Lucía Navarro
Han pasado dos semanas desde que mi papá empezó a trabajar en la mansión, él y la señora Roxanna se llevan bastante bien. Los he encontrado tomando el café juntos.
Me huele a amorcito.
Le regaló un pastel para su cumpleañera y lo llevó a la dentista para arreglar su dentadura y luego desaparecieron por 3 horas y llegaron como si nada.
Hoy la señora ha pedido verme para pedirme un gran favor, el cual según ella me va a beneficiar. Mi padre sabe de que se trata, pero no me dice nada. Es bueno guardando secretos.
Llego a la mansión y me pongo a limpiar ya que la señora no se encuentra, mi padre anda limpiando el jardín y voy a saludarlo ya que salí muy temprano de casa y no lo pude ver.
Voy a la cocina por agua y me topo con el estúpido d
RoxannaSé muy bien quiene es Lucía. Las veces que Lorenzo llegaba borracho a casa, me decía que era tierna, que la quería bastante, que tenía una linda sonrisa. Pero que le daba pena y vergüenza que los demás se enteraran de que estaba interesado en ella.Está mucho mejor de como la describió hace años.Ojalá que en el viaje los una, me gustan como pareja. Aunque quiero que Lorenzo se mantenga tranquilo en ese viaje y no esté buscando chicas para pasar el rato. Lo que menos quiero es ver en los periódicos a mi hijo salir de un hotel con alguna desconocida. Como ha pasado otras veces.Estoy casi segura que esa chica lo hará cambiar.—Te queda hermoso —digo a Lucía mientras me modela un vestido rojo ajustado al cuerpo hasta los tobillos. Lo d
Lucía Navarro Sentí la pregunta como cuando tu madre te pregunta ¿ya perdiste la virginidad?Demonios.-No señora, no siento nada por su hijo -digo cruzando los dedos por debajo de la mesa.-Está bien -dice así nomás.-Ok.Nos traen unos panecillos calientes muy buenos, lo disfrutamos en compañía de la brisa de las olas del mar.Me contó que era diseñadora hace unos años atrás, aunque después decidió retirarse porque no pasaba casi tiempo con sus hijos.Después que terminarnos de comer, llevé toda la ropa a mi casa para luego ir a visitar a mi tía. Ya que el domingo no podría ir porque estaré en Italia.Gracias a Dios aprendí algo de italiano en la secundaria.
Lorenzo Lombardi El dinero que tenía en mis manos se lo extiendo y ella lo toma con rabia. Voy a mi asiento y Lukas me mira ¿enojado? Tal vez.Lucía toma su bolso y se acerca a mi.—No soy como sus secretarias o como su prometida. A mi me respeta, patán —dice y me da una cachetada.¿Prometida?... ¿Qué sabe ella de Bianca)Da un beso en la mejilla de Lukas.-Nos vemos Lukas, espero y no seas como éste, poco hombre -dice yéndose sin dar un portazo.No me dijo imbécil.Joder!Maldición!M
Abrochen sus cinturones que el avión va a des...No, esperen. Hay que ver como fue todo esto.Lorenzo Lombardi —Madre, se me hace tarde —grito entrando a la casa.Veo una maleta y una cartera en el pasillo. Mi madre baja las escaleras aún en pijama y me abraza.—Que tengas buen viaje, hijo —dice besando mi mejilla.—Gracias madre ¿y la secretaria que me asignaste? —digo rodando los ojos.—Aquí estoy —dice Lucía saliendo de la cocina.—Esto será divertido —digo poniendo mi cara de malicia.Me despido de mi madre y de Olga y voy hasta el vehículo en donde el chófer nos espera.Ella va detrás mirando por la ventanilla del auto, saca su celular y se entretiene durante el camino al aeropuerto.El camino al aeropuerto fue silencioso.Ell
Lucía NacarroSe acerca a mi y me pega a la pared.—Haz lo que te pedí —dice mirándome a los ojos.—Se dice por favor —digo sosteniendo su mirada.—No me da la gana.—Pues no haré nada.—Te estás jugando con fuego, niña —dice poniendo mis manos sobre mi cabeza.Observo el chupetón de ayer y río.—Menuda marca la que te he dejado.—Me la vas a pagar —dice soltando mi mano y rompiendo los botones de mi camisa.Mete su cara en mi
Lorenzo Lombardi Entro a la habitación y las luces están apagadas. Veo que la puerta del balcón están abierta y una luz encendida.Me acerco lento y la escucho hablar por voz.—Estoy más cerca de ti, de lo que te imaginas —dice ella.Cierro mis puños.—Si, estoy en Italia, quisiera verte.Me acerco más para escuchar la voz, pero no puedo.—Ok, hablamos mañana. También te amo —dice y cuelga.Voy a la habitación sin que me vea. Y la escucho cerrar las puertas corredizas.Estoy en la esquina de la habitación y ella no me ha visto.—Estúpido Lombardi. Estúpido... ojalá y no se te pare —la escucho decir.—Se me paró y lo usé —digo y ella se sobresalta.Ella agranda los ojos y da un paso hacia atrás
Lorenzo Lombardi —¡Te castigaré! —digo mirándola a los ojos.Ella traga saliba y camina hasta la puerta, sale y me la cierra en la cara.Estúpida.Sus carcajadas se escuchan por todo el pasillo. No pierde el glamour al caminar aunque va muriendo de risa. La sigo y llegamos a la recepción donde me indican que el taxista ya llegó. Llegamos al restaurante y los presentes no le quitan los ojos de encima. Ella camina muy segura de si. Sus tacones rojos a juego con sus labios me hacer imaginarme una escena erótica de la que no quiero hablar, porque se me formaría una erección.Ya tengo una.
Lorenzo LombardiSostengo su nuca y la continúo besando. Sus labios son suaves y su saliva sabe a chocolate. Gracias a la menta que le regaló el taxista. Ella intenta soltarse de mi agarre, la pego más a mi y profundizo el beso. Ella abre más su boca y meto mi lengua, jadea y me chupa el labio inferior.Despeina mi cabello y me abraza más. La impujo a la cama y subo sobre ella. Lamo su cuello y jadea. Acaricio su pierna y está erizada. Ella abre y me coloco en medio. Pegando mi miembro de su sexo. Aprieto su seno y vuelvo a besarla.—Eres mía, Lucía —susurro en su oído.—No, no te &md