes acontecimientos no tuviera otra alternativa más que acceder a regañadientes. Para ella había sido una fortuna haberlo podido solucionar antes de que los compromisos dela familia real consumieran su tiempo por completo.Esa semana había viajado a otra ciudad a unas horas en auto y le habían agendado demasiados compromisos, tantos que ni siquiera había tenido tiempo de revisar de qué se trataba cada uno. Cuando John detuvo el auto frente a un gran edificio de aspecto sencillo pa