En caso de que así se dieran las cosas, y su hermana ya hubiera muerto, ella tomaría a los niños y se aventaría con ellos a las grietas de la montaña o a la ladera, era preferible morir, en aquel bello lugar, que caer en manos de los wasicus.
No le importaba perder la vida, lo primordial, era que los niños no fueran capturados por los blancos, no solo se los iban a llevar para venderlos como esclavos, sino que además los maltratarían para someterlos y los harían pasar por un infierno toda su vida por ser de otra raza.
Y ya ni pensar en lo que le harían a ella, eran tres hombres, peores que los salvajes y no iba a poder enfrentarlos mientras trataba de proteger a los niños, estaba en desventaja total, así que la muerte de todos era preferible a dejarse atrapar por esos desalmados.
Poco a poco el cansancio la fue venciendo
—Tú eres la vigilante de las generaciones. Eres la que da vida. Serás la portadora del Universo, la que hará que el guerrero sea más valiente y más sereno.De esa manera había visto Sahale, a Umi, desde que comenzaran a platicar, como algo especial, como lo más grande que pudo llegar a su vida, por eso ahora quería encontrarla, quería verla, quería saber que estaba bien y que era tan hermosa y grácil como siempre lo habías sido.Muy pronto los cuatro Santee, al mando de Kenay, llegaron a la ribera del río, Sahale, impaciente, desmontó de su caballo y comenzó a revisar por toda la ribera con verdadera atención y cuidado, no quería dejar un palmo de terreno sin cubrir, no deseaba que nada escapara a su observación.Sus ojos expertos y sus conocimientos sobre las huellas y los
Su padre le hablaba de esos principios, de esos orígenes para que siempre estuviera orgullosa de ser mujer, de ser la tierra que procreaba y daba frutos, mismos que tal vez serían la base de que el pueblo Sioux no se exterminara, no se extinguiera nunca, ella misma había dado a luz a una pareja, hombre y mujer.Al recordar esas palabras de su padre, Aiyana, siempre se había sentido reconfortada y sus fuerzas se renovaban, se regeneraban, se alimentaban de su propia esencia y era capaz de enfrentar cualquier cosa que se le presentara.Abrió los ojos y en ese momento se dio cuenta que la manada de los feroces lobos la rodeaban, con estrategia, preparando el ataque, sorprendiéndola y sacándola de sus hermosos recuerdos.Los animales avanzaban paso a paso, gruñendo sordamente, mostrando los filosos colmillos dispuestos a atacar para obtener comida que l
La Paz, entra en las almas de los hombres, cuando ellos se dan cuenta de su relación, su unidad, con el universo y todos sus poderes, y cuando se dan cuenta que en el centro del Universo mora Wakantanka, y que este centro está realmente en todas partes, está dentro de cada uno de nosotros.Gran Misterio, contémplame una vez más en la tierra e inclínate para oír mitenue voz que te invoca y te suplica… El camino bueno y el camino de las dificultades dispusiste demanera que se atravesaran; y es sagrado el lugar en que se cruzan.Me dijistecuando era joven y podía alimentar esperanzas que, en las pruebas te enviaseuna voz cuatro veces, una por cada una de las regiones de la tierra, porque meescucharías… Me concediste el poder de dar vida
Cuando Iktomi, terminó de hablar, le dio al anciano Sioux la red y le dijo: —Mira la telaraña es un circulo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usala para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sus sueños y sus visiones. Si crees en el Gran Espíritu, la telaraña atrapará tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero para perderse en la nada.El anciano Sioux, le pasó su visión a su gente y ahora todos usamos el atrapa sueños como la red de nuestras vidas. Se cuelga encima de las camas, en el tipi para escudriñar los sueños y visiones. Lo bueno de los sueños queda capturado en la telaraña de la vida y es enviado con ellos. Lo malo, escapa a través del agujero del centro
No tardó mucho en llegar a ella, estaba agotado y a pesar del frío reinante, mostraba claras señales de sudor en su frente y en su cuerpo, aunque eso no le importaba.—¿Estás bien, Umi…? —pregunto Kenay con amabilidad.Al ver que ella no podía responderle, se despojó de otra de sus pieles y con ella cubrió a los dos, la abrazó y comenzó a caminar con ella hacia la cueva, en la cual Sahale, había vuelto a encender la fogata y tenía a la niña, que dormitaba con toda confianza en sus brazos.Al llegar a la cueva, Kenay, tomó a su hijo en brazos y su rostro se entristeció al ver que su hijo estaba inconsciente y su piel muy caliente, un gesto de preocupación y temor apareció en su varonil rostro.—¡Se está muriendo…! ¡
Como todas las noches desde hacía un par de años, Kenay, que en Lakota significa: «hombre fuerte y valeroso, único en su género», un joven guerrero Sioux Santee, paseaba frente al tipi, «lugar para vivir», donde habitaba Aiyana, «Eterna Flor», la hermosa muchacha Sioux Teton, de la que se había enamorado desde que la viera por primera vez y a la que pretendía.Kenay, tenía diecinueve años, era alto, un metro con ochenta de estatura, pesaba ochenta kilos de puro músculo, sus ojos y sus cabellos, negros como la noche. Su cabellera, azabache, muy lisa, llegaba poco más debajo de sus hombros y siempre lucía sedosa y brillante, arreglada perfectamente con el tocado de plumas.Su nariz, algo prominente y medio aguile&ntil
Cuando las primeras luces del día iluminaron el campamento, la tribu entera comenzó sus actividades, cada uno de los integrantes de aquel grupo, se movía de manera coordinada realizando lo que les correspondía por el bien del conjunto.Kenay, permanecía en su tipi, esperando el gran momento, sabía que debía meditar lo más profundo que pudiera, sobre lo que le esperaba, debía reencontrarse con él mismo y analizar lo que era mejor para todos.Así que aprovechando la soledad que lo rodeaba, se sentó sobre sus talones, con sus manos sobre sus muslos y cerró los ojos, dejando que su mente comenzara a vagar entre las sombras en busca de una respuesta, y con claridad le vinieron las palabras que recibiera en sus primeras enseñanzas.«—Las virtudes que un guerrero Sioux debe tener en su camino del guerre
El gran jefe, bajó el brazo con determinación y su lanza golpeó en el suelo con fuerza, como si aquella fuera la señal que esperaba, Unkcas, se lanzó sobre Kenay, embistiendo como si fuera un búfalo embravecido y dispuesto a todo.Kenay, alcanzó a verlo por el rabillo de su ojo derecho, llevaba el cuchillo en la mano y arremetía contra él decidido a terminar con todo de una buena vez.Los reflejos del enamorado reaccionaron al instante y con un ágil movimiento de caderas y de cuerpo pudo eludir a su atacante que se fue sin haberlo alcanzado, lo que lo hizo enfurecer y darse la vuelta más decidido que nunca.Kenay, ya lo esperaba con el cuchillo en su diestra, así que Unkas, ya no se lanzó sobre de él, ahora los dos quedaron frente a frente a corta distancia, mientras de movían de un lado a otro, estud