Tras una discusión con el consejo que no llevó a nada, Riú y Tron se despiden de Raj para dirigirse al límite marítimo entre el territorio humano y licántropo.—¡Es maravilloso volver a verte, amigo! —expresa Tom. Tron no aguanta la emoción de verlo y lo abraza, haciendo que ambos botes se tambaleen.—Ummm... —gruñe Riú—. ¿Ahora me pondrás los cuernos con este? —bromea malicioso.—Cariño, tú sabes que eres el oficial —contrataca Tron con una sonrisa juguetona. Riú y Tom se saludan también, luego los tres se ponen serios.—¿Cómo está todo en el territorio humano? —inquiere Tron.—Pues el clima está volviendo a su normalidad gracias a la intervención de los zollebs que envió Liah. Me tocó reabrir el edificio que solíamos usar para el consejo, pero estoy solo allí —informa con tristeza y nostalgia.—Entonces el rey de los zollebs planea formar un nuevo consejo... —masculla Tron pensativo.—Sí. Descubrió que el continente humano no debe estar sin protección. Una manera de protegerlo es te
Legna, tras saludar a sus padres y darles la gran noticia, se sienta a comerse un pedazo del postre que le preparó Alexa.—Le llevaré esta porción a Dylan —dice emocionada mientras corta un gran pedazo y lo echa en un recipiente.—¿Te irás hoy a Rayo dorado? Dylan está trabajando junto a su padre, así que es posible que se esté quedando en la casa familiar —le informa Alexa mientras le sirve un vaso de zumo de naranja.Legna se encoge de hombros.—Si no está en casa lo buscaré donde mis suegros, mamá. —Legna se toma el jugo con grandes sorbos.—¡Ten cuidado que te vas a ahogar! —Alexa la regaña—. No es bueno que estés de aquí para allá en tu estado, Legna. Los bebés zollebs requieren de mucha energía durante el embarazo, en especial si son varones.—¿No es muy pronto para saber el sexo? Además, no me moriré por regresar a casa. Estoy embarazada no agonizante. —Ella entorna los ojos.—Niña, no permitiré que arriesgues tu bienestar ni el del bebé por estar de inmadura. Si vas a tu casa,
La caricia se siente tan sutil como una pluma, cálida, reconfortante y muy agradable. De a poco, ella parpadea antes de abrir los ojos.La luz de la habitación le parece molesta, por lo que se tarda unos segundos más para usar su visión por completo. Cuando se acostumbra, termina de despertarse y es consciente de su alrededor.Su mirada desorbitada se cruza con la de Dylan, quien la observa como si temiera que pudiera desvanecerse ante sus ojos. De inmediato, la expresión de angustia en su rostro se transforma en una de alivio, y una sonrisa revela lo feliz que se siente al verla despertar al fin.Legna, ayudada por Dylan, se incorpora hasta quedar sentada en la cama.—¿Estamos en la casa de mis padres? —inquiere atolondrada, desde que reconoce su antigua habitación, la misma que ocupó varias semanas atrás junto a su mate.Dylan asiente con movimientos suaves de cabeza y le besa la mano que ya le sostenía. Ni siquiera había notado que él la tenía agarrada.—¿Cómo te sientes? —inquiere
Una semana más tarde...Dylan y Legna regresan a Rayo Dorado junto a Liah, quien se queda con ellos para protegerlos. También alberga la esperanza de que esa bruja vuelva a aparecer para molestar a la pareja, ya que esa sería la oportunidad perfecta para quitarle la piedra roja.Él está inquieto; sabe que al parecer ella ha aprendido a dominar la piedra, y eso puede resultar en un desastre si no hacen algo pronto.Ese día, deciden visitar a Tron, pero Liah los espera impaciente en la sala, mientras los chicos se preparan.—¿Por qué tardaron tanto? —les reclama cuando ellos salen listos para irse.Dylan y Legna se miran cómplices, y el rubor en sus mejillas los delata. Liah hace una mueca de disgusto que deja claro que ha entendido la situación.—No es necesario que respondan —dice, entornando los ojos con fastidio.Se dirigen a pie hacia la casa de Tron, conversando sobre sus próximos movimientos.—Entonces, Vera no ha encontrado a esa bruja —dice Legna pensativa—. Ella está utilizand
Dylan es el primero en reaccionar. Se levanta de su asiento, caminando directo hacia la pareja que se sostiene de la mano con valentía y sin intenciones de ocultarse.—¿Leandro? —musita con los ojos muy abiertos, su expresión refleja incredulidad—. ¿Mi hermana es tu mate?—Sí —responde Leandro con voz apenada, aunque firme.Dylan da un paso hacia adelante, con una mirada afilada que perfora al rubio.—¿Por qué nunca me lo dijiste? —dice con la voz cargada de reproche—. Tuviste tantas oportunidades y decidiste callarte el detalle más importante de haberla encontrado. Tú ocultaste a Miha todos estos años. —Su mandíbula se tensa, su ceño se frunce, y su postura rígida refleja un control precario sobre su creciente ira.Leandro traga saliva, pero no aparta la mirada de Dylan. Sabe que no puede escapar de esta confrontación.Dylan siente que su confianza fue traicionada. La idea de que su amigo y su hermana estuvieron viéndose a escondidas durante tanto tiempo sin contarle lo hace hervir p
Liah entra al edificio del consejo, sorprendiéndolos, pues están llevando a cabo una reunión en contra de los híbridos. Intentan disimular frente al zolleb, pero su postura defensiva es evidente a leguas.—¿Todo bien por acá? —inquiere Liah mientras los observa a todos con una mirada inquisitiva.El líder hace una pequeña reverencia, seguido por los demás.—Más o menos, Liah —responde él, un poco nervioso—. ¿Qué te trae por acá?—Seré directo y sin rodeos: quiero llegar a un acuerdo con respecto al asunto de los híbridos —declara con firmeza, sin quitarles la mirada de encima—. Sé que yo provoqué este caos al pedir que no enviaran a mi hija al continente humano, pero tuve razón. Ella ya no pertenecía allí.» Llegamos a un acuerdo que ustedes rompieron, pues era evidente que mi hija y mi yerno se iban a reproducir. Entiendo sus preocupaciones acerca de la pureza de su raza, y créanme que estoy de acuerdo con ello. Después de todo, soy el encargado de mantener la armonía en la naturalez
Raj da un paso al frente, pero los guerreros desenfundan sus armas y lo bloquean de inmediato.—¡Sandeces! —exclama Raj, indignado—. No pueden destituirnos sin un juicio justo. Esto es un acto de tiranía. Iré yo mismo a hablar con el alfa para demostrar que todo esto no es más que un malentendido.—Tenemos órdenes de llevarlos al calabozo —replica el cabecilla con una mirada gélida y amenazante.En ese momento, una multitud comienza a congregarse alrededor. Los gritos y abucheos se alzan como una ola:—¡Fuera los híbridos! ¡Fuera los híbridos!Legna y Dylan se miran con inquietud, sus ojos reflejan la creciente tensión de la situación.—Dyl, esto es una trampa —susurra Legna, llevándose la mano al vientre de manera instintiva—. Si uso mi poder contra ellos, lo usarán como prueba de que los híbridos somos peligrosos.Dylan, entendiendo el peligro latente, asiente en silencio y, con un expresión alerta y desafiante, escanea su alrededor como si analizara el escenario en el que se encuen
Liah, acompañado de Tron y unos diez guerreros experimentados en batalla, aparece en la sede principal de Luna de Hierro, en uno de los tantos pasillos que conectan las oficinas y pisos de aquel inmenso edificio.Avanzan con sigilo, concentrados en su objetivo: encontrar a la intrusa que ha tomado el mando, haciéndose pasar por un miembro de la familia de Tron.—Esto está muy mal... —masculla Tron, mirando a su alrededor con evidente alerta.—Si el rey de los zollebs decide desenmascarar a esa usurpadora, entonces está bien. Yo soy el justiciero aquí —se excusa Liah con una tranquilidad irritante.—¡Con un demonio, Liah! —estalla Tron—. Estamos irrumpiendo en una manada ajena. ¿Qué parte de esto puede estar bien?Sin inmutarse, Liah abre la puerta de la oficina principal, sorprendido por el absoluto silencio que reina en los alrededores. Ni un alma a la vista. Ningún guerrero aparece para detenerlos. Todo es tan extraño que sus sospechas crecen aún más.—No hay nadie aquí... —balbucea