Lucía Navarro
Cojo mi bolso que hice a mano con unos vaqueros. A veces me pongo a reciclar por entretenimiento o por necesidad. Pero me gusta hacerlo. Quizás en un futuro me dedique a eso, nadie sabe. Luego de tomar mi bolso voy hasta la salida del restaurant para llegar a tiempo a mi destino.
Hoy debo limpiar una mansión y en la noche un estúpido bar. A eso me dedico, a limpiar casas, hospitales, bares y restaurant, para poder pagar mi carrera de medicina y ayudar en lo que puedo en casa.
Terminé la secundaria a los 14 años de edad, siempre fui la más destacada todos los años y esa era una de las razones por la que me molestaban y me llamaban Luznerd. Que combinación.
Pero nunca me molestó, porque algo me enseñó mi madre, es que a los comentarios malos, oídos sordos, y además ser inteligente nones un pecado.
Pero les confieso que cuando el popular se burlaba, algo dentro de mi me afligia un poco.
Mi madre falleció cuando cumplí los 15 años de edad. Tardé en recuperarme, pensé que jamás saldría adelante, que todo se iría a la mierda. Las cosas fueron empeorando, mi hermana se fue con su novio quien sabe a donde, hasta la fecha no sabemos mucho de ella. Mi padre se metió en los vicios de la calle y tuve que irme a trabajar para mantenerlo y mantenerme, ya que fue echado de su trabajo. Tengo 24 años de edad y aún no tengo una carrera universitaria, me siento tan defraudada por mi misma. Pero nunca hemos tarde. Todo a ido mejorando poco a poco. Mi padre está poniendo de su parte y cada día está más animado, hablar de mamá le saca sonrisas y no lo aflige. Porque mi mamá fue buena madre, amiga y esposa. Siempre estuvo ahí para nosotros.
Toco el timbre por segunda vez y una voz proveniente de una bocina pegada a la puerta, me sobresalta
─¿Quién es? ─pregunta una voz femenina
─Lucía, la chica de la limpieza ─digo nerviosa
─Ok ─dice y la puerta se abre.
Entro y la casa es súper grande, tiene un jardín hermoso, dos fuentes con un ángel en su centro, flores de todo tipo, unas orquídeas que brillan más que mi cabello castaño. Camino por el caminito de piedras bien ceñidas al suelo.
La puerta de la casa se abre dejando ver una señora de 60 años, quien me sonríe y me hace pasar.
─Enseguida la señora te recibe ─dice la doña con un delantal blanco sucio de comida.
─Gracias ─digo con mis manos entrelazadas delante de mi.
Observo la mansión, la cual es un paraíso por dentro.
─Perdón por hacerte esperar, ven conmigo ─dice una señora de unos 50 años.
La sigo a pasos lentos observando las escaleras y todo alrededor.
La señora se ve elegante, pero no exagerada, tiene buena aura y una sonrisa que da seguridad.
─He pensado en contratarte para que vengas tres veces por semana. Lunes, miércoles y viernes, así divides los oficios y no te cansas, el sueldo sería de 350 dólares semanales. Depende el trabajo, obviamente, porque podría ser más. Comerás y desayunarás aquí, ¿estudias? ─pregunta mirándome con esos ojos miel intenso.
─Si, medicina los martes, jueves y viernes en las tardes.
─Te puedo ayudar con el pago, siempre y cuando hagas las cosas bien ─dice sonriendo.
─No la voy a defraudar ─digo sonriendo.
Después de toda la charla, empiezo a limpiar el área del comedor. Por suerte no está tan sucio, así adelanto hoy el estudio y las escaleras. El trabajo no es complicado, no hay mugre, las señoras sin agradable y no me gritan. Dejo todo rechinando de limpio.
Después de limpiar las escaleras voy hasta la cocina para ayudar a la señora con la comida, ella se niega pero luego insisto hasta que acepta.
Tomo los platos para ponerlos en la mesa y los demás utensilios, solo faltan las copas, así que vuelvo al comedor para colocarlas y que todo esté en orden.
─¿Cuándo vas a dejar de recibir este pedazo de mierda aquí en casa? ─escucho una voz masculina preguntar.
─¡Ay hijo, de por Dios! Es tu hermano.─escucho a mi nueva jefa decir.
─No deja de ser un bueno para nada ─responde el hijo.
El otro sólo se ríe.
Después de ordenar la mesa, la doña de la cocina los llama a comer. Yo me quedo en la cocina comiendo para luego irme a otra mansión. Como, friego algunos sartenes y mi plato mientras la señora de la cocina come.
Ya todo en orden, decido ya decirle a la señora que me voy, para no llegar tarde al otro trabajo.
─Perdón, sólo quería decirle que ya me voy, nos vemos el lunes, señora ─digo sosteniendo mis manos, en la puerta del estudio
─Muchas gracias, Lucía ─dice sonriendo.
─¿Luznerd? ─dice una voz detrás de mi.
Me giro rápidamente viendo a mi peor pesadilla frente a mi.
Lorenzo Lombardi...
Lorenzo Lombardi Tenía casi 10 años que no veía la tonta de Lucía. Está diferente, su pelo luce más claro, está más delgada y voluptuosa y esos ojos que no dejan de brillar. Su voz no ha cambiado mucho, siempre fue madura.-Ya debo irme, o llegaré tarde -dice pasando por mi lado.-Cuídate mi niña -dice mi madre muy sonriente.Ruedo los ojos y veo a mi hermano observarla embobado.-Tiene lindo culo a pesar de ser una pobretona -dice y ni me tomo la molestia voltear a ver.Mi madre lo regaña con la mirada y él ríe.-Madre ya la empresa es mía, debo hacer unos ajustes y en menos de un mes todo va a funcionar como quiero -digo limpiando mi boca con la servilleta.-Eso me parece perfecto, hijo -dice acariciando mi mano, sobre la mesa.-¿Y que me toca hacer a mi? -pregunta mi hermano tomando del
—¿Qué necesita señor Lombardi? —pregunto y escucho una mujer de fondo.—Que mañana pases a las 10 a limpiar mi apartamento, la señora que viene, está enferma.—No se si pueda, y tampoco se en donde vive —digo para zafarme.—El chófer de mi madre te llamará a las 9 para pasarte a buscar.—¿Cómo consiguió mi número? —pregunto observando la luna a través de la ventana.—Es un secreto, la espero mañana y el pagó será de 250 dólares? Pago inmediato —dice y cuelga.Imbécil.Egocéntrico.Altanero.Pero el pago es una delicia, 250 dólares lo gano en una semana en una casa. Y ganarlo en un día, no está nada mal.Lorenzo LombardiMe despido de la puta y salgo del hotel rumbo a mi apartamento, tengo trabajos que adelantar antes del lunes. Pero uno
Ella camina dejando ver su culo tan bien trabajado. La sigo y nos metemos al baño de mujeres. Cierro la puerta con seguro detrás de mi. Me acerco a ella rápido y devoro su cuello. Ella mete sus manos por mi camiseta y jadea cuando aprieto sus senos, con ambas manos.Nos desnudamos con prisa, la subo al lavamanos y ella acaricia mi pene. Me agacho y tomo un condón de mi pantalón. Ella me lo pone. Meto mi cara en su cuello y ella acaricia mi espalda desnuda.Lo entro de golpe y ella jadea. Se aferra a mi. No la beso pero lamo su cuello. Su pelo mojado se pega de mi cara. Ella se mueve pegando sus senos a mi. La echo para atrás y me muevo mientras lamo uno de sus pezones. La sostengo de la cintura y la muevo contra mi pene. Ella grita y no paro de moverme.Ella contornea su cadera con sus movimientos. Jadea en mi oído y lame el l&
Lorenzo LombardiLlego a casa de mi madre para ayudar a Bianca a elegir vestido de novia. No se por qué se empeña tanto, si tengo en mente que la boda sea por el civil. No soy hombre de escándalos y eventos. Además ella no es digna de que yo derroche tanto dinero.—Mi amor —dice Bianca corriendo hasta mi.Chillona.—Hola madre —digo quitándome a Bianca de encima.—Hola mi rey —dice abrazándome.—Vamos a lo que vinimos que tengo trabajo —digo dejando mi maletín en el sofá..—Vamos al estudio —dice mi madre tomando mi mano.Bianca bufa y me vale mierda.Ya estoy estresado de tanto ver estúpidos vestidos que a ella no se le verán bien. A partes creo que es mejor que busque algún diseñador o asesoría en otra parte. Se supone que es una
Lucía Navarro Después de regar las plantas, preparo el café mientras Olga, la señora del servicio plancha unas ropas.Vierto el líquido en una hermosa cafetera, coloco la azucarera y dos tazas extra por si sus hijos están aquí.—Aquí está su café —digo a la señora Lombardi entrando al estudio.—Pasa mi niña —dice dejando a un lado el libro.—Gracias —digo dejando la bandeja en la mesa pequeña que está a su lado.—Quédate a tomar el café ¿o ya debes irte? —pregunta mirando el reloj.—Aún me quedan 40 minutos —digo acercándome a pasos lentos.—Toma asiento —dice sirviendome una taza de café. Se sirve el de ella y disgusta con alegría —Éste café lo hiciste, ya conozco los de Olga —dice riendo.—Efectivamente —digo dando un sorbo.—Cuéntame de ti...—T
Lucía Navarro Han pasado dos semanas desde que mi papá empezó a trabajar en la mansión, él y la señora Roxanna se llevan bastante bien. Los he encontrado tomando el café juntos.Me huele a amorcito.Le regaló un pastel para su cumpleañera y lo llevó a la dentista para arreglar su dentadura y luego desaparecieron por 3 horas y llegaron como si nada.Hoy la señora ha pedido verme para pedirme un gran favor, el cual según ella me va a beneficiar. Mi padre sabe de que se trata, pero no me dice nada. Es bueno guardando secretos.Llego a la mansión y me pongo a limpiar ya que la señora no se encuentra, mi padre anda limpiando el jardín y voy a saludarlo ya que salí muy temprano de casa y no lo pude ver.Voy a la cocina por agua y me topo con el estúpido d
RoxannaSé muy bien quiene es Lucía. Las veces que Lorenzo llegaba borracho a casa, me decía que era tierna, que la quería bastante, que tenía una linda sonrisa. Pero que le daba pena y vergüenza que los demás se enteraran de que estaba interesado en ella.Está mucho mejor de como la describió hace años.Ojalá que en el viaje los una, me gustan como pareja. Aunque quiero que Lorenzo se mantenga tranquilo en ese viaje y no esté buscando chicas para pasar el rato. Lo que menos quiero es ver en los periódicos a mi hijo salir de un hotel con alguna desconocida. Como ha pasado otras veces.Estoy casi segura que esa chica lo hará cambiar.—Te queda hermoso —digo a Lucía mientras me modela un vestido rojo ajustado al cuerpo hasta los tobillos. Lo d
Lucía Navarro Sentí la pregunta como cuando tu madre te pregunta ¿ya perdiste la virginidad?Demonios.-No señora, no siento nada por su hijo -digo cruzando los dedos por debajo de la mesa.-Está bien -dice así nomás.-Ok.Nos traen unos panecillos calientes muy buenos, lo disfrutamos en compañía de la brisa de las olas del mar.Me contó que era diseñadora hace unos años atrás, aunque después decidió retirarse porque no pasaba casi tiempo con sus hijos.Después que terminarnos de comer, llevé toda la ropa a mi casa para luego ir a visitar a mi tía. Ya que el domingo no podría ir porque estaré en Italia.Gracias a Dios aprendí algo de italiano en la secundaria.