Después de un par de horas de conducir a toda velocidad finalmente llegó a su destino, deteniendo su auto frente a una pintoresca casa de dos plantas de color naranja quemado, con techo de teja y un hermoso porche en el jardín del frente
–¿Y ahora qué demonios hiciste?—reclamo saber bruscamente Diana cuando abrió la puerta de la pintoresca casa ubicada en un fraccionamiento privado a las afueras de la ciudad.
Diana podía ser la gemela idéntica de Pamela con los mismos ojos de esmeralda, la misma complexión delgada y atlética, las mismas facciones suaves y delicadas, el mismo cabello pelirrojo de rizos rebeldes con la única diferencia de Diana que le gustaba alaciarlo, pero el mal rollo de Diana y su frió carácter que le helaba la sangre, distaba mucho de lo cálida, dulce y animosa sé que era Pamela.
Diana lo miro duramente con el brazo extendido a un lado de ella y la mano sujetando el marco de la puerta cortándole el paso. No lo dejaría pasar ni le informaría P
Las lágrimas se derramaban silenciosas corriendo fugitivas por sus mejillas y el puente de su nariz, y una a una desaparecieron olvidadas en el más miserable silencio.Sola, hecha un ovillo y permaneciendo escondida en el rincón de la más alejada habitación de invitados sostuvo una bolsa con hielo picado sobre su hinchado rostro, oculta en la penumbra y las sombras del cuarto de luces apagadas y ventanas cerradas.Odiaba aquello, aborrecía su situación actual en la cual se encontraba hundida hasta el cuello, pero por encima de todo despreciaba a aquel hombre con el que la habían obligado a casarse con cada fibra de su ser, y lucharía implacablemente hasta conseguir su fin solo deteniéndose en el instante que respirara su último aliento para asegurarse de destruirlo a él y a su amado imperio, así pudiendo conseguir que ardiera centímetro a centímetro cada roca hasta los cimientos sin importarle las consecuencias o el precio que debería pagar para obtenerlo.Layla
Había logrado que localizar ambas llaves de la oficina privada que Robert tenía en la mansión, pero como ya era obvio a esas alturas, quitársela a Gabriela resultaría ser una tarea completa imposible, así que dadas sus actuales circunstancias la única opción viable era Robert, su marido.Encontrar cómo y con qué moler las pastillas que le habían dado en el psiquiátrico para dormir sin dejar ninguna evidencia no fue fácil, pero después de mezclarlo con el vino más fuerte que encontró en la cava privada de la mansión y ofrecérselo a su esposo, todo resulto muchísimo más fácil.Con sumo cuidado aparto las sábanas de su cuerpo y se levantó despacio en medio de la noche con un absoluto silencio reinando por toda la mansión y con tan solo unos pocos rayos de la luna colándose por la ventana ofreciéndose como única iluminación.Ella se movió escuchando atentamente la profunda y acompasada respiración, y así lentamente rodeo la cama llegando su mesita de noche, el
A Marcus le costó una barbaridad mantenerse en control y no moverse inquietamente por toda la habitación en anticipación a lo que vendría.Diana ya le había avisado que iba en camino con Layla y aquello lo tenía completamente angustiado. Pamela no estaba mucho mejor, movía inquietamente el pie en un golpeteo interesante que había comenzado estresarlo, pero tampoco iba a decirle que parara, comprendía completamente su preocupación y se odiaba por haber sido parte de la causa que la había provocado.Cuando la puerta se abrió y Diana entro acompañada de Layla, algo estrujo su corazón al ver su mirada. Algo en ella había cambiado, podía verlo en sus ojos, algo se había endurecido en su corazón, y él lo lamento profundamente ya que hubiera deseado que conserve su inocencia, pero con todas lo que le había sometido debió suponer que eso no sería posible.Pamela corrió para abrazar a Layla deteniéndose en el último momento y la miro angustiada evaluando su estado, y cua
Marcus las esperaba en la sala de juntas, bajo su mano descansaba la carpeta que contenía los papeles necesarios para que Layla comenzará una nueva vida en caso de no desear vivir con Diana y Pamela.Aquello era lo mejor se recordó, arriesgarla de esa forma era simplemente demasiado cruel... pero el pensar que ella tal vez no quisiera volver a verlos después de lo que pasó... pensar en eso hacía que le doliera el pecho.Pero el haber visto lo que la escoria de su marido le había hecho a través de esas pantallas sin poder hacer nada, el verla tan asustada, frágil e indefensa los días posteriores a ese y el verla ese día cuando llegó, el dolor que le causaba cada movimiento y el reporte médico que le enviaron de inmediato a su teléfono, le recordó que el dejarla ir por doloroso que a él pudiera resultarle seria indudablemente la mejor decisión.¿En qué momento se había enganchado tanto de esa chica? ¿Cómo en tan poco tiempo había puesto de cabeza su mundo ha
Layla se levantó a la mitad de la noche en la hora que habían acordado, colocando el minúsculo auricular del tamaño de un chícharo que Giovanni le había entregado junto a la llave antes de irse esa misma tardé en el interior de su oído.–¿Layla puedes escucharme?—pregunto la voz sosegada y tranquila de Giovanni, ella alzo la mano con el pulgar hacia arriba mirando hacia la cámara –Perfecto, entonces te iré guiando en todo momento esta noche y te avisaré de cualquier cosa que pase y te instruiré hasta el más mínimo detalle en caso de necesitar modificar el plan que repasamos esta tarde—informo y ella se apresuró a ponerse la bata y ocultar las pequeñas cámaras, micrófonos y la llave en un bolsillo escondido en su interior mientras él hablaba –Camina hacia la puerta cuando estés lista, yo te avisaré cuando sea seguro abrirla—le indico ella obedeció cerrándose la bata sobre el camisón de satín y caminando hacia la puerta cerrada de su habitación.–Muy bien, de momento tod
Aquel día Gabriela había salido hacer algunas diligencias en la ciudad, un evento inusual que sucedía solo unas contadas veces al año, en esta ocasión en preparación para las ya próximas celebraciones invernales, y Layla había aprovechado ese golpe de suerte para descansar, ya que el día anterior había estado plagado de compromisos y eventos de caridad organizados por la corona a los cuales debía asistir de forma obligatoria no pudiendo faltar a ninguno.Asi que en esos preciados momentos recostada prezosamente en un camastro a la orilla de la piscina, disfruta de los cálidos rayos del sol de la mañana precedía, en un día inusualmente templado dado que estaba ya a un par de días de comenzar el invierno, y aprovechando que no hay nadie en toda la mansión.Layla se había limitado a ponerse un vestido de manga larga para salir del interior de la fria y asfixiante escapando por un rato de los sirvientes, quiénes despues de haberle dejado una jarra con limonada, un vaso de
Habían pasado semanas desde el incidente de Gabriel, y aparentemente nadie incluyendo a los porteros se había percatado de que el príncipe heredero había cruzado sus puertas. Al parecer, habían visto un auto lujoso último modelo y habían abierto la verja sin molestarse en comprobar la identidad del conductor mientras veían un juego en el pequeño televisor que mantenían escondido en la caseta de vigilancia.Un evento bastante afortunado para Layla, aunque las preguntas le habían llovido del cuartel general, preguntas que por una razón que ella misma desconoció decidió no decir la verdad y dar una respuesta vaga, como que no se había topado con el aprovechando el hecho de que nunca instalo cámaras que mostraran el exterior de la mansión. Y por su parte Gabriel tampoco había intentado hablar con ella más allá de lo estrictamente necesari
Robert le ofreció el brazo al tiempo que ambos se levantaban de sus butacas para salir del palco privado de la familia real después de la función de ballet que inauguraba la temporada, bajando juntos a la gala que se ofrecía en el salón principal del teatro para recaudar fondos para las artes.Ella noto la mirada de Gabriel quién la observaba discretamente mientras hablaba con la reina sobre la encantadora función, y Robert ni se enteró. Ella se impaciento por salir del todo y escapar del rango de visión de Gabriel.Si Robert se daba cuenta no tenía idea de cómo podría reaccionar.Ambos bajaron la escalinatas lentamente, tomándose su tiempo, y desde el vestíbulo las miradas de los asistentes se posaron en ellos.Todos siempre observaban a los miembros de la familia real, pero cuando la reina apareció con la rama principal de la familia Real el disgusto