Mamá ya estaba en la cocina cuando regrese después de dejar a los chicos.
–Deberías estar descansando –le indiqué al entrar –. Deja eso ahí, los niños están en el colegio, aprovechemos a dormir un poco.
–No estarías cansada si no tuvieras ese trabajo indecente.
–Mamá ya hablamos de eso.
Ella sabía la verdad, tenía que saberlo porque era quien se quedaba a cargo de los chicos mientras yo iba a trabajar por la noche, afortunadamente ya mis hijos eran lo suficientemente grandes como para pedir dormir con su madre y apenas si se levantaban por un vaso de agua.
–Tienes que dejar ese trabajo, hija, es suficiente.
–Lo voy a hacer, ya lo sabes, esto es solo temporal –respondí.
–Eso dijiste hace más de tres años.
–Gracias a ese trabajo tenemos una casa y comida en la mesa –le señalé –. Cuando alguien me contrate sin tener un título universitario, lo aceptaré con gusto.
–Sé que no te pude dar estudios –dijo dolida –. Pero te criamos mejor que esto.
La tomé de las manos y la miré a los ojos, teníamos el mismo color de ojos, un peculiar verde.
–Beatrice Mancini, has sido la mejor mamá del mundo –expresé –. Te prometo que conseguiré algo mejor, pero ahora necesitamos ese dinero.
–Aún me siento culpable, no deberías gastar tanto en una vieja como yo.
–Es una inversión –respondí –. Sin ti no podría trabajar.
–Pero no tendrías que trabajar en eso si no estuviera enferma.
A mamá le habían diagnosticado cáncer de matriz, tuvo una operación mayor y quimioterapia, Alice le había acompañado algunas veces a su quimioterapia, tuve que contratar una enfermera para cuidarla, fue un año difícil, demasiados gastos y tenía que estar en casa por el día, me costaba dejarlos en la noche, pero necesitábamos ese dinero, ella aún debía tomar algunas medicinas y tenía visitas frecuentes con el médico, pero ya se encontraba mejor y estaba estable para quedarse a cargo por las noches, era mi apoyo incondicional, mi madre era mi ejemplo a seguir.
Beatrice Mancini había venido de italia junto a mi padre hace muchos años, se establecieron aquí, papá trabajó en una fábrica de botellas por más de veinte años hasta que falleció de un ataque al corazón, no pude despedirme de él porque teníamos conflictos, estaba decepcionado porque había resultado embarazada de Brendan y me había ido de casa con él, eso no fue de su agrado, aún siento algo de culpa porque pienso que tuve que ver con su muerte, si lo hubiera pensado mejor.
La fábrica apenas le dio una pequeña cantidad de dinero a mamá con la que puso una venta de comida y salió adelante.
Por la tarde fui a traer a los chicos, no logré escaparme de las garras de Regina.
–¡Becky, linda! –escuché su voz chillona –. Recuerda que la recaudación del colegio para los huérfanos está cerca, espero que ya te hayas anotado.
Regina era la presidenta de la junta directiva de los padres de familia del colegio, se encargaba que todos los padres colaboraramos en todas las actividades que ella misma organizaba.
–Yo haré la pizza –mencioné dando la vuelta para entrar al auto.
–Te queda perfecto porque eres italiana, ¿cierto?
–Mamá lo es, yo nací aquí.
–Por supuesto –sonrió –. Pero siempre es bueno presumir tu nacionalidad.
–Nos vemos, Regina.
No espere a que se despidiera cuando entré al auto, cuando iba manejando Alice comenzó a hacer muecas exageradas imitando la voz de Regina.
–Siempre es bueno presumir tu nacionalidad.
–Te queda perfecto porque eres italiana –dijo Angelo desde atrás.
Los tres reímos.
–Oye, mamá, no entiendo ¿cuál es el objetivo de enseñarles a esos niños que nosotros sí tenemos papás y ellos no? –dijo Angelo.
–Siempre hacen gestos raros cuando llegamos –comentó Alice –. La última vez una pequeña niña me dijo que si tenía dinero debí comprarle algo mejor, ese regalo me lo había dado la maestra para dárselo.
–Son actividades del colegio, cariño –mencioné –. Por favor, quiero que se comporten y me ayudan a hacer las pizzas, ni piensen que las haré yo sola.
Se quejaron, pero luego ya no lo hicieron cuando pasamos al centro comercial por algo de comer y ellos aprovecharon a pedir otra cosa, al regresar a casa, mamá estaba viendo televisión y la casa olía delicioso.
–¡Hiciste pasta, mamá Be! –gritó Angelo corriendo hacía la cocina.
–Angelo, ten cuidado, por favor.
Les encantaba la pasta de mamá, la hacía deliciosa, ella dijo algo en italiano, los chicos apenas si lo entendían, yo había aprendido el idioma, pero ya estaba fuera de práctica.
Fuimos los cuatro a comer, todos colaboraron, Alice colocó los platos, Angelo los vasos y cubiertos, a mamá le pedimos descansar porque ella había hecho la comida, fue lindo, los chicos decían como les había ido en su día, Angelo siempre preguntaba por su padre, lo tenía presente, yo sabía que lo necesitaba, ojala Brendan también lo supiera, al terminar lavé los platos, envíe a los chicos a dormir y me aseguré que lo hicieran, ya era un poco tarde, pero me aseguré que estuvieran bien.
Tomé mi maleta y salí de la casa, entre por la parte de atrás de la casa y me cambié, me coloqué mis extensiones en el cabello, el maquillaje extravagante y dejé mis jeans y camisa de manga tres cuartos por un vestido negro corto, subí las escaleras y saludé a las otras chicas.
El club era grande y todo estaba muy bien acondicionado, por fuera parecía una casa normal, pero en la entrada se encuentra la señora Fallow quien recibe el dinero de nosotras, muy raras veces se encuentra Mily o yo, somos las únicas que podemos estar ahí, hay un espacio donde se encuentra una barra donde pueden tomar bebidas, un escenario donde ya habían chicas bailando, todas tenían turnos para tomar nuevos clientes, habían distintas habitaciones depende de lo que el cliente quería y pagaba, algunas ya teníamos clientes los días de la semana, eso era mucho mejor y debido a lo mucho que me había cuidado y lo bien que me veía, tenía el privilegio de cobrar más.
–Hola señora Fallow.
–Eve, ya llegaste –sonrió –. Tienes un cliente.
La señora Fallow era la única persona que conocía mi vida personal, ella me había enseñado todo lo que sabía, como a todas, era nuestra maestra en esto, algunas tomaban sus consejos y otras no, ella recibía una parte de nuestras ganancias y si consumimos algo, ella lo adhiere a una cuenta, ese era el verdadero problema con las demás, tomaban tragos y consumían dentro del bar, a veces hasta pedían habitaciones para dormir porque no tenían a donde ir, yo no consumía nada, era mi regla, al principio ella insistió en que lo hiciera y tuvimos conflictos por eso, por supuesto porque ella ganaba muy bien por eso.
–El señor Gilkey viene hasta las nueve –respondí confundida.
–No, este es otro – sonrió sacando el manojo de billetes –. Le dije que tenías otro cliente, pero él insistió en verte y hasta pagó el doble.
–¿Dónde está?
–Habitación ocho, él mismo la pidió.
Mientras caminaba a la habitación solo pedía al cielo que no me tocará un asqueroso repulsivo, esos millonarios en exceso tenían fetiches extraños que había que cumplir, mi sorpresa fue que cuando abrí la puerta me encontré a Jacob Hoffman.
Jacob…–¡Eso fue magnífico! –gritó Benjamín cuando entré a las oficinas. Todo había salido conforme lo había planeado, no había esperado más tiempo, ni aprobación del jefe de campaña, yo era el jefe y tenía el derecho de tomar mis propias decisiones, esa misma mañana hice lo que la chica del cabello de colores me había propuesto, fue magnífico, salió en las noticias de la televisión y redes sociales opacando totalmente la entrevista que me habían hecho la noche anterior. Todos en la oficina me felicitaron por lo que había logrado, aunque no lo había hecho solo. –Supongo que iremos a celebrar esta noche –mencionó Ben. –Aún tengo que terminar el discurso de la próxima presentación. –Eso será en dos semanas, vamos hermano, ¿qué pasó con Jac de la universidad? –Gracias por recordarme eso –comenté –. Ahora debo buscar que no exista ninguna evidencia de ese hombre. –Ay por favor, eso te daría un poco más de interés hacía las chicas, después de todo sigues soltero. –Ya vete y quiero
Rebecca...–El violeta se te ve fantástico –mencionó Mily –. De hecho toda tu te ves mejor está noche, ¿estás esperando a alguien? –No –respondí –. Solo decidí probar un tono diferente. Mily no me creyó, tenía disimular un poco, ya era miércoles y me tocaba administrar el pago de las demás mientras atendían a los clientes, hoy la señora Fallow descansaba, ya era mayor y se tomaba dos días a la semana, los lunes lo administraba Mily y los miércoles yo, eran días tranquilos, la mayoría de los clientes estaban ocupados trabajando y con sus familias. –Si necesitas que te cubra avisame –dijo antes de ir hacía el escenario –. Creo que está noche solo perderé mi tiempo allá.–Deberías ir a la esquina, tal vez encuentras algo bueno. –Prefiero quedarme aquí. Así era Mily, no le gustaba arriesgarse, ella era bonita, morena de cabello castaño, era delgada, pero su juventud atraía a muchos hombres, se pagaba los estudios y tenía la esperanza de salir de aquí al concluirlos.Le había dicho a
Regresé a casa por la madrugada, guardé mi vestido violeta y las extensiones, realmente la proposición de Ronald Breen era muy buena, treinta mil era lo que aproximadamente sacaba en una semana, seguramente él había hecho las cuentas cuando le dije mi precio, aunque recuerdo haberle dicho seis y no cuatro mil, tal vez sabía que exageré con el precio.No entendía muy bien porque estaba buscando a una meretriz cuando podía encontrar a cualquier mujer con su dinero, posición y atractivo, ni siquiera tenía que pagar por una mujer, estoy segura que cualquier chica joven y bonita se iría con él gratis.Hubiera aceptado la oferta de inmediato, si solo fuera yo como algunas chicas en el club, pero tenía que proteger a mi familia. Fui a dejar a los niños a la escuela como cada mañana, está vez no puedo dormir porque mamá tiene cita con el médico, así que al regresar le pedí que se arreglará, después de casi rogarle para que salieramos porque estaba quejándose que era un gasto innecesario por
–Las pizzas estuvieron magníficas –mencionó Regina –. Espero que no te moleste, pero los del orfanato quedaron fascinados y les dí tu número por si quieren contratarte. –Te agradezco Regina –sonreí. –Tal vez puedas hacerme unas para el cumpleaños de Keith –propuso. –Por supuesto, me confirmas.–¡Gracias Rebecca! Yo estaba muerta del cansancio, ayer después de que llegó el Tray terminó demasiado rápido y me quedó demasiado tiempo libre así que decidí atender a otros clientes que pudieran pagar mi precio por supuesto, quería ir a descansar a casa y lo último que necesitaba es que me llamarán de un orfanato pidiendo que donará pizzas, lamentaba mucho la situación de esos niños, pero yo no era una rica cómo les hacía creer a todos y esa era la razón por las que había evitado a esas mamás todo esté tiempo, eran adineradas, pero tacañas, seguramente querían que les hiciera las pizzas gratis para los cumpleaños de sus hijos. Mientras tanto, en el club me había ido bastante bien, tenía u
Otro miércoles que me recordó que Jacob Hoffman no volvería al club, un hombre encantador y seductor que estaba fuera de mi alcance porque era un hombre importante con un alto status social y yo una meretriz de un club; sin embargo eso no había evitado que me gustará, hace tiempo abandone la idea de tener una pareja, pero eso no evitaba que me llamará la atención algún hombre. –Biley tiene problemas con su esposa –comentó Mily –. Dijo que tal vez se iban a separar. –No te ilusiones, Mily.–Tal vez es de los buenos.–Engañando a su esposa con una prostituta –escupí –. Ningún hombre es bueno, Mily –le advertí –. Te ilusionan pintándote un cuento de hadas, que vivirás como una reina y te hacen creer muchas idioteces y luego te dejan por una escoba con falda. –Creo que ya lo has vivido –murmuró. –Lo he vivido de la peor forma –le aseguré –. Por eso no debes dejarte engañar, estudia y aprovecha las oportunidades por ti misma, sé alguien independiente y no te dejes engañar por palabras
Había pasado los últimos días molesta con todos, hasta mis hijos se preguntaban ¿qué me estaba pasando? Me sentí furiosa con Jacob, lo cual era ridículo porque apenas si habíamos hablado un par de veces y no lo volvería a ver, terminaba enojada conmigo misma por ser tan tonta. Por la noche llegué al club, el señor Montaner me llevó un bello collar de oro. –¿Te gusta? –Me encanta, muchas gracias mi amor –lo besé. –Sabes que me encantas y me puedes pedir todo lo que tu quieras. –Gracias, eres un hombre maravilloso. Clientes como el señor Montaner era agradable atenderlos, caballeroso y amable, nunca me había pedido irme con él y eso me agradaba, entendía que yo tenía que estar aquí, era alguien muy tradicional, venía por unos tragos y luego el sexo, nada de fetiches raros o peticiones extrañas, se subía sobre mí y en cinco minutos ya estaba satisfecho, seguía sin entender porqué venía al club, pero mientras me pagará era suficiente. Cuando se fue, tarde en deshacerme de la caja
Al regresar a casa, tuve que contarle a mamá lo que me había pasado sobre como había conseguido un nuevo empleo afuera del colegio de los chicos, además, eso implicaba contarle sobre cómo había conocido a Jacob Hoffman, los ojos de mamá cada vez estaban más abiertos y expresivos conforme le iba contando la historia. –Entonces, no volverás a trabajar en la noche. –Espero que no, pero el trabajo con el señor Hoffman es temporal, no sé si ganará la campaña o qué pasará con nosotros después de las elecciones –le expliqué para que no se hiciera ilusiones, me daba un poco me miedo haber aceptado está situación porque no sabía que iba a suceder después de las elecciones, pensaba demasiado en el futuro, especialmente el de mis hijos.–¿Y no tuviste… ya sabes… nada de nada con él? Mamá intento mover las manos para preguntar, no se atrevia a decir la palabra sexo y por esa razón había omitido ciertas partes de la historia, como la primera vez que lo besé y me le subí encima de él para seduci
Por la noche hablé con los chicos para indicarles que comenzaría a trabajar en una campaña política, Alice lo aceptó pero para Angelo no fue muy agradable la idea. –Tú no necesitas trabajar si papá nos envía dinero. Eso fue lo que dijo, por el gesto de mamá me dí cuenta que quería decirles la verdad, pero esa no era una opción, así que simplemente les hable que está era una oportunidad única donde podía crecer como persona y que sería temporal, realmente esperaba que la última parte no fuera así. Guardé mi ropa de meretriz en lo profundo de guardarropa esperando no volver a usarla jamás y busqué la ropa más decente que pudiera tener, recordé la casa Regina y su ropa, me tenía que parecer a ella, aparentar ser una mujer que proviene de familia de dinero, pasé el resto de la noche viendome al espejo probando diferentes combinaciones, haciendo posturas y poses, adoptando una historia, era buena creando historias, adornando y decorando, la imaginación se me daba muy bien, ya debía aban