Dylan es el primero en reaccionar. Se levanta de su asiento, caminando directo hacia la pareja que se sostiene de la mano con valentía y sin intenciones de ocultarse.—¿Leandro? —musita con los ojos muy abiertos, su expresión refleja incredulidad—. ¿Mi hermana es tu mate?—Sí —responde Leandro con voz apenada, aunque firme.Dylan da un paso hacia adelante, con una mirada afilada que perfora al rubio.—¿Por qué nunca me lo dijiste? —dice con la voz cargada de reproche—. Tuviste tantas oportunidades y decidiste callarte el detalle más importante de haberla encontrado. Tú ocultaste a Miha todos estos años. —Su mandíbula se tensa, su ceño se frunce, y su postura rígida refleja un control precario sobre su creciente ira.Leandro traga saliva, pero no aparta la mirada de Dylan. Sabe que no puede escapar de esta confrontación.Dylan siente que su confianza fue traicionada. La idea de que su amigo y su hermana estuvieron viéndose a escondidas durante tanto tiempo sin contarle lo hace hervir p
Liah entra al edificio del consejo, sorprendiéndolos, pues están llevando a cabo una reunión en contra de los híbridos. Intentan disimular frente al zolleb, pero su postura defensiva es evidente a leguas.—¿Todo bien por acá? —inquiere Liah mientras los observa a todos con una mirada inquisitiva.El líder hace una pequeña reverencia, seguido por los demás.—Más o menos, Liah —responde él, un poco nervioso—. ¿Qué te trae por acá?—Seré directo y sin rodeos: quiero llegar a un acuerdo con respecto al asunto de los híbridos —declara con firmeza, sin quitarles la mirada de encima—. Sé que yo provoqué este caos al pedir que no enviaran a mi hija al continente humano, pero tuve razón. Ella ya no pertenecía allí.» Llegamos a un acuerdo que ustedes rompieron, pues era evidente que mi hija y mi yerno se iban a reproducir. Entiendo sus preocupaciones acerca de la pureza de su raza, y créanme que estoy de acuerdo con ello. Después de todo, soy el encargado de mantener la armonía en la naturalez
Raj da un paso al frente, pero los guerreros desenfundan sus armas y lo bloquean de inmediato.—¡Sandeces! —exclama Raj, indignado—. No pueden destituirnos sin un juicio justo. Esto es un acto de tiranía. Iré yo mismo a hablar con el alfa para demostrar que todo esto no es más que un malentendido.—Tenemos órdenes de llevarlos al calabozo —replica el cabecilla con una mirada gélida y amenazante.En ese momento, una multitud comienza a congregarse alrededor. Los gritos y abucheos se alzan como una ola:—¡Fuera los híbridos! ¡Fuera los híbridos!Legna y Dylan se miran con inquietud, sus ojos reflejan la creciente tensión de la situación.—Dyl, esto es una trampa —susurra Legna, llevándose la mano al vientre de manera instintiva—. Si uso mi poder contra ellos, lo usarán como prueba de que los híbridos somos peligrosos.Dylan, entendiendo el peligro latente, asiente en silencio y, con un expresión alerta y desafiante, escanea su alrededor como si analizara el escenario en el que se encuen
Liah, acompañado de Tron y unos diez guerreros experimentados en batalla, aparece en la sede principal de Luna de Hierro, en uno de los tantos pasillos que conectan las oficinas y pisos de aquel inmenso edificio.Avanzan con sigilo, concentrados en su objetivo: encontrar a la intrusa que ha tomado el mando, haciéndose pasar por un miembro de la familia de Tron.—Esto está muy mal... —masculla Tron, mirando a su alrededor con evidente alerta.—Si el rey de los zollebs decide desenmascarar a esa usurpadora, entonces está bien. Yo soy el justiciero aquí —se excusa Liah con una tranquilidad irritante.—¡Con un demonio, Liah! —estalla Tron—. Estamos irrumpiendo en una manada ajena. ¿Qué parte de esto puede estar bien?Sin inmutarse, Liah abre la puerta de la oficina principal, sorprendido por el absoluto silencio que reina en los alrededores. Ni un alma a la vista. Ningún guerrero aparece para detenerlos. Todo es tan extraño que sus sospechas crecen aún más.—No hay nadie aquí... —balbucea
Liah, junto a los demás, aparece en la plaza de Luna de Hierro. El tumulto que había dejado sigue tal cual, ocasionando un caos por doquier.El cielo, como si presagiara que algo oscuro está sucediendo, acompaña al momento caótico con un tono completamente gris y un viento gélido que denota mortandad y melancolía.Dylan observa los edificios gigantes y en mal estado, y una sensación extraña le recorre la piel. Él nunca antes había estado en la manada donde su padre y madre lo procrearon, pues Otsana huyó de allí cuando estaba embarazada de él.Se siente extraño estar justo ahí, en el lugar donde la historia de amor de sus padres empezó, pero que también estuvo a punto de culminar de la peor manera.—Llamaré a Tron y a los guerreros por medio de telepatía —les avisa Liah, sacando a Dylan de su trance.—Bien... —masculla Legna mientras mira a su alrededor, curiosa—. ¿Qué pasó aquí? —inquiere con asombro.—Me pregunto lo mismo —responde Liah—. Espero que los guerreros tengan información
Junto a los guerreros de Tron, Dylan y Legna llegan a la casa principal de la manada. Los hombres, convertidos todos en lobos, la rodean de forma estratégica y cautelosa, buscando una brecha para acceder a ella.Mientras tanto, Legna, suspendida en el aire, revisa la protección. Ella informa a Dylan, por medio del vínculo, cuántos guerreros hay en cada entrada que pudieron ocupar, su ubicación exacta y el tipo de armas que portan.Ella le guiña un ojo, y el lobo asiente con complicidad. Legna extiende sus manos en dirección al primer grupo que hace guardia, de donde salen descargas eléctricas que impactan contra ellos.Dylan da la señal a los guerreros que están en esa área, y ellos entran cuando el portón cede gracias a la habilidad de Legna. Ella repite la acción en diferentes puntos estratégicos, dándole entrada a los demás guerreros.Los ojos de Legna brillan y, tras tensionar su cuerpo por unos minutos, la puerta principal se rompe en pedazos frente a Dylan. Él no pierde ni un se
Uno de los líderes que también iba a ser ajusticiado toma la palabra. Su presencia capta la atención de todos, pues es respetado en la manada:—Estos chicos, junto a sus acompañantes, han liberado a Luna de Hierro de una de las brujas que nos aprisionaron. Lamentablemente, no pudieron salvar al beta porque ya había sido asesinado cuando ellos vinieron a nuestro rescate, pero nos salvaron a todos nosotros, y ahora somos libres.» Para los que estuvimos bajo el mando de Tron décadas atrás, es obvio quién es este chico, pues es la viva imagen de su padre. Él es el verdadero heredero de Luna de Hierro, el hijo del alfa que nos puso en la cima entre todas las demás manadas, pero que fue exiliado porque le tendieron una trampa, además de los prejuicios contra su mate.—¿Eres el hijo del alfa Tron? —lo aborda una mujer, observándolo sorprendida. Su mirada lo recorre de arriba a abajo, como si buscara alguna pista en su figura.—Sí, soy el primogénito del alfa Tron, y ella —rodea el hombro de
La niña pelirroja corre y salta por todo el campo mientras es perseguida por dos niños más; uno de cabellera rubia como el oro y otro con rizos rojizos en un tono más claro. Ambos poseen los ojos verdes de su padre, gamma de la manada Fuerza de bronce y amigo del alfa. Este último es el progenitor de su amiga, la niña a quien están persiguiendo entre risas y gritos eufóricos.—Eres muy rápida, Legna —le dice el chico rubio, cuya respiración se encuentra irregular; acto seguido, se tumba sobre la grama.Ella sonríe airosa e imita la acción de su amigo, entonces el pelirrojo hace lo mismo, quedando ella entre los dos hermanos.—¿Con cuál de los dos te unirás cuando te conviertas en loba? Ambos estamos enamorados de ti, pero no pelearemos. Hemos decidido que tú tengas la última palabra.La niña entorna los ojos y hace una mueca de disgusto.—Somos unos cachorros todavía para estar pensando en eso. Qué fastidiosos son. Además, yo me guardaré para mi mate.—En ese caso, yo seré tu mate —de