Gabriel permaneció fuera de la habitación sin apartarse de aquel lugar, no sabiendo muy bien que hacer. Lucas lo había animado a preguntar a los hombres de Marcus que era con exactitud lo que le habían dicho a Layla para que reaccionara de aquella forma, pero aunque lo había intentado ellos se habían negado a responder categóricamente en todo momento.
Los que él había identificado como los más cercanos a ella habían venido habitualmente a visitarla, pero ella se había negado a recibir a cada uno de ellos negándose a hablar con nadie que no fuera miembro del hospital, y aun con ellos no intercambiaba más que palabras de cortesía. El personal y los hombres de Marcus le habían aconsejado que fuera a su casa a descansar, que ya le avisaran cuando Layla cambiara de opinión y accediera a ver a alguien, pero él se había rechazado hacerlo. Ya que deDe alguna forma que no se lograba explicar, una fotografía de Layla en cuidados intensivos llena de cables, tubos, vías de acceso y sondas, había terminado como portada de las páginas principales de todos los periódicos amarillistas. Y en el momento en que uno de sus agentes se los mostró a Marcus casi corriendo para alcanzarlo en uno de los pasillos, la sangre le hirvió en las venas de rabia pura, ante el descaro y atrevimiento de aquellos repugnantes seres que tomaban ventaja de la desgracia ajena como modo de vida. Rápidamente se lo informo a Pamela, y esta se aseguró de que sus fuentes las retirarán tan pronto como les fue posible, pero el daño ya estaba hecho, y aunque aquello seguramente les beneficiaría en el próximo juicio, el hecho de que hubieras sido capaces de cometer una violación tan grave e insensible a la intimidad de Layla lo llenaba de rabia. Y a pesar de que deseara e
El caos más absoluto se desato en el momento que las puertas del hospital se abrieron cediéndole el paso a Layla, quien era resguardada por los agentes de Marcus y algunos miembros de la policía destinados a evitar un desastre.Llegar al auto fue toda una odisea por sí misma, con los periodistas y camarógrafos luchando entre sí y con los agentes que la protegían para captar la mejor foto posible, pero el tener que representar su papel y fingir una gran dificultad para moverse permitiendo que los agentes le ayudaran a subir al auto, fue todo un esfuerzo en sí mismo. Sobre todo porque el fingir aquella dificultad le requería un mayor esfuerzo del que hubiera sido necesario de hacerlo por si misma, provocando punzadas dolorosas en cada uno de sus músculos, aunque aquello ayudo a montar un espectáculo, permitiendo que aquello se reflejara a su rostro dejando que la prensa capturara aquellas imágenes
Coordinar las actividades de aquel día había sido todo un reto, sobre todo al tener que trabajar en conjunto con una organización ajena a ellos, con la que por más que insistiera en decir que así era, no compartía en lo absoluto su propósito, buscando cada oportunidad posible para sabotearlos.Pero ellos conocían su funcionamiento y forma de operar de sobra, aunque algunos de sus miembros aún continuaban ignorándolo, ya que ellos mismos habían sido parte de la organización con la que se veían obligados a lidiar en aquellos momentos. Una organización que despreciaban con cada gramo de su ser, al ser dirigida por personas corruptas que siempre favorecían a quienes más les convenía, sin importarles en lo más mínimo la verdad o la justicia. Y la situación que tenía entre manos era el más claro ejemplo de ello.Más que
Layla contuvo el aliento desde su lugar en su silla de ruedas durante el tiempo que le tomo al juez sentarse en su asiento y que todos siguieran su ejemplo. Se sentía ansiosa, completamente nerviosa y al borde del pánico, pero se obligó a mantener la compostura. Ese era el momento que tanto había estado esperando, y por algún motivo, el que se estuviera volviendo real ante sus ojos era una imagen difícil de procesar. Y por alguna tonta y absurda razón miro de reojo a todos los presentes que se encontraban a sus espaldas, encontrado sentados detrás de Robert no solo a alguno miembros de la familia real, sino, a los miembros de su propia familia, y aunque ella se había sabido hacia muchísimo tiempo que no debía esperar nada de ellos, el verlos ahí, del lado de su esposo, le dolió profundamente, al mismo tiempo que encendía un fuerte sentimiento de ira y de rencor contra ellos, haciendo qu
A Diana no le extraño que el traslado de Robert hacia el palacio de justicia se hubiera llevado según lo planeado después de escuchar las palabras del juez, y justo entonces la muchedumbre presente en el interior de la sala hizo eco de su indignación, soltando improperios y protestas ante el claro favorecimiento que dirigía hacia él, dictando que lo que Robert había hecho contra Layla era un simple caso de violencia doméstica, siendo necesario desalojar la sala por el descontento del público en general, y debiendo escoltar al juez a un lugar seguro, pues los presentes coléricos por descarado acto, hacían lo posible por llegar hasta él y hacerle saber de primera mano su descontento.Ante aquel caos, sacar a Layla sana y salva no fue sencillo, mucho menos el conseguir que el duque fuera trasladado de regreso a la custodio de la organización de inteligencia nacional impidiendo que este
Layla tenía su rostro entre sus manos tratando de mantener la calma, al menos lo suficiente como para no derrumbarse en el auto antes de llegar nuevamente al hospital… El hospital… Aquel era un lugar en el que ya no era indispensable que estuviera, pero habían decidido que permanecería ahí un tiempo más para inclinar la balanza a su favor, ¿Pero dados los actuales acontecimientos de que les serviría eso? Robert casi la había matado, todo había quedado documentado y parte de ello había sido expuesto al público para eliminar cualquier duda con respecto a su culpabilidad, y aun así el juez había tenido la osadía de declararlo como un caso de violencia doméstica en lugar de lo que verdaderamente había sido… lo que Robert le había hecho… lo que le había quitado… eso hacía mucho tiempo que había rebasado el punto de
Cuando llegaron al hospital, la prensa ya los esperaba en la puerta, las cámaras listas para captar la reacción de la que desde hacía un rato, ya llamaban en las redes sociales “La trágica duquesa”, aquello asqueaba a Layla al mismo tiempo que la llenaba de ira, ya que sabía de sobra que su supuesta empatía no se debía a otra cosa más que al morbo y el repentino interés que mostraba la gente hacia ella.Pero el no despotricar contra ellos la rabia que hervía bajo una violenta llama en su interior, y decirles en sus caras todo lo que realmente pensaba de ellos, fue una verdadera prueba de carácter y dominio. Así, que al bajar del auto, siendo resguardada y custodiada por el equipo de Marcus, y durante el tiempo que le pareció insufriblemente largo, que tomaba bajarla de este para subirla a la silla de ruedas y finalmente iniciar la marcha. Termino encajando profundamente
En cuanto Layla lo vio parado en el marco de la puerta a las afueras de la ciudad se lanzó a sus brazo, y lo abrazo con todas sus fuerzas, como si temiese que de no sujetarlo de esa forma el desaparecería entre sus brazos, desmoronándose como todo lo que realmente le importaba lo hacía en su vida.Gabriel no tardo en detectar aquel miedo intrínseco que sabía de sobra se alojaba en lo más profundo de su ser, esa vulnerabilidad de la que nunca hablaría con nadie, correspondiendo la intensidad de su abrazo y besando su cabeza, como una dulce promesa de que todo estaría bien y de que el permanecería a su lado sin importar lo que pudiera ocurrir.Había sido un día demasiado largo y agotador. Nada había salido según lo planeado, y aunque así hubiera sido, indudablemente eso no lo habría hecho menos extenuante.Sin importar lo que se dijera, o la forma de pla