Lorenzo Lombardi
Llego a la empresa a la misma hora de siempre. Oprimo el piso 43 para llegar a mi oficina y tomar mi café mientras espero a las dos chicas nuevas que van a ocupar el puesto de la enana.
Me paro frente a la ventana para observar los edificios y la carretera mientras disfruto del café de mi mejor amigo Lukas. Las mujeres de ésta empresa ni siquiera saben preparar un café como me gusta.
─¿Ansioso por conocer a tus nuevas putas? ─me giro para ver a mi mejor amigo entrar como si de su oficina se tratara.
─Algo así, necesito un coño urgente ─digo tomando haciendo en mi cómoda silla negra, que hace juego con la mesa de vidrio negra no muy grande.
─No tardan en llegar, quizás ya llegaron y la recepcionista que está encabronada contigo no las deja pasar ─dice riendo.
─Pues deberías de largarte y enviarme una, si ya llegó ─digo señalándole la puerta.
En ese momento la puerta es tocada dos veces y Lukas abre sin que yo le ordene. Entra una chica de pelo rojo, labios pintados del mismo color, una sonrisa de puta y unos senos visiblemente grandes entra y mi amigo me guiña un ojo antes de irse.
─Buenos días señor... ─observa la placa de plata sobre mi escritorio ─Lombardi ─dice extendiendo su mano, pero la ignoro.
─¿Qué edad tiene? ─pregunto observando su cintura.
─Veintitrés ─dice relamiendo sus labios.
─Bien, ¿Sabe preparar café?
─No.
─¿Sabe italiano?
─No, sólo español y árabe.
─No necesito que explotes la empresa, da vergüenza que no sepas inglés y mucho menos masticar chicle ─digo acercándome a ella.
─Me imagino que usted vió mi curriculo ─dice recorriendome con la mirada.
─Créame que si lo había visto, no estuviera aquí, no sabe hacer nada ─digo susurrándole al oído.
─¿Cómo puedo ganarme el trabajo? ─pregunta respirando hondo.
─Arrodillándose ─digo acariciando su espalada.
─¿Quiere que le suplique? ─pregunta con asombro.
No gano nada con que esa estúpida me suplique. Que ingenua.
─No, que me la chupe ─digo desabrochando mi pantalón.
La muy descarada sonríe, se quita los tacones y se arrodilla. Saca mi miembro de la tela elástica y lo lleva a su boca. Me mira con esos ojos verde esmeralda mientras hace su trabajo, muy mal, por cierto.
La tomo por el pelo y la hago tragarseme completo, se le salen las lágrimas y sonrío. Después de unos largos minutos me corro en su cara y ella me mira enojada.
─El baño ─digo subiendo mis pantalones y mostrándole la puerta blanca.
No sé de donde salió semejante torpeza. Me siento luego de tomar un poco de alcohol. Necesito bajar éste coraje.
─No se ganó el empleo, señorita ─digo al verla salir del baño.
─¿Qué hice mal? ─pregunta enojada.
─Casi me corta con sus dientes, no creo que yo tenga el valor de salir en televisión con semejante cosa ─digo viendo su cara desmaquillada.
─¡Imbécil! ─dice tomando sus zapatos
Río al escuchar su insulto. ¿Será que las mujeres no saben otro insulto? Ya me los sé todos.
Da un portazo y escucho la risa de Lukas tras la puerta.
─¿Qué le pasó en la cara? ─pregunta asomando su cabeza.
─Estaba muy gordita como para hacer que se trague mi vitamina y la eché en su cara el cual fué un error ─digo a carcajadas.
─Ahí viene tu fiera ─susurra.
¡Maldita sea!
Bianca entra echa una furia y me mira con odio.
─¿Se puede saber en donde estabas ayer? ─pregunta dando un golpe en la mesa.
─En algún lugar de Miami ─digo contestando una llamada del teléfono de la oficina ─Está contratada ─digo a la recepcionista, para avisarme que había otra chica.
─Te llamé un montón de veces y no me contestaste, tu madre no sabía de ti, ¿qué coño te pasa? ─pregunta cruzándose de brazos
─Estás en mi empresa y aquí no vendrás hacerme escenas y segundo, recuerda que lo nuestro es por conveniencia, porque ni me interesas ni te amo, que te quede bien claro. Ahora, largo ─digo levantándome de la silla para abrirle la puerta
─Imbécil ─dice dándome en el pecho antes de irse.
Y seguimos con la misma palabrita.
Me siento en el computador para ver como van las ventas de mis perfumes en Italia. Las ventas han aumentado un diez por ciento después de la nueva colección hace 4 días. Veo en mi reloj que son las 12 del medio día y decido parar el trabajo por hoy. Es viernes y mi cuerpo lo sabe.
Primero iré a comer donde mi madre. Y después quien sabe a donde.
Recojo mi maletín y mi celular y voy hasta la salida para encontrarme con mi chofer. El camino es lento por el maldito tráfico. Una de las cosas que odio en este mundo.
Por fin llegamos a casa de mi madre y ella me recibe muy alegre.
─Vayamos al estudio ─dice tomando mi mano.
Ruedo los ojos cuando veo a mi hermano menor sentado como todo un don nadie.
Lucía NavarroCojo mi bolso que hice a mano con unos vaqueros. A veces me pongo a reciclar por entretenimiento o por necesidad. Pero me gusta hacerlo. Quizás en un futuro me dedique a eso, nadie sabe. Luego de tomar mi bolso voy hasta la salida del restaurant para llegar a tiempo a mi destino.Hoy debo limpiar una mansión y en la noche un estúpido bar. A eso me dedico, a limpiar casas, hospitales, bares y restaurant, para poder pagar mi carrera de medicina y ayudar en lo que puedo en casa.Terminé la secundaria a los 14 años de edad, siempre fui la más destacada todos los años y esa era una de las razones por la que me molestaban y me llamaban Luznerd. Que combinación.Pero nunca me molestó, porque algo me enseñó mi madre, es que a los comentarios malos, oídos sordos, y además ser inteligente nones un pecado.Pero les confieso que cuando el popular se burla
Lorenzo Lombardi Tenía casi 10 años que no veía la tonta de Lucía. Está diferente, su pelo luce más claro, está más delgada y voluptuosa y esos ojos que no dejan de brillar. Su voz no ha cambiado mucho, siempre fue madura.-Ya debo irme, o llegaré tarde -dice pasando por mi lado.-Cuídate mi niña -dice mi madre muy sonriente.Ruedo los ojos y veo a mi hermano observarla embobado.-Tiene lindo culo a pesar de ser una pobretona -dice y ni me tomo la molestia voltear a ver.Mi madre lo regaña con la mirada y él ríe.-Madre ya la empresa es mía, debo hacer unos ajustes y en menos de un mes todo va a funcionar como quiero -digo limpiando mi boca con la servilleta.-Eso me parece perfecto, hijo -dice acariciando mi mano, sobre la mesa.-¿Y que me toca hacer a mi? -pregunta mi hermano tomando del
—¿Qué necesita señor Lombardi? —pregunto y escucho una mujer de fondo.—Que mañana pases a las 10 a limpiar mi apartamento, la señora que viene, está enferma.—No se si pueda, y tampoco se en donde vive —digo para zafarme.—El chófer de mi madre te llamará a las 9 para pasarte a buscar.—¿Cómo consiguió mi número? —pregunto observando la luna a través de la ventana.—Es un secreto, la espero mañana y el pagó será de 250 dólares? Pago inmediato —dice y cuelga.Imbécil.Egocéntrico.Altanero.Pero el pago es una delicia, 250 dólares lo gano en una semana en una casa. Y ganarlo en un día, no está nada mal.Lorenzo LombardiMe despido de la puta y salgo del hotel rumbo a mi apartamento, tengo trabajos que adelantar antes del lunes. Pero uno
Ella camina dejando ver su culo tan bien trabajado. La sigo y nos metemos al baño de mujeres. Cierro la puerta con seguro detrás de mi. Me acerco a ella rápido y devoro su cuello. Ella mete sus manos por mi camiseta y jadea cuando aprieto sus senos, con ambas manos.Nos desnudamos con prisa, la subo al lavamanos y ella acaricia mi pene. Me agacho y tomo un condón de mi pantalón. Ella me lo pone. Meto mi cara en su cuello y ella acaricia mi espalda desnuda.Lo entro de golpe y ella jadea. Se aferra a mi. No la beso pero lamo su cuello. Su pelo mojado se pega de mi cara. Ella se mueve pegando sus senos a mi. La echo para atrás y me muevo mientras lamo uno de sus pezones. La sostengo de la cintura y la muevo contra mi pene. Ella grita y no paro de moverme.Ella contornea su cadera con sus movimientos. Jadea en mi oído y lame el l&
Lorenzo LombardiLlego a casa de mi madre para ayudar a Bianca a elegir vestido de novia. No se por qué se empeña tanto, si tengo en mente que la boda sea por el civil. No soy hombre de escándalos y eventos. Además ella no es digna de que yo derroche tanto dinero.—Mi amor —dice Bianca corriendo hasta mi.Chillona.—Hola madre —digo quitándome a Bianca de encima.—Hola mi rey —dice abrazándome.—Vamos a lo que vinimos que tengo trabajo —digo dejando mi maletín en el sofá..—Vamos al estudio —dice mi madre tomando mi mano.Bianca bufa y me vale mierda.Ya estoy estresado de tanto ver estúpidos vestidos que a ella no se le verán bien. A partes creo que es mejor que busque algún diseñador o asesoría en otra parte. Se supone que es una
Lucía Navarro Después de regar las plantas, preparo el café mientras Olga, la señora del servicio plancha unas ropas.Vierto el líquido en una hermosa cafetera, coloco la azucarera y dos tazas extra por si sus hijos están aquí.—Aquí está su café —digo a la señora Lombardi entrando al estudio.—Pasa mi niña —dice dejando a un lado el libro.—Gracias —digo dejando la bandeja en la mesa pequeña que está a su lado.—Quédate a tomar el café ¿o ya debes irte? —pregunta mirando el reloj.—Aún me quedan 40 minutos —digo acercándome a pasos lentos.—Toma asiento —dice sirviendome una taza de café. Se sirve el de ella y disgusta con alegría —Éste café lo hiciste, ya conozco los de Olga —dice riendo.—Efectivamente —digo dando un sorbo.—Cuéntame de ti...—T
Lucía Navarro Han pasado dos semanas desde que mi papá empezó a trabajar en la mansión, él y la señora Roxanna se llevan bastante bien. Los he encontrado tomando el café juntos.Me huele a amorcito.Le regaló un pastel para su cumpleañera y lo llevó a la dentista para arreglar su dentadura y luego desaparecieron por 3 horas y llegaron como si nada.Hoy la señora ha pedido verme para pedirme un gran favor, el cual según ella me va a beneficiar. Mi padre sabe de que se trata, pero no me dice nada. Es bueno guardando secretos.Llego a la mansión y me pongo a limpiar ya que la señora no se encuentra, mi padre anda limpiando el jardín y voy a saludarlo ya que salí muy temprano de casa y no lo pude ver.Voy a la cocina por agua y me topo con el estúpido d
RoxannaSé muy bien quiene es Lucía. Las veces que Lorenzo llegaba borracho a casa, me decía que era tierna, que la quería bastante, que tenía una linda sonrisa. Pero que le daba pena y vergüenza que los demás se enteraran de que estaba interesado en ella.Está mucho mejor de como la describió hace años.Ojalá que en el viaje los una, me gustan como pareja. Aunque quiero que Lorenzo se mantenga tranquilo en ese viaje y no esté buscando chicas para pasar el rato. Lo que menos quiero es ver en los periódicos a mi hijo salir de un hotel con alguna desconocida. Como ha pasado otras veces.Estoy casi segura que esa chica lo hará cambiar.—Te queda hermoso —digo a Lucía mientras me modela un vestido rojo ajustado al cuerpo hasta los tobillos. Lo d