Unos días después, la ceremonia de su boda se llevaba a cabo en medio del jubilo de sus familiares que podían ver con toda claridad el amor que unía para siempre a aquella hermosa y dichosa pareja.
Durante la mañana de su matrimonio, la aldea preparó un gran festín, en el que Aiyana, debía realizar una danza Sioux, para agradecer a todos.
La muchacha, llevada por el ritmo de los tambores y las flautas que acompañaron su danza, se movió por todo el circulo, de asistentes, por los que se hallaba rodeada y comenzó a moverse con gracia y elegancia, vistiendo un atuendo cien por ciento Santee, lo que alegró mucho a la tribu y en especial a los padres adoptivos de ella, Kajika y Kange, que se veían orgullosos de lucirla como hija.
Kajika, se emocionó tanto cuando Aiyana, le pidió que la vistiera como lo hub
Fue al tercer mes de haberse casado, cuando ella le dio la gran noticia, estaba esperando un hijo de él y ya se lo había confirmado pilamayaye, «la curandera», sólo que también le había dicho que había algo raro en su embarazo, por lo que debía tener verdadero cuidado y no hacer labores que requirieran mucho esfuerzo.Optimista como siempre, Kenay, al escuchar su preocupación por lo que le habían dicho, trató de reconfortarla:—No te preocupes… ya verás que todo va a salir bien… —dijo él, al tiempo que la abrazaba contra su pecho con toda ternura y amor— tú sólo debes cuidarte y hacer todo lo que te digan, y ya verás que las cosas serán de lo mejor.—Contigo a mi lado no le tengo miedo a nada… sé que me va
» Con el fin de prepararse paraalcanzar el rango de guerrero, hizo lo que alentaba a todos los jóvenes: fue en busca de Hehapa Sapa, el jefe brujo, abiertamente le contó su deseo de buscar el hamblecheyapi, «llorar por una visión sobre una montaña aislada», le explicó con emoción y detalle, el verdadero motivo de su anhelo y después de escucharlo atentamente, el jefe brujo le habló con toda claridad sobre lo difícil y complicado que era lo que se proponía.» Kenay, escuchó con igual atención todo aquello y se mostró firmemente decidido para ir en busca de su destino, Hehapa Sapa, vio en sus ojos la claridad de sus deseos y la fuerza que de su pecho emanaba y comenzó a purificarlo, limpiándolo con algunas ramas de hierbas que de antemano tenía preparadas, para que el joven y decidido gue
» Sin despedirse, sin mencionar palabra alguna, Kenay, se quedó solo mientras sus amigos lo abandonan para volver a la aldea para continuar con sus actividades, regresarían a verlo cada noche, de manera discreta, por si él quería volver, o por si el cansancio lo había vencido, tenían que estar al pendiente de él sin que este lo supiera, así se los había dicho el jefe brujo al prepararlos. » Kenay, sabía que, durante los próximos cuatro días y cuatro noches, un día por cada una de las esquinas de su cuadrado, no dormirá, ni comerá, vivirá en la soledad y la oración, suplicando por una visión.» Lo que si podía hacer, era fumar de la pipa todas las veces que lo deseara, no sólo le ayudaría en su meditación, también le inspiraría para tener mayor
» El Sioux verdaderamente valiente, no se rinde ante el miedo ni ante la ira, el deseo o la agonía; él en todo momento es dueño de sí mismo; su valor se eleva a las alturas de la caballerosidad, patriotismo y heroísmo real, vencerse a sí mismo es tener ganada cualquier batalla. » Que ni elfrío, el hambre, el dolor, el temor aellos, ni los dientes erizados de peligros, ni las garras de la muerte misma, teimpidan hacer una buena acción, por el contrario, deben ser tus incentivos, tu motivación, tu fuerza ya que sólo así podrás logarlo —ledijo el gran jefe enuna ocasión enque estaba a punto de partir con otros guerreros en busca del búfalo en pleno invierno para el alivio de un pueblo que moríade hambre.» La escuela del Santee, no es algo
También comprendió, que ya era padre y como tal, debía actuar con cautela y cuidado, ya que de otra manera se exponía a dejar a su familia sin una cabeza que los guiara, a sus hijos sin un maestro que les enseñara lo mejor de él, a su esposa sin un hombre que amara hasta el suelo que pisaba.¿Sería acaso eso la madurez de la que su padre tanto le había hablado? Seguramente estaba madurando, la vida lo estaba obligando a hacerlo y eso era parte importante de su formación y principalmente de su ser.Después de todo, ya era un hombre de familia y como tal debía pensar en ellos antes que, en él mismo, así que iba a enfrentar su nueva situación con inteligencia.El amor, del que tanto le habían hablado y enseñado, era más grande y más fuerte cuando la fa
Minutos más tarde, Aiyana, detenía su montura frente a su tipi, en donde ya la esperaban el gran jefe, el jefe brujo, Takoda y Kange, enterados de lo sucedido.Sahale, Takoda, Kange y Tadi, bajaron el cuerpo de Kenay, y entre los canticos que ya había iniciado el jefe brujo, lo condujeron a su tipi, en donde lo acomodaron y salieron esperando que le hicieran las curaciones necesarias.Pese a la angustia, al temor y a la incertidumbre que la envolvía, Aiyana, se mantenía inmensurable, ni su rostro, ni su cuerpo delataban todo aquello que estaba sintiendo dentro de su pecho al pensar que su marido podría morir.Takoda, su suegro y Kange, su padre adoptivo, habían comenzado unos canticos y unas danzas míticas y religiosas, seguidos por Sahale y Tadi, a los que ya se habían unido otros guerreros que conocían y estimaban a Kenay, todos dese
Al otro joven guerrero, el que se había comportado con respeto y corrección, la Mujer Búfalo Blanco le dijo con una voz suave y dulce:—Traigo cosas buenas, cosas sagradas para tu nación. Un mensaje traigo para tu pueblo desde la nación del búfalo…. Vuelve a tu campamento y diles a todos que se preparen para mi llegada… Informale a tu jefe todo lo que has visto aquí y dile que prepare un tipi medicinal, «Inipi», con veinticuatro palos. Que santifiquen sus cuerpos para mi llegada.El joven cazador retornó presuroso al campamento y les contó a los siete jefes del consejo, frente a todo el pueblo, lo que había sucedido, desde que la vieran hasta que la mujer sagrada le había ordenado. Su jefe le ordenó al eyapaha, «el pregonero»,
—Estoy muy débil… me duele mucho el pecho y el hombro… no podré ni levantar un arco… mucho menos podré guiar a alguien… así no le sirvo a nadie —insistió Kenay, abatido y derrotado— lo mejor es que vaya al encuentro de Wakantanka, para terminar con esto de una vez.—Un guerrero Sissenton, no se rinde ante nada… así que deja de compadecerte y levantate para que sigas tu destino… —dijo ella— y no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando… así que tienes que obedecerme… ¡Levántate guerrero, Kenay!Kenay, iba a protestar por aquello y de pronto la visión se esfumó frente a sus ojos, pese a su estado, no comprendía nada de aquello, sólo sabía que debía obedecer y levantarse para cumplir con lo que se le había ordenado.