El gran jefe, bajó el brazo con determinación y su lanza golpeó en el suelo con fuerza, como si aquella fuera la señal que esperaba, Unkcas, se lanzó sobre Kenay, embistiendo como si fuera un búfalo embravecido y dispuesto a todo.
Kenay, alcanzó a verlo por el rabillo de su ojo derecho, llevaba el cuchillo en la mano y arremetía contra él decidido a terminar con todo de una buena vez.
Los reflejos del enamorado reaccionaron al instante y con un ágil movimiento de caderas y de cuerpo pudo eludir a su atacante que se fue sin haberlo alcanzado, lo que lo hizo enfurecer y darse la vuelta más decidido que nunca.
Kenay, ya lo esperaba con el cuchillo en su diestra, así que Unkas, ya no se lanzó sobre de él, ahora los dos quedaron frente a frente a corta distancia, mientras de movían de un lado a otro, estudiándose con atención y esperando el momento apropiado para iniciar un ataque definitivo.
Mientras danzaban, la mano derecha de Unkas, tiraba pequeños golpes tratando de sorprenderlo, sólo que, Kenay, no presentaba un blanco fácil y no lograba alcanzarlo, fue en uno de esos movimientos en los que ambos se trenzaron, la mano izquierda de Unkas sujetaba la mano derecha de Kenay, para impedir que le hiciera daño con su cuchillo, Kenay, también le sujetaba la diestra con su siniestra, mientras sus piernas se movían con agilidad y fuerza.
Parecían dos titanes enfrentados a muerte, el resto de la tribu los veía forcejear sin atreverse a elegir a un ganador, si bien era cierto que, Unkas, se veía más fuerte y poderoso, también era cierto que, Kenay, no retrocedía ni se arredraba ante aquello.
La fuerza de Unkas, comenzó a doblegar la resistencia de Kenay, quién supo que no podía permitirle tomar ventaja, así que sin que el otro se lo esperara, se dejó caer de espaldas al piso, al tiempo que levantaba su pierna derecha y la clavaba en el musculoso vientre de su oponente, lanzándolo por sobre su cuerpo, varios metros hacia atrás, con mucha fuerza.
La caída de Unkas, fue aparatosa y dolorosa, el guerrero despechado, sintió que todo el aire se escapaba de sus pulmones, mientras su cuerpo se estremecía de dolor, no obstante, su orgullo y su coraje eran superiores, así que rodó por el suelo para luego ponerse de pie frente a su contrincante que ya lo esperaba en guardia.
De nuevo comenzaron a moverse de un lado a otro, estudiando los movimientos del contrincante, de pronto, Unkas, hizo algo que Kenay, no se esperaba, se cambió el cuchillo de mano, aventándolo al aire, una y otra vez, como si lo estuviera hipnotizando con aquellos sincronizados movimientos.
Y cuando menos se lo esperaba, lanzó una cuchillada que se clavó en el costado izquierdo del cuerpo de Kenay, al que había tomado por sorpresa, el dolor fue intenso, pero no lo suficiente como para que el joven enamorado perdiera el control y siguió moviéndose a pesar de que sentía la sangre que emanaba de su herida.
Unkas, seguro de lo que hacía, volvió a cambiar el cuchillo de mano a mano mientras veía fijamente a su rival, quien hacia esfuerzos desesperados para encontrar el momento propicio de lanzarse al ataque.
Una vez más, Unkas, lo sorprendió lanzando una cuchillada sorpresiva y la filosa hoja se clavó en el costado derecho de Kenay, quién por instinto se movió hacia atrás sin perder de vista a su agresor.
Aiyana, no podía soportar ver todo aquello, el cuerpo de su amado sangraba por ambos costados y ni siquiera había podido herir a su contrincante, pese a su extremo control, dos lagrimas rodaron por sus hermosas mejillas, mientras los veía seguir danzando, frente a frente, como dos animales furiosos y Unkas, moviendo su afilado cuchillo de mano a mano, lanzándolo en el aire y tomándolo con precisión.
Kenay, sabía que tenía que ser más inteligente y astuto que su contrincante, se desangraba y herido como estaba, no iba a durar mucho, así que sin que Unkas, se lo esperara, en uno de los movimientos que hacía con sus manos con el cuchillo en el aire, Kenay, lanzó una fuerte patada y le pegó al cuchillo, botándolo a un lado.
Fue en ese momento en que, Unkas, vio con sorpresa que se quedaba desarmado, cuando Kenay, le lanzó una potente cuchillada que se clavó en el hombro derecho de su contrincante, el dolor que el guerrero despechado sintió, lo hizo gemir como fiera herida, estiró su mano derecha y sujetó la cabeza de su rival al tiempo que le lanzaba un potente cabezazo que se estrelló contra el pómulo derecho de Kenay, reventándoselo y haciéndolo retroceder.
Con el movimiento que hizo, el guerrero enamorado soltó el cuchillo y Unkas, no esperó a más, se lanzó sobre de él tirándole dos potentes puñetazos, con su mano derecha lo golpeó en el rostro, reventándole la boca y con su mano izquierda lo golpeó en el cuerpo, justo en donde tenía la herida del cuchillo abriéndosela más.
Al verlo descontrolado e indefenso, Unkas, aprovechó el momento para agarrarlo del cuello con ambas manos y comenzó a ahorcarlo, tenía que acabar con él, debía terminar con ese infeliz que se había atrevido a pedir a Aiyana, en matrimonio.
No sólo era su contrincante más peligroso en la preparación para guerrero de la tribu, que muchas veces lo había derrotado, también era su rival en amores y eso ya no podía perdonárselo, así que, si terminaba con él, quedaría como el mejor de todos y se casaría con la hermosa joven que lo tenía enloquecido.
Kenay, sentía que le faltaba el aire, trató de separar aquellas garras, que lo asfixiaban, utilizando sus propias manos, pero no pudo hacerlo ya que la fuerza de Unkas, era superior a la suya, así que le tiró un par de golpes a las costillas, aunque ni siquiera lo movió un poco, el aire le faltaba en sus pulmones y sentía que la cabeza le iba a estallar de manera violenta.
Sin otra alternativa, se dejó caer de espaldas al suelo y levantó ambas piernas para clavarlas en el vientre de su agresor, nuevamente, el cuerpo de Unkas, salió proyectado por el aire y azotó de manera aparatosa a unos metros, soltando a su presa con la inesperada proyección de su cuerpo.
Se levantó tan pronto como pudo y cuando lo hizo vio que Kenay, ya estaba de pie, aunque jalaba aire desesperadamente por la boca, estaba listo para recibirlo, ahora era cuando podía acabar con él, se veía agitado, descontrolado y tal vez sin fuerzas para poder resistir un nuevo ataque que terminara con su vida.
Sin esperar a más, sangrando profusamente de su hombro derecho y aun tratando de recuperar el aire perdido en la brutal caída, Unkas, se acercó a Kenay, dispuesto a terminar con aquel pleito y con su odiado rival.
Cuando lo tuvo a distancia, le lanzó un violento derechazo, Kenay, alcanzó a verlo y con un movimiento de cintura lo eludió al tiempo que clavaba, con todas sus fuerzas, su puño izquierdo en el hígado del frustrado guerrero, el cual acusó de inmediato el impacto, sintiendo que su pierna derecha se le paralizaba y un profundo dolor lo recorría de pies a cabeza.
Al ver que lo había detenido con aquel golpe, Kenay, contraatacó con ambas manos, golpeó a su contrincante en el rostro con el resto de sus fuerzas, izquierda y derecha, con determinación, con coraje.
Una de las cejas, el pómulo y la nariz de Unkas, sangraban producto de los golpes, y aunque lo intentaba no podía moverse, su cuerpo estaba paralizado por el dolor del costado derecho de su cuerpo y su desesperación era completa.
Kenay, decidido a todo, le lanzó un golpe con su mano derecha desde debajo de su ombligo hasta alcanzarle la mandíbula de una manera demoledora, la cabeza de Unkas botó hacia atrás y sin poderlo evitar, su cuerpo cayó, de espaldas, pesadamente en el suelo levantando polvo.
Estaba completamente vencido, casi inconsciente, incapaz de levantarse y mucho menos de protegerse, Kenay, aprovechó aquello para tomar su cuchillo del suelo y con pasos lentos y cansados, fue hasta donde Unkas, permanecía tirado de espaldas, se montó sobre su estómago y con ambas manos sujetó la cacha de su cuchillo para levantarlo sobre su cabeza apuntando directamente al rostro de su contrincante.
Toda la tribu había guardado silencio, era el momento de la verdad, todos sabían que nada iba a evitar que Unkas, muriera en ese momento, Aiyana, aún dentro de la alegría que le producía ver a su amado a punto de lograr la victoria, se estremeció ya que tampoco le deseaba la muerte a Unkas.
Kenay, con ambas manos sobre su cabeza y la punta del puñal apuntando hacia el cuello de su rival, vio los ojos de este y notó que se resignaba a emprender el viaje hacia sus antepasados, no había temor, ni miedo en sus facciones, sólo resignación y derrota, así que, sabiendo que todos esperaban la culminación de aquello, bajó sus manos con todas sus fuerzas llevando el puñal por delante.
El grito de exclamación de la tribu se convirtió en un grito de sorpresa al ver que el cuchillo se había clavado en el polvo, a un lado del cuello de Unkas, que con los ojos abiertos no alcanzaba a comprender lo que había pasado.
Kenay, se levantó y poniéndose de pie frente a Unkas, le ofreció su mano, este, se agarró del antebrazo de su contrincante y aprovechó el jalón que le daba para ponerse de pie, lo abrazó por la cintura y lo hizo caminar hacia el tipi del jefe brujo.
Todos en la tribu comenzaron a gritar de alegría, y Aiyana, no pudiendo aguantar más, corrió hacia ellos y viendo que el jefe brujo sujetaba a Unkas, para conducirlo al interior de su tipi, se abrazó a Kenay, con todo el amor que sentía por él, el joven guerrero le correspondió soportando el dolor que le provocaba en sus heridas, con aquel cálido abrazo.
—Nunca había tenido tanto miedo como el día de hoy… —le dijo ella amorosa— pensé que te iba a matar, te hirió muy feo.
—Tu amor me hizo seguir adelante, no podía dejar que nadie más te tuviera, ni muerto lo hubiera podido soportar —respondió Kenay, a su oído.
—También tuve temor de que lo mataras… —confesó ella— no quería que él muriera por sus acciones, no deseaba ver que lo sacrificaras.
—Yo tampoco lo deseaba… —siguió él hablándole al oído— por eso no lo hice, no era necesario acabar con él… la vida de un guerrero no tiene precio, por lo mismo no se puede desperdiciar de esa manera.
Muy pronto se les reunieron Sahale, «halcón», Cholena, «pájaro» y Tadi, «viento», todos felicitándolo por lo que acababa de hacer y con la honestidad que les daba la amistad que se tenían, le confesaron abiertamente que, no esperaban que pudiera vencerlo, Unkas, no sólo era un gran guerrero, sino un excelente luchador y así lo había demostrado a lo largo de los años.
Curado de sus heridas, Unkas, salió del tipi del jefe brujo, los vio y estuvo a punto de agachar la cabeza y marcharse a su tipi, pero se detuvo y sin que nadie se lo esperara, extendió su mano hacia Kenay, que lo agarró por el antebrazo.
Sin mediar palabra se abrazaron con sinceridad, como viejos amigos, luego se separaron y Unkas, caminó hacia su tipi, sin voltear a ver a ninguno de ellos, incluso ignoró a Aiyana, que no entendía su proceder.
No pudo preguntarle nada a su amado ya que el jefe brujo, había salido por él y lo conducía al interior de su tipi para restaurar sus heridas.
Sahale, Cholona y Tadi, se despidieron de ella para ir a realizar sus actividades y la muchacha permaneció a la puerta del tipi, para esperar a su enamorado, ahora más que nunca se sentía la mujer más orgullosa del mundo, su amado no sólo había demostrado ser todo un valiente, sino además fue justo y generoso.
Y eso mismo pensaba el gran jefe Ohiyesa, meditando con su consejo de sabios en el interior del tipi, aquello que habían presenciado era una prueba indiscutible de la nobleza, generosidad y sobre todo del valor sobresaliente de un guerrero.
Recostado en su cama, dentro de su tipi, tal y como se lo había ordenado el jefe brujo después de curar sus heridas, Kenay, trataba de relajarse después de todo lo que le había ocurrido.Al ver a su rival completamente vencido, supo que era el momento de llevar adelante las enseñanzas del buen guerrero y entendió todas las lecciones que, su padre le inculcara desde su más tierna edad, por eso decidió no matarlo.Su acción le había ganado un nuevo amigo y eso lo satisfacía, aunque también recordaba ver a Aiyana, esperando por él al salir del tipi del jefe brujo, abrazarlo y ayudarlo a llegar a su tipi en donde lo hizo recostarse y le ofreció algunos alimentos para que recuperara fuerzas después de la pérdida de sangre.Comieron juntos y comentaron algunos incidentes de los que habían comp
» Kenay, desmontó y se acercó al cuerpo del que parecía el gran jefe de aquel pequeño grupo, el cual seguramente iba en busca de su tribu para integrarse a ellos y se habían quedado rezagados, el jefe tenía tres flechas clavadas en la espalda, lo habían matado a traición, sin darle tiempo a defenderse.» Sin perder un segundo, con habilidad y rapidez, examinó uno por uno los cuerpos de los Teton, así como a las flechas y lanzas con las que los habían ejecutado, y que aún conservaban en sus cuerpos, como prueba clara de aquella matanza.» Las señales eran evidentes, no les habían dado tiempo de nada, el sorpresivo ataque los tomó por sorpresa y cuando quisieron reaccionar ya no pudieron, a la mayoría los habían ejecutado por la espalda, de manera artera, vil y cobarde.&
» Salieron del tipi por la abertura que Kenay, había hecho y las guío hacia la parte trasera, ahí estaba Sahale, montado sobre su caballo y con las otras tres monturas listas, Kenay, montó sobre su corcel y las muchachas hicieron lo mismo mostrando lo bien que habían aprendido a hacerlo.» Al pasito avanzaron por un sendero y tras de ellos iban Tadi y Cholena, con la caballada detrás de ellos, los matorrales que habían cortado iban borrando sus huellas a medida que avanzaban por aquel sendero.» Cuando consideraron que se habían alejado lo suficiente como para no ser escuchados por los Cheyenes, comenzaron a cabalgar a buen paso, Sahale, los iba guiando en medio de la oscuridad, con plena seguridad, conocía el camino y sabía por dónde llevarlos.» Durante el resto de la noche cabalgaron, cuando comenzaba
Desde aquel rescate, habían transcurrido dos años, durante los cuales ambos habían cimentado sus sentimientos y ahora ya se encontraban próximos a culminar sus anhelos al contraer matrimonio.Kenay, con los cuidados de su madre y de Aiyana, se recuperó pronto de sus heridas y ya había comenzado a pasear con su amada como había sido su costumbre desde un inicio, ahora más que nunca se amaban y no lo ocultaban, por el contrario, se sentían orgullosos de sus sentimientos y los pregonaban a los cuatro vientos, sin necesidad de palabras, sin necesidad de hacer alarde, simplemente se les veía juntos y muy enamorados por todos lados.Fue al mes de haber peleado contra Unkas, cuando ambos decidieron seguir adelante con sus planes de boda, así que fueron a ver a Hehaka Sapa, el jefe brujo de la tribu para que los uniera con su magia bajo los ritos de sus ancest
Unos días después, la ceremonia de su boda se llevaba a cabo en medio del jubilo de sus familiares que podían ver con toda claridad el amor que unía para siempre a aquella hermosa y dichosa pareja.Durante la mañana de su matrimonio, la aldea preparó un gran festín, en el que Aiyana, debía realizar una danza Sioux, para agradecer a todos.La muchacha, llevada por el ritmo de los tambores y las flautas que acompañaron su danza, se movió por todo el circulo, de asistentes, por los que se hallaba rodeada y comenzó a moverse con gracia y elegancia, vistiendo un atuendo cien por ciento Santee, lo que alegró mucho a la tribu y en especial a los padres adoptivos de ella, Kajika y Kange, que se veían orgullosos de lucirla como hija.Kajika, se emocionó tanto cuando Aiyana, le pidió que la vistiera como lo hub
Fue al tercer mes de haberse casado, cuando ella le dio la gran noticia, estaba esperando un hijo de él y ya se lo había confirmado pilamayaye, «la curandera», sólo que también le había dicho que había algo raro en su embarazo, por lo que debía tener verdadero cuidado y no hacer labores que requirieran mucho esfuerzo.Optimista como siempre, Kenay, al escuchar su preocupación por lo que le habían dicho, trató de reconfortarla:—No te preocupes… ya verás que todo va a salir bien… —dijo él, al tiempo que la abrazaba contra su pecho con toda ternura y amor— tú sólo debes cuidarte y hacer todo lo que te digan, y ya verás que las cosas serán de lo mejor.—Contigo a mi lado no le tengo miedo a nada… sé que me va
» Con el fin de prepararse paraalcanzar el rango de guerrero, hizo lo que alentaba a todos los jóvenes: fue en busca de Hehapa Sapa, el jefe brujo, abiertamente le contó su deseo de buscar el hamblecheyapi, «llorar por una visión sobre una montaña aislada», le explicó con emoción y detalle, el verdadero motivo de su anhelo y después de escucharlo atentamente, el jefe brujo le habló con toda claridad sobre lo difícil y complicado que era lo que se proponía.» Kenay, escuchó con igual atención todo aquello y se mostró firmemente decidido para ir en busca de su destino, Hehapa Sapa, vio en sus ojos la claridad de sus deseos y la fuerza que de su pecho emanaba y comenzó a purificarlo, limpiándolo con algunas ramas de hierbas que de antemano tenía preparadas, para que el joven y decidido gue
» Sin despedirse, sin mencionar palabra alguna, Kenay, se quedó solo mientras sus amigos lo abandonan para volver a la aldea para continuar con sus actividades, regresarían a verlo cada noche, de manera discreta, por si él quería volver, o por si el cansancio lo había vencido, tenían que estar al pendiente de él sin que este lo supiera, así se los había dicho el jefe brujo al prepararlos. » Kenay, sabía que, durante los próximos cuatro días y cuatro noches, un día por cada una de las esquinas de su cuadrado, no dormirá, ni comerá, vivirá en la soledad y la oración, suplicando por una visión.» Lo que si podía hacer, era fumar de la pipa todas las veces que lo deseara, no sólo le ayudaría en su meditación, también le inspiraría para tener mayor