La Paz, entra en las almas de los hombres, cuando ellos se dan cuenta de su relación, su unidad, con el universo y todos sus poderes, y cuando se dan cuenta que en el centro del Universo mora Wakantanka, y que este centro está realmente en todas partes, está dentro de cada uno de nosotros.
Gran Misterio, contémplame una vez más en la tierra e inclínate para oír mi tenue voz que te invoca y te suplica…
El camino bueno y el camino de las dificultades dispusiste de manera que se atravesaran; y es sagrado el lugar en que se cruzan.
Me dijiste cuando era joven y podía alimentar esperanzas que, en las pruebas te enviase una voz cuatro veces, una por cada una de las regiones de la tierra, porque me escucharías…
Me concediste el poder de dar vida
Cuando Iktomi, terminó de hablar, le dio al anciano Sioux la red y le dijo: —Mira la telaraña es un circulo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usala para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sus sueños y sus visiones. Si crees en el Gran Espíritu, la telaraña atrapará tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero para perderse en la nada.El anciano Sioux, le pasó su visión a su gente y ahora todos usamos el atrapa sueños como la red de nuestras vidas. Se cuelga encima de las camas, en el tipi para escudriñar los sueños y visiones. Lo bueno de los sueños queda capturado en la telaraña de la vida y es enviado con ellos. Lo malo, escapa a través del agujero del centro
No tardó mucho en llegar a ella, estaba agotado y a pesar del frío reinante, mostraba claras señales de sudor en su frente y en su cuerpo, aunque eso no le importaba.—¿Estás bien, Umi…? —pregunto Kenay con amabilidad.Al ver que ella no podía responderle, se despojó de otra de sus pieles y con ella cubrió a los dos, la abrazó y comenzó a caminar con ella hacia la cueva, en la cual Sahale, había vuelto a encender la fogata y tenía a la niña, que dormitaba con toda confianza en sus brazos.Al llegar a la cueva, Kenay, tomó a su hijo en brazos y su rostro se entristeció al ver que su hijo estaba inconsciente y su piel muy caliente, un gesto de preocupación y temor apareció en su varonil rostro.—¡Se está muriendo…! ¡
Como todas las noches desde hacía un par de años, Kenay, que en Lakota significa: «hombre fuerte y valeroso, único en su género», un joven guerrero Sioux Santee, paseaba frente al tipi, «lugar para vivir», donde habitaba Aiyana, «Eterna Flor», la hermosa muchacha Sioux Teton, de la que se había enamorado desde que la viera por primera vez y a la que pretendía.Kenay, tenía diecinueve años, era alto, un metro con ochenta de estatura, pesaba ochenta kilos de puro músculo, sus ojos y sus cabellos, negros como la noche. Su cabellera, azabache, muy lisa, llegaba poco más debajo de sus hombros y siempre lucía sedosa y brillante, arreglada perfectamente con el tocado de plumas.Su nariz, algo prominente y medio aguile&ntil
Cuando las primeras luces del día iluminaron el campamento, la tribu entera comenzó sus actividades, cada uno de los integrantes de aquel grupo, se movía de manera coordinada realizando lo que les correspondía por el bien del conjunto.Kenay, permanecía en su tipi, esperando el gran momento, sabía que debía meditar lo más profundo que pudiera, sobre lo que le esperaba, debía reencontrarse con él mismo y analizar lo que era mejor para todos.Así que aprovechando la soledad que lo rodeaba, se sentó sobre sus talones, con sus manos sobre sus muslos y cerró los ojos, dejando que su mente comenzara a vagar entre las sombras en busca de una respuesta, y con claridad le vinieron las palabras que recibiera en sus primeras enseñanzas.«—Las virtudes que un guerrero Sioux debe tener en su camino del guerre
El gran jefe, bajó el brazo con determinación y su lanza golpeó en el suelo con fuerza, como si aquella fuera la señal que esperaba, Unkcas, se lanzó sobre Kenay, embistiendo como si fuera un búfalo embravecido y dispuesto a todo.Kenay, alcanzó a verlo por el rabillo de su ojo derecho, llevaba el cuchillo en la mano y arremetía contra él decidido a terminar con todo de una buena vez.Los reflejos del enamorado reaccionaron al instante y con un ágil movimiento de caderas y de cuerpo pudo eludir a su atacante que se fue sin haberlo alcanzado, lo que lo hizo enfurecer y darse la vuelta más decidido que nunca.Kenay, ya lo esperaba con el cuchillo en su diestra, así que Unkas, ya no se lanzó sobre de él, ahora los dos quedaron frente a frente a corta distancia, mientras de movían de un lado a otro, estud
Recostado en su cama, dentro de su tipi, tal y como se lo había ordenado el jefe brujo después de curar sus heridas, Kenay, trataba de relajarse después de todo lo que le había ocurrido.Al ver a su rival completamente vencido, supo que era el momento de llevar adelante las enseñanzas del buen guerrero y entendió todas las lecciones que, su padre le inculcara desde su más tierna edad, por eso decidió no matarlo.Su acción le había ganado un nuevo amigo y eso lo satisfacía, aunque también recordaba ver a Aiyana, esperando por él al salir del tipi del jefe brujo, abrazarlo y ayudarlo a llegar a su tipi en donde lo hizo recostarse y le ofreció algunos alimentos para que recuperara fuerzas después de la pérdida de sangre.Comieron juntos y comentaron algunos incidentes de los que habían comp
» Kenay, desmontó y se acercó al cuerpo del que parecía el gran jefe de aquel pequeño grupo, el cual seguramente iba en busca de su tribu para integrarse a ellos y se habían quedado rezagados, el jefe tenía tres flechas clavadas en la espalda, lo habían matado a traición, sin darle tiempo a defenderse.» Sin perder un segundo, con habilidad y rapidez, examinó uno por uno los cuerpos de los Teton, así como a las flechas y lanzas con las que los habían ejecutado, y que aún conservaban en sus cuerpos, como prueba clara de aquella matanza.» Las señales eran evidentes, no les habían dado tiempo de nada, el sorpresivo ataque los tomó por sorpresa y cuando quisieron reaccionar ya no pudieron, a la mayoría los habían ejecutado por la espalda, de manera artera, vil y cobarde.&
» Salieron del tipi por la abertura que Kenay, había hecho y las guío hacia la parte trasera, ahí estaba Sahale, montado sobre su caballo y con las otras tres monturas listas, Kenay, montó sobre su corcel y las muchachas hicieron lo mismo mostrando lo bien que habían aprendido a hacerlo.» Al pasito avanzaron por un sendero y tras de ellos iban Tadi y Cholena, con la caballada detrás de ellos, los matorrales que habían cortado iban borrando sus huellas a medida que avanzaban por aquel sendero.» Cuando consideraron que se habían alejado lo suficiente como para no ser escuchados por los Cheyenes, comenzaron a cabalgar a buen paso, Sahale, los iba guiando en medio de la oscuridad, con plena seguridad, conocía el camino y sabía por dónde llevarlos.» Durante el resto de la noche cabalgaron, cuando comenzaba