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Los sombreros de chef se alzaron por todo lo alto, finalmente nuestra graduación había llegado y para celebrar tal evento nos fuimos a un restaurante.

— Espero que no nos quedemos solo con esto — uno de los chicos habló — no somos viejas para conformarnos con un almuerzo para nuestra graduación.

— ¿Qué les parece si vamos a inferno? — sugerí y ellos me vieron — es una discoteca que se encuentra de moda, pensaba hacerles la propuesta y ver que me decían, yo tampoco quiero celebrar con un simple almuerzo.

— Me parece una excelente idea — habló otra de las chicas — entonces almorzamos y nos vamos a preparar para la noche, quedamos a las nueve en punto en esa discoteca, por favor arréglense bien que no quiero que me hagan pasar vergüenza.

Nosotros celebramos con este almuerzo pero al final nos fuimos por caminos separados con la promesa de encontrarnos en ese sitio. Llegué a mi apartamento, vivía aquí desde hace años ya que tuve que cambiarme de piso porque no podía costear el anterior, también había vendido mi coche y compré uno más económico.

— Al menos ya tengo mi recompensa y todo fue gracias al sacrificio que hice antes — abrí la ventana y miré al cielo — mamá, papá, tía; finalmente he coronado mi carrera.

Lancé un beso al cielo y sonreí mientras una lágrima descendía por mi mejilla, basta de lágrimas, hoy no es un día para eso, me pondría mi ropa más linda e iría a la discoteca a celebrar este logro junto con mis amigos; decidí dormir un rato ya que era un poco temprano para irse.

Narra señor Lennox

Llegué al aeropuerto justo a tiempo, miré como mi hijo se acercaba a mí mientras jalaba sus dos maletas. Él me abrazó y me dió un beso en la mejilla, mi Jesse llegó en el momento justo y quería darle una sorpresa a Alexa.

— Papá, me da mucho gusto verte bien. No tienes idea lo mucho que he esperado este día, vamos a casa que tenemos que hablar.

Nosotros llegamos a la casa y Jesse sonrió al ver que nada había cambiado, pude ver que mi hijo miró a la casa vecina y una tristeza se nubló al darse cuenta que la propiedad de los Harper seguía abandonada, Alexa no la había ocupado ya que el mantenimiento salía demasiado costoso y también era un espacio demasiado grande para una sola persona.

— Sigue estando vacía, a pesar de eso te tengo buenas noticias y tienen que ver con Alexa, ella se graduó el día de hoy con honores, estudió gastronomía con especialidad en cocina internacional.

— ¡¿Por qué no me has dicho nada?! Por Dios, no tienes idea lo mucho que extrañe a Alexa durante todos estos años, si viaje a Francia fue porque me quería especializar en cocina francesa y ahora resulta que ella estudió cocina internacional — él se miró feliz pero abrumado — quiero verla, ¿Dónde está viviendo? Porque evidentemente no es en la casa de al lado.

— Escucha hijo, han cambiado algunas cosas. Alexa ya no es la misma de antes, ella perdió toda la fortuna que sus padres le dejaron y fue debido a una mala inversión que se veía demasiado segura; culminó sus estudios ya que me pidió una beca completa y comenzó a trabajar mientras estudiaba.

— A mí eso no me interesa, solamente quiero abrazar a esa chica que ya debe ser una mujer. Me dolió demasiado cuando se fue lejos con su tía y lo sabes bien, no es lo mismo hablar por teléfono o mandar correos electrónicos a lo largo de los años, incluso la comunicación cesó en cierto punto.

— Lo sé muy bien, en mi caso pues retome la comunicación cuando perdió a su tía, bueno te informo que ella va a festejar su graduación el día de hoy — él se miró entusiasmado — pude ver en las cosas que cargaba que había información sobre una discoteca bastante popular, se llama Inferno, puedes ir a esperarla.

— Perfecto papá, le llevaré un regalo por su graduación — él tomó sus cosas — nos vemos pa, tengo mucho que hacer antes de encontrarme con Alexa.

Intenté detenerlo para decirle que Alexa ya no era aquella niña gordita sino que ahora se trataba de una mujer con un cuerpo esbelto, bueno él se va a dar cuenta que es ella debido al collar que le obsequió y que se quita solamente para darse un baño.

Narra Alexa

Me desperté por las llamadas tan insistentes de mi celular y me di cuenta que ya era tarde.

— Lo siento — contesté el celular — denme 15 minutos y voy a estar lista, me he quedado dormida.

Me apresuré lo más que pude, me quité el collar que Jesse me había dado años atrás y entré a la ducha a toda prisa. Me preparé para ir a la discoteca; decidí usar el único vestido con el que me quedé cuando era una persona rica, no sabía en lo que pensaba al momento de comprarlo ya que era bastante destapado pero definitivamente se trataba de una prenda bastante costosa.

— Me sorprende para ser franca — miré el resultado en el espejo — no puedo creer que esto me costará cinco grandes teniendo tan poca tela, bueno supongo que no cobran por la cantidad de material que ocupan porque de ser el caso solamente me hubiesen cobrado unos doscientos dólares, recuerda no agacharte querida porque si lo haces probablemente se te vea todo el arco del triunfo y no queremos esto, definitivamente no.

El vestido era plateado, bastante corto y de tirantes; sentí que me faltaba algo y era mi collar. Empecé a buscarlo por todos lados pero la búsqueda no tuvo ningún fruto y mi celular seguía sonando así que tomé la decisión de irme sin esta prenda, era la primera vez que no la llevaba encima. Al llegar muchos me quedaron viendo y no podía culparlos ya que lo que usaba era para ser el centro de atención de todo mundo, a lo lejos miré a mi grupo de amigos que ya se veían desesperados por mi demora.

— Señorita — el de seguridad me habló — puede pasar, la noche está muy helada y no soportaría cargar en la conciencia que una mujer tan linda se enferme por mi culpa.

— Vengo con compañía — señalé a mis amigos — si ellos no entran me voy a tener que quedar aquí afuera, me han esperado un buen rato.

Nosotros entramos al club y la música estaba muy fuerte, me acerqué a la barra y pedí una cerveza; nos estábamos dirigiendo a una mesa cuando miré a alguien que no esperaba ver, Jesse, él estaba ahí mientras buscaba por todos lados, fui lo más rápido que pude en dirección a esta persona sin importarme los demás y en el momento que me miró mostró un evidente interés, nunca me decepcionaba, me reconoció a pesar de que no usaba el collar que me había obsequiado años atrás.

— Hola — me acerqué a su oído y le hablé — no sabía que habías venido de Francia, las cosas hubieran sido diferentes si me hubiese enterado.

— Hola — pude escuchar que se sentía sorprendido — así que me conoces, bueno no es de sorprenderse, ¿Quieres que te invite un trago? Podemos ir a la zona VIP.

Me reí, Jesse no había cambiado en absoluto ese lado bromista; lo invité a una de las mesas y él nos llevó a la zona VIP y , ahí tomamos champagne y brindamos; mis amigos se fueron a festejar por aparte y nos dieron un poco de privacidad, él acarició mis piernas y me sonrojé por esto pero no lo alejé ya que era lo que deseaba.

— Estás preciosa — él habló a mi oído y me mordió el lóbulo de la oreja — captaste mi atención desde el momento en el que te miré.

— Gracias — acaricié sus piernas y subí mi mano un poco más allá — tú también estás muy guapo, todas te quedan mirando y siento como si quisieran matarme aquí mismo para ocupar mi lugar.

— Tu lugar nadie lo va a ocupar — él dió un beso en mi cuello y pasó su lengua por ahí — eres insustituible, vamos — me tomó de la cintura y me habló al oído — me gustaría estar contigo en un lugar más privado.

Suponía que quería hablar conmigo sobre todo lo que había pasado en este tiempo así que era normal que me propusiera tal cosa, asentí y nos marchamos luego de que Jesse pagará la cuenta ya que insistió en hacerlo y los chicos se despidieron de nosotros decidiendo que la fiesta iba a seguir para ellos. Llegamos a un hotel bastante lujoso, de hecho nuestros padres se reunían aquí ocasionalmente.

— Por favor deme la mejor suite que tenga — él sacó su tarjeta de crédito — suba una botella de champagne y algunos bocadillos.

La recepcionista asintió y Jesse tomó mi mano, los recuerdos de cuando éramos niños vinieron a mi mente y sonreí. En el elevador me sorprendí ya que él me besó de una forma que estaba llena de pasión, permití que esto pasará y mis manos acariciaron gentilmente su rostro.

— Me volviste loco desde que te miré — él besó mi cuello — no tienes idea como deseo estar en el cuarto contigo.

El click del elevador hizo que Jesse se apartará de mí, sentí como el rubor subió por mis mejillas pero eso no fue lo único que fui capaz de sentir sino también la mano de mi amigo de la infancia deslizarse por mi trasero y llegar hasta mi zona intima, la ropa interior que llevaba no era muy cubierta que digamos y esto le ayudó a acceder a un sitio que nunca nadie que no fuera yo había estado, no al menos en versión adulta.

— Jesse — me sostuve de su brazo y le susurré bajito — por favor deja de hacer esto y espera que lleguemos al cuarto.

Dado que la señora junto con el hombre iban hablando animadamente fue que no nos escucharon, en cuanto llegamos a la suite designada nos bajamos del ascensor fue que dejamos a la pareja detrás, no pude evitar reírme de la situación y Jesse me cargó en su hombro sin ninguna dificultad. Estando completamente a solas en la habitación ya nada nos detuvo, mis piernas se anudaron a su cintura mientras nos besábamos y tratábamos de quitar la ropa de forma torpe.

— Va a venir la champagne y los bocadillos — hablé con dificultad — creo que deberíamos esperarlos si no queremos que nos interrumpan.

— Te preocupas mucho por los detalles — él besó mi cuello — que dejen el carrito afuera, no importa demasiado y tampoco es como si nos fuéramos a morir de hambre.

Tocaron la puerta y el personal de servicio se encontraba esperando, esto fue el pretexto perfecto para zafarme de Jesse que no tuvo más opción que ir a recibir lo que había pedido con anterioridad, fui al baño para refrescarme un poco y al verme al espejo sonreí con ilusión. Él me habló desde afuera pidiendo que llegará para continuar con lo que estábamos haciendo.

— ¡Ya voy! Espera un poco por favor — me miré de nuevo al espejo — bueno, hoy pierdes tu virginidad.

Salí del baño y ya me había quitado los tacones que usaba esa noche, la champagne junto con algunos bocadillos se encontraban en un carrito servidos de manera espléndida, tenía hambre pero Jesse no me dejó comer nada ya que se abalanzó como si fuera un animal salvaje.

— Ven aquí — él me llevó a la cama y me acostó — eres preciosa y sinceramente corrí con suerte al encontrarte.

Él se desvistió por completo y en ningún momento sus ojos se apartaron de mí, se deslizó en la cama y me besó de una manera tan dulce que solamente hizo que mi corazón se volcará de la emoción.

— Voy a entrar — él me quitó el vestido — si quieres detenerte puedes decirme y lo haré sin problemas, no soy de esos tipos que obligan a tener intimidad a nadie, así se trate de ti.

Lejos de detenerlo más bien lo incentive, sentí como entró en mí y empezó a moverse pero lejos de disfrutarlo me sentía con mucho dolor; como si Jesse pudiera escuchar mis pensamientos se detuvo y comenzó a ser más gentil conmigo, el corazón lo tenía a mil por hora y sentía tantas cosas en este momento que no podía describirlas y mucho menos ordenar la intensidad de mis sentimientos por él.

— Estás demasiado estrecha — él gruñó — definitivamente los hombres son unos idiotas si no quieren estar contigo.

— Te estaba esperando a ti — acaricié su rostro con afecto — todo este tiempo fuiste tú y nadie más el dueño de mis pensamientos.

Poco a poco me fui acoplando y una vez que el dolor desapareció por completo fue que el placer se abrió pasó por cada fibra de mi piel; las embestidas de Jesse fueron tan certeras, cuido cada detalle de este encuentro y lo volvió memorable, tal como esperaba que fuera mi primera vez.

— Estuviste, wow — miré al techo del cuarto — tengo un poco de hambre, ¿Quieres comer algo de lo que trajeron?

— Si claro, ve a servirte tú primero en lo que descanso un poco — él lanzó un suspiró pesado — ni creas que el asunto aquí se ha detenido, dame cinco minutos para regresar a lo que estábamos.

Miré que él aún tenía una erección a pesar de que se había venido dentro de mí, me levanté mientras sentía que sus ojos estaban clavados en mi cuerpo desnudo y la satisfacción al sentirme deseada fue muy grande, me serví unos cuantos bocadillos y tenía el último en la boca cuando Jesse habló.

— Por cierto, ¿Cómo te llamas? — me di la vuelta y lo miré sorprendido — ¿De qué te asustas? Sé que no es algo común que un cliente te pregunte estas cosas pero me gusta ser cortés, ¿Cuánto te debo a propósito? 

— ¿Qué has dicho? — tragué el último bocadillo debido a la sorpresa — dime que esto es una jodida broma Jesse Lennox, aunque es demasiado pesada para ser sincera.

— No le veo la broma, supongo que eres una prostituta de las elegantes. Estaba en ese bar para encontrarme con una vieja amiga pero al verte la realidad es que no pude dejarte ir, ya luego le explicaré a Alexa que me salió un imprevisto y ella comprenderá muy bien, al final es mi mejor amiga. Dime cuánto es lo que te debo — él sacó su billetera — trate de pagar solo con la tarjeta para guardar el efectivo, tengo tres mil pero no sé lo que cobras para pasar conmigo toda la noche.

— ¡No soy una prostituta! — recogí mis cosas a toda prisa — este es el ejemplo de cómo alguien puede estar en lo más alto para alguien y después irse hasta abajo, ¡Te detesto Jesse Lennox! 

Me vestí lo más rápido que pude y en lo que iba de salida fui detenida por la persona que consideré mi primer y único amor por todos estos años, pero claro él ni siquiera me reconocía a pesar de que yo sí lo había hecho, le di una bofetada tan fuerte que mis cinco dedos quedaron marcados en su mejilla.

— Espera, no fue mi intención confundirte con una prostituta — él acarició su mejilla — quédate conmigo y hablemos de esto, no te puedo dejar ir en estas circunstancias; además ya es algo tarde para que andes sola por ahí, comprendo la gravedad de la situación y te juro que me encuentro arrepentido por lo que te dije.

— Si por circunstancias te refieres a tu pito déjame decirte que me importa muy poco, ve a meterlo a un avispero o a un hormiguero para que te quites las ganas — sequé mis lágrimas con brusquedad — nunca más te vuelvas a acercar a mí en lo que te resta de vida.

Abrí la botella de champagne y se la deje ir encima, salí del cuarto de hotel con todas mis cosas en las manos, aproveché a terminar de vestirme en el ascensor y luego tomé un taxi para ir al bar en el que había estado ya que deje mi coche en ese sitio, como nota mental me debo grabar muy bien el hecho de que debo irme en mi carro así sea que otro tío venga a ofrecer llevarme.

— Eres una idiota, Alexa — sequé mis lágrimas — si estabas vestida como una prostituta fina, era evidente que el imbécil de Jesse te iba a confundir con una, tú de tonta pensando que sabías bien quién eras y al final resultó ser completamente lo contrario. ¡Eres un idiota tú también Jesse Lennox!...

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