Sofía (alias Isabel). Ni se me pasó por la cabeza que ambos o que uno de nosotros tuviera que ceder en nuestras expectativas, por tener un futuro juntos, reajustándonos, perdiendo parte de nuestros sueños, pero para eso, no sólo el sentimiento debía ser mutuo, también la voluntad y el sacrificio. Y ahí estaba el problema, por la reacción que me trasmitió el policía, mientras estaba despierto a mi lado, en la cama, antes de levantarse, supe con seguridad, que él los sentimientos de ambos podían no ser compartidos, y si lo eran, él, como yo, teníamos primeros nuestros sueños, por los que llevamos años luchando. - “Para ser justo, yo tampoco tengo la seguridad de dar ese paso, no cuando mi parte del sacrificio significaba renunciar a mi principal sueño, viajar por él mundo.”- dije en alto, mientras oía la ducha donde seguro ahora mismo el hombre que me había robado el pensamiento y probablemente el corazón, se estaba duchando. - “Además ¿quién me asegura que él siente lo mismo?, lo
Vermont. - “Última vez que te lo advierto, Smile, o paras de reíste, o tu mujer pasara mucho tiempo sin que puedas besarla, aviso.”- le dije a Bacon. Llevábamos una hora encerrados en nuestro despacho, después de haber desayunado, buenos más bien desayunado ellos, porque tanto Jessica Rabbit, como yo, lo único que habíamos hecho era tragar comida de manera mecánica, para que aquello acabara pronto, y menos mal que no teníamos hablar, porque ayer entre tanto ajetreo, nos habíamos saltado la cena, y por lo menos yo tenía un hambre atroz, además de que después de la forma en que habíamos terminado los dos cuando salimos de la habitación, mejor era que en un tiempo no habláramos, o terminaríamos agarrados al cuello el uno al otro. - “Maldita sea la malcriada y déspota de Jessica Rabbit. ¿Que soy su única opción, por ahora?, ¡si claro! por eso gimió, como gimió ayer, y durante toda la noche, que ni el sistema de insonorización de la habitación puedo soportarlo”- pensé aun enfadado, mi
Sofía (alias Isabel). Mientras me había reunido, en la terraza con Samary y Vale, descubrí que, en mi móvil, mi madre, el día anterior, me había dejado varios mensajes, según ella tenía la sensación de que algo me pasaba. Lo dicho mi madre tiene un sexto sentido, sino no entiendo a miles de kilómetros de mí, estuviera tan preocupada por una sensación. Encima yo no le había respondido de inmediato, eso era aún peor, esa mujer no habría dormido en toda la noche. Mi conciencia de hija culpable se activó, porque mientras mi madre pasaba horas imaginándose no sé qué locuras sobre su hija, yo estaba teniendo la mejor experiencia sexual de mi vida. Yo esperaba que mi madre no fuera evidente, bruja o lo que fuera, o habría muchas posibilidades que María Martínez, me rastreara por todo el globo terráqueo, y tras localizarme, se presentara ante mí, para que yo recibiera el castigo que me merecía. O peor, me esperaban años de chantaje psicológico, ese que una madre sabe hacer tan bien. Segu
Narrador. En esas reuniones, de las tres parejas, que habían hecho durante estos dos días antes al evento, se hicieron muchos avances para concretar el plan de esa noche, y todo gracias a la información que se extraída de los textos que Samary Nikolaus le había dado a Sofía Wilson para que las tradujera. En esos textos, en su mayoría, eran en apariencia simples poemas, o extractos del Corán, pero gracias a los estudios de historia de la mexicana, y a uno de los ancianos de su barrio donde que solía vivir mientras estudiaba en la universidad, que le enseñaba le árabe, además de hablarle de la historia de su país, Siria, supo que estos textos estaban cifrados, y tenían su propio Código. El anciano había sido cartógrafo, historiador, y un simbolista muy famoso en Siria, pero por motivos de desavenencias políticas, y por haber colaborado con el ejercito norte americanos en la guerra en ese país, había tenido que huir, bajo amenaza de muerte, pidiendo asilo político, para tanto él, co
Sofía (alías Isabel). Nuestros tres maridos se estaba encargando de llevar a cabo la planificación con todas autoridades que se iba a realizar, para evitar que nada se le escapara al gran plan que muy pronto se desarrollaría, para atrapar a todos, sin dejarse a ninguno, de esos malditos. - “Tranquila, y escúchame, para que podamos ayudarte.”- me dijo Vermont cogiéndome por los hombros para que lo mirara la cara, y a esos atractivos ojos negros que trataba de olvidar, porque me alteraban el pulso. - “Sabemos que ninguno de ellos te ha reconocido, porque ya sabrían quién eres, ósea que no saben cómo es físicamente Sofía Martínez. Sólo debemos hablar con tu madre para que alguien se haga pasar por ti, allí en Hidalgo como si nunca hubieras salido, pero ya regresaste, para que tu madre conociera a su marido. Tiene que ser alguien que físicamente se parezca a ti, y que nunca haya pisado Cleveland, en las fechas que murió Viki. Además, nos ayudaran ambos a proteger a mi suegra, y a tu a
Sofía (alias Isabel). - “¡Desde luego Sofía!, como te vea tu marido con ese vestido, y ese aspecto, tendrás otra noche de sonidos interesantes en tu habitación.”- me dijo burlona Vale, mientras yo salía de mi habitación para reunirme con ellas en el salón del primer piso. Inevitablemente y como siempre me pasaba ante cualquier comentario del abierta Vale, el rubor me subió hasta la raíz del cabello. Era muy normal, que la exmodelo me sacará los colores. - “¡Déjala ya! que siempre estás buscándola. Además ¿te has mirado en el espejo? Vas a conseguir que, “el pervertido”, no te deje salir de la mansión te va a tener encerrada en tu habitación hasta que le des un hijo varón.”- dijo Samary protegiéndome, haciéndome sonreír. - “¿El pervertido?”- pregunté sorprendida, pensé que me había equivocado cuando había oído esa palabra. - “Es una historia muy larga, Sofí, ya te la contaré algún día”- me dijo Vale con una sonrisa enigmática. - “Mejor que no te la cuente tiene muchas X en el rel
Vermont. - “¡Cálmate Vermont!, tienes que centrarte.”- era la maldita frase que me llevaba repitiendo, desde que vi a Jessica Rabbit, bajando por esas escaleras. Se suponía que después de la noche es que estuvimos juntos, la atracción entre nosotros debía de haber disminuido, que la tensión sexual sería menor, o eso suelen decir los psicólogos y terapeutas de estas cosas. Que una vez que te obsesionas con algo, cuando lo consigues, el interés disminuye. Claramente en este caso, estos profesionales no tienen ni idea. Porque para ser sinceros, por la causa que sea, ya sea porque, por desgracia, esta mujer despierta sentimientos en mí, que no son los más adecuados en este momento, o bien porque, esta maldita mujer me ha creado una adicción y una necesidad, que no tenía hasta que la conocí. Todo esto ha provocado que, en vez de disminuir mi interés por ella, cada día crezca más. Y si encima añadimos que aparece ante mí, como una un ángel tentador descendido de los cielos, para volver
Sofía (alias Isabel). - “¡No!, ¿Entiendes? Es la peor idea que has tenido, ¡no!, y no pienso ceder en esto.”- me decía un enérgico Vermont delante de mí, después de bajarme, con cara muy seria, del atrio donde estaba subida, tras yo comunicarle a todos, por el dispositivo de escucha que compartíamos, mi genial plan. - “Pienso igual que Cop, eso es muy arriesgado.”- oí como decía Dante. - “Yo me uno a ese pensamiento, ahí te la juegas.”- se terminó solidarizando con el frente masculino, Smile. Yo malhumorada esperaba la opinión de mis dos amigas, y las buscadoras de aventuras, Samary y Vale, y como me imaginé, no me defraudaron. - “Pues yo no lo veo tan peligroso, al contrario, intentar colarnos en sus habitaciones privadas, es mucho más, además podemos mejorar esa idea, haciendo que Sofía no vaya sola.” Dijo la inteligente exmodelo. Mi idea se había basado en que yo de forma despistada me acercara a Andrew, y de alguna forma, tropezando con él, entablando una conversación,