Tenía apenas un rato que había logrado concentrarse lo suficiente como para poder poner atención a la lectura cuando escucho la puerta de la biblioteca abrirse y sin perder tiempo volvió a colocarse los zapatos de tacón en los pies hinchados sentándose correctamente en su lugar justo a tiempo cuando Ariana rodeaba el librero y llegaba a su lado con un vaso de agua con hielos en una bandeja, un verdadero despropósito en su opinión, pudiendo traerlo directamente en su mano sin tanto riesgo de que cayera destrozándose en pedazos, aunque claro, la joven al igual que todos los que trabajaban en esa casa era tan hábil y diestra que eso nunca había sucedido desde que estaba ahí, y en caso de que sucediera no quería ni imaginarse lo que le haría el exagerado de su esposo y el ama de llaves.
Ariana coloco el vaso de agua en la mesa a su lado y Layla le sonrío.
–Muchas gracias Ariana, ya puedes retirarte—
–Por supuesto mi señora—respondió la joven haciendo una rever
Los eventos de estado siempre la habían le habían parecido aburridos, y en ese momento, en medio de una cena de gala con todos los miembros de la familia real, el primer ministro y todos los dignatarios presentes se esforzó por seguir el hilo de la conversación que se desarrollaba su alrededor.Con su esposo evidentemente aburrido y molesto igual que en cada ocasión que los hijos y nietos de la reina se encontraban presentes, recordándole su verdadero lugar y posición en la realeza.Robert parecía deseoso de que todo aquel evento terminara y poder irse, sobre todo dado que el príncipe Gabriel, el nieto mayor de la Reina y futuro heredero de la corona, por supuesto rival número uno del vanidoso y soberbio Robert, había regresado de una de sus misiones en la marina, donde había, según decían en los círculos más altos, sido desplegado en el extranjero en una misión clasificada.Tratando de mejorar el mal humor de su marido y notando que todos se encontraban enfrasc
Habían pasado semanas desde la última vez que había visto Marcus y a su equipo, aunque a ella le parecía que los separaba una vida de distancia.Layla presiono un poco más acelerando el pedaleo conforme el entrenador de spinning lo indicaba dirigiendo al grupo animoso desde el frente, todo aquel derroche de energía había sido lo que había provocado que ella eligiera su clase por encima de la de los demás instructores, su respiración un poco más agitada y el sudor deslizándosele por el pecho y el cuello. 2 minutos más y acabaría lo rutina, ella sonrió discreta en su lugar alegrándose de que hacer ejercicio ya no fueron lujo de que después de algunas semanas comer se volvieron juego de niño. Marcus estaría orgulloso.–Listo chicas. Buen trabajo. Las espero en la próxima clase—se despidió animado el entrenador y todas corearon una respuesta a su vez.Ella tomo su toalla secándose el sudor para luego beber de su botella de agua respirando pesadamente tra
El viaje en auto hasta las afueras de la ciudad fue realizado en la opinión de Layla en un tiempo récord, llegando a un edificio solitario y lúgubre de apariencia abandonada. En cuanto bajaron del auto, Pamela la condujo por el interior desierto que tenía la apariencia de no haber sido pisado por ningún ser humano en un muy largo tiempo, o al menos así fue hasta que después de un rato de giros y vueltas por los intrincados pasillos bajaron unas escaleras que terminaban en una puerta que parecía de todo menos vieja.Pamela ingreso tan rápidamente el código a un tablero casi completamente oculto en la puerta ingresando a su vez su huella, que aunque Layla hubiera intentado memorizarlo no habría podido, aunque tampoco era que ella estuviera especialmente interesada en hacerlo.Layla se encontraba expectante deseosa de saber lo que le esperaba detrás de esa puerta de metal sólido, y aunque en su ser guardaba cierto temor, en ella era más fuerte su enorme deseo
Pamela había ido a dejar a Layla al gimnasio, y con la mente atribulada había decidido pasar por una cafetería sin poder decidir qué hacer con todas las cosas y problemas que le invadían la mente.Cuando finalmente llegó a edificio de oficinas que tenían cerca del centro que utilizaban usualmente para reunirse con socios o aliados de alto rango decidió que no podía dejarlo pasar y debía hacer algo al respecto, así que sabiendo que se encontraba solo y sin molestarse en avisar o pedir permiso antes de entrar camino hasta el interior de la oficina de Marcus cerrando la puerta sin desear que nadie escuchara la conversación que tendrían a continuación.–No estoy segura de que estemos tomando las mejores decisiones—declaro Pamela directa sin siquiera saludar cuando estuvieron a solas pasándole una taza de café a Marcus, y él gruño haciéndole saber que la estaba escuchando en lugar de responder desde su asiento mientras revisaba algunos papeles -Marcus hablo en serio, despué
Layla paso horas durante toda la mañana arreglándose frente al espejo del tocador, para después meterse dentro del vestidor para así poder elegir cuidadosamente lo que iba a usar sin querer dejar ni el más mínimo detalle a la suerte.John iba conduciendo el auto por las calles principales de la ciudad, mientras ella respiraba cuidadosamente tratando de relajarse y mantenerse tranquila en el asiento trasero. Ella sintió que el miedo y el terror le pisaban los talones cuando al fin llegaron al centro de la ciudad estacionando frente al edificio de 42 pisos de Cinq Roses, el conglomerado multimillonario del cual su esposo era el dueño y principal accionista, aunque por debajo del agua los miembros de la familia real también poseyeran acciones y debido a ello se aseguraban de que el gobierno siempre favoreciera a la empresa por sobre todas las demás.—Llegamos duquesa—anuncio John un poco tenso, ella noto un poco de preocupación en el hombre.—Todo irá bien se
Layla estaba desparramada en un cheslong oculto detrás de un librero ubicado en el fondo de la biblioteca leyendo perezosamente, disfrutando de los suaves y cálidos rayos del sol que se colaban por la amplia y alta ventana bañándola suave y generosamente.Había ordenado a todos los sirvientes que no entraran a la biblioteca a menos de que ella los llamara en persona, así que le sacó provecho a ese raro e inusual momento de privacidad, disfrutando del grato contacto se estiro en su lugar, el tapiz del mueble y la seda de su vestido blanco suave al contacto con su piel.Se encontraba cansada y soñolienta luchando contra el deseo de tomar una siesta negándose a dar de que hablar a Gabriela o al resto de los empleados de la casa prefiriendo continuar con lo que estaba haciendo, pasando la hoja de un libro especialmente bueno que había encontrado entre los muchos ejemplares que resguardaban los libreros.Había pasado gran parte de la noche en vela colocando a e
Después de que Layla instalara las cámaras tanto en la mansión como en la oficina de la ciudad de su esposo, Giovanni, su jefe de espías, un hombre que había trabajado para diferentes organizaciones de inteligencia en algunos de los países más importantes y poderosos del mundo, había habilitado una habitación de una de sus sedes principales que se encontraba en las afueras de la cuidad para mayor seguridad de todos, con pantallas y monitores, dónde habían asignado gente que se turnaría para vigilar las 24 horas del día monitoreando la pantallas en busca de cualquier comportamiento sospechoso o de cualquier cosa que les pudiera servir llegado el momento.En secreto Marcus había pedido a Giovanni que cuidara de Layla, y que le avisará si había cualquier cosa o si necesitaba algún tipo de ayuda sabiendo de sobra que podía confiar en su discreción.Cuando un par de días después mientras él revisaba el papeleo que requería resolver en preparación para la próxima fase del pl
Después de un par de horas de conducir a toda velocidad finalmente llegó a su destino, deteniendo su auto frente a una pintoresca casa de dos plantas de color naranja quemado, con techo de teja y un hermoso porche en el jardín del frente–¿Y ahora qué demonios hiciste?—reclamo saber bruscamente Diana cuando abrió la puerta de la pintoresca casa ubicada en un fraccionamiento privado a las afueras de la ciudad.Diana podía ser la gemela idéntica de Pamela con los mismos ojos de esmeralda, la misma complexión delgada y atlética, las mismas facciones suaves y delicadas, el mismo cabello pelirrojo de rizos rebeldes con la única diferencia de Diana que le gustaba alaciarlo, pero el mal rollo de Diana y su frió carácter que le helaba la sangre, distaba mucho de lo cálida, dulce y animosa sé que era Pamela.Diana lo miro duramente con el brazo extendido a un lado de ella y la mano sujetando el marco de la puerta cortándole el paso. No lo dejaría pasar ni le informaría P